Partida Rol por web

Dí un paso hacia ellas. Sólo uno antes de reprimirme, mordiéndome el labio.

"Victoria y Craig", había anunciado el mercenario antes de que la primera apareciese. Y lo hace con una pose, una chulería y unos modales que casi me resultan cómicos de no ser tan...peligrosos: he visto eso mismo cientos de veces. En hombres y mujeres,...y en todos había dos cosas comunes.
La primera, que empuñaban un arma.
La segunda, que estaban, en el fondo, cagados de miedo. La tal Vi no parece ser una excepción.

No sé qué te ha ocurrido. Pero fuese lo que fuese... ya ha terminado, Karin de Viena.- le susurro a la muchacha tras sostenerla suave y fuerte a la vez...., y al encontrarme con sus ojos, desvio la mirada.

Al hacerlo vuelven los rumores de un dolor de cabeza que aún persiste. Con todo el jaleo se diluyó, pero ahora vuelve. Parpadeo, humedezo mis labios y miro al hombre blanco esperando una orden, una señal. Quizá no sea él quién mande, pero yo le doy los galones.

...

¿Curiosidad? ¿Compasión? No, Obed. Se trata de Redención. Y tú sabes muy bien por qué.

John mira complacido el comportamiento de Victoria nada más llegar, no porque fuera a matar a la joven, no, ni tampoco le importa que la haya dejado vivir, aunque le sorprende de hecho, ¿conmovido?, pensaba que esa palabra había quedado olvidada mucho tiempo atrás, la había visto matar sin piedad a cuatro jóvenes mercenarios que habían capturado, cuatro disparos a bocajarro, así se lo pensaran mejor antes de atacarnos, había dicho, pero lo mejor de todo, era que ya no tenía que decidir.

Deja de mirarla “así”, vaya si lo hace, así que se limita a salir del cabaña, y volver al cabo de un par de minutos, Todo despejado Vi, dice con calma, dispuesto a abrir la marcha, la lluvia ha parado un poco, dando un respiro.

Mira a Obed, y luego a la chica, No queremos retrasos, ni uno solo dice satisfecho buscando la aprobación de la mujer armada.

- Eso es - apoyó a John mirando a Obed y Karin - Un retraso por lo que sea y le pongo a ella los huevos del negro de lazo y a tí los ovarios de ella por corbata, todo a mano y con las uñas bien largas, ¿entendéis? - asintió en una rápida sacudida de la cabeza, más retórica que otra cosa.
Se quitó una bandana que llevaba a la muñeca y se abrió el mono de guerrillera, mostrando una herida bastante fea en el costado y taponándola con la susodicha bandana, como si fuera un simple rasguño.
- Johnny - espetó antes de salir, cogiéndole la cara con ambas manos casi de forma seductora - Si estás con "los malos", que no digo que lo estés, pero ya sabes cómo es nuestro trabajo - sonrió - NO me matarás. Y no sólo no me matarás, lo sabes - la voz de Victoria era rotunda mientras negaba con la cabeza, era la reina, invencible - ... sino que te buscaré y te haré el amor con una estaca de madera bien astillada para que cada vez que cagues, al hacer fuerza para empujar la mierda, los pinchos se te acerquen más y más a la puta próstata si es que sobrevives, ¿eh? ¡Imagínate lo que debe ser morir por necrosis o gangrena de huevos y de próstata...! - depositó un besito en los labios del mercenario y le dió un par de palmaditas en la cara, justo antes de recargar el rifle y encabezar la cautelosísima marcha, pendiente con los cinco sentidos de tierra, aire, agua, fuego, derecha, izquierda, frente, retaguardia, suelo y cielo.

- ¡¡¡¡OH, DIOS MÍO, QUÉ ASCO, QUÉ BURRA ES ÉSTA MUJER...!!!!!! ¡¡ES UN MONSTRUO!! ¡¡EL NIÑO JESÚS LLORA POR SU CULPA!!

No sé muy bien por qué, pero la primera imagen que me viene cuando Victoria amenaza y fanfarronea es la de ella misma, sola, de noche en su camastro, llorando cuando no hay nadie cerca, tapándose la boca para que no la escuchen.
Alterno la mirada entre su herida y su cara sin decir una palabra. Habrá retrasos: no por mí, ni por la chica que sostengo en brazos. Será por ella.

Te llevaré sobre el hombro.- digo centrándome ahora en Karin, evitando de nuevo aquellos ojos azules. Mientras, Vic monta un número del que empiezo a cansarme, y al que no presto atención. No llegará a vieja.
Trata de sujetarte bien...y busca la postura para que no te moleste el estómago.

Me coloco frente a ella y flexiono la rodillas. Dudo un instante antes de poner una mano en su cintura.

¿Lista?

No sé qué te ha ocurrido. Pero fuese lo que fuese... ya ha terminado, Karin de Viena Todavía asida a su camisa, intentando que las fuerzas me vuelvan y respirar con normalidad, le niego apesadumbrada con la cabeza. Ha faltado poco hace un segundo, pero esto no ha acabado. Su forma de llamarme se me antoja anticuada, vieja.

Las amenazas de la mujer, pese a que son totalmente innecesarias en el estado de pavor que me encuentro consiguen que se me acelere la respiración de nuevo y que me recorra un escalofrío cuando acaba, creo que voy a acabar rompiendo la camisa de Semanza.

No me van a dejar aquí, me voy con ellos. Un nuevo grupo demasiado pronto. En este, ella es El Buscador sin lugar a dudas, el otro es Truck y entonces…. Miro al hombre de color que me sostiene, puede que él sea Needle.

Asiento a sus indicaciones, Si... triste y muy asustada, pero algo aliviada, soy consciente de que no llegaría muy lejos andando por mi propio pie. Pongo una mano en su hombro, y tomo impulso para que me coloque. Un saco de patatas en mitad de ninguna parte. Pero viva, Karin. Todavía

La marcha va despacio, encabezada por la llamada Victoria, que avanza con mucha precaución, no parece demasiado afectada por la herida durantes las primeras horas de la marcha, la siguen Obed cargando con Karin, al que tampoco supone un esfuerzo excesivo llevarla, y por último John cierra la pequeña comitiva que atraviesa la inhóspita jungla a destino que únicamente la mercenaria parece conocer.

Las dos primeras horas de marcha se hacen con ligereza, y luego un pequeño descanso de quince minutos, para recuperar el aliento, Karin se encuentra mejor, y podría ir andando, sin retrasar demasiado la marcha, puesto que Vi, ha disminuido la velocidad de paso, fijándose en todos los detalles.

A las cuatro horas, cuando ya no debería quedar demasiado, la mercenaria detiene nuevamente sus pasos, la lluvia os ha seguido acompañando aunque con menos intensidad, y debido al denso follaje estáis bastante protegidos de la misma, ni rastro humano durante todo el camino, solo los sonidos típicos de una selva.

Durante las dos primeras horas de marcha todos mis sentidos estaban puestos en el camino, en la selva: supongo que, incluso de manera inconsciente, me fijaba en la vegetación, los sonidos, los posibles rastros, los desniveles. Todo aquello que me permitiese anticipar alguna emboscada, o recordar el camino de vuelta a la choza.
Observaba también a la mercenaria, justo delante nuestra abriendo paso, y apostaba conmigo mismo hasta cuando aguantaría. Perdí. Estaba convencido de que a las, más o menos, tres horas de trayecto, suplicaría por unas parihuelas y un helicóptero que la llevase a un hospital de campaña.
Es dura. Ya lo creo que lo es.

De todas formas, cuatro horas es mucho tiempo para permanecer atento al camino, y mis pensamientos se desvían, sin quererlo realmente, hacia lo que he dejado atrás..., y una sombra de impotencia y desasosiego me nubla la razón. Esto es mi Via Crucis: lo demando y lo acepto, con los brazos abiertos.

¿Te encuentras con fuerzas como para...andar un rato?- le digo a Karin de Viena, en voz muy baja, casi avergonzado, aprovechando con alivio el parón que acaba de realizar la tipa dura. A pesar de que he ido cambiándola de hombro cada media hora aproximadamente, siento los brazos entumecidos y la espalda dolorida. También ella, en su aparente fragilidad, ha demostrado gran entereza.

Quizá pueda hacer un nuevo esfuerzo..., pero si la marcha se prolonga un par de horas más, seré yo quién mendigue por las parihuelas.

Hacía demasiado que no tenía tanto rato para pensar. De todo, lo único alegre es haberlos visto esos segundos, esos maravillosos segundos en los que Annek y Thomas hablaban, aunque me apena muchísimo no haber escuchado su voz. De vez en cuando, las lágrimas se deslizan, mezcla de alivio y de angustia. ¿Volveré a verlos? Lo voy a tener que intentar. Él otro va a venir a por mí y estoy segura de lo que va a hacernos. Miro aprensivamente alrededor, a las sombras, a ellos también los persiguen ¿en que historia me he cruzado?

¿Dónde y en que año estoy? Y además ¿Adónde me llevan?

En todos los descansos miro agradecida a Semanza y le dirijo escuetos y tenues Gracias. Intentando sonreír. Me abstengo de mirar a la mujer y al otro hombre, siempre sentada con los brazos alrededor de las flexionadas rodillas. Vista al suelo y calladita, Karin.

El dolor del estómago ha ido remitiendo y se han calmado, algo, el miedo y el frío. Giro lentamente hacia las palabras, viendo el sudor en su rostro, comprendiendo en sólo un instante el dolor que debo estar causándole. Alrededor de cuatro horas. Asiento enseguida, contagiándome del susurro. Sí, por supuesto…. perdone. Miro mis pies, profundamente agradecida de que las botas que me dio Raiza sirvan para este suelo y no sean como la ropa, más apropiadas para el desierto. Para uno de los peores que podrían imaginar.

Nunca te preguntarían a tí si puedes seguir... ¡Eres una mala persona...!

Victoria se giró, con la mano en el costado, cada vez más apretada a éste y cada vez más pálida, buscando una voz. Una voz que había hablado inglés, de mujer...
Tragó saliva, abriendo mucho los ojos, y los clavó en Karin:

- Cierra el pico, puta. No necesito tus lecciones, y me estás cansando ya - le espetó en voz baja, sin venir a cuento.

Siguió caminando. Sólo faltaba media hora... ¿Qué opciones había? Desangrarse descansando o desangrarse caminando hacia el objetivo... La segunda era su opción, claro...

La marcha se reanuda, encabezada de nuevo por la mercenaria que parece aumentar su mal humor por momentos, y sus dificultades para desplazarse, dicho sea de paso, pero apenas media hora más tarde, justo en el punto acordado, la selva os muestra algo diferente, algo inesperado.

Oculto por la vegetación, casi invisible, una extraña edificación de piedra, de color negro, granito oscuro o algo parecido, se extiende por varios puntos, como si se tratara de varios edificios unidos, o tal vez de uno sólo muy grande, es complicado de dilucidar, quitando las plantas que lo recubren, parece en perfecto estado, el silencio es total ahora, no hay sonidos de animales ni nada por el estilo, simplemente la inquietante imagen de esta especie de palacio en mitad de la jungla, una amplia escalinata antecede a una puerta medio oculta por las hiedras, una puerta que parece de madera.

John no parece inmutarse ante lo que le rodea, pero si se acerca a Victoria, cauteloso, ¿Te encuentras bien?, tal vez deberías dejar que eche un vistazo a esa herida, ¿es aquí el punto de encuentro? pregunta volviendo a mirar a su alrededor.

Un poco blanca a esas alturas, Victoria observa la extraña estructura desde su posición, apoyada en un árbol y respirando por la boca mientras el sudor frío le empapa la cara.

- Sí... Debe de ser aquí... - traga saliva, un nuevo aguijonazo en el costado al hacerlo, contrae el ceño - Comprueba el perímetro... Si todo está bien... Vuelve y échale un vistazo a la herida, por favor...

¿"Por favor"...? ¿Porqué hablo como Barbie princesita...?

En la vida había visto algo así. Y lo más inquietante es que, en lo que llevaba de jornada, ya eran dos las ocasiones en la que me sentía tan sorprendido como confuso: la primera vez fué con ocasión de la "aparición" de la chica europea. La segunda es ahora mismo, delante de esta extraña edificación:
el susurro de la mercenaria, sus órdenes, parecen gritos entre tanto silencio. Casi puedo...escuchar los latidos de mi corazón.

Escruto la insólita construcción, intentando adivinar sus dimensiones en caso de ser un único bloque, intrigado por su aparentemente buen estado a pesar de que las hiedras sugieren abandono...y las preguntas empiezan a acumularse en mi cabeza.

¿Por qué han accedido a que cargue con la muchacha?
¿Por qué no le pegaron un tiro, sin más? ¿Podrían encontrarla útil, de alguna forma?
Si este es el punto de encuentro...¿con quién hemos de encontrarnos?
...
¿Por qué Mentzele me querría aquí?...

Me vuelvo hacia John, buscando aprobación para dirigirme a su "superior". Con o si él, me acerco unos pasos a Victoria, despacio, con las manos bien visibles.

Esa herida no puede esperar más tiempo.- y es que, en realidad, no me seduce la idea de que el mercenario regrese de comprobar las inmediaciones y la encuentre tirada en el suelo, inconsciente y con nosotros dos a su lado. -Confía en mí. He hecho esto antes.

Alterno la mirada entre los mercenarios. Ni un movimiento brusco. Ni un sólo gesto amenazante. Una había delirado, producto del dolor y el agotamiento, haría una media hora. El otro, no se fiaba ni de su sombra. Sólo yo sé que no soy una amenaza, pero...

...mis preguntas tampoco pueden esperar, y he de ganarme el derecho a realizarlas.

Me coloco detrás de Semanza cuando la mujer me grita inexplicablemente. Este hombre no me va a proteger, pero por lo menos me tapa de su visión. Bajando la mirada y manteniendo el silencio que me he impuesto.

Conforme continuamos la marcha, empiezo a sentirme mejor, es raro que las fuerzas me llegan en vez de marcharse por el esfuerzo.

Entonces, la espesura se abre y me quedo mirando fijamente las ruinas,reconociéndolas, empiezo a notar mi nerviosismo, con la estupefacción en mi cara. NO PUEDE SER. Estoy viéndolo desde distinto ángulo, pero es el mismo, me han traído al sitio que me llamaba y que me impidió volver con ellos. El sitio contra el que yo luchaba con todas mis fuerzas ¿Cuántas probabilidades hay de que sea una casualidad que esté aquí? Dios mío. ¿Aquí se van a reunir con quién? ….las voces…

Aprieto los puños, escuchándolos de fondo, percibiendo mas o menos lo que pasa a mi alrededor, pero sin poder dejar de mirarlo, embelesada, ES EL PORTAL. Lo sé, o es demasiado bueno que yo esté aquí, o es demasiado malo.

Y últimamente no tengo ninguna suerte.

En un acceso inexplicable de confianza, jadeando, Victoria de baja la cremallera y descubre la herida. A medida que la sangre fluye, la concienca escapa...

- Gracias, Obed - no puedo creerlo, joder... No puedo creer lo que estoy haciendo, es de gilipollas novata, o mucho peor - ¿No tendrás ni idea, por casualidad... - una violenta sacudida hace que expectore una flema sanguinolenta, palideciendo - de lo que es éste puto edificio, verdad...?