Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Bukavu

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24/10/2008, 09:22
Director

El guardia ve venir el golpe mucho antes de que Obed lo ejecutara, agachándose para esquivarlo y buscar un buen ángulo de tiro donde volarle las pelotas a aquel negro que había intentado golpearle por un motivo que se le antojaba incomprensible.

Bien era cierto que no se necesitaba escarbar demasiado en aquel lugar para encontrar uno, cualquier cosa valía cuando de matar a otro se trataba. Así que disparo su rifle rompiendo aún más la quietud de la noche, un disparo que voló veloz y que Semanza sintió pasar muy cerca de cabeza.

De momento la vida le concedía una oportunidad más, como tantas veces había hecho en su desesperada huída.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Obed quiere golpear en una zona concreta, por lo tanto la dificultad aumenta en 4 (en este caso he bajado la dificultad de la esquiva).

El guardia suma un +3 a todas sus acciones porque quiere hacer dos en este segmento de iniciativa (Disparo a bocajarro dif 10, +3 =13)

Estamos en el segmento 11... ahora seguimos bajando hata llegar a 1...Karin va al 7 y al 1 (11 - 10) repetirían Obed y el guardia.

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24/10/2008, 18:22
Karin Salzgeber

Abro mucho más los desorbitados ojos cuando vuelve a gritarme, apretando mis labios fuertemente y negando con la cabeza, notando las pulsaciones en las sienes, mirándolo desesperada ¡¡¿PERO QUÉ DICES?!!….

…. Un grito ahogado de puro horror mientras forcejean, empiezo a sacudir las manos, haz algo Karin, Obed está …. –¡NO!- Y el disparo suena en mi cabeza. No llevo la cuenta de las veces que he experimentado este horroroso pánico.

No siento ningún dolor ni en brazos ni en las piernas, la desesperación siempre da las fuerzas que no tienes, cojo el bidón que acababa de tirar y me lanzo corriendo contra el guardia o lo que quiera que sea, tengo que conseguirlo, el maldito rifle tiene que dejar de apuntar al hombre que ha intentado salvarme de nuevo.

Mirada fija en su espalda, y en apenas un segundo, se produce el impacto de ambos cuerpos, convertidos en uno, contra el hombre, entonces noto que va cediendo, sorprendida, alegrada y asustada ¡HA CEDIDO! Otro golpe mucho mas fuerte, contra el suelo. El hombr, tumbado en el suelo, el bidón encima y yo, también. Me giro a mirar a Obed, con la mayor incredulidad que mi cara ha reflejado nunca. ¿Lo hemos conseguido?

- Tiradas (2)

Notas de juego

+6 y +4 por la sorpresa.

OE, OE OE OEEEEE

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25/10/2008, 20:37
Obed Semanza

Definitivamente, el agotamiento ha hecho más mella en mí de lo que creía. Con todo a mi favor, el tipo pudo ver mis intenciones...y reaccionó: sé lo cerca que ha pasado.
Noté el silbido del proyectil, rozándome...y sigo con los ojos abiertos hasta el límite de los párpados mientras el sonido del disparo se diluye. Lo conozco. Conozco bien la sensación de ser blanco de un tiro, pero nunca desde tan cerca, nunca con la certeza de que eso será precisamente lo último que podré oir.

Aún aturdido, doy un paso atrás manteniendo a duras penas la vertical. Reparo ahora en mi acto reflejo de interponer las manos entre el cañón del rifle y mi cabeza: un acto tan inútil como instintivo. Quizá por eso, por el desconcierto, lo siguiente que puedo ver con claridad son los ojos de Karin:

"¿Lo hice?. ¡Lo hice!." me grita con ellos...y yo sólo puedo responder, ofuscado, a ese milagro echando mi pierna derecha hacia atrás y propinando una contundente patada en el estómago del guardia, para después recoger el fusil y tirar del brazo de la mujer que me ha salvado la vida.

Quizá no sea demasiado inusual un disparo en mitad de la noche de Bukavu, pero - quien más, quien menos - siempre se gira para mirar...cuando se tiene la sospecha de que alguien ha muerto...

Notas de juego

Por patas hasta la casa de Ngeze, sin locuras...: procurando avanzar con diligencia pero buscando una ruta menos habitada y oscura.

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29/10/2008, 09:17
Director

Ocultos por la oscuridad, asustados por lo sucedido, pero sanos y salvos, sin haber matado a nadie y casi con toda probabilidad sin haber sido descubiertos, os dirigís a casa del mentor del ruandés. Obed se mueve con la seguridad propia de quien conoce el lugar y las costumbres con profundidad, y tras recorrer callejones sórdidos, empobrecidos, llenos de barro y suciedad, se detiene por fin no demasiado lejos de su objetivo, vigilante.

La precaución salva muchas vidas, y el edificio que hace las veces de correos en este lugar se alza, aunque no es que se eleve mucho, pues todas las casas del lugar tienen una sola planta, frente a vosotros. No hay luz, ni señal de que esté nadie despierto en su interior. Tampoco se ven guardias ni ningún movimiento sospecho a vuestro alrededor.

Karin se encuentra cansada tras su subidón de adrenalina, ahora empieza a notar nuevamente esa debilidad que la acompaña tras sus “viajes”, pero aún así aguanta con un sorprendente estoicismo, agazapada tras el oscuro cuerpo de Semanza.

Notas de juego

dejo aquí para que me indiquéis modus operandus.

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30/10/2008, 10:45
Karin Salzgeber

Aún sorprendida por mi actuación, ojos muy abiertos mientras veo la patada que le da al hombre, la he sentido por encontrarme aún sobre él.., ¡reacciona Karin! que esto no ha acabado. Sigo inmediatamente el arrastre de mi brazo, levantándome a la vez, así que me tambaleo sólo un poco.

La noche es el único testigo de mi amarga sonrisa, mientras buscamos el anonimato de nuevo. He sido útil, ya lo creo que sí, la primera vez que me están salvando y hago algo que sirve, pero… llega demasiado tarde. No lo hice con Thomas, ni con Josef, ésta es la parte que produce la quemazón, ciertamente dolorosa. Por eso la alegría dura poco.

El dolor tampoco ayuda, Dios mío, es que realmente no puedo más, cada músculo de mi cuerpo se queja tras el más mínimo movimiento, cada vez cuesta más producir el siguiente paso.

Suspiro silenciosa y pesadamente cuando nos paramos, el cansancio vuelve a hacer de las suyas, con fuerza, y ahora sé lo peligroso que puede llegar a ser. Me acerco a Obed y miro por encima de su hombro, me da pánico hablar, no quiero liarla de nuevo.

Lo único que puedo hacer es intentar recuperarme un poco y esperar que me indique lo que toca ahora.

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30/10/2008, 11:49
Obed Semanza

- Ya casi estamos.

Desde la esquina de una de las chozas, amparados en las sombras, asomo la cabeza y veo la oficina de Laurent. No ha pasado mucho tiempo desde la última vez que sostuve un rifle de la Guardia de Bukavu, pero siento que éste en concreto pesa ya demasiado: su utilidad reside en lo vergonzante de su pérdida. No es plato del gusto de nadie tener que explicar a un superior cómo ha extraviado su arma reglamentaria...y quizá por eso nadie parece seguirnos.

Vuelvo de nuevo al cobijo de la pared y apoyo la cabeza en ella. Respiro hondo con los ojos cerrados, y cuando el cúmulo de saliva baja por el gaznate me giro a mi compañera.

- No sé quién eres. No sé realmente qué quieres de mí...y desconozco lo que pasará a partir de ahora.- susurro sin dejar de mirarla. Durante ese instante, todos mis sentidos están puestos sobre ella. Quizá no debiera permitirmelo,...mas lo entiendo tan necesario que bien vale un segundo de imprudencia.

- Pero estoy seguro de algo: te debo la vida, Karin de Viena. Obed Semanza está en deuda contigo,... y jura por sus hijos muertos que nadie te hará daño si él puede evitarlo.

Hace mucho que la palabra de un ruandés no vale nada. Muchas promesas se han roto en mi país desde El Genocidio, y el único rastro que hay de esos compromisos son cientos de fosas comunes con cadáveres apilados, uno por cada juramento roto.
Pero yo ya no soy ni hutu ni tutsi. Ni ruandés ni congoleño. Ni civil ni soldado. Sólo soy Obed Semanza, y mi palabra vale lo que vale mi vida.

Así quiero que Karin lo perciba, y aunque la veo ahora exhausta no son éstas palabras de ánimo ni están dirigidas a alentarla para un último esfuerzo. Sólo es un simple reflejo de la realidad, de mis más absolutamente sinceras intenciones. Paso la cinta del rifle sobre el hombro y tomo su mano con las dos mías.

- Hombres que se tienen por fuertes no habrían aguantado lo que tu soportaste.- digo con total certeza y convencimiento...y recuerdo la muerte de John, el mercenario, superado por los acontecimientos.

- Abre ahora los ojos y espera.

Un nuevo vistazo a la casa de Ngeze y sus alrededores. El calor de la esperanza y el frío de la angustia se mezclan en mi pecho:

Emil aún podría estar ahí.

Notas de juego

Sin exponer a Karin a "campo abierto", Obed sale de la sombra cuando estime que nadie puede verlo (bajo ningún concepto perderá de vista a su compañera).
Cruzará la calle a prisa, en silencio y se acercará hasta las ventanas del edificio para comprobar su interior.