Partida Rol por web

Los sabios decian que lo habian generado los humanos. En mil años jamas se habia producido y poco despues de su aparicion, la de los humanos, todos los cultivos empezaron a echarse a perder.
Sin embargo este año era peor. Anteriormente solo habia afectado a una parte pequeña de la cosecha, pero esta vez no se podia salvar nada. Si no se reaccionaba a tiempo la hambruna podria llegar a tu clan y amenazaba con diezmar a la poblacion.
Llegaron noticias de un remedio, un abono artificial humano que evitaba la enfermedad de las plantas. Los humanos lo usaban y tenian cosechas perfectas. Libres de esa maldita plaga.

Tu padre, sabedor de que no te agradaba permanecer en la aldea esperando al siguiente cortejo, te instó a formar parte del grupo que viajaria a tierras humanas para adquirir la solucion.
Tan solo tendrias que acompañarlos y encargarte de la seguridad, ya se sabia como eran esos humanos, siempre violentos y egoistas.
En seguida partisteis, una docena de comerciantes con sus carruajes y tu, a lomos de tu fiel corcel. Tras una semana atravesando la boscosa region Napeden al fin llegasteis a la zona humana.
Los bosques daban paso a enormes y verdes estepas. Las edificaciones se podian ver desde lejos, manchando el paisaje natural de Naraka.
Durante otra semana buscasteis el abono milagroso, pero cada vez que preguntabais descubriais que no lo usaban o incluso no conocian de su existencia. Por fin encontrasteis una pista que os llevaba hacia el Oeste.
Casi tuvisteis que atravesar todo el territorio de los humanos para encontrar un lugar donde lo tuvieran. Incluso te viste obligada a convencer a los mercaderes de seguir, pues mostraron un terror sin igual cuando vieron que se acercaban a la zona de guerra.

Ahora, por fin, habeis llegado a Heht, una pequeña ciudad orientada a la agricultura y la ganaderia. Vuestros carros son lentos en comparacion con las maquinas humanas, pero Naraka os agradece que no useis parte de su vitalidad para vuestra comodidad.
Llegais al centro de la ciudad. Una enorme plaza ajardinada rodeada de edificios, al Norte un enorme mercado de donde sale la gente con mas material del que necesita. Al Sur lo que debe ser la residencia del lider local, eso que los humanos llaman ayuntamiento.
Al Este y Oeste casas, hechas con demasiada madera como para haber usado solo arboles caidos.

La gente a vuestro alrededor os mira con curiosidad, si bien no es la primera vez que ven un Napeden seguramente nunca ha observado una comitiva con carruajes repletos de tesoros de tu pueblo.
Uno de los comerciantes se acerca a ti, ellos no llevan tan bien estar en territorio extranjero.

- Ingrid, hija de Argos Karoeh, por favor ejerce de embajadora y comunica a estos... humanos nuestra intencion de comercia a cambio del milagroso abono para la plaga.

Ingrid acepto enseguida el viaje. Cualquier cosa que le sacara de la aldea sería buena con tal de no tener que estar peleándose con sus 'prometidos' y su padre. Sus hermanos sin embargo habían salido más pacificos y tranquilos y casi todos tenían ya su propia familia.

El viaje transcurrio tranquilo por los bosques pero conforme se acercaban a las tierras humanas el paisaje se volvía más pobre y deteriorado. No llevaban apenas tiempo en el planeta y ya habian construido todas esas sucias ciudades hechas de cemento, ladrillos y demas materiales extraños.

Cuando por fin alcanzan su destino detiene su caballo mientras escucha a uno de sus comerciantes. Asiente con la cabeza y pasea la mirada entre el mercado y el gran edificio donde debe vivir el líder de la tribu humana. No se le daba muy bien la diplomacia pero lo suyo al llegar a un pueblo ajeno era presentarse al caudillo.

Bien, esperad aquí, voy a hablar con su jefe.-continuo a lomos de su caballo y al llegar cerca de la entrada bajó del animal con habilidad. Entro al ayuntamiento..

Te acercas al ayuntamiento y entras sin ningun problema. Parece que al tratarse de una poblacion pequeña la seguridad no es tan necesaria.
Atraviesas la pequeña recepcion y te acercas al mostrador. Una mujer de mediana edad te mira de arriba a abajo sin ocultar su curiosidad. Confias en que a ella no le parezca tu ropa tan ridicula como te parece a ti la suya.

Tras explicarle tu deseo de ver al lider local no tarda en avisar de tu interes a traves de un dispositivo colocado en su oreja. Se trata de un intercomunicador, piensas, has visto cientos de modelos en tus viajes.
Con una sonrisa falsa, de esas que tanto usan los humanos, te invita a subir por unas escaleras hasta el despacho del alcalde. Aunque ves que hay un ascensor decides no usarlo, no se vaya a sorprender la humana de tu conocimiento.

Finalmente llegas al despacho del alcalde, el resto de puertas de la segunda planta son aseos y despachos vacios. La puerta esta abierta asi que entras y permaneces de pie frente a él.
El alcalde de Heht es un hombre mayor en terminos humanos, el poco pelo que le queda es blanco y su cara muestra numerosas arrugas. Tras él puedes ver una enorme bandera roja con la cruz negra tipica de su raza.
Sentado en su escritorio hace desaparecer su holopantalla y levanta la cabeza para mirarte. No tarda en hacerte el mismo recorrido que su secretaria, solo que esta vez detectas que su interes no esta en la ropa, si no en lo que hay debajo.

- Bueno, bueno, bueno. No tenemos muchas visitas Napeden por aqui. ¿No estas un poco lejos de tu bosquecito? Me avisaron de que una caravana de comeflores venia hacia mi ciudad. Espero que no tengais intencion de vivir aqui, ya tenemos suficiente con esos extraños curas canijos.

Se acomoda en la silla como puede, su sobrepeso apenas le da margen de movimiento.

- Bueno. ¿Que quieres de Heht? ¿No estaras aqui para regalarme una planta, no?

Ingrid mira con suspicacia el interior del edificio. Todo tan frio y antinatural. Examina ceñuda a la secretaria aunque no dice nada por la educación que ha tenido en su clan basada en el respeto entre hermanos. Respeto... no tarda en comprobar que el jefe de aquel poblado no tenía ningun respeto por los suyos. Se muerde la lengua antes de responderle. Tenía que mantener la calma aunque no se le diera muy bien fingir.

Sí.. estamos un poco lejos de nuestro hogar -remarca en lugar de "bosquecito"- No tenemos intención de quedarnos.. , sólo queremos comerciar con vuestras gentes.

Venimos en busca de la cura a la plaga que asola nuestros cultivos.. -se queda pensativa un segundo- un abono químico que usais vosotros.. ¿No se dice así? -pregunta dudosa.

Tenemos todo tipo de bienes que seguro que os interesan a cambio.

Fuerza una fingida sonrisa ante la lasciva mirada de su interlocutor, aunque no tardaría en volverse un mordisco salvaje si seguía provocándola así.

El alcalde se levanta y mira por la ventana que tiene a su espalda, al contacto con su mano pasa de translucido a totalmente transparente. La vista privilegiada muestra toda la plaza central de Heht.

- Oh, ahi estan. Con sus caballos y sus carros, es increible.

Se gira y vuelve a sentarse.

- Esto es lo que vamos a hacer. Os voy a dejar permanecer en la plaza hasta que obtengais el abono. Supongo que no teneis dinero, y aqui no aceptamos flores ni hojas como pago, usamos creditos. Cuando hayais terminado pasareis por aqui a darme mi parte de los beneficios, quiero decir, el pago por alquilar el suelo y el permiso de comercio.

Sonrie orgulloso ante lo que considera un negocio brillante para él, beneficio sin sacrificio.

- Si lo rechazas y os veo por aqui me encargaré de que la guardia requise vuestra mercancia y os acusaré de... bah, que mas da, los Napeden no teneis abogados. Puedo inventarme cualquier cosa para encerraros.

Usais créditos.. -asiente , no es la primera vez que lo oía. Frunce el ceño ante la amenaza de enjaularlos sino le pagan su parte, pero sigue manteniendo la calma.

De acuerdo.. , nos estableceremos cerca del mercado y cambiaremos nuestras mercancias por esos créditos... después compraremos el abono, os pagaremos y nos marcharemos.

Comenta friamente, ya se había cansado de las formalidades y sobretodo con escoria humana como esa.

Que la madre naturaleza os proteja..

Porque yo no lo haré..

Se despide y se marcha escaleras abajo junto a los suyos. Al llegar les ordena que se coloquen junto al mercado para comenzar el comercio.

Vamos, cuanto antes vendamos todo esto, antes podremos volver a casa lejos de estos sucios humanos... 

Dejas al molesto alcalde y regresas junto a los comerciantes de tu clan. Les explicas como vais a conseguir el abono y rapidamente convierten sus carruajes en improvisados puestos de venta.
En media hora habeis montado un mercadillo en medio de la plaza. Los curiosos no tardan en acercarse, algunos con interes en comprar algunos de los que ellos considrean productos exoticos.
Uno de los miembros de la caravana, considerado experto en botanica, ha ido al mercado local para conocer le precio y la cantidad necesaria de abono. A su regreso, y tras los pertinentes calculos, los comerciantes tasan los productos para lograr los creditos necesarios para adquirir el abono.
Conforme con como evoluciona el dia te congratula saber que, a este ritmo, en menos de una semana estareis de vuelta y con la solucion al principal problema Napeden.

Llega el anochecer mientras vigilas que ningun humano robe nada, un par de hombres humanos se te acercan. Por el tono de su piel deduces que trabajan bajo el sol, pueden tratarse de granjeros o campesinos.

- Saludos. Uno de vuestros... vendedores nos ha dicho que usted es la lider del grupo. Verá, sabemos que estan aqui para obtener el abono quimico fungicida. Pero el que venden en el centro comercial no les va a servir, nosotros usamos otro para evitar que se nos arruinen las cosechas.

El otro hombre, que por el parecido y la diferencia de edad podria ser su hijo, mira a su alrededor antes de hablar.

- Aqui hay muchos racistas y ninguno se lo va confesar, pero les van a intentar engañar. Nosotros les podemos conseguir el abono que les sirve, no tenemos problema en venderles el mismo que usamos, nos sobra bastante. Se lo podemos dejar al mismo precio que en la tienda, no queremos ganar dinero con esto, solo evitar un abuso.

Su padre, o el que piensas que debe serlo, vuelve a tener la palabra.

- Si esta interesada en verlo antes de comprarlo puede visitarnos, o incluso cuando terminen de vender sus... cosas. Tenemos una granja a un par de kilometros de la salida Oeste de la ciudad, se ve desde la carretera asi que no tendrá problema en llegar a ella. Pienselo bien, intentan engañarlos solo porque son extranjeros. A nosotros nos hicieron lo mismo al llegar a este lugar, y eso que somos tambien humanos.

De vez en cuando Ingrid se pasea por los puestos vigilando que todo esté en orden, no por desconfianza con sus vendedores sino por los humanos. El día transcurre aburrido y sin ningún contratiempo hasta la llegada de aquel hombre y el que parecía su hijo.

Saludos.. -devuelve el saludo educada y escucha lo que han venido a contarla. A medida que su explicación avanza los ojos de la guerrera se entrecierran por la rabia y el odio, así como su mano se cierra sobre la lanza que lleva a su espalda. Los dos hombres se asustan un poco pero les ordena que prosigan y cuando terminan de hablar se queda guardando silencio unos segundos, pensativa.

¿Y si vosotros también me estais engañando?

Gracias por la información..-termina diciendo- Si eso es cierto y no nos hubiera servido.. bueno.. habrian probado la furia de la naturaleza.

Está bien.. iremos a vuestra granja a comprarlo. Pero si resulta ser otro engaño tened por seguro que volveremos a visitaros. No es una amenaza.. es.. bueno.. ahora no nos podemos fiar de nadie.

Les sonríe , aunque ahora con desconfianza. No se le había ocurrido que los humanos fueran tan estúpidos de timarles. O quizá les subestimaban y se creían que podrían salir con vida de un ataque de un clan furioso Napeden.

Me pregunto que hará el tal alcalde cuando nos marchemos sin comprar.. espero que ninguna tontería.. -acaricia su pistola de pulsos.

Llega la noche y con ella el fin de la jornada. Los clientes vuelven a sus casas y los mercaderes vuelve a adaptar sus carruajes, esta vez para que sirvan como lecho.
Nunca has necesitado dormir muchas horas, normalmente con cuatro o cinco horas de sueño tenias suficiente. Esta vez no ha sido una excepcion, aprovechas esta cualidad para vigilar hasta bien entrada la noche. No te fias de que los humanos os ataquen por la noche o intenten algo en vuestra contra.
Finalmente te duermes, tras un par de horas sin ver a absolutamente nadie por la calle.

Despiertas y os volveis a poner en marcha, se inicia otra jornada de ventas. Vuestros productos deben ser valorados por los humanos, pues al final de la tarde ya no teneis mercancia que vender.
En dos dias habeis liquidado las existencias y ahora teneis el dinero para comprar suficiente abono.
Has hablado con el experto en botanica y confiesa no tener medios ni conocimientos para saber si el abono que compren es el adecuado. Solo el tiempo lo confirmará.
No obstante si puede intentar saber si el que te vendan los granjeros es el mismo que tienen en sus tierras, al fin y al cabo es una comparacion entre dos muestras.

Llegada casi la hora de cierre del mercado humano tienes una dificil eleccion que hacer, comprar el abono en la ciudad o en la granja. En ambos casos es arriesgado y cualquiera en este lugar estaria dispuesto a engañarte.
Tambien tienes que pagar los tributos al alcalde, algo que hasta cierto punto es opcional. Aunque seria buscar problemas innecesarios.

En su carromato Ingrid yace tumbada pensativa sobre el siguiente paso a dar. Su instinto le llevaba a desconfiar de ambos humanos, pero le inspiraba más confianza el granjero que el humano rico dirigente del pueblo.

Gaía dame sabiduría en mis elecciones.. 

Al día siguiente sale de su carro y da las órdenes al resto.

Muy bien nos vamos, rumbo a las afueras , hacia aquella granja. Haceos con una muestra del abono de aqui antes. 

Prepara sus cosas y guarda la parte que estaba reservada al alcalde, más no se acerca al ayuntamiento para darsela, su orgullo se lo impide y después de todo no han comprado el abono allí.

Tu sequito obedece y preparan en escasos minutos todo para iniciar la marcha. El botanico ya tenia una muestra de abono, asi que todo esta listo.

Apenas diez minutos despues estais dejando la carretera para entrar en la granja, un largo camino de tierra lleva hasta una casa acristalada. Detras se puede ver un granero enorme fabricado en alguno de esos materiales grises antinaturales.
Al ver la comitiva acercase no tardan en salir los dos hombres que conociste el dia anterior. El mayor se acerca a ti con una sonrisa de satisfaccion.

- Me alegro de verla, ha sido una decision muy inteligente. Lamento tener que pedirselo, pero deberiamos darnos prisa en hacer esto. No creo que a los demas granjeros y sobretodo a los comerciantes locales les guste que les quitemos el negocio.

Su hijo se acerca señalando la esquina de la casa.

- A la vuelta tenemos los sacos, es bueno que sean tantas personas, tardaremos muy poco en cargarlos. Será asi mas rapido que llevar todos los carros hasta alli. ¿No les molesta tener que cargarlos, verdad?

Los comerciantes te miran con cara de circustancia, a ellos les gusta hacer grandes ventas no cargar material. Aun asi sabes que lo haran si lo pides, no te importa en absoluto su opinion de ti.

Ingrid observa la granja en silencio y luego a los granjeros. Asiente y hace un gesto a todos sus hombres.

Claro, ayudadles muchachos. Cuanto antes carguemos todo eso antes nos iremos.

Se baja de su caballo y se acerca a padre e hijo.

Espero que realmente sea lo que decis. Ya sabeis, los Napeden somos pacíficos y honorables por naturaleza, pero si nos engañan tenemos una gran memoria contra las afrentas y no tenemos reparos en ... saldar las deudas.

Asiente con la cabeza y toma el dinero humano para irlo contando y entregando según vayan cargando los sacos. De vez en cuando echa un vistazo alrededor por si aparecieran complicaciones.

Los mercaderes caminan siguiendo al hijo hacia la parte trasera de la casa. El padre se queda contigo y responde a tu sutil amenaza.

- No tiene de que preocuparse, ahora mismo le traeré una muestra y un documento que asegura el tratamiento de nuestro abono.

El hombre camina hasta la casa pero se queda en el porche, junto a una ventana.
De repente te percatas de la presencia de una tercera persona, otro humano esta vigilandote desde una ventana en el ala sur de la casa, en paralelo al camino y a los carros.

Cuando aparece por la esquina el granjero hijo en solitario sabes que algo no va bien, mas aun cuando saca una pistola y ves a su padre hacer lo mismo pero con una escopeta.
Tu situacion, junto al primer carro, no ofrece cobertura alguna. La suerte de los comerciantes es ahora algo secundario, esta claro que quieren el dinero y nunca han tenido nada que ofrecer a cambio.

Malditos bastardos...

Murmura irritada y aún sin creerse la traición. Había pecado de inocente con los humanos y ahora había metido en un aprieto a su gente. Apretó los dientes con rabia y grito hacia su gente.

Todo el mundo a los carros, que nadie salga!! 

Reacciona con agilidad felina y se cubre tras uno de los carros mientras saca su pistola de pulsos. Apunta con ella hacia el padre traidor.

Os arrepentireis de esto escoria humana, no teneis nada que hacer contra mí!!!

Rendios y al menos tu hijo vivirá!!

No recibes respuesta de tu sequito, puede que esten encerrados o incluso muertos.
Mientras retrocedes para ponerte a cubierto disparas al padre. Tu disparo le impacta apenas sin consecuencias en el interior del brazo izquierdo.
Por suerte los disparos que reciben no son muy precisos y todos acaban perforando el carruaje tras el que te cubres.

Tu intento de intimidar no hace efecto en el enemigo, posiblemente estan muy confiados sabiendo que son tres contra uno y no te consideran un rival digno.

Ningun se mueve, estan parcialmente cubiertos y todavia pueden alcanzarte cuando ataques.

Ingrid chasquea la lengua mirando con rabia su pistola. Odiaba estos trastos y apenas parecía haberle hecho daño al maldito humano. Si tan solo pudiera acercarse con su lanza los trincharía como a pollos.

¡¡Vosotros lo habeis querido!!

Vuelve a disparar al padre. 

En cuanto te asomas para disparar todos abren fuego contra ti. Sus balas siguen impactando contra el carro mientras tu disparo acierta en el granjero. Un agujero se abre en su pierna y casi le hace caer al suelo, pero se apoya en uno de los pilares del porche y mantiene el equilibrio.

- ¡Hijo, a por esa zorra!

El hijo comienza a correr hacia el Sur, por dentro del porche. Parece que su intencion es acercase a ti por detras de los carros.
De tu sequito no hay ni rastro, no los has vuelto a ver despues de que visitaran la parte trasera de la casa.