Partida Rol por web

Sunauto está mal, pero no tanto y al menos pueden trotar juntos para abandonar la aldea, corriendo por los campos de grano, en dirección al rio y al País de Fuego. Pasan junto a Hamachi al hacerlo y este solo les dirige una rápida mirada, impasible, aguardando que se vayan antes de moverse.

No hay cubierta entre los extensos campos, mientras la pálida luz nocturna les va guiando. Pero en el estado actual es una ayuda vital el tener ciertas facilidades de moverse. A lo lejos, el molino en el Este les sirve de referencia, y a no tardar alcanzaran el bosque también, casi al mismo tiempo que el agua. ¿Pero qué entonces? ¿Dónde se reunirán con el resto?

¿Dónde seguir?...

Rápidamente abandonas la aldea y tienes un trecho de camino fácil hasta ver el sendero. Primera elección importante nada más verlo… ¿Lo seguirás o correrás por el bosque?

Ambos tienen sus pros y contras. El camino es mucho más fácil de seguir y transitar. Contra, también de percibirte (ya que en esta oscuridad, lo de ver es relativo en ambos sentidos). En el bosque, con la baja visibilidad de la noche, no queda otra que bajar la marcha a una caminata, pero es fácil ocultarse o cubrirse entre los árboles.

Decisiones, decisiones…...

El bosque al oeste es oscuro apenas abandonado el claro de la aldea y rápidamente comienzas a tener problemas para ver por dónde ir, sin un camino. La vegetación en esta región es más densa e inevitablemente debes bajar la velocidad a una caminata.

Las caminatas dan tiempo a pensar que se necesitaron más detalles en este plan, como un punto de reagrupación definido, cosas así. Ahora cada uno está por su cuenta básicamente salvo por la dulce parejita.

Es tarde para ponerse a arreglarlo. Solo queda emparchar sobre la marcha.

Hiroto avanzaba a toda prisa por entre la densa vegetación que rodeaba la aldea poniendo mientras esperaba que el Oni hubiese tardado en recuperarse de su golpe para así poner la mayor distancia de por medio. A medida que avanzaba, los árboles le hacían más complicado el avance pero esperaba que de ser el elegido por la bestia, ésta tendría sus problemas para seguirlo y sería fácil de detectarla.

Entonces un fugaz pensamiento cruzó su mente con el mismo efecto que si hubiese recibido un latigazo. Habían planeado qué hacer para intentar despistar a la bestia pero no qué hacer después de dividirse. "Mierda..." Pensó enfadado por su terrible descuido. La primera idea que le vino a la cabeza era dirigirse hacia el poblado más cercano a dónde llevarían a los refugiados y Hiroto deseó fervientemente que los demás llegasen a la misma conclusión que él. Pero ahora mismo debía centrarse en despistar al Oni, así que mantuvo su ruta en la dirección que había escogido sin perder cuidado de lo que pudiera estar siguiéndolo. Ya tendría tiempo de cambiar el rumbo.

A medida que te internas y el silencio se espesa en torno tuyo, los sentidos se van agudizando. Ayuda también el saber cierto de que un monstruo homicida, virtualmente imparable, anda rondando y conviene por ende estar alerta como si de ello dependiera tu vida. Cosa que de hecho lo hace.

Quizás por eso sientes la fugaz presencia camuflada. Hay “alguien o algo” cerca. Se oculta bien, nada que ver con la arrogante figura del oni, y solo captas algo demasiado impreciso. Pero una cosa es cierta,... no estas solo.

Okazaki dudó sobre si ocultarse en el bosque o seguir el sendero. Podría ir más rápido por él camino y, como hasta que no supiera con certeza si la perseguía a ella el oni no tenía sentido esconderse, decidió alejarse lo más rápido posible.

Los nervios del shinobi estaban a flor de piel y sus sentidos se mantenían en sintonía con ese sentimiento de alarma que no abandonaba su cuerpo. En su trabajoso avance por el bosque, Hiroto pudo sentir una presencia que explicaba ese extraña e incómoda sensación. Alguien lo estaba siguiendo.

Sin dejar de avanzar, Hiroto buscó alguna punto en su ruta en el que los árboles particularmente juntos. Tenía que averiguar quién o qué le estaba siguiendo. Estaba claro que no era el Oni, pues ya hubiese oído el crujir de árboles y visto su terrorífico resplandor llameante. En cuanto cruzó una masa densa de árboles en la que pudo ocultarse, Hiroto hizo rápidamente uno sellos para hacer una copia que seguiría el camino mientras que el shinobi se escondería para intentar divisar a su perseguidor.  Debía actuar rápido para que el señuelo surtiese efecto y tener la posibilidad de tenderle una emboscada a quien fuera que lo estuviese siguiendo. Quizás esa presencia explicase la presencia de esas huellas tan raras y de los extraños montículos.

Ya en ese punto, sólo quedaba el detenerse, tomar aire, y ver qué diablos hacer. Nade dejo a Sunauto  apoyado en un tronco, olía a sangre, demasiada sangre, y aún lucia herido, era evidente que estaba realmente muy herido, incluso luego de la técnica que ella había usado. Molesta,  se gira hacía él, y coloca sus manos en su cintura.

- ¿qué pretendías? - espeta, mordiendo cada una de esas palabras - ¿qué te matara? ¿estás loco o qué? - reclama de nuevo, con las mejillas encendidas - en fin ahora... debemos ver a donde ir... creo que lo mejor... es rodear e intentar ir con los aldeanos, para poder protegerlos, ni siquiera sabemos si esa cosa se retiró o no - cerra sus ojos, y se masajea el entrecejo, aún sin saber qué hacer, tampoco  hubo tiempo de decidir en qué lugar se reunirían...

El camino te concede una mucha mayor movilidad y pronto pasas los túmulos, alejándote y alejándote en la noche. Sola. Pero ese era el plan a fin de cuentas…

Pronto esa soledad se hace sentir un poco. Los shinobi se mueven en equipo y pocas veces deben cumplir misiones individuales, salvo los ANBU o algunos jonin… Eres más consciente de los defectos de la soledad. Aunque por ahora el bosque solo ha revelado como peligro al oni, ya que cualquier cosa salvaje o humana, si no escapo ha muerto.

O quizás no. Han pasado unos 30 minutos, cuando logras divisar un resplandor bajo la línea de los árboles, a tu izquierda. Esta algo distante todavía, alejado del sendero, pero parece… fuego.

No es difícil dar con un lugar propicio para esconderse y hacer la sustitución en medio del bosque. Tú clon se aleja apenas unos instantes después, continuando la dirección, mientras permaneces tras el árbol en alerta a ver qué es lo que te sigue…

Pasan unos instantes.

Luego oyes un rápido movimiento en las ramas por encima de ti y nada más. Sea quien sea, es muy bueno ocultándose, mucho mejor que tu detectando, aunque no parece haberte visto. Se mueve como el susurro de una brisa y si no fuera por el antinatural silencio del bosque abandonado, ni eso habrías captado... Pero seguramente cayó en el señuelo. Eso, cuanto menos, crea una pequeña ventaja a tu favor. Si la puedes capitalizar.

El resplandor entre los árboles fue la excusa perfecta para detener la extenuante huida. En cuanto se paró y recuperó un poco el aire comenzó a masticar granos de arroz de su saquillo. Le ayudaba a pensar y necesitaba concentrarse para vislumbrar la opción más ventajosa para la misión.

- Tks.- Chasqueó los dientes cuando finalmente decidió acercarse a echar un vistazo.

"Es bueno..." Piensa Hiroto al no ser capaz de detectar poco más que un inusual sonido de ramas por encima de él. Él no era un shinobi adiestrado en las artes del sigilo ni la detección, pero había aprendido lo suficiente como para no estar indefenso ante un ataque sorpresa por lo que era capaz de calibrar en cierta medida la habilidad de su perseguidor. 

Por el momento, poco más podía hacer que intentar seguirlo mientras funcionase su señuelo. No podía arriesgarse a entablar un combate sin estar seguro de si el Oni lo había escogido a él como merienda y sin estar seguro de quien era aquel desconocido. No debía precipitarse demasiado sin obtener más información.

Cuando paramos me siento aliviado pues estaba realmente exhausto.

- En realidad sólo pensaba en mantenerte a salvo. - le digo con una pícara sonrisa al ver como esta se sonroja nuevamente.

- Esperemos que esa cosa se haya ido para siempre. - comento intentando mantenerme sereno. Vayamos con los aldeanos. Así por lo menos no estarán desprotegidos. - añado llevándome una mano al costado para intentar ponerme de pie.

- Joder como duele. - pienso aguantando el gesto de dolor. Maldito gusano asqueroso.

A medida que te aproximas puedes definir mejor la luz. Se trata de una fogata bastante amplia. Sobre ella pende un caldero. Y en torno, se encuentran varias pequeñas tiendas, una media docena más o menos…

Un campamento sin dudas. ¿Pero de quién? A juzgar por los habitáculos deben ser varias personas. Puedes divisar sus sombras contra la luz cuando alguno pasa o se mueve en torno al fuego.

De pronto  una voz masculina y joven suena de las sombras exteriores del campamento, sobre las ramas que de los árboles. Algún vigía de muy buen oído sin duda… aunque no mucha imaginación.

-¿Eh, quien va porai?!+ Pregunta. Tiene un deje extraño al hablar… Te resulta fácil descubrirlo ahora, una sombra con blancos en la ropa, a unos 6 o 7 metros de donde estas y otro tanto de alto, sobre un pino.

La persecución se desplaza por el bosque a oscuras… al menos eso esperas. Te resulta imposible asegurarlo, ya que tu presa es realmente buena y se mueve invisible sobre los árboles, dejando apenas pistas de alguna hoja cayendo, el “shush” de una rama al doblarse bajo el peso de algo y volver a recuperar su lugar, cosas que perfectamente pueden ser por la brisa o la naturaleza y en la oscuridad son casi imposibles de notar si no fuera por la calma de este bosque abandonado.

Al menos parece que esa misma invisibilidad te ayuda. Tú puedes ocultarte entre troncos y arbustos, y su misma visión del suelo se entorpece, permitiéndote continuar con ciertas garantías de no haber sido descubierto. ¿Mas, cuánto puedes hacerlo durar? Tarde o temprano uno de los dos cometera un error, seguro, y si no eres tu, lograras la ventaja. Pero te estas alejando cada vez mas de tus compañeros...

Al menos por ahora no hay señales de que la acosadora bestia este yendo a por vosotros, asi que hay tiempo a considerar las cosas. El molino y los botes se encuentran a la derecha de donde están yendo, a unos cientos de metros. Los pocos supervivientes no son tan veloces como ustedes, pero ya deben haber llegado ahí con el tiempo ganado, o deben estar cerca. Luego solo resta que naveguen al sur, alejándose hasta la próxima aldea…

El Oni ahora también está en el sur, tras el ataque de Hiroto. Pero va por el Chakra, asi que seguramente los prefiera a ustedes… casi seguramente, bueno. Después de todo se alimentó ya de muchos aldeanos. Y he ahí la cuestión.

¿Alcanzar a los sobrevivientes para cubrirlos o continuar alejándose, con la extraña esperanza que el monstruo los siga y se aparte de ellos?

Okazaki aprovechó las sombras para quitarse la bandana que la identificaba como ninja de la aldea oculta de la hierba. No sabía quiénes podían ser los extraños que acampaban ahí y decidió que hacerse pasar por una de las habitantes de la aldea atacada.

-¡Aquí! ¡Ayuda!- La kunoichi se puso con precaución a la vista del centinela.

Un crujido en las ramas superiores y una figura desciende rapidamente, quedando de pie junto a un arbol a una decena de metros. 

En la penumbra del bosque adivinas un joven, de edad indeterminada. Viste una armadura extraña, mas bien una pechera y gruesas hombreras, asi como una falda metalica blanca, que fuera lo que vieras. Igual ahora resalta mas un arco largo que porta, preparado, similar al de Nadeshiko. Y lo sostiene apuntandote.

- Tu... ¿quien erei? +inquiere en tono serio y agresivo, estudiandote con desconfianza.+ ¿Que estai gritando?

Aquella persecución no tenía sentido. El misterioso personaje era realmente bueno y sabía lo que hacía. Hiroto no podría desenmascararlo sin comprometer su situación y desmontar la trampa. Si bien sentía a necesidad de averiguar quién le estaba siguiendo, otras dudas asaltaban su cabeza. ¿Y si no lo estaban siguiendo solo a él? ¿Y si Oka, Nade y Sunauto estaban en problemas? No podía permitirlo.

Hiroto se detuvo al instante dejando que su perseguidor continuase siguiendo a su copia y así recuperar el camino a la aldea donde Valea llevaría a los supervivientes. Habiendo una bestia tan poderosa como un Oni de por medio, quizás no fuese lo más inteligente forzar un combate en el que desconocía por completo sus posibilidades. Así que, usando todavía la espesura del bosque, el shinobi cambió de rumbo esperando que su engaño mantuviese ocupado a quien fuera que lo estuviese siguiendo. 

Okazaki no dejó escapar el raro acento de su interlocutor, así como las extrañas ropas. ¿De dónde venía aquel desconocido?

- Me llamo Oka. Mi aldea ha sido atacada...muchos han muerto.- La voz se le entrecortaba por la emoción. No le costaba mentir basándose en hechos que de verdad habían ocurrido.-...ha sido un oni. Sólo huía de ese monstruoso ser. ¿Podéis ayudarme?- No podía fiarse aún de esos desconocidos.- ¡Estamos en peligro!