Partida Rol por web

Abandonasteis el aula y os dirigisteis hacia el lugar que os habían asignado a vosotros, que no era otro que el patio de la Academia. Al llegar allí no visteis a nadie, pero rápidamente una explosión de humo blanco apareció frente a vosotros. De ese humo salió la figura de un hombre adulto pero joven, no tendría más de 25 años. Su pelo y ojos eran de un color castaño oscuro y llevaba roja roja y blanca con la camisa abierta, mostrando un cuerpo delgado pero bien ejercitado. Llevaba además un gran pergamino en la espalda.

-¡Hola! Mi nombre es Ken Hagane y vosotros debéis ser los Genin que estarán a mi cargo, ¿no es así?- el ninja mostraba una actitud alegre y amistosa mientras se dirigía a vosotros con una gran sonrisa.

Luego de la sugerencia de Kaoru, sus compañeros estuvieron de acuerdo en dirigirse al patio de la academia. El Inuzuka intentó tomar la delantera pero Yuki le ganó de mano y se colocó frente al grupo, iniciando la caminata de espalda a ellos y dedicándoles unas palabras. 

-¿Conocernos?- Pensó, y los nervios volvieron a apoderarse de su ser. Quiso responderle a la Hyuga, pero bastó con una simple mirada de Sara para dejarlo callado y volver a ponerlo en su lugar. 

Continuaron caminando unos pocos minutos más hasta por fin llegar al destino. Miró los alrededores en busca de algo o alguien que estuviera allí para recibirlos, pero no encontró nada. Sara también lo hizo y obtuvo el mismo resultado. Sin embargo, repentinamente, una explosión de humo blanquecino apareció frente al grupo y, a la vez que se iba desvaneciendo, iba revelando una silueta detrás de la misma.

Al disiparse por completo, un muchacho de cabello castaño oscuro y prendas rojas y blancas se dio a conocer. Llevaba un gran pergamino en su espalda y la camisa un tanto abierta. Se presentó de manera jovial ante los Genins con el nombre de Ken Hagane e informó que los mismos estarían a su cargo. 

-¿Ahora resulta que voy a terminar siendo el subordinado de alguien más? No pensé que el hecho de ser Genin implicaría todos éstos baches en mi camino.- Optó por no responder ante la interrogación del maestro y se limitó a mirarlo fijamente a los ojos para ver si tenía algo más que acotar, mientras acariciaba la cabeza del canino. 

Yuudai seguía a su compañera albina en dirección al patio. Cuando la chica quiso saber más sobre ellos, Yuu miró al Inuzuka por si quería ser el primero en responder, pero no parecía muy dispuesto a conversar, por lo que decidió hablar él.

-Bueno, mi nombre ya lo sabéis... Y mis gustos... Pues me gusta comer, dormir y los gatitos, y bueno... No me gustan mucho los perros...- esto último lo dijo mirando nervioso hacia la compañera de Kaoru mientras parecía alejarse unos centímetros de él-¿Y tú?- preguntó mirando a la Hyuga.

Al llegar al patio Yuu se distrajo mirando una mariposa blanca que revoloteaba cerca. Pero su entretenimiento se fue, asustado, cuando de repente una explosión de humo apareció cerca de vosotros. De ese humo emergió un hombre adulto de aspecto joven y ejercitado. Su vestimenta combinada rojo y blanco, y su pelo y ojos eran castaños. Se presentó animadamente como el sensei hasta que fuerais Chunin.

-Hola sensei, mi nombre es Yuudai Uzumaki.- dijo el pelirrojo con expresión adormilada.

Esperé a que alguno de los chicos respondiera y Yuudai fue el primero. Escuché atentamente a lo que decía el pelirrojo mientras sonreía, por lo visto teníamos algunos gustos en común.

Miré al Inuzuka esperando a que dijera algo, mas no obtuve respuesta ninguna. Una pequeña sonrisa triste se dibujó en mi rostro. Supuse que Kaoru sería un chico de pocas palabras y acabamos de reunirnos como un grupo, ya habría suficiente tiempo para que fuese cogiendo confianza y se fuera abriendo más. Con estos últimos pensamientos mi sonrisa se transformó en una más amable, volviendo a andar de forma correcta respondí a la pregunta de Yuu.

-Veamos... me gusta mucho la comida, en especial los dulces, también los baños termales... los animales, ¡aunque me dan mucha cosa los insectos!- puse una mueca un tanto rara al pensar en esos bichos con tantas patas, recorriéndome un escalofrío.-Y a ver... no me gustan las peleas innecesarias, siempre hay otros medios.- inflé los mofletes de una forma graciosa y luego reí ante mi acto.

Cuando nuestros pasos se detuvieron nos encontrábamos en el patio, miré a los lados y no había nadie por lo que esperé hasta que alguien llegara. No tuvimos que esperar mucho ya que el poco tiempo una explosión de humo se hizo presente. Tras esa cortina de humo se encontraba un hombre bastante joven que se presentó como nuestro sensei, aunque más bien parecía un pervertido con toda la camisa abierta...

-Yo soy Yuki Hyuga y él es Kaoru Inuzuka y Sara.- dije con una sonrisa señalando con el dedo pulgar al nombrado y su fiel acompañante, puesto que aún no había dicho palabra y parecía que no lo iba a hacer.

El sensei parecía conforme con vuestras presentaciones, ya que asintió con la cabeza sonriente cuando terminasteis, pero miró a Kaoru durante unos instantes como si intentase saber que pensaba.

-Ahora debo poneros a prueba para saber vuestro nivel. Seguidme.- dicho esto salto hasta el edificio de enfrente, y hasta el siguiente, así sucesivamente.

Tras unos minutos saltando, llegasteis hasta uno de los campos de entrenamiento de la aldea, el campo de entrenamiento nº 2. El lugar estaba cubierto por una capa de hierba de un verde brillante, algunas zonas de tierra y todo rodeado de árboles. En el centro había 3 postes de madera.

-Ahora os explicaré en qué consistirá la prueba.- sacó dos cascabeles plateados y atados con un hilo rojo de su bolsillo y os los enseñó -Vosotros debéis quitarme estos cascabeles, podéis trabajar en equipo o hacerlo en solitario, es vuestra elección, pero debéis saber que aquel que no consiga hacerse con un cascabel será enviado de vuelta a la Academia y no se convertirá en ninja este año. Podéis comenzar la prueba.- dijo mientras se ataba los cascabeles a la cintura y se cruzaba de brazos, mientras os miraba con una expresión desafiante.

Yuu sonrió levemente al escuchar las palabras de la Hyuga, le hizo especial gracia el desagrado que le causaban los insectos a su compañera.

-Parece que tenemos varias cosas en común.- le dijo con una sonrisa amable. Aunque no pudieron seguir hablando por la aparición del sensei.

Cuando el sensei terminó de hablar y se fue saltando por los edificios Yuu os miró a los dos y después se fue saltando rápidamente tras él. Tras unos minutos llegó al campo de entrenamiento y escuchó la explicación del Jounin acerca de la prueba y sobre lo que le pasaría a aquellas personas que fallaran.

Al principio se asustó un poco al saber que existía la posibilidad de que volviera a la Academia, pero no se dejó intimidar y decidió luchar.

-Chicos, tenemos que conseguir esos cascabeles, después veremos que hacemos. ¿Estáis conmigo?- preguntó decidido, algo extraño en su forma de ser.

Seguí al sensei saltando de edificio en edificio bastante alegre, pues sentir el frescor de la brisa daba la sensación de volar.

Después de unos minutos saltando llegamos a un campo de entrenamiento, aunque por la hierba fresca, las sombras de los árboles y el agradable ambiente seguro que sería un sitio ideal para poder descansar.

Las palabras del sensei hicieron que me centrara de lleno en la explicación y en esos curiosos cascabeles. Aunque la idea de volver a la Academia no me agradaba en absoluto, por otro lado esa explicación sonaba un poco extraña.

Fruncí el ceño y me puse sería, miré a Yuudai y asentí, luego esperé a la respuesta de Kaoru.

-Lo primero es mostrar al sensei de qué estamos hecho. Luego solucionaremos el otro problema pero si no trabajamos en equipo dudo que consigamos alguno un cascabel.- tras decir eso hice un sello y activé el byakugan, cogiendo un kunai y colocándome en posición de ataque.

Kaoru prestó mucha atención al breve diálogo que tuvieron sus dos compañeros antes de la llegada de Ken. De ésta forma logró, indirectamente, saber un poco más de ambos e intuir cuales podrían llegar a ser sus personalidades. Si bien la información fue poca, también analizó los gestos y la manera de comunicarse del dúo. Hasta el momento Yuudai le parecía un chico amable, espontáneo, y con iniciativa para ir al frente ante cualquier situación; en cuanto a Yuki se refiere, le parecía una chica amable también, alegre, muy compañera, y por sobre todas las cosas, positiva. Estar a su lado y escucharla hablar le transmitían al Inuzuka muchas buenas vibras y ganas de quedarse junto a ella.

El grupo en sí, muy por dentro de su ser, le gustaba, y le hacía bien. Pero esa emoción no lograba salir a flote en su totalidad y no se reflejaba en sus actitudes, ni siquiera en su cara, debido a lo frío y cerrado que Kaoru se había tornado con el pasar del tiempo. No quería volver a tener una segunda desilusión en su vida y es por eso que optaba por seguir solo. 

Cuando terminó de escuchar a los chicos, Ken apareció y fue en ese momento (como ya había mencionado al final de mi anterior post) donde nuestro protagonista colocó una mano sobre la cabeza de Sara, quien lo estaba mirando fijamente. Luego de analizar al Jounin, le correspondió la mirada al canino por unos segundos, procedió a acariciarle la cabeza, y volvió a centrar los ojos en el sensei. -Lo sé. No son ellos ni tampoco lo van a ser.- Murmuró para su compañera, quedando pensativo por unos segundos hasta escuchar como Yuki los presentaba ante Ken. 

El líder del grupo pidió que lo siguieran, pero no sin antes observar al Inuzuka por unos instantes, motivo por el cual cruzaron miradas. ¿Quizá le había caído mal? ¿Quizá lo estaba analizando, tratando de descubrir por qué tenía tal semblante? No lo sabía, ni lo iba a saber de momento, pero tal vez tendrían oportunidad de una charla más adelante. 

El grupo se fue saltando de edificio en edificio tras el Jounin hasta llegar al campo de entrenamiento n°2. En el trayecto, Kaoru había sido el último en salir debido a que optó por ir con más tranquilidad, disfrutando junto a Sara de la leve brisa que golpeaba de lleno en su rostro y despeinaba sus cabellos hacia todas las direcciones. 

Al llegar observó un campo abierto de gran tamaño, con zonas verdes predominando en la mayoría del mismo y otras zonas de tierra. Alrededor se alzaban decenas de árboles que encerraban a ésta belleza natural, y en el centro yacían tres postes de madera que, por cierto, le llamaron mucho la atención. 

Una vez reunidos los cuatro, Ken explicó de qué iba todo ésto y cual era el objetivo del grupo. Actuar en solitario era una opción disponible, y probablemente la que mas encajaba con Kaoru y Sara, pero el hecho de volver a la academia y no poder convertirse en ninja éste año era un riesgo muy grande el cual no estaba dispuesto a correr. Había decidido emprender éste camino para encontrarle un nuevo sentido a su vida, y lo conseguiría de cualquier forma, aún teniendo que hacer cosas que no le gustaran. 

Esbozó una sonrisa al notar el entusiasmo y las ganas de salir triunfantes tanto de Yuki como de Yuudai, y se preparó mentalmente para lo que vendría. Sara agitó su cabeza de un lado a otro, estando en disconformidad con su dueño, pero éste logró convencerla. Se puso de rodillas frente a la pelinegra, sujetó con delicadeza ambos lados de su cuello mientras le hacía pequeños masajes, y le habló con total sinceridad. -Escúchame, por favor. Hace años solo venimos siendo tú y yo, y entiendo que te cueste tener que compartir escenario con terceros. Pero quiero que sepas que eres todo lo que tengo y lo que más quiero en éste mundo, te amo con mi vida. Nada de ésto o de lo que vendrá va a cambiar mis sentimientos hacia ti. Por eso te pido que me apoyes aquí y ahora. Recuerda que emprendimos éste camino porque quiero una nueva versión de mí, y quiero alejarme del pasado, y si eso implica tener que ir en contra de mis propios pensamientos o mi forma de ser, lo haré. Yo se que también quieres lo mismo para mi, así que, ¿qué me dices? ¿Estás conmigo?.- El animal dejó salir una gran exhalación por sus orificios nasales y, al cabo de unos segundos, asintió con la cabeza mirando fijamente a los cascabeles. 

Kaoru sacó un kunai de uno de los bolsillos de su gabardina, el cual empuñó en su mano derecha, y luego adoptó posición de combate. Pierna izquierda al frente semi-fleccionada y pierna derecha estirada unos centímetros hacia atrás. Miró a sus compañeros de grupo y esperó una respuesta por parte de ellos, en cuanto a planes o estrategias. No pensaba tomar la iniciativa de momento.

Tras escuchar la emotiva y, en parte, extraña charla entre Kaoru y su mascota, y las palabras de Yuki, parece que los tres estábamos dispuestos a colaborar para robarle los cascabeles al sensei. Aunque claro, decir eso era mucho más fácil que hacerlo. A pesar de su aspecto amable el castaño es un Jounin asignado a nuestro cuidado, por lo que su fuerza debe estar bastante por encima de la nuestra, incluso entre los tres lo tendremos muy difícil para quitarle esos cascabeles.

-Deberíamos pensar un plan. Mientras tanto voy a poner a prueba al sensei.- comenté con una sonrisa tranquila.

Al instante, lancé un kunai directo a la cara del mayor. Aproveché la distracción para colocarme tras el usando toda mi velocidad e intenté darle una patata giratoria en la cabeza.

No pude evitar escuchar las dulces palabras de Kaoru dirigidas hacia su compañera Sara. Se veía que han pasado por mucho. Era muy bonito el que pudieran contar el uno con el otro.

-¡Bien, vamos allá!

Miré a Kaoru y le sonreí para darle ánimos. Luego fijé mi vista en el pelirrojo y vi como a una velocidad impresionante se colocaba detrás de Ken, sorprendiéndome bastante. No esperaba que fuese tan rápido dada su personalidad.

Aprovechando que se colocó detrás del sensei lancé el kunai y me lancé de frente. Acumulé chakra en las manos para utilizar el taijutsu característico de mi clan, el Jūken (puño suave) para intentar dañar los órganos importantes.

Yuudai comentó algo acerca de idear un plan, pero acto seguido se lanzó de lleno hacia el Jounin para intentar golpearlo desde la espalda con una patada giratoria a la cabeza, no sin antes lanzar un kunai en dirección a su cara para intentar molestarlo. La velocidad del pelirrojo era de admirar, aunque no era algo que nuestro protagonista no pudiera igualar, incluso superar si se lo proponía.

Yuki, inspirada por el fervor de la batalla que se avecinaba, copió la idea del Uzumaki, aunque con una diferencia: en vez de intentar dar una patada desde atrás para intentar sorprender al rival, iría de frente para propiciar un golpe frontal con sus puños recubiertos en chakra, y lanzando antes también un kunai para dificultarle más la movilidad a Ken.

-Tsk...- Pronunció Kaoru en forma de queja mientras veía a sus compañeros salir corriendo hacia el objetivo. ¿Qué plan podrían armar de esa manera? Ninguno, obviamente. Además no habían tenido en cuenta (o quizá sí) que delante de ellos yacía un individuo que los superaba en todos los aspectos habidos y por haber. Se trataba nada más y nada menos que de un Jounin, uno de los rangos más memorables que alguien podía llegar a alcanzar. Lo máximo que podrían llegar a hacerle sería rozarlo, y hasta con dudas. 

En pocos segundos el Inuzuka analizó la situación y, en base a ese análisis, ideó su propio plan. Como Ken tendría que defenderse de tres tipos de ataques distintos y en dos posiciones distintas (uno frontal, otro trasero, y otro a distancia), las únicas tres opciones de frenarlos eran mediante un bloqueo de ambos, mediante la técnica del Kawarimi No Jutsu, o mediante un movimiento lateral muy rápido, aunque éste último, pensó, sería más difícil de ejecutar que los otros. 

Es por éste motivo que nuestro protagonista intuyó que el Jounin optaría por realizar el Kawarimi No Jutsu para no correr riesgos y que el encuentro acabara tan rápido. Dicha técnica no le costaría nada realizarla y además le permitiría intercambiarse con algún objeto que haya visto en el viaje hacia el campo de entrenamiento, permitiéndole desaparecer del rango de visión de los Genins y complicando de manera significativa el combate. 

-¡Shikyaku No Jutsu!- Dijo, luego de realizar el sello del tigre a ambas manos, y adoptó una pose en cuatro patas como Sara, quedando ambos a la misma altura. El chakra comenzó a emanar de su cuerpo y lo envolvió por completo, sus colmillos crecieron y salieron por fuera de su boca, y las puntas de su pelo se erizaron de manera ínfima. Miró a la canina y, esbozando una sonrisa, incremento su sentido del olfato, llegando a obtener el aroma de Ken y el de sus compañeros. De ésta forma, si el Jounin intentaba desaparecer, él sabría dónde se ocultaba.

No hizo nada más. Quedándose en esa posición esperó para ver como continuaba todo. Sintió que si se metía en medio de la lucha podría llegar a complicar las cosas. Ya eran muchos ataques viajando desde distintas posiciones. 

El sensei abrió los ojos ligeramente sorprendido al sentir cómo el Uzumaki se colocaba detras de él a gran velocidad después de lanzarle un kunai. Decidió hacerse primero con el kunai, por lo que lo agarró en el aire sin problemas para después, usando su brazo libre, bloquear la patada de Yuu agarrando la pierna del joven con la mano.

Se percató entonces de que la chica del grupo se dirigía hacia él, después de lanzarle un kunai, con la clara intención de bloquear sus puntos de chakra usando el famoso Jûken de los Hyuga. Usando el kunai de Yuu que tenía en su mano intentó bloquear el que la albina le había lanzado, pero este ya estaba demasiado cerca y tuvo que esquivarlo moviendo la cabeza, pero no lo logró del todo y sufrió un leve corte en la mejilla. Tras eso dio un giro sobre si mismo y lanzó al Uzumaki contra la chica. Debido a la velocidad y sorpresa de la acción, el chico impactó con ella y ambos quedaron tirados en el suelo un poco doloridos.

El castaño se pasó el dedo pulgar por el corte de la mejilla y limpió el hilo de sangre que brotaba de ella. Miró hacia el Inuzuka, parecía que el castaño había decidido estudiar la situación desde la distancia y había usado una técnica de su clan para mejorar sus habilidades. Este hecho hizo darse cuenta al Jounin que sería inútil esconderse. La albina tenía el Byakugan, mientras que Kaoru tenía un olfato muy fino. Sin duda, este equipo sería el mejor rastreador de toda su generación.

-Nada mal para empezar, chicos, pero tendréis que hacerlo mejor.- fueron las palabras del castaño mientras os dirigía una sonrisa amistosa, animandoos a que le volvierais a atacar.

El pelirrojo cerró los ojos al golpearse contra su compañera. Se llevó una mano a la cabeza y froto levemente para aliviar el dolor del choque. Entonces abrió los ojos lentamente y descubrió que había caído sobre la albina y tenía la cabeza apoyada en el pecho de la joven. Su rostro se sonrojo un poco e intentó levantarse rápidamente, pero tropezó y cayó al suelo, a un lado.

-Lo... lo siento mucho, ha sido sin querer.- dijo nervioso mientras agitaba los brazos y se ponía de pie, para después hacer una inclinación de disculpa hacia la chica, con el rostro sonrojado.

Por su naturaleza despistada normalmente no habría prestado atención al lugar donde había caído, pero su madre le había criado para respetar a las mujeres, y sabía que estaba mal tocar esa parte del cuerpo de la fémina en la que había aterrizado.

Se puso recto y miró a la chica, nervioso, esperando que ésta no se endafara demasiado con él. Le tendió una mano para ayudarla a levantarse del suelo.

Sonreí cuando vi que causé un rasguño al sensei debido al kunai que lancé, pero lo que no me esperé fue que utilizara a Yuudai para bloquear mi ataque lanzándolo hacia mí. Me esperaba que bloquease mi ataque o que lo esquivase, pero no que lanzara al pelirrojo en mi dirección.

No pude evitar el golpe y acabamos los dos de bruces contra el suelo cerrando los ojos por el impacto.

-Ay…- susurré un poco dolorida mientras me sobaba la cabeza en un intento de aliviar el dolor.

Al abrir los ojos me encontré con que la cabeza del Uzumaki estaba en mi pecho, sentí como mis mejillas empezaban a arder y de seguro que tenía la cara tan roja como su cabello. Aunque no era la única, en cuanto Yuu se dio cuenta se levantó de una forma un tanto torpe, causando que una pequeña risa se me escapara, mientras este se disculpaba.

-No pasa nada, la culpa la tiene ese sensei pervertido.- acepté su mano para poder levantarme.

Una vez de pie le sonreí para intentar tranquilizarlo, aunque mis mejillas seguían un poco sonrojadas. Cuando miré a Ken mi sonrisa se ensanchó, dando unos pequeños saltos.

-¡Lo hice! ¡Bien!- señalé en dirección a la herida del castaño.- No eres intocable, así que aunque sea difícil conseguiremos esos cascabeles.

Era cierto que solo era un pequeño rasguño, pero era algo, mejor que nada. Además eso significaba que si le ha podido rozar a Ken también podíamos rozar los cascabeles.

Me acerqué a los chicos para contarle lo que había pensado en esos instantes.

-Somos 4, tal vez podamos intentar inmovilizarle los brazos y que alguno de nosotros pueda coger algún cascabel, o también atacar todos a la vez. Yuudai es rápido, Kaoru y Sara seguro que también y más ahora que han usado esa técnica. Se ha visto que si recibe muchos ataques a la vez su movilidad se verá reducida y podemos aprovechar ese momento. ¿Qué me decís?- incliné ligeramente mi cabeza hacia un lado esperando a la respuesta de mis compañeros.

Kaoru observó como sus compañeros fracasaban en el intento de machacar a Ken. Yuki había conseguido rozar su mejilla pero, sin duda, ésto ocurrió por un error de cálculos por parte del Jounin. Se confió respecto a las capacidades máximas de los genins recién graduados y tuvo que actuar inesperadamente al verse superado. Ésto daba pie para que el combate pase al próximo nivel y el maestro demostrara de qué estaba hecho realmente, complicando aún más las cosas. O eso fue lo que nuestro protagonista intuyó.

Mientras el Inuzuka veía el cuerpo del pelirrojo impactar de lleno con el de la albina, pensó: ¿qué hacía allí y por qué estaba peleando? Tal fue el miedo que el Jounin impuso con sus palabras previas que no le había permitido ponerse a pensar en ésto con detenimiento. Ya se había graduado como Genin, por ende Ken no tenía derecho a quitarle su rango y enviarlo de regreso a la academia. Si quería, podía darse la media vuelta e irse, así de simple, pero algún propósito oculto tendría que tener toda ésta situación. Es por eso que decidió continuar para llegar al fondo del misterio. Además, éste encuentro le iba a servir de entrenamiento para poner en práctica sus habilidades y desoxidar su cuerpo.

Luego de que sus compañeros se levantaran y se recompusieran tras el fuerte choque, la fémina se acercó a él y compartió su estrategia. Kaoru, posicionado aún en cuatro patas, negó dos veces con la cabeza y empezó a gesticular con la misma mientras explicaba a la chica, en voz baja, lo que estaba pensando, y confió en que Yuudai también lograría escucharlo o se acercaría en cuanto lo viera hablar.

-Lo has alertado.- Dijo, haciendo luego dos inspiraciones cortas por la nariz y sintiendo el aroma de la sangre que viajaba invisible por el aire. Sara también la percibió. -Ese corte le ha demostrado que ustedes no son lo que él se esperaba, y ahora recurrirá a otros métodos. La idea de ir los cuatro juntos no será muy efectiva ya que no sabemos con qué arsenal de técnicas cuenta, pero no se me ocurre nada mejor.- Hizo una pausa para tomar aire y prosiguió, esquematizando la estrategia en el suelo con sus uñas crecidas gracias Shikyaku no Jutsu.

-Nosotros tampoco nos conocemos muy bien como para idear otra cosa, así que ésto es un cincuenta y cincuenta. Vayamos los cuatro a por el objetivo, que son los cascabeles, pero siguiendo éste plan: Yuki tomará la delantera e irá de frente, logrando que Ken se enfoque en esquivar todos sus golpes pues sabe que si solo uno lo alcanza, está fuera. Por consecuencia, Sara y yo tendremos más chances de lograr algún agarre o acertar algún golpe desde los laterales, y Yuudai podrá intentar sorprenderlo nuevamente desde atrás.- Al finalizar se quedó en completo silencio, dándole cero importancia a otros asuntos y demostrando estar enfocado al cien por ciento con el encuentro. 

Más tranquilo al ver que su compañera albina no se había enfadado por el accidente, Yuu la siguió y escuchó el plan de Kaoru. Tenía razón al decir que ahora el sensei estaría mucho más atento que antes pues ya había visto un poco lo que eran capaces de hacer. El plan de Kaoru le parecía bueno y casi el único viable, un ataque por cuatro bandas para aprovechar su ventaja numérica.

-De acuerdo, hagamos eso. Por cierto, el sensei ha dicho que pertenece al clan Hagane, ese clan tiene la habilidad de convertir su cuerpo en acero, por lo que ya sabemos que esperar de él, aunque seguro que no son todas sus habilidades.- dijo toda la información que conocía del clan de su superior, que no era mucha, pero al menos tenían algo.

-Atacad vosotros primero, luego yo atacare por su espalda.- dijo el pelirrojo para después devolver la vista al sensei y colocarse en posición de combate.

Escuché de forma atenta a la estrategia de Kaoru. No teníamos nada que perder y cuantas más estrategias intentáramos más probabilidad teníamos de agarrar aquellos cascabeles tan deseados.

Tras escuchar al Inuzuka asentí y me coloqué en posición de ataque mirando al sensei, esta vez de forma seria.

-Vamos allá...-susurré.

Me lancé de nuevo hacia el frente. Esta vez con el pensamiento de bloquear algún punto de chakra importante.

No hubo más que agregar cuando ambas partes coincidieron con el plan de Kaoru. Ahora solo restaba ponerse manos a la obra y saltar a la acción. Un dato importante a resaltar, o mejor dicho que resaltó Yuudai, es que el Jounin pertenecía al clan Hagane, dato no incorporado dentro del análisis del Inuzuka. Ésto complicaba más las cosas ya que, si lo deseaba, el superior podía convertir cualquier parte de su cuerpo en acero, volviendo inútil todo ataque físico y lastimando a sus ejecutores; y créanme que a un ninja de tal nivel no le iba a resultar muy complicado ejecutar técnicas de semejante índole. 

Nuestro protagonista escuchó tanto lo que Yuudai y Yuki dijeron y se quedó callado, confiando en que ambos habían entendido que no tenían que golpear a Ken, sino inmovilizarlo e ir a por los cascabeles. Observó así como la fémina se lanzaba por segunda vez contra el Jounin, y pocos segundos más tarde salió disparado junto con Sara para ubicarse a ambos costados de la misma. 

Sus pies y manos se articulaban como las de un perro, su avance resonaba como el galope furioso de un caballo, y su instinto animal lo hacía parecer una bestia indomable. Nada lo diferenciaba de Sara en ese momento, se había mimetizado con ella. Dejaron atrás a Yuki para avanzar unos cuantos metros más hacia adelante aún manteniéndose a los laterales y, tomando los cálculos precisos, comenzaron a cerrarse hacia el centro donde se encontraba Ken, de tal manera que llegaran al objetivo al mismo tiempo que la Hyuga, generando así tres ataques al mismo tiempo, uno de frente y dos por los flancos. 

Él fijo los ojos en los cascabeles y Sara en el cuerpo del Jounin. Cuando el momento llegó, Kaoru intentó taclear a Ken mientras que la pelinegra le tiró todo su cuerpo encima (de la cintura para arriba) para intentar colgarse de su cara y molestarlo. A su vez, Yuki ya tendría que estar allí revoleando golpes a diestra y siniestra para molestar aún más, y faltaba el factor sorpresa del cual Yuudai se estaría encargando.

Si todo salía bien, en el proceso de ésta acción el Inuzuka estiraría sus manos e intentaría tomar al menos uno de los cascabeles que poseía el sujeto.

Al ver cómo todo su equipo ya se estaba lanzando sobre el sensei Yuu hizo su movimiento, y aprovechando su velocidad se colocó rápidamente tras el Hagane. Esta vez se agachó tras sus piernas y lanzó una patada a la parte trasera de la rodilla derecha del sensei, para así intentar desestabilizarlo. Se mantuvo atento por si tenía la oportunidad de coger uno de los cascabeles.

El Jounin se vio rápidamente acechado por los peligrosos ataques frontales de la Hyuga, además de Kaoru y Sara se acercaban por sus laterales.

Pero no tuvo tiempo de pensarlo mucho. Utilizo la técnica de su clan y convirtió sus brazos, desde los hombros hasta los puños, en acero. Con un poco de dificultad, el sensei lograba bloquear los temibles golpes cubiertos de chakra de la albina. Al ver que el Inuzuka y su compañera se le echaban encima desde los lados tuvo que usar ambos brazos metálicos para detener la embestida del dúo, lograndolo con éxito.

En ese preciso instante sintió una presencia detrás de él, pero para cuando pudo girar la cabeza la patata del Uzumaki había impactado en su pierna, desequilibradolo y hacia que empezará a caer de espaldas. Al lograr su objetivo, la mano del Uzumaki se lanzó a por los cascabeles, la escena parecía fluir a cámara lenta mientras su mano ya casi rozaba los cascabeles... pero una nube de humo estalló y en el lugar donde antes estaba vuestro superior ahora había un tronco, para la sorpresa de todos.

-Espléndido trabajo en equipo.- dijo el Hagane saliendo desde detrás de un árbol cercano, pues sabía que sería inútil esconderse. -Lo habéis hecho bien, pero no ha sido...- su frase se vio cortada por un tintineo proveniente de la mano derecha del Uzumaki. Este la abrió y un cascabel apareció mientras el pelirrojo mostraba una sonrisa tranquila y adormilado. El sensei, sorprendido, miró sus cascabeles, pero sólo quedaba uno.

-Vaya, así que lo hiciste a tiempo...- dijo mirando al grupo con una expresión entre sería y pensativa.