Partida Rol por web

Siguiendo al sensei cruzamos a través de la calle principal del mercado. Yuki observaba los puestos con curiosidad mientras que yo me fijaba en los diversos puestos de comida del lugar, notando cómo la boca se me hacía agua al percibir los deliciosos olores. Tuve que mirar a otro lado y contenerme para resistir la tentación de acercarme a alguno de ellos.

Al salir de la calle del mercado ascendimos por la colina hasta las cercanías de la mansión. Allí el sensei detuvo la marcha y nos dijo que nos dividieramos. Él se fue primero indicándole a Yuki que le siguiera. La chica nos dijo que tuviéramos cuidado, intentó acariciar a la mascota de Kaoru y después siguió al Jounin.

-Ten cuidado tú también.- le dije a Yuki mientras se marchaba. Entonces me dirigí a Kaoru.

-Bueno, vamos.- le dije al Inuzuka para después continuar el camino hacia la mansión.

En el trayecto hacia la mansión el grupo cruzó la larga calle del mercado, rodeada a ambos lados por una gran variedad de puestos de comida, y también de personas. Kaoru no se inmutó ante ninguno, caminó con la vista fija hacia adelante deseando llegar pronto a destino y conocer más acerca de la misión. Estaba un poco nervioso, sí, pero todo dependía de lo que sucedería más adelante y de cómo se desenvolverían sus compañeros; él estaba seguro de que no complicaría las cosas. 

Por otro lado, Sara no pudo evitar dejarse llevar por el olor de un puesto con carnes y se desvió un poco del camino, como si alguien la estuviera hipnotizando y la estuviera guiando hacia dicho puesto. -¡Ch...! ¡Sara!- Chistó su amo y la llamó nuevamente a su lado. -Te compraré un trozo cuando finalicemos con lo nuestro. Ahora, ¡concéntrate!- La canina movió su cola de un lado a otro y soltó un pequeño ladrido, aceptando los términos y condiciones. 

Pasados unos minutos, el grupo concluyó su avance por la calle del mercado y empezó a caminar por un sendero que se inclinaba hacia arriba cada vez más y más, finalizando en la entrada de la mansión. El Jounin se detuvo para dar un último comunicado e invitó a los genins a frenar la marcha también, y Yuki dio a conocer el nombre del chico al que había que custodiar para luego desear suerte y recordar que se actúe con cautela. También le dirigió unas palabras a la pelinegra, pero no se animó a acariciarla. 

-Lo único que diré es que procuren hacer bien las cosas.- Expresó el Inuzuka en un tono serio, y tras escuchar la invitación de Yuudai, lo siguió. Acto seguido emitió un silbido para que Sara se pusiera a su lado. La perra estuvo a punto de lanzar un ladrido hacia Yuki para responder a su petición, pero tras escuchar la llamada de su amo dio una media vuelta y fue hasta su posición. 

-¿Estás preparado?- Le preguntó al Uzumaki esperando que la respuesta fuera un sí, aunque eso tampoco lo dejaría seguro. Ya lo había visto bostezar o distraerse con cosas por el camino. Era un tanto despistado para su gusto, pero como contra partida compensaba eso con su desenvolvimiento en combate. Aunque en ésta misión de nada serviría ir a las piñas, el factor primordial sería el sigilo y la discreción. 

Conforme os acercabais a la mansión podíais apreciar mejor algunos detalles. Había un muro blanco de unos 4 metros que rodeaba todo el terreno de la mansión. El camino daba a una gran puerta que estaba custodiada por dos guardias armados con lanzas, uno a cada lado. Su edad parecía rondar los 25 años. Al ver como os acercabais uno de ellos se adelantó.

-Alto ahí. Identificaos.- el guardia habló con voz fuerte y clara, mirandoos serio.

Mientras caminaba Yuu escuchó la pregunta del Inuzuka dirigida hacia él. Miró al chico y sonrió de forma tranquilizadora.

-No te preocupes, estaré bien.- respondió a Kaoru para después dirigir su vista de nuevo al frente.

Al avanzar se fijaba en los detalles del muro y cómo éste estaba custodiado por guardias. Se fijó que uno de ellos se acercaba a ellos al notarlos y les pedía que se identificarán.

-Mi nombre es Yuudai y somos ninjas de Konoha. Venimos por la misión que nos encargaron sobre proteger a un chico.- fueron las palabras del pelirrojo. No sabía muy bien qué decir, no le gustaban las situaciones tensas como ésta.

Cuando os separasteis de Kaoru y Yuu caminasteis por la hierba hasta que llegasteis al muro que rodeaba la mansión.

-Bien, ahora nos infiltraremos y nos quedaremos ocultos en el bosque que hay dentro de los terrenos de la mansión. Desde allí vigilaremos a los chicos y observaremos si algo extraño se acerca a la mansión o al chico.- fueron las instrucciones del Jounin.

Tras eso dio un salto hacia la parte superior del muro, te indicó que le siguieras y después saltó hacia abajo. Allí había un pequeño bosque de árboles y arbustos, pegado al muro y algo alejado de la mansión. Había bastantes metros de prado verde entre la mansión y el bosque.

-Ahora podrías usar tu Byakugan y asegurarte de que no hay nada extraño.- aconsejó el superior.

Escuché un poco lejano la voz de Yuudai y Kaoru. Seguí al sensei hasta un muro, el cual rodeaba la misión, di un salto a este después de Ken el cual se había adelantado. Tras dar el salto observé a mi alrededor. Había algunos árboles y arbustos cerca del muro, también un gran prado. Estaba muy bien cuidado y se veía que la familia era muy adinerada.

El jounin me pidió utilizar el byakugan y eso hice. Con mis manos formé el sello.

-Byakugan

Observé todo lo que había a mi alrededor en un radio de 50 metros.

Al activar tu Byakugan notaste como todo lo que veías se volvía de color blanco y tonos de azul. Notabas cada fuente de chakra a tu alrededor. Veías pequeños pájaros e insectos en los árboles, pero nada fuera de lo normal.

-¿Y bien? ¿Qué ves?- preguntó al rato el sensei.

Al activar mi byakugan, siempre me parecía curioso la forma en que los colores se tornaban en blanco y azul. Veía algunos animales, las hojas de los árboles, las plumas de los pájaros, pero nada que fuese sospechoso.

-Todo está tranquilo. No hay nada peligroso. Deberíamos movernos y barrer todo el terreno para asegurarnos y así poder obtener una visión más completa del lugar.- le comenté al sensei, dispuesta a echar a correr para seguir buscando.

Tras observarte y escuchar tu explicación sobre lo que habías visto, el sensei asintió a tus palabras.

-Estoy de acuerdo, intentaremos cubrir la mayor parte de terreno posible, para asegurarnos. Daremos un rodeo junto a la muralla.- fue la respuesta del Jounin. Tras eso comenzó a caminar sigilosamente pegado al muro, indicándote que le siguieras.

-Mantente enfocado en el objetivo.- Recalcó el Inuzuka mientras transitaba los últimos metros del sendero que lo acercarían a la mansión. Revisó sus bolsillos y sus porta-armas para asegurarse de que todo esté en orden y no llevarse sorpresas a último momento, y acto seguido llegó junto a la canina y el Uzumaki a las puertas del destino. 

El lugar estaba rodeado por un gigantesco muro blanco y custodiado por dos guardias armados que tenían pinta de ser jóvenes pero no inexperimentados. Los muchachos fueron interrogados de inmediato por uno de ellos y no les quedó otra alternativa que responder; el tono de voz fue fuerte y directo. Con ésta gente sería mejor no intentar estupideces.

Iba a tomar la palabra pero Yuudai se adelantó, queriendo resaltar y ser el centro de atención como siempre. No sabía si lo hacía inconscientemente o era un comportamiento propio de su personalidad, pero le molestaba un poco. 

-Kaoru...- Dijo en un tono serio y cortante, dejando una breve pausa para continuar. -Y el resto ya lo sabes. Lo acaba de decir mi compañero.- Aguardó a una respuesta por parte de los vigilantes. 

Sara ya tenía preparado su olfato y comenzó a analizar secretamente a éstas personas, para ver si percibía o no algún tipo de peligro. 

El guardia pareció meditar vuestra respuesta por unos segundos antes de hacer una señal a su compañero. Se hizo a un lado, dejando libre el camino hacia la entrada. El otro guardia hizo una señal hacia el interior de los muros y en pocos segundos otro guardia hacía acto de aparición en el lugar.

-Lleva a estos chicos ante el Señor. Vienen por el encargo que le hicimos a Konoha.- ordenó el guardia al recién llegado. Este asintió y os indicó con un gesto de la mano que lo siguierais. Os guió desde la entrada del muro a través de un camino de piedra con hierba perfectamente cortada a ambos lados y un jardín bastante hermoso y cuidado, hasta la majestuosa mansión.

Una vez frente a la puerta el guardia se detuvo y os miró.

-Mostrarle respeto al Señor.- fue todo cuanto dijo. Llamó tres veces a la puerta y esperó. Tras unos segundos un guardia abrió la puerta y os hizo pasar. La decoración interior de la mansión era tan bella como la exterior. El suelo estaba impecablemente limpio, hermosas cortinas rojas decoraban las ventanas y varias lámparas de araña iluminaban las estancias. En las paredes colgaban hermosas pinturas de paisajes y personas.

Al entrar en una de las múltiples habitaciones del lugar os disteis cuenta de que parecía un estudio privado. Había un gran escritorio, estanterías llenas de libros y varios objetos curiosos por todas partes. Una gran alfombra roja cubría el suelo. Allí, sentado en una silla tras su escritorio, se encontraba un hombre sentado.

-Bienvenidos, ninjas de Konoha. Por favor, acercaos.- dijo haciendo una indicación para que os acercarais al escritorio y poder hablar mejor. Dos guardias estaban a vuestro lado y no parecía que fueran a despegarse de vosotros, otros dos guardias estaban situados detrás de aquel señor.

Tras las palabras del sensei comencé a seguirle, pendiente a mi alrededor y teniendo activado el Byakugan para poder observar lo que había más allá mientras caminábamos de forma sigilosa.

Caminasteis pegados al muro hasta que llegasteis a la parte trasera de la mansión. Dentro de la mansión podías ver a decenas de personas, la mayoría eran guardias, también había algunos sirvientes de la mansión. En una habitación en concreto había varias personas reunidas, dos de ellas conocidas para ti. Kaoru y Yuu estaban frente a una mesa en la que estaba sentado un hombre mayor, había varios guardias en la habitación.

-¿Algo nuevo?- preguntó el sensei.

Los dos guardias que custodiaban el muro comenzaron a hacerse señas entre ellos, y luego uno de éstos se encargó de llamar a otro guardia que vigilaba la parte interna del recinto. Se hicieron a un lado cuando dicha persona llegó a recibirlos y dejaron libre el camino para que los dos genins dieran ingreso al lugar. 

"Lleva a éstos chicos ante el señor". Escuchó Kaoru, y comenzó a hacerse una idea del tipo de persona con la que se encontrarían: adinerada, con poder, con gente a su cargo (como se podía notar), experta en negociaciones seguramente, y quizá un poco engreída, o no.

Ésta persona que vino a recibirlos empezó a caminar hacia adentro del sitio, invitando a los muchachos a que lo siguieran, y así lo hicieron tanto nuestro protagonista como Sara. La primera impresión que se llevó del lugar fue que era muy bonito, prolijo, y denotaba buen gusto. El camino empedrado por el cual avanzaba estaba rodeado por un jardín de césped perfectamente cortado, lleno de flores de distintas variedades y estilos, y alguna que otra fuente de agua. Entendió enseguida que cumplir con ésta tarea podía proporcionar, tanto a Konoha como a su propio bolsillo, una suma muy grande dinero, teniendo en cuenta el alto ingreso económico que poseía el solicitante del encargo. 

Durante todo el trayecto el Inuzuka no dijo una sola palabra, solo se limitó a caminar y a seguir a esa persona que, luego de unos segundos, se detuvo frente a la puerta que daba ingreso a la mansión. Nuevamente volvió a decir unas palabras como idolatrando a éste "señor" y advirtiéndole a los chicos que muestren respeto ante su presencia. Golpeó a la puerta tres veces y la abrió otro guardia más, haciéndolos pasar al interior de la super vivienda y guiándolos a una habitación. Cabe destacar que el decorado interno era casi igual de fino y sutil que el externo, ostentando aún más el poder económico de éste tipo de gente. 

Antes de ingresar a la habitación desconocida miró a Sara para saber qué pensaba su compañera al respecto de todo ésto, y la canina le dio a entender que todo parecía normal hasta el momento, que prosiguieran. Su sexto sentido no había sido alertado aún. Fue así como ingresó y avanzó por una alfombra roja que decoraba el suelo hasta llegar un escritorio, donde una hombre mayor, de traje y bigotes los estaba esperando tras el mismo, custodiado por dos guardias.

Les dio la bienvenida y los invitó a acercarse más para poder entablar una conversación. Kaoru observó a sus alrededores en busca de algo que estuviese fuera de lugar o fuese sospechoso, pero solo vio las bibliotecas llenas de libros, nada más. Dicho ésto, se cruzó de brazos y dio unos pequeños pasos hacia adelante, pero sin avanzar mucho. Mantendría así su postura y respondería al saludo del hombre, pero de una manera cortante y fría, como era de esperarse de él. Cuanto menos hablara con ésta clase de gente, mejor. Solo tenía que escuchar el pedido, cumplirlo, y todos contentos. 

-Hola...- Notó que a sus espaldas había otro par de guardias, sumando así un total de cuatro dentro de la habitación. Su ritmo cardíaco comenzó a acelerarse lentamente al pensar que si algo salía mal, la iban a tener muy difícil para salir de allí. Pero solo bastó con una mirada de Sara para tranquilizarlo y volverle a confirmar de que todo estaba bien. Y por el bien de los tres, ojalá fuera así. 

Tras obtener la aprobación del guardia de la puerta, otro guardia que vino desde el interior de los muros los guió por un hermoso jardín. Estaba cuidado a la perfección y decorado con fuentes y esculturas hermosas. Al llegar ante las puertas de la majestuosa mansión el guardia les aconsejó, u ordenó, mostrar respeto ante el dueño de aquel imperio.

Al entrar a la mansión Yuu observó su alrededor con curiosidad. Era la primera vez que estaba en un lugar con tanto nivel de lujo y elegancia. Todas las pinturas y detalles llamaban su atención.

El guardia los hizo entrar a una habitación que parecía importante. La decoración era tan ostentosa como el resto de la mansión, pero se notaba que era un lugar de trabajo. El hombre sentado tras el escritorio os pidió acercaros. Al ver como Kaoru lo hacía, un poco reticente, Yuu decidió hacer lo mismo y se colocó al lado de su compañero.

-Mi nombre es Yuudai Uzumaki.- fue todo cuando dijo el pelirrojo, añadiéndole una pequeña revencia. Se percató de que Kaoru no había dicho su nombre, por lo que prefirió no mencionar nada al respecto. Quizás su compañero no quería ser reconocido por esas personas.

También se percató de que Kaoru se había fijado en los guardias. Lo cierto es que a él también le incomodan un poco. Estaban ahí, quietos y con la mirada fija al frente, como si fueran estatuas. Ocultó sus pensamientos y prestó atención a lo que fuera a decir el señor de la casa.

Tras escuchar vuestras presentaciones el hombre trajeado se levantó de su escritorio, se dio la vuelta y miró a través de un gran ventanal el jardín que se extendía tras la mansión.

-Como ya sabréis, el motivo por el.que estáis aquí no es otro que garantizar la seguridad de mi hijo y heredero. Hemos detectado indicios de que algo extraño ha estado merodeando por aquí y prefiero asegurarme a tener que lamentarme después.- fueron las palabras del adulto -Vuestro superior me informó, vía ave mensajera, de cuál es vuestro plan. Confío en que seáis capaces de proteger a mi hijo mientras vuestros compañeros atrapan al perseguidor.- añadió tras lo primero. Volvió a sentarse en su asiento tras su escritorio y se sirvió una copa. Bebió un pequeño trago del líquido y os miró.

-Los guardias os guiarán a la habitación de mi hijo, tendréis que seguirle como escolta. Si necesitáis algo podéis hablar con los guardias o sirvientas. ¿Alguna pregunta?- cuestionó al final de sus palabras.

Nos encontrábamos en la parte trasera de la enorme mansión. Utilizando mi byakugan podía observar el interior de esta, la cual estaba llena de personas, tales como guardias, sirvientes, criados, cocineros y muchos más trabajadores. Encontré a Kaoru y Yuudai junto a un señor y varios guardias. Por la situación pude sacar la conclusión de que se trataba del hombre el cual había pedido ayuda a Konoha para proteger a su hijo y capturar al fisgón.

Vigilé esa parte de la mansión para ver si sucedía algo extraño, algún comportamiento anormal por parte de los trabajadores, pero todo parecía ir bien. Negué con la cabeza dando a entender que todo seguía igual.

-Sigamos.- susurré para así continuar observando aquel extenso terreno.

Continuasteis rodeando la mansión hasta hacerlo por completo, pero no visteis nada fuera de lo normal en ningún momento. Había pasado ya bastante rato y os encontrabais de nuevo en el bosque descansando.

-Creo que será mejor esperar aquí hasta la noche mientras vigilamos a esos dos.- comentó el sensei sentado en la rama de un árbol.