Las amplias playas a las que van a parar los marineros no son precisamente apacibles. El entrechocar de las olas las arropa y mece como a un niño, pero su superficie es áspera y está salpicada de peñascos. El cielo parece en calma en éste punto, pese a la oscuridad de las nubes que giran en torno a la isla hasta donde alcanzan vuestras miradas. La humedad de las negras rocas que sobresalen de la arena indica que a la marea le queda mucho por subir.
Tratando de vencer el dolor de mis músculos, me pongo de pie. Palpo el florete a mi espalda, y sonrio debilmente al ver que áun está allí. Me dejo caer sobre la arena, frotándome la cara, tratando de desentumecerme.
Miro a mi alrededor, y sólo veo a los hombres, ni rastro de la capitana.
Comienzo a zarandearlos:
- ¿Están bien? ¿Cómo se encuentran?
Llego nadando a la orilla y me quedo ahi tendido un momento para descanzar por el esfuerso, me doy vuelta y saco mi botella de la mochila, le doy un buen trago.
Intento ponerme de pie, pero solo logro levantar la cabeza. Estoy bien- le digo a la mujer. Haciendo un esfuerzo me consigo poner de pie. Busco mi laud y lo encuentro un poco alejado de mi. Lo cojo y empiezo a observarlo detenidamente para comprobar si hay desperfectos.
El laud de Cascabel parece intacto, aunque le ha entrado agua.
Los tres tripulantes parecen ser los únicos que han alcanzado con éxito la extraña orilla.
Me siento sobre el rocoso suelo y me calso las botas que traia en la mochila, me pongo de pie y miro a mi alrededor mientras me tambaleo un poco.
-¿Que demonios es este lugar?-
Camino hasta donde esta la mujer haciendo ruido con las botas llenas de agua y con botella en mano.
-Creo que solo estamos nosotros tres- tomo mi ropa por tramos y la voy exprimiendo.
Miro alrededor, aunque parece obvio que no hay mas supervivientes. Aun asi pregunto: ¿somos los unicos que hemos sobrevivido?
- Eso parece- digo mirando alrededor, y hacia el fondo de la playa- Supongo que habrá que ponerse en movimiento, a ver si encontramos víveres, algo para preparar un refugio, o quizás a alguien más. Bueno- les miro - si no necesitais descansar, mejor nos ponemos en marcha ya.
Si, sera mejor que nos movamos ya. Lo primero seria construir un refugio para pasar la noche y encontrar viveres.
La capitana se haya en la orilla, a unos treinta metros del resto.
Las amplias playas a las que va a parar la capitana no son precisamente apacibles. El entrechocar de las olas las arropa y mece como a un niño, pero su superficie es áspera y está salpicada de peñascos. El cielo parece en calma en éste punto, pese a la oscuridad de las nubes que giran en torno a la isla hasta donde alcanza su mirada. La humedad de las negras rocas que sobresalen de la arena indica que a la marea le queda mucho por subir. A treinta metros de ella están los demás supervivientes, que empiezan a organizarse.
Mientras me incorporo de repente veo algo que me habia pasado desapercibido. Algo alejado, veo lo que parece ser una persona en la orilla. Me acerco corriendo a ella. Se debe tratar de algun superviviente del naufragio. Cuando llego a donde esta veo que es la capitana. ¡Capitana! Digo mientras la zarandeo un poco. ¡Capitana!
Me paro lo mejor que puedo y tomando mis cosas camino lentamente hacia donde estan los demas.
- Mire el músico encontró a la capitana, bueno no me sentiré tan solo en esta isla con una rubia y una morena-
Le digo a la rubia que esta cerca y luego suelto una risa que más bien parece un cacareo, luego bebo de la botella otro trago y se la extiendo a la dama.
Las palabras del hombre me frenan cuando iba a ayudar a la capitana. Le miro fijamente mientras cacarea, y sonrio suavemente, llevando mi mano hacia el florete de mi espalda, y situando en un movimiento rápido la punta en la garganta del hombre:
- Quizás. Y quizás en lugar de servirte nosotras de diversión, nos sirva tu piel para forrar el refugio. ¿Quieres que probemos a ver?
-Hey!! Preciosa-exclamo levantando las manos en señal de rendición, sin soltar la botella
-Solo hablaba de compañía, ¿quien dijo otra cosa?- Le digo con nerviosismo, mirando el cruel filo de su arma apuntando a mi gañote.
-Ahora, guarda tu juguete no le vayas a sacar un ojo a alguien- y le sonrío pero mi rostro palidece un poco al ver la fría mirada de la rubia que se posa directo sobre mis ojos.
-Esta señorita no se anda con rodeos, será mejor que no le saque de sus casillas- pienso
Sin dejar de sonreirle suavemente retiro un poco mi florete sin apartarlo del todo.
- ¿Tu nombre era Shaa, verdad? Bien, el mio es Iria. No lo vuelvas a olvidar. - Me vuelvo a colocar el florete a la espalda, sin dejar de mirarle- Y ahora, Shaa, suelta la botella, y camina hacia la capitana. Vamos a ayudarla, a ver cómo se encuentra y a comportarnos como seres civilizados. Y tú, irás delante. ¿Te parece bien?- Le señalo a la capitana con la mano, aguardando que inicie él el camino.
Me acerco a Steve y mirando a los alrededores le pregunto: ¿No hay mas sobrevivientes?
-Muy bien mi señora Iria, no lo olvidare- le digo haciendo una reverencia un tanto exajerada y burlona al tiempo que tapo y escondo la botella tras mi espalda atorandola con la mochila de tal forma que Iria lo note lo menos posible, no le quito la vista de los ojos, me endereso y me voy en derechura a donde esta la capitana.