Partida Rol por web

Te das cuenta de que el más alto, el joven humano, lleva un anillo que te resulta familiar.

Le otre humane no parece llevar nada que te llame la atención.

Al llegar a la sala veo a Gaius y a alguien que no recuerdo haber visto cuando todo el mundo se reunió. Antes de saludar intento mirar a Kite para saber si él la conoce pero al estar detrás de mi no le veo. La elfa saluda. 

-Hola Katra. Mi nombre es Johan. encantade de conocerte. -Veo a Gaius suspirar y me acuerdo de lo que le pregunté anteriormente. -Hola de nuevo Gaius. ¿A descubierto como funciona el líquido de antes?  

Cuando te giras a mirar a Kite te das cuenta de que su aspecto ha cambiado por completo; ahora parece un dulce e inocente adolescente.

Oh, no, estuve limpiando la casa...

Parece echarle una mirada asesina al chico, pero vuelve a a la normalidad para seguir contestándole a le niñe.

Pero necesito saber los ingredientes antes de preparar la cura; estoy esperando a que Lyrune termine. Después necesitaré que alguien vaya a buscar los demás ingredientes: dependiendo de estos, puede que tengáis suerte y podáis salir del castillo... 

Os dais cuenta de que el sol empieza a esconderse: deben quedas unas pocas horas hasta que caiga la noche y menos de un día para que el rey perezca...

– Vale, pero antes de eso, pasaremos por el Gran Salón – El príncipe podía esperar, ya le informaría cuando acabará la investigación, después de todo la vida del rey estaba primero, sin decir nada más, se dirigió hacia el Salón

Caminas hasta el gran salón con el guardia a tu espalda. Va a una distancia considerada, quizás con miedo de la reacción del primogénito.

A pesar de tus intentos de evitar al príncipe te topas con él cara a cara. Él, quien ya se estaba levantando, no sabes para qué, se queda mirándote durante algunos segundos.

¡Guardias!

Exclama el príncipe, quien saca su brillante espada.

Los demás guardias de la sala también desenvainan sus espadas, acercándose a ti.

¿Qué se supone que es esto? ¿Quién te ha dejado entrar?

La sala está totalmente vacía, no hay nadie más que los guardias y el príncipe; todos los invitados han dejado el gran salón.

Al ver al príncipe no pude evitar mostrar mi decepción al encontrarme al príncipe.
– Siento la interrupción, puede que sea difícil de creer pero soy Arashi en mi verdadera forma – Por un momento dudé en si decirlo o no, pero no perdía nada con hacerlo – Y si sé me permite, agradecería que esto quedará entre los presentes en esta sala – Si el príncipe accedía su plan habría funcionado, pero antes tenía que convencerlo de que no era un intruso.

Se quedó durante unos momentos analizando la situación, sin saber qué pensar.

Guardó su espada, haciendo con su otra mano un gesto, haciendo que los demás guardias volvieran a sus puestos.

Perdona la agresividad, tenemos que estar muy alerta por la situación en la que estamos...

El jóven parecía entender y apoyar tu estrategia, así que no dijo nada.

La habitación no se la podremos cambiar, me temo, ya que no quedan espacios libres. Sin embargo se lo comunicaré a los demás guardias para que guarden tu secreto.

¿Cómo se te debería llamar ahora?

Había funcionado, después de todo parecía que el príncipe tenía algo más a parte de su título.
– Puedes llamarme Akira – Ahora podría seguir con su misión tranquilamente, dio una ojeada a toda la Sala para ver si había algo que llamara su atención

Genial, Akira, buena suerte en tu misión; por favor, salva a mi padre.

Con una expresión algo triste, pero intentando no mostrarla, el príncipe deja la sala por uno de los largos pasillos.

Revisas la sala cuando el príncipe se va, pero no parece haber nada de importancia.

No parecía haber nada importante en la sala, supongo que si había algo ya lo habrán cogido.
– Bien, vamos a la casa del Alquimista, quizás sepa algo de utilidad –

El guardia, tras guiarte hasta la casa del alquimista, se queda detrás dde ti.

Tú, con cuidado, abres ligeramente la puerta.

Ves a cuatro personas, dos sentadas en una mesa, y otras dos saliendo de una habitación: aunque se han quedado paradas en el marco de la puerta.

Reconoces a Johan, en la puerta, junto a un joven chico a sus espaldas. Tiene una expresión dulce e inocente.

En la mesa vez a un hombre de unos cuarenta años, humano, y a su lado una sonrojada elfa.