Partida Rol por web

La bombarda impactó en las cadenas principales del sarcófago y Tiberius aguantó la respiración durante un par de segundos, aguardando lo que vendría a continuación con su varita en mano.

Tiberius cerró los ojos con fuerzas cuando escuchó un gruñido y tragó saliva Ahora no es momento de que pierdas la compostura... se dijo a sí mismo, intentando darse ánimos. Más ruidos del sarcófago. El pelinegro quería salir de allí corriendo, pero no podía. Primero porque tenía que salir de Azkaban y segundo porque unas especie de paredes transparentes lo rodearon a él y a sus compañeros. Se sacudió el cabello con cierto nerviosismo.

Seguía escuchando a Bloodborn hablar Agh... - ¿Ganas de sobrevivir? Creo que esas ganas las has podido comprobar todo este tiempo que nos has estado observando, que por cierto... ya te podrían haber encerrado a ti también en estas paredes... - dijo. ¿De forma inteligente? pensó rápidamente - Badak no es el único que ha utilizado la magia tenebrosa para llegar a la inmortalidad... A él si le ha pasado factura, a ti parece que no Matthew... - insinuó Tiberius.

Después de decir aquello, se quedó pendiente a las reacciones del boggart modificado, intentando no pensar en aquellas cosas que le daban miedo.

Con Bloodborn fuera de aquella sección, al menos todos podían sentir ese peso desaparecer de encima, se podría considerar un pequeño alivio el no tener ya esa engreída risa y actitud que el auror había adquirido, y por supuesto ese sentimiento de amenaza que el propio Matthew desprendía de su corrupto ser se había ido junto con él. Todo esto para dejar paso al Boggart modificado con lo que sea que Azkaban capturaba como energía, como su único enemigo en esos momentos. Todos los presentes pudieron observar que no se encontraban incomunicados ni aislados del todo, pues sus voces podían escucharse a travéz de los campos de fuerza y aún incluso verse unos a otros. Ya con la sala seccionada en cuatro partes, la criatura tenebrosa que yacía allí comenzó el verdadero ataque, con aquella abertura que había hecho anteriormente empezando a expulsar una bruma negra que no tardó en cubrir cada una de las secciones, todos perdieron sus sentidos por unos cuantos segundos, y para cuando la bruma se esfumó en el ambiente, todo había cambiado, de forma diferente para cada uno de ellos, aunque había un común denominador, el horror…

Dentro de la sección de Michael, parecía que nada había cambiado a su alrededor, después de que la bruma desapareció no sintió nada que atentara contra su propia integridad, sin embargo, fue aquí cuando sintió como una sustancia viscosa cayó sobre su cabeza… Si se atrevía a sentir lo que era, se podría dar cuenta rápidamente que era nada más y nada menos que sangre, y poco a poco, coágulos gigantes de esta horrible sustancia para el bibliotecario comenzaron a inundarle, peor aún, era que dicha sangre no venía del techo y más bien, escurría de enormes criaturas que para Michael, solo añadirían más horror a la fórmula; sanguijuelas, unas que crecían en tamaño para luego, expulsar de sus cuerpos toda esa sangre, no tardó mucho para que estos animales se desprendieran del techo, con el fin de comenzar un lento y horrible camino en contra del bibliotecario. 

Mientras esta escena podía ser vista por sus demás compañeros, casi al mismo tiempo, Brianna pudo sentir como la tierra debajo de ella se empezó a remover, y pronto una mano de lo que parecía ser un "Inferi" se sujetaba en una de sus piernas, haciendo presión para capturarla en su lugar, todo esto mientras la tierra comenzaba a subir, buscando inundar la sección entera en donde estaba la rompemaldiciones. La sola idea de ser enterrada viva en esos momentos, y mientras era sujetada por esas horribles criaturas era tan tétrica como malvada, y tal parecía que a cada segundo que pasaba, el nivel de la tierra iba subiendo de forma lenta y tortuosa, aumentando asi la desesperación al no poder escapar, asi como la aparición de más inferis, como si estos hubieran estado siempre debajo de ella, esperando tan solo el momento más oportuno para atacarle.

Para Tiberius, la situación fue diferente, pues dentro de su sección la bruma oscura no se había esfumado como le sucedió a los demás y más bien, provocó una oscuridad infinita a su alrededor, y aunque aún podía escuchar lo que sucedía a sus compañeros, su vista terminó siendo apagada al estar rodeado de aquella profunda oscuridad. El saber que se encontraba encerrado entre campos de fuerza y no poder ver absolutamente nada, no solo llevaría a un sentimiento de soledad, sino que también a una claustrofobia horrible. Por si esto fuera poco, pronto el abogado pudo sentir no una, sino varias presencias a su alrededor, la forma de flotar en el aire, el como su horripilante presencía llenaba el ambiente de un gélido sentimiento y las siluetas tenebrosas que se podían alcanzar a ver si se concentraba lo suficiente, no había duda de lo que eran; Dementores, y Tiberius se hallaba rodeado de ellos, envuelto en aquella oscuridad, sin duda la peor combinación posible.

El último en el grupo, Erick, quién parecía haberse quedado en total silencio después de recriminarle a Bloodborn y que este le hubiera conjurado un encantamiento, tuvo un trato similar al del abogado dentro de su sección. Si bien la bruma no invocó oscuridad para él, se vio totalmente aislado al resto de sus compañeros, pues tanto las paredes del campo de fuerza, el techo y el suelo habían desaparecido completamente, aunque seguramente también podría escuchar lo que pasaba a sus compañeros si prestaba atención. Ahora se hallaba completamente solo, a lo que parecía ser cientos de metros de altura y rodeado de amplias pero oscuras nubes, una tormenta estaba llegando, lo peor, sin duda, era que se hallaba sobre una escoba voladora. Si el comerciante realizaba una visita a sus recuerdos, era más que obvio en donde estaba… era la misma escena, lo mismo que le había pasado a su primo cuando murio al caer de una escoba, solo que ahora él era quién se hallaba en esa horrible posición, completamente solo y sin nada más que campo abierto alrededor. Sin duda alguna la sección de Erick parecía ser la más trabajada por aquella criatura tenebrosa a la que se estaban enfrentando, y aunque todos los demás podrían ver tan solo a Erick flotando sobre una escoba, el comerciante tenía toda una visión distinta dentro de su sección, una que le aislaba de sus compañeros.

Mientras que un Boggart normal solía atacar a una sola persona, convirtiéndose en lo que más temía de una forma un poco más básica, esta criatura modificada no solo superaba toda expectativa, sino que su forma de atacar llegaba a un nivel totalmente diferente, creando de un momento a otro visiones horribles y que bien podrían haber salido de las pesadillas más profundas de cada uno de los presentes, el grupo se encontraba ahora siendo atacado por aquello a lo que más temían, sin siquiera poder diferenciar si aquello era real o no. Una prueba que, a comparación de todas las que ya habían superado, se sentía en un nivel y escala muy diferente, si se descuidaban, su mente podría romperse ante el horror de lo que tendrían que enfrentar, pero sin duda no había nada más que hacer más que seguir luchando, Matthew Bloodborn lo había dejado muy en claro anteriormente, si querían salir de allí, tendrían que superar al Boggart.

Oscuridad.

Tiberius miró a su alrededor. No veía absolutamente nada. Alzó los brazos hacia delante pero no movió sus pies ni un ápice del suelo. Sabía que estaba rodeado por aquellas paredes que desintegraron a los pájaros invocados por Michael, por lo que no quería acabar con el mismo destino.

Hace demasiado calor aquí pensó. El nerviosismo del pelinegro comenzaba a incrementarse. Tenía miedo a la oscuridad. Intentaba concentrarse en su respiración para no entrar en pánico, pero no lo consiguió. Su respiración comenzó a ser más rápida. De desabrochó uno de los botones que tenía en su cuello. Se sentía como un pájaro que se encontraba encerrado, no en una jaula, sino en una caja sin agujeros. Abrió la boca para hablar pero apenas le salió un hilo de voz.

De pronto, comenzó a sentir unas presencias a su alrededor. El ambiente cada vez era más frío y un escalofrío recorrió su cuerpo No... sabía lo que eran, ya lo había visto anteriormente en la entrada y en aquella prisión. Con su respiración entrecortada, alzó su varita, temblorosa - ¡Especto patronum! - conjuró. Un hilo muy fino plateado salió de su varita, pero no lo suficientemente fuerte para llegar a conjurar nada sólido.

He fallado, he fallado... Pero esto no es real... pero... ¿y si es real? Pensaba. Poco a poco fue agachándose hasta sentarse en el suelo. Colocó sus manos sobre la cabeza, acariciándose el pelo, cada vez más deprisa No es real, no es real, es un boggart... ¿y si es real? ¿Es real? No... sí... no, no lo es... parece tan real...

Un grito desgarrador salió de la garganta de Brianna al sentir como la tierra se abría bajo sus pies y un Inferi la agarraba por el tobillo. 

Sintió un pinchazo en su pecho y un sudor frío cubrió su cuerpo mientre éste empezaba a temblar. No quería mirar, sabía lo que había allí y no... No podría soportarlo. 

Sentía como se hundía en la tierra, que poco a poco iba subiendo y ella... Iba a ser enterrada viva... Tenía que liberarse, tenía que salir de allí como fuera... No, no podía morir de esa manera... La mano del Inferi continuaba tirando de ella, evitando que pudiera liberarse y la tierra cada vez la aprisionaba más... 

«¡Reacciona de una maldita vez...!»

Se dijo, pero... A pesar de que en su fuero interno sabía que era un ataque del Boggart, todo eso era tan real... Empezó a sentir una presión muy fuerte en el pecho y le costaba tanto respirar... Agitó la varita, buscando en su interior las fuerzas arcanas que le permitieran lanzar un conjuro, pero estaba siendo sepultada en vida...

Erick parpadeó. La respuesta de Bloodborn había sido tan sorpresiva y violenta que prácticamente le había cortado la respiración, apenas había recuperado el aliento tumbado en el suelo sin poder reaccionar...y de repente se hallaba muy lejos y subido a una escoba. No era la primera vez que de repente se hallaba lanzado a otro lugar en aquel laberinto, pero era el cambio más drástico que había experimentado hasta el momento. 

Y el más horrible, porque no sólo estaba en una escoba, con lo que las detestaba, sino que reconocía perfectamente aquella escoba, aquel cielo, aquellas nubes. Había rememorado esa misma escena cientos de veces, Era todo exactamente igual, salvo que ahora él estaba en el lugar de su primo, y solo. Y como él, iba a caer, a morir, y sólo le esperaba un funeral entre lágrimas y una tumba helada. Nonononono...¡si apenas recordaba cómo se manejaba aquel chisme! Ya era un milagro que se estuviera sosteniendo encima, ¿cómo iba a aguantar durante aquella tormenta que se acercaba?

Aferró la escoba con todas sus fuerzas. ¿Qué estaba pasando? ¿Era aquello cosa del Boggart? Trató de concentrarse en lo que sentía, en lo que oía, aquello no podía ser real, ¡no podía!

Pero todo era real, por más que miraba no había rastro de las paredes, ni del ataúd, ni de los otros. Ninguna criatura cambiando de forma de golpe. Tan sólo estaban él, la tormenta inminente, y la certeza absoluta y escalofriante de la caída. 

Aterrado, aceleró la escoba tratando de escapar de la tormenta y miró un instante hacia abajo, buscando casas, árboles, granjas, cualquier clase de refugio hacia donde pudiera dirigir la escoba y resguardarse. Hasta meterse por las buenas en un vehículo muggle le parecía aceptable en su estado de pánico. 

Separados para tener que enfrentar al boggart, Michael supo que sus peores miedos iban a cernirse sobre ellos de un momento a otro y, teniendo en cuenta que aquella criatura era mucho más temible que un boggart común, estaba seguro de que el nivel de terror sería superior al que cualquier boggart normal pudiera producirle.

Cuando sintió aquellos goterones de sangre cayendo sobre él, dejó escapar un grito de terror, espantado. La sangre era una de sus mayores fobias, aunque nunca hubiera esperado ver cómo le caía en coágulos de semejante tamaño. Al alzar la vista, divisó a unas enormes y asquerosas sanguijuelas. Eran ellas las que supuraban la sangre, dejándola caer sobre él mientras empezaban a arrastrarse hasta el bibliotecario desde el techo. Goldman comenzó a temblar, horrorizado por el tamaño de las sanguijuelas. Ellas eran también uno de sus peores miedos, dado que siempre había temido a la posibilidad de que uno o varios de esos seres le chupasen la sangre. Él había temido a sanguijuelas pequeñas, pero lo que desde luego no esperaba ver sanguijuelas inmensas como aquellas.

Su primer impulso fue mirar hacia el campo de fuerza, decidido a salir corriendo. Sin embargo, cuando su cuerpo tocase rozase aquel campo de fuerza, ¿no desaparecía desintegrado como los pájaros del avis que había convocado? No, no podía huir... No sin estar seguro de que podía sobrevivir, al menos.

Michael apuntó con la varita hacia el techo, aunque no tuvo valor para mirar de nuevo las sanguijuelas. Bloodborn había dicho que iban a necesitar algo más que un Riddikulus para derrotar a ese boggart, por lo que pensó de inmediato en un hechizo que quizá pudiera funcionar.

-¡Expecto... Patronum! -exclamó, en tono temeroso.

Con los peores miedos de todo el grupo estando presentes, como si se tratase de una horrible y tenebrosa emboscada por parte del Boggart, era la primera vez en la que todos se encontraban completamente indefensos ante los horrores de Azkaban, sin saber que hacer exactamente o como actuar ante el peligro inminente, que aunque se repetían internamente que aquello no era real, sus mentes comenzaban a confundirse, preguntandose si tenían la capacidad de discernir realmente entre lo que era verdad y lo que era una mentira, ya que tal parecía que las dudas comenzaban a inundar las mentes de todos por igual. En cuanto Brianna falló el intento por lanzar su "Ridikkulus" pudo sentir como ahora la sección en la que se encontraba atrapada comenzó a reaccionar con mayor agresividad, el nivel de la tierra se desbordó, subiendo a una velocidad aún mayor y esto sin contar con que más formas y figuras huesudas  se hacían presentes dentro de esta tierra, tan solo añadiendo más imagenes horribles a la imaginación de la única mujer del grupo, si no hacía algo, pronto se encontraría la mitad de su cuerpo sepultado en ese lugar.

Los demás miembros del grupo se encontraban en una situación similar a la de Brianna, con Tiberius siendo incapaz de conjurar un "Patronus" de forma efectiva, dio a paso a que los Dementores por fin se acercaran lo suficiente para que, a pesar de la horrible oscuridad que rodeaba al abogado, este pudiera contemplarles en su totalidad. Y sin que pudiera evitarlo, pudo sentir como uno de ellos absorvía una parte de él, esa horrible técnica que solía ser tan usual en esas tenebrosas criaturas. Por otro lado, Erick se encontraba haciendo el intento de controlar la escoba, la cual comenzó a moverse a lo largo y ancho de aquella horrible escena en la que se encontraba atrapado, sin embargo, mas pronto que tarde el comerciante se encontraría con una tétrica realidad; por más que se movía, buscando una forma de escapar de la tormenta, de forma casi surrealista miró como sus alrededores no cambiaban en lo más mínimo, y siempre terminaba en el mismo punto y posición, un ciclo infinito que solo exprimía los temores del hombre en todos sus sentidos.

Sin embargo, a pesar de que la mente de Michael había cedido ante el horror de sus miedos generados por el Boggart, este si pudo conectar un "Patronus" efectivo, el cual se manifestó e iluminó toda la sección en la que se encontraba atrapado, causando asi que las sanguijuelas salieran expulsadas, una acción que al menos serviría para alejarlas por un momento antes de que volvieran a la carga, tal vez el único respiro que tendría para poder ver a su alrededor. Michael pudo darse cuenta de la situación en la que se encontraban todos, cada uno de sus compañeros enfrentando sus respectivos miedos. 

Por el momento, Michael era el único que podría intentar mirar a su alrededor, tratar de buscar en medio de su propio terror una forma de liberarse de ese Boggart, y de igual manera a sus compañeros, quienes al haber fallado sus intentos por librarse de sus terrores, se encontraban hundidos en los mismos. Tanto Erick como Tiberius se hallaban aislados debido al poder del Boggart, por lo que podria ser prudente alzar su voz y esperar asi que las palabras les dieran un atizbo de lucidez. A pesar de que todo parecía estar en su contra, si algo habían aprendido todos en su recorrido por esa maldita prisión, era que había una forma de superar aquellas pruebas, tan solo tenían que encontrar la apertura, una pequeña al menos como ya habían logrado hacerlo anteriormente… de lo contrario, todos llegarían a su fin en ese horrible lugar.

Michael había logrado librarse de las sanguijuelas, al menos momentáneamente, utilizando un Expecto Patronum. Al dirigir una mirada a su alrededor, el bibliotecario notó que la situación de sus compañeros no era mejor que la suya y que, para colmo, no habían logrado liberarse de los miedos que les acosaban.

Goldman sabía que debía hacer algo para tratar de sacar a sus compañeros de aquella situación, puesto que aunque los tres eran magos muy capaces, no sabía hasta dónde llegaban los poderes de aquel boggart modificado y de cuánto tiempo disponían para liberarse. Tenía que actuar rápido...

-¡Vamos, podéis con esto! ¡Concentraos en un recuerdo feliz, el más feliz que podáis recordar, y relizad un patronus! ¡Os dará resultado! -exclamó Michael, intentando sonar convencido-. ¡Ya nos hemos enfrentado a otros peligros antes en este lugar! ¡El graphorn, los lethifolds...! ¡Y los vencimos! ¡Los vencimos todos juntos como un equipo! ¡Podremos vencer también aquí!

Brianna empezó a debatirse con fuerza, intentando evitar que la enterraran en vida. Los inferis tiraban de ella y la tierra, poco a poco, iba engulléndola, hacia lo más profundo. 

Intentaba agarrarse a un pensamiento. Aquello no era real, sólo era una pesadilla inducida por el Boggart, sólo era... 

«No quiero morir...» Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, negras por la tierra que la estaba tragando. Y a eso se le juntaba los huesudos dedos de los inferis, que la estaban agarrando por las piernas y tiraban de ella. 

Volvió a gritar.

No... No era un sueño, aquello era real. Tenía que intentar salir de allí, pero no había escapatoria, eran demasiado fuertes, habían conseguido atraparla, aquello iba a ser el fin...

De repente, a su mente confundida le llegó una voz conocida, una voz que no hacía tanto había escuchado... Una voz que le decía que pensara en algo feliz. Una voz que consiguió llegar hasta su estremecido corazón y le habló, tendiéndole una mano y señalando un tenue rayo de luz en aquel abismo.

Un recuerdo feliz...

«Thomas...»

Cerró los ojos y recordó la primera vez que sus miradas se cruzaron en el Hogwarts Express, tenían once años y era su primera vez en el colegio...

Abrió los ojos y extendió la varita, mientras una voz rasgada salía de sus labios.

— ¡Expecto Patronum! —

Tiberius se encontraba agachado en el suelo, con la cabeza escondida entre las manos. Sentía que los dementores se acercaban poco a poco a él. Varios escalofríos le recorrieron el cuerpo por completo. No es real... no lo es... pero ¿y si lo es? Seguía pensando. 

Notó como un dementor se puso en frente de él. No levantes la cabeza, no lo hagas... se decía a sí mismo. Pero no le hizo caso a su voz interior. Sin quitar sus manos de la cabeza, fue levantándola poco a poco. Justo delante suya tenía una criatura que lo miraba fijamente. Oscuridad... Vacío... En ese momento, comenzó a sentir cómo su alma se iba de su cuerpo Pero si esto no es real... ¿no? Intentaba luchar, pero la fuerza se le escapaba.

Fue entonces cuando escuchó las palabras de Michael y pudo vislumbrar que aquello no era real, que lo parecía pero no era real. Se centró en sí mismo, recordando un momento feliz, como fue cuando se graduó en la abogacía. Levantó su varita hacia el dementor que tenía delante - ¡Expecto Patronum! 

Erick dejó de zigzaguear inútilmente. Hiciera lo que hiciera, no podía escapar. Agachó la cabeza y golpeó el palo varias veces con el puño mientras derramaba lágrimas de rabia e impotencia. En su delirio, culpaba a la escoba de no ser capaz de escapar de la tormenta y de su muerte inminente. ¡Maldito chisme! ¡Malditas sean todas las escobas del mundo! ¿Por qué no podemos ser como los magos de Oriente? Allí saben lo que es volar con seguridad...

Había pasado muchos años tratando de evitar verse en aquella situación, y al final había sido inútil. 

Entonces oyó la voz del bibliotecario, venida de no se sabe dónde. 

¿De qué diablos me va a servir un patronus ahora?

Pero oírle fue un bálsamo para su mente atormentada. Pues lo que decía era cierto: apenas lo conocía pero, entre todos, ya habían sobrevivido a cosas terribles. Sabía que eran gente inmensamente capaz. Y si decía que hicieran algo, confiaba en él. Dio media vuelta y, temblando como una hoja, agarró la varita y la apuntó hacia las nubes grises. Agarrándose a la escoba con todas sus fuerzas, cerró los ojos por un instante. 

Pensó una vez más en aquel día en el que, al salir de Gringotts tras una larga reunión, tuvo la absoluta certeza de que todo iba bien. De que sus negocios eran sólidos y no iban a hundirse, de que la familia no iba a volver a tener que preocuparse nunca más por qué comer mañana o de dónde sacar una nueva túnica. Recordó aquella ración de pudín de melaza que pidió con el té tras darse un paseo, sin preguntar el precio.

-¡Expecto ...patronum!

El estornino resplandeciente de su patronus voló hacia las nubes.

Michael pudo observar que sus miedos se habían apartado lo suficiente, dando la oportunidad para al menos echar un vistazo a su alrededor. La adrenalina del momento, el miedo, y el sentimiento de supervivencia que su cuerpo tenía ayudó para que su mirada recorriera lo más rápido y certeramente posible el lugar en el que él y sus compañeros se encontraban encerrados, con nada más que aquél Boggart creado por Bloodborn y la maldita prisión. El bibliotecario no tardó en percatarse que ahora que aquella criatura tenebrosa les tenía encerrados en diferentes secciones, el campo de fuerza ya no se encontraba cubriendo al inconsciente Arlequín Feliz, quién reposaba aún sobre el horrible sarcófago en el que estaba contenido el Boggart, gracias a Matthew ya había visto que era posible atravesar el campo de fuerza con ciertos hechizos, como el maleficio imperdonable que había usado Bloodborn ¿Tal vez había forma de despertar a Badak? No había garantía de que el Arlequín les ayudara si despertaba con su locura pero ya antes les había dado al menos alguna pista.

Por otro lado, Michael también pudo percatarse de qué si bien, el ataúd se encontraba incrustado contra el suelo, esto mismo podría ser una debilidad, pues en la zona en la que se encontraba este horrendo sarcófago, se podían ver diversas grietas que se extendían indicando que aquella zona era bastante débil, seguramente los hombres de Bloodborn tuvieron que meter aquél contenedor a presión, sin pensar mucho en la estabilidad del suelo. Tal vez, si entre el bibliotecario y su grupo conectaban hechizos destructivos como lo era el "Bombarda" podrían hacer el daño suficiente para destruir el suelo en el que se encontraba el ataúd y asi, causar que colapsara hacía los niveles inferiores. Aquella era la única alternativa que tal vez había para evitar el enfrentamiento a muerte con el Boggart, aunque aún nadie había comprobado si el encantamiento "Ridikkulus" servía realmente, pues ninguno de sus compañeros pudo defenderse como él lo había hecho. La decisión entonces recaía en lo que fuera más prudente; erradicarlo o contenerlo. La decisión sería de todos.

Las palabras de Michael se alzaron dentro del lugar en el que se encontraban todos atrapados, llegando como una brisa al resto del grupo, cada uno enfrentando sus peores miedos pero sintiendo como la voz de su compañero les llenaba de lo necesario para salir de la ilusión creada por aquél Boggart, al menos lo suficiente, de forma que pudieran defenderse una vez más de los horrores que se alzaban para atraparles. Esta vez, los esfuerzos de todos fueron recompensados, logrando frenar aunque sea por un momento el avance de aquellas pesadillas que buscaban devorarles. El "Expecto Patronum" Que conjuró Brianna logró hacer lo imposible, el Nundú tan característico de la rompemaldiciones se manifestó expandiendo su brillo, desde el interior de la tierra que estaba tragando viva a la mujer, logrando asi liberarla de las garras tanto de los Inferi como de la prisión de tierra, dando asi libertad para que pudiera recuperarse del claro sentimiento de shock inicial.

Los Patronus tanto de Erick como de Tiberius no tardaron en hacer su aparición de igual manera. El abogado, a pesar de estar sumido en una profunda oscuridad y rodeado por las peores criaturas posibles, pudo observar como su patronus, en la forma de un perro se posicionaba delante de él, embistiendo contra los dementores de forma eficaz y haciendo que estos retrocedieran, de igual manera, el brillo característico del encantamiento se expandió de tal forma que la oscuridad que rodeaba a Tiberius se vio vencida, causando asi que el hombre tuviera visión de toda la sala en la que se encontraba y viceversa para sus compañeros. Aunque la neblina oscura seguía presente, la luz se abría paso a medida que el Patronus del abogado recorría su sección, manteniendo a los dementores a raya por el momento y conteniendolos para que no se acercaran al abogado.

Para Erick sin embargo, dada la naturaleza de sus temores que el Boggart estaba explotando de forma efectiva, el encantamiento que había lanzado con éxito poco o nada podía hacer. Aunque su Patronus, en forma de aquel adorable estornino si que logro hacerse paso hasta golpear con su brillo las paredes de los campos de fuerza que delimitaban la sección en la que el comerciante se hallaba atrapado, ayudando asi a que Erick se diera cuenta de que sin duda aquello que estaba experimentando no era real, aunque seguramente la ilusión sería tan letal como si se encontrara de verdad sobre una escoba a cientos de metros de altura, ahora podía ver que seguía estando entre las paredes de Azkaban, y de aquellos campos de fuerza, recobrando asi parte de sus sentidos.

Por supuesto, el encantamiento que habían lanzado a recomendación de Michael, quién ya se había adelantado a escanear el área, era una solución temporal, los patronus de todos solo podrían mantenerse por un corto periodo de tiempo, antes de que tuvieran que desaparecer, por fortuna habían sido exitosos como forma de mantener a raya a aquellos horrores que el Boggart había invocado contra todos, dandoles asi una forma de analizar e intentar descifrar cual era la mejor forma de contraatacar.

Michael dirigía una mirada a su alrededor. Las sanguijuelas que le habían atemorizado ya se habían desvanecido, aunque sus tres compañeros seguían envueltos en sus propios enfrentamientos. Ahora él no podía ayudarles, únicamente observar sin poder hacer mucho por intervenir, aunque procuró aconsejarles lo mejor que podía en esos instantes.

-¡Intentad realizar un Riddikulus! ¡No sabemos si Bloodborn dijo la verdad! ¡Puede que sea justo eso lo que necesitéis para destruir al boggart! -exclamó Goldman, a voz en grito, esperando que le escucharan.

El bibliotecario, por su parte, apuntó con su varita en dirección al cuerpo del Arquelín Feliz, notando también las perceptibles grietas que había debajo del ataúd. Tendría que centrarse más tarde o más temprano en el féretro, aunque lo primero era tratar de asegurar que el Arlequín Feliz no estuviese sobre el ataúd.

-¡Accio, Cuerpo del Arlequín Feliz! -pronunció, esperando que el cuerpo del mago inconsciente llegase hasta él, ahora que el campo de fuerza había caído.

Tiberius suspiró algo alviado cuando vio que su patronus hizo efecto. Aquel boggart disfrazado de varios dementores había retrocedido y gracias a su hechizo, la sala se iluminó y quitó parte de la oscuridad en la que estaba sumergido. Aprovechó aquello para echar un vistazo a su alrededor, por si veía algo que pudiera ayudarlo a salir de ahí aparte de su varita.

Apuntó hacia sus enemigos - ¡Riddikulus!

Brianna observó, estremecida, como el Nundú salía de la tierra, liberándola de las garras de los Inferis y haciendo que ésta empezara a retirarse. Podía sentir sus mejillas húmedas por las lágrimas que había estado derramando y su corazón todavía resonaba acelerado dentro de su pecho. Pero estaba viva, al final todo había sido una horrible pesadilla. 

Apretó con fuerza los labios y asintió a las palabras de Michael. En su confusa mente tenía la sensación de que ya había intentado lanzar un Riddikulus, pero había fallado... Su mente empezaba a ser arrastrada a las más oscuras pesadillas y su espíritu había zozobrado. Pero esta vez no se dejaría amedrentar, no volvería a caer en los sucios trucos del Boggart. 

Pestañeó, arrastrando todavía las horribles sensaciones que había tenido y buscó con la mirada cualquier cosa que pudiera ayudarla a enfrentarse a aquel maldito ser de pesadillas.

— No es real... — Masculló, intentando autoconvencerse y alzó nuevamente la varita, apuntando directamente hacia el sarcófago. Si todos estaban sufriendo pesadillas, la criatura debía estar todavía en su interior y desde allí les estaba manipulando la mente. 

— ¡Riddikulus! — Pronunció con voz firme, dirigiendo su poder arcano hacia el ataúd metálico.

Tanto Brianna como Tiberius hicieron un intento por concentrarse y analizar sus alrededores, con el fin de encontrar alguna forma de enfrentarse a aquella horrible criatura. Sin embargo, ninguno fue capaz de concentrarse lo suficiente, ya sea porque aún seguían agitados por el horror al que estaban enfrentando o alguna otra razón, ninguno logró ver más allá del horrendo atáud que tenian enfrente o las cuatro secciones que este había creado para aislarlos unos de otros, parecía que no había nada más que valiera la pena destacar en ese lugar en el que se encontraban. Lo único que si pudieron notar, fue al Arlequín Feliz, quién Michael no dudo en buscar atraerle con un "Accio" bastante inesperado, aunque pronto se darían cuenta del porqué el bibliotecario habia decidido hacer aquello; El campo de fuerza que estaba cubriendo a Badak no estaba allí, indicando asi que el Boggart había dejado a este hombre de lado para mantener a los cuatros miembros del grupo aislados y atrapados. Sin duda la oportunidad perfecta para salvaguardar al pobre prisionero era en esos instantes.

Con el grupo un poco más sereno al haber logrado con éxito echar para atrás al Boggart, al menos un poco, todos pudieron enfocarse en ver una manera de poder contraatacar. Michael decidió intentar un "Accio" dirigido a Lord Badak quién, aún inconsciente sobre aquel horrible sarcófago, comenzó a moverse en dirección a Michael, para mala fortuna, el hechizo de atracción no dio el resultado esperado, y solo sirvió para que el cuerpo del hombre cayera de aquella altura, quedando atorado entre las cadenas del ataúd pero a la distancia suficiente del suelo para que el bibliotecario pudiera hacer un contacto más directo con él, las paredes creadas por el Boggart y su magia aún separaban la sección de Michael, por lo que no podría hacer contacto físico con Badak, aunque si podria intentar despertarle con su voz o lanzando algún hechizo que creyera conveniente. Estaba a tan solo un paso de conseguir salvar al pobre hombre, aunque mientras la horrible criatura modificada siguiera allí, no había sitio seguro para nadie, mucho menos con cada una de las secciones siendo asediadas por horrores y pesadillas.

Por otro lado, y siguiendo de nuevo el consejo de su compañero, Brianna y Tiberius decidieron realizar ambos un respectivo "Riddikulus" en contra del Boggart, causando con esto que todas, las cuatro secciones que mantenían al grupo cautivo se vieran afectadas, como si hubieran sufrido alguna especie de interferencia, por unos segundos tan solo, aquellas ilusiones desaparecieron, pero pronto volvieron a regularse y junto con esto, un fuerte y macabro grito salió del sarcófago que yacía allí. El Boggart se mantuvo firme, y tal parecía que pronto tendrían que enfrentarse de nuevo a sus miedos, pues aquella criatura sin duda sonaba enojada y lista para lanzar un nuevo ataque contra ellos. Tal parecía que el Boggart era indiferente contra el encantamiento que habían lanzado, aunque tal vez podría afectarle más si se coordinaban de una mejor manera. 

Ahora todos tenían que prepararse mentalmente para defenderse de nuevo, con los Patronus poco a poco desapareciendo después de haber cumplido con su función. Aunque también tenían todos una brecha que podían usar a su favor, antes de que el Boggart les atacara de nuevo, tenían oportunidad de pensar en un plan de acción, pues todo apuntaba a que si cada uno actuaba de forma individual, no podrían hacerle nada a aquella horrible criatura, la cual tenía una enorme ventaja al atacarles por separado.

Michael había conseguido bajar el cuerpo del Arlequín Feliz de encima del ataúd. Sin embargo, su hechizo no había resultado lo suficientemente fuerte como para atravesar las defensas que rodeaban el ataúd y llegar hasta él. Mientras el boggart siguiera en activo, era evidente que no habría forma de poner a buen recaudo el cuerpo del Arlequín. Pero quizá, y solo quizá, el bibliotecario pudiera lograr que aquel hombre se despertase.

-¡Badak! ¡Despierte, Lord Badak! -exclamó Goldman, a voz en grito.

No sabía si sus palabras serían suficientes para hacer que Badak despertase y, dadas las circunstancias, imaginaba que si no se había despertado ya con el ruido del enfrentamiento, no iba a despertar solo porque gritasen su nombre. Por ello, tomando de nuevo su varita, apuntó otra vez en dirección al cuerpo del Arlequín Feliz, con la esperanza de que el hechizo que iba a convocar sirviese de algo.

-¡Rennervate! -gritó, apuntando hacia el hombre inconsciente.

Brianna sintió como las paredes de fuerza vibraban cuando lanzó el conjuro contra el sarcófago, escuchó el grito del Boggart, pero enseguida se recompuso y los muros recobraron su fuerza. 

La rompemaldiciones apretó con fuerza los dientes. Si iban cada uno por su lado no iban a conseguir nada. Aquella criatura era demasiado fuerte y resistiría los envites por separado, pero si conseguían coordinarse, podían crear una fuerza mucho mayor... Y entonces, quizás... No podían darse por vencidos, no después de todo lo que llevaban en aquel maldito lugar.

De soslayo vio a Michael intentando hacer que el Arlequín despertara y sus labios formaron una suave mueca. Dudaba que aquel pobre infeliz pudiera ayudarles en esa situación. — Escuchadme bien. Va a volver a atacarnos, debemos actuar rápido, pero coordinadamente. Lancémosle un Riddikulus, todos juntos... — Propuso, sin apartar la mirada del sarcófago. — Tenemos que ser todos, a la que cuenta hasta tres... ¿Entendido? —