Partida Rol por web

Mientras Michael intentaba hacer su mayor esfuerzo por reanimar a Lord Badak, aprovechando la cercanía que ahora tenía con el inconsciente hombre, fue Brianna quién apuntó a que tendrían que prepararse para el inminente ataque del Boggart, animando a sus compañeros a que todos trataran de coordinar sus encantamientos "Ridikkulus" y asi, ver si podrían hacer un daño real a la horrible criatura que estaban enfrentando en esos instantes. Por supuesto, primero tendrían que enfrentarse una vez más, a los horrores que ese Boggart podía crear para atacarles, con esa manera tan exacta de dar vida a aquello que más temían. Brianna fue la primera en darse cuenta de que la criatura tenebrosa volvía a la carga, al momento en que dentro de su sección volvía a removerse la tierra que había dejabo de ella, peor fue ver que esta vez no subía el nivel de la misma y más bien, los inferi comenzaban a salir como si de muertos despertando de sus tumbas se trataran, las horribles criaturas despertaban un aura oscura en la mujer y pronto comenzaron a cargar contra ella, para asi llevarla con ellos a las profundidades.

Por otro lado, el Arlequín Feliz no tardó en reaccionar finalmente, no por las palabras de Michael sino que, tal parecía que su hechizo había funcionado para reanimar el cuerpo inconsciente del pobre hombre que se hallaba colgando en una de las cadenas del ataúd. La zona entera no tardó en llenarse de una amarga tos proveniente del pobre diablo, quién estaba escupiendo sangre y mirando a su alrededor desorientado, para cuando hizo contacto visual con el bibliotecario, ante todo pronóstico comenzó a carcajearse de forma demente antes de hacer contacto visual con Michael, mirandose desorientado y sin ningún sentido aparente, aunque tal vez no estaba mirandole a él, sino a lo que se formaba detrás de el hombre. La sección del bibliotecario comenzó a llenarse de sangre, las sanguijuelas volvían a aparecer pero esta vez, estaban fusionandose unas con otras, formando un cúmulo asqueroso que pronto sería un masivo animal, el líquido rojo salía expulsado de su cuerpo y esta vez, todo apuntaba a que la sanguijuela iba a embestir contra Michael.

De la misma forma, Tiberius pronto vio como la luz de su Patronus llegaba a su fin, había soportado lo suficiente para darle un momento de paz y sentido a todo lo que estaba sucediendo, y asi el abogado observó que su sección volvia a ser tragada por la oscuridad, una que esta vez no venía de aquellas tinieblas, sino de las horrendas capas de los Dementores, quienes parecían haberse multiplicado de un momento a otro, avanzando en contra de Tiberius como un enjambre espantoso y tenebroso. Erick al igual que todos sintió que todo a su alrededor volvía a cambiar, esta vez, la tormenta se intensificó para él, con relámpagos cayendo de las tétricas nubes con una furia abrumadora y como si su escoba fuera el pararrayos ideal, por si esto fuera poco, el comerciante podía jurar que las corrientes de aire también buscaban hacer que se cayera de la escoba, aumentando el sentimiento interno de peligro y pánico. El nuevo ataque del Boggart había llegado, y con ello un nuevo golpe en sus miedos más profundos, la decisión de como defenderse dependía de cada uno, aunque al menos ahora podrían coordinarse si asi lo querían, estando más conscientes del peligro al que se estaban enfrentando.

Además de aquellas risas dementes y una tos para nada agradable, Michael pudo escuchar algunos débiles susurros provenientes del Arlequín, mientras hacía ese fugaz contacto visual con el bibliotecario. —Oh… pajarillo, a un paso de encontrar su brillo…— Estaba claro que, con esa forma de hablar y las risas dementes que parecían estarae burlando de él, no se encontraba Badak en esos instantes, y mas bien su alter ego —¿Quieren un consejillo? Es mejor…hundir a su enemigo ¿O prefieren pelear sin objetivo?— Una vez terminó de decir esto, comenzó a toser sangre, casi como si se estuviera ahogando con esta y claramente no ayudando a los temores de Michael, sin embargo parecía que aún como el Arlequín Feliz, había intentado darle un consejo, uno importante.

¿Se refería a hundir el suelo del ataúd? Estaba claro que el Boggart no parecía moverse mucho contra los "Ridikkukus" de sus compañeros, y sin duda tener una batalla de desgaste sería muy ventajoso para la criatura tenebrosa, y viendo que volvía a cargar contra todos en el grupo, era un indicativo muy obvio. Si les seguía torturando mentalmente podría ser mucho más peligroso que los daños físicos.

El Arlequín Feliz había recuperado la consciencia. No obstante, Michael empezaba pensar en que se había equivocado a la hora de centrarse en el hombre inconsciente o en el boggart, dado que a pesar de haberlo derrotado inicialmente, sus temores ahora regresaban de nuevo. Sabía lo que tenía que hacer, había tenido la oportunidad de llevarlo a cabo, pero había creído que podían ser lo suficientemente fuertes como para derrotar al boggart mejorado sin llegar a tales extremos.

Ahora, sin embargo, se daba cuenta de que no lo eran.

-¡Centraos en el suelo! ¡Las grietas! ¡Las grietas bajo el ataúd! -gritó el bibliotecario, a pleno pulmón. Sabía que aquellos goterones de sangre cayendo indicaban la presencia de las sanguijuelas gigantes cerniéndose sobre él, pero procuraría priorizar el ataúd-. ¡Bombarda! -vociferó apuntando directamente al suelo agrietado que se hallaba justo debajo del ataúd del boggart.

Maldijo cuando comprobó que el accio de Michael no había funcionado aunque hubo cierto alivio cuando reaccionó a las palabras de su compañero. Se estremeció ante la reacción del Arlequín.

Poco a poco su parcela sucumbía de nuevo en la oscuridad. Tiberius lanzó una mirada horrorizada a sus compañeros Por favor... otra vez no... pensaba. Los dementores se habían multiplicado. El pelinegro podía sentir cómo las capas de aquellas criaturas le acariciaban su piel. Escalofríos.

Escuchó las palabras de Michael y con todas sus fuerzas y concentración que la situación le permitía, apuntó también hacia las grietas - ¡Bombarda! - gritó después de su compañero. 

Brianna palideció al ver nuevamente el resultado de sus peores pesadillas delante de ella. Sintió como sus fuerzas flaqueaban y estuvo a punto de sucumbir nuevamente a la desesperación que arañaba en su interior. 

«No son reales...» Se dijo, intentando agarrarse al poco coraje que le quedaba. A pesar de saber que todo ese horror era proyectado por el Boggart, podía sentir las manos huesudas de los inferis agarrándola, intentando arrastrarla al interior de la tierra y apretó con fuerza los dientes. No podía dejarse vencer, no quería morir... 

Escuchó la voz del bibliotecario a través de los sonidos de los muertos y el de la tierra deslizándose y dirigió nuevamente su mirada hacia el sarcófago. Ella había propuesto conjurar un Riddikulus entre todos, hacer que esa criatura se ahogara entre buenos y alegres pensamientos, pero quizás, si tenían la oportunidad de derribar aquel suelo... 

Apretó los labios, dudaba que fuera a funcionar, si conseguían romper el suelo y el ataúd caía, volverían a encontrárselo más abajo y quizás, no sería el único peligro al que tendrían que enfrentarse. Su mirada se dirigió un instante hacia el Arlequín, ¿les ayudaría? Nuevamente esa carcajada que chirriaba en sus venas... Sus labios formaron una mueca y su mirada se dirigió nuevamente hacia el ataúd. Ya pensarían cómo enfrentarse a ese peligro más adelante. 

— ¡Bombarda Máxima! — Gritó, apuntando con la varita al mismo punto donde habían dirigido sus ataques Michael y Tiberius.

A pesar de que los miedos de todos se volvían a alzar en su contra, el grupo esta vez logró encontrarse en una mejor posición y por mucho, aunque el ataque era inminente, casi todos mantuvieron una postura mucho más firme, aferrandose a la idea que soltaba Michael en alta voz, reemplazando asi el "Ridikkulus" que había sugerido Brianna por un "Bombarda" dirigido a la base del ataúd. Tanto Brianna como Tiberius pudieron entender mucho mejor las intenciones del bibliotecario en cuanto concentraron sus esfuerzos en lanzar sus correspondientes hechizos, y es que parecía que al incrustar aquél horrible contenedor en esa sección, habían dejado el suelo que le rodeaba muy debilitado, con grietas que se extendían y dejaban en claro que, con algo de suerte, podrían hundir el mismo dentro de la tierra, y aunque no era la opción definitiva para destruir ese peligroso experimento creado por la retorcida mente de Bloodborn, era la mejor alternativa que podrían tener además de seguir en una pelea sin cuartel contra la horrible criatura, en donde solo podrían salir vivos o muertos.

Al momento en que los encantamientos destructivos impactaron contra la zona del suelo que estaba agrietada, la explosion de los hechizos combinados fue sonora y como era evidente, una cortina de humo se alzó por la sección entera, un indicativo de que las intenciones de todos los que estaban allí presentes fueron exitosas y habían llegado a su destino. Casi de inmediato, un rugido aterrador salió del sarcófago una vez más, debajo de este contenedor las grietas se expandieron mucho más y el peso del mismo comenzó a ceder un poco, otro indicador de que la idea de Michael no era errada, tal vez existía una manera de salir victoriosos de ese enfrentamiento mortal y demencial contra el Boggart.

Por supuesto, el ataque exitoso que todos habían lanzado también traía sus respectivas consecuencias, pues los horrores que aún seguía proyectando aquella criatura no desaparecieron y más bien, tuvieron la oportunidad perfecta para lanzarse contra el grupo, cada uno en su respectiva zona y aprovechando que todos se habían concentrado en el ataúd. Michael sintió como la viscosidad de la horrible sanguijuela le caía encima, entre guturales sonidos y buscando clavarse contra su cuerpo, seguramente para adherirse a él como un parásito a su huesped. Brianna también pudo sentir que los cadáveres andantes que la estaban acosando por fin derrotaban su equilibrio, causando que cayera al suelo y teniendo a estas criaturas, horribles para ella ahora en su busca de jalarla con ellos a lo más profundo de la tierra, el agarre que estas cosas tenían dolían al tacto, debido a los huesos y la presión que ejercían contra la mujer del grupo, tenía que lograr salir pronto del agarre.

Tiberius, también se encontró a él mismo atrapado entre Dementores, uno de ellos logrando absorver parte de él con aquellas oscuras y horripilantes habilidades que, aunque eran simples creaciones imaginarias del Boggart, emulaban muy bien lo que era una de estas tenebrosas criaturas, esta vez, los oscuros entes parecían estarle encerrando para que no tuviera visión del sarcófago. Tal parecía que haber bajado sus defensas para darlo todo en la ofensiva habia sido un movimiento peligroso, aunque ahora la base en la que se encontraba ese contenedor se hallaba severamente dañado despues de tres bombardas ejecutados a la perfección por todos los que se encontraban allí, tal vez, un par de hechizos más y el suelo cedería finalmente, estando asi a un paso de deshacerse de aquel enemigo, el primero que parecía ser creado por obra y gracia de las mentes más retorcidas de la comunidad magica. Tal solo debían encontrar la oportunidad y el momento adecuados, y quitarse de encima a sus respectivos atacantes era el primer paso, como era evidente, para continuar.

Al sentir que aquella sanguijuela gigante se le echaba encima, clavándose en su cuerpo, Michael supo que no tenía muchas posibilidades. Tenía que librarse del boggart contra el que se enfrentaba, pues de lo contrario terminaría pereciendo en aquella prisión. Apuntando con su varita hacia el cuerpo de la sanguijuela, que buscaba adherirse a él como si fuera una ventosa, el bibliotecario pronunció el hechizo que esperaba que pudiera salvarle de aquel ataque:

-¡Incendio! -proclamó, esperando que fuera suficiente para quitarse a aquella letal sanguijuela gigante.

Al notar cómo la criatura parecía aflojar su agarre, Goldman apuntó de nuevo hacia ella con su varita. En esta ocasión para tratar de conjurar un hechizo que esperar que pudiera ayudarle a quitarse de encima al boggart, al menos temporalmente.

-¡Expecto Patronum...! -exclamó, presa de un claro nerviosismo.

El rugido aterrador que surgió del interior del sarcófago, reavivó las esperanzas de Brianna. Podían conseguirlo, podían salir con vida de allí, podían... Pero su optimismo fue golpeado duramente cuando perdió el equilibrio por los inferis que la seguían agarrando y cayó al suelo. Se revolvió, intentando liberarse, pero sus huesudas garras se hincaban en su carne, provocándole un fuerte dolor por todo su cuerpo, mientras seguían tirando de ella, hacia el interior de la tierra. 

Sabía que no eran reales, todo era producto del Boggart,  pero si no hacía nada por librarse de ellos, daría igual si lo eran o no. El dolor que sentía era demasiado real... 

Apretó con fuerza los dientes, ahogando un grito de dolor y apuntó a los muertos con la varita. 

— ¡Riddikulus! — Gritó con la voz desgarrada, consiguiendo liberarse lo suficiente como para poder levantarse y enfrentarse de nuevo al sarcófago. El Boggart había gritado en su interior. Su hechizo anterior había funcionado lo suficiente como para asustarlo... Tenían que conseguir romper de una maldita vez el suelo que tenía debajo. 

— ¡Bombarda Máxima! — Pronunció, con voz firme y clara, señalando de nuevo el suelo que había bajo el ataúd.

Erick, cuyas ataduras a la realidad estaban algo deshilachadas, había quedado tan atónito al ver que se hallaba a la vez en dos lugares que parecían absolutamente reales que tardó demasiado en entender lo que ocurría. Justo cuando se preguntaba si de verdad era buena idea reventar el suelo de aquella caverna como parecían haber decidido el resto, la luz del patronus se apagó y la tormenta empezó a azotarle con más furia. 

Es un truco, un artificio, una caja sin fondo. Repitió mientras se aferraba al mango de la escoba. Como uno de esos baúles mágicos en los que caben más cosas de las que deberían si tienes la llave adecuada. 

Pero para buscar un modo de abrir la caja, necesitaba primero sobrevivir a lo que había dentro. Caracoleó de un lado a otro con la escoba esquivando rachas de viento y los rayos empeñados en perseguirle. No había escapatoria definitiva, pero al menos tenía que intentar que no le alcanzaran inmediatamente, sólo necesitaba un momento para concentrarse e intentar algún hechizo. 

Y sorprendentemente, Erick fue ganando en aquel juego del gato y el ratón. El rayo no llegó a tocar una sola cerda de su escoba, y las rachas de viento sólo llegaban a rozarle antes de que se apartara. Un pensamiento absurdamente infantil cruzó por su cabeza.

¿Qué pasa si echas un petardo dentro de uno de esos baúles y cierras la tapa?

De repente ya no parecía tan mala idea intentar reventar el suelo. Aprovechando un instante de calma relativa tras esquivar otro relámpago, apuntó su varita hacia la dirección donde más o menos recordaba que se hallaba la parte de abajo del enorme ataúd y gritó:- ¡BOMBARDA MÁXIMA!-

El pelinegro sonrió cuando la idea que había tenido Michael estaba teniendo un efecto positivo. Sin embargo, la poca luz que le llegaba de su alrededor, se vio opacada por todos esos dementores a los que tenía pánico.

Volvía de nuevo a la oscuridad en la que hace un momento estaba envuelto. No sois reales, no sois reales... pensaba para sí mismo. Una de aquellas criaturas volvió a la carga para arrebatarle su alma Para no ser real... la sensación es demasiado... Alzó su varita, cerró sus ojos y se concentró - ¡Protego Máxima! - gritó. 

Aquel hechizo le dio la cobertura suficiente para alejar un poco a sus enemigos y volver a localizar dónde estaba el sarcófago, apuntó de nuevo a la base y con todas sus fuerzas gritó - ¡Bombarda Máxima!

Todos en el grupo, cada quién en su respectiva sección de pesadillas, comenzó a dominar estos horrores que acechaban y amenazaban con destruirles, la sección de Michael se lleno de una poderosa llama que logró hacer retroceder a la enorme y horrenda sanguijuela, entre sus sonidos guturales, la criatura invocada por el Boggart huyó buscando refugio del fuego que había creado el bibliotecario, aunque el Especto Patronum que buscó invocar después, no salió como hubiera querido, ya fuera el nerviosismo o la falta de concentración, solo un suave y tenue brillo plateado salió de su varita. Los demás tampoco quedaron atrás en sus intentos por defenderse, con Brianna logrando que los Inferi que buscaban arrastrarla a las profundidades con ellos, volvieran a tener un corto circuito al lanzar su encantamiento, librandose asi de sus garras. Tiberius había convocado un fuerte escudo para cubrirse de los Dementores, de forma que estas criaturas no pudieran alcanzarle bajo la cobertura que había creado, por supuesto no era el encantamiento más eficaz para encarar a estos horribles seres, pero de nuevo, no eran Dementores reales y más bien, una proyección del Boggart, aquel Protego Maxima sería suficiente de momento para mantener a sus atacantes a raya.

Todo esto sin contar con Erick, quién a pesar de ser quién se encontraba más aislado dentro de su sección, comenzó a esquivar los rayos como si de un jugador profesional de Quidditch se tratara, burlando asi los horrores que querían atormentarle uno tras otro, y superando con gran habilidad el horror en el que le había metido aquella criatura tenebrosa a la que estaban encarando. El boggart entonces, se tuvo que enfrentar a un feroz contraataque de parte del grupo entero, quienes, no dudaron en seguir adelante con las bases que ya habían plantado con el bombardeo anterior, de esta forma, aquella criatura tenebrosa se vio rodeada de una rafaga de Bombardas que causaron un nuevo estruendo, incluso Erick se había logrado unir, con su hechizo saliendo de su sección como una bala hacía la base del sarcófago, el impacto volvió a ser suficiente para levantar el polvo del suelo, y esta vez el Boggart volvió a gruñir, gritar y soltar aquellos sonidos que helaban la piel, claramente molesto por la resistencia que estaban mostrando. Y de esta manera, el suelo por fin cedió, con las grietas que se habían formado comenzando a hacerse más y más grandes, no tardó mucho antes de que los primeros trozos del suelo cedieran, cayendo hacía lo que parecía ser un limbo oscuro que es lo que había debajo de aquella zona en la que se encontraban, un fondo sin fin hacía abajo.

La criatura tenebrosa no fue indiferente al hecho de que sus víctimas habían logrado reventar el suelo que le mantenía en pie, de inmediato los campos de fuerza que les tenían aislados el uno del otro cayeron por fin, y las proyecciones que mostraban los horrores de todos también comenzaron a hacer lo mismo poco a poco, de forma milagrosa parecía que todos habían vencido esta trampa horrible que Bloodborn había lanzado contra todos de forma indiscriminada.

Estando dentro del ataúd y sin poder salir de este, el Boggart parecía saber que inminentemente caería junto con toda la zona central de ese lugar, un grito gutural volvió a salir de aquél contenedor metalico y de esta manera, un último ataque desesperado tuvo lugar contra todos los allí presentes, la criatura creó una onda expansiva de tal fuerza, que les sacaría volando contra las paredes del lugar, esto mientras todos veían como colapsaba hacía las profundidades de Azkaban.

Lord Badak soltó una carcajada maniaca al momento de sentir el retumbar de las explosiones, al seguir atrapado entre las cadenas que rodeaban el sarcófago era inevitable que compartiria el mismo destino del Boggart en cuando este cayera junto con el suelo, aún asi, ese lado demente que ya habían visto seguía vigente y a pesar del peligro que estaba sobre él, parecía que poco o nada le importaba mientras seguía riendo de forma casi burlona. —¡Los pajarillos rompieron la jaula! ¡Oh, pajarillos!— Grito a todo pulmón, volviendo a reir mientras su cuerpo, como si fuera un muñeco de trapo, se movía de lado a lado junto con el Boggart que perdía su estabilidad, sin duda el hombre había perdido de nuevo la poca lucidez que habían visto anteriormente, incluso en un momento asi, en donde estaba a punto de caer hacia un abismo con una criatura tenebrosa de lo más horrible, podía seguir riendo de esa manera.

Sin embargo, al momento en que el Boggart modificado de Bloodborn lanzó su último grito y con este, la onda expansiva ataco a los demás, el pobre hombre que ahora era un prisionero de la locura, les miró con un pequeño brillo de lucidez en sus ojos. —Ahora... vuelen pajarillos, consigan su libertad, y busquen justicia por aquellos que nunca salieron de su jaula— Con estas palabras, parecía que el Arlequín Feliz estaba listo para hundirse junto con el Boggart, en aquel abismo que parecía no tener fin debajo de ellos, el pobre diablo cerró los ojos, listo para caer en cuanto el Boggart cedió ante su propio peso, pareciendo mas sereno y calmado ahora que había visto con sus propios ojos, como todos en el grupo habían superado incluso a esa criatura, una abominación creada por el hombre y la magia oscura.

Libre... al fin libre... pensó mientras suspiraba aliviado. Había conseguido deshacerse de todas aquellas criaturas, aunque en el fondo sabía que solamente se había enfrentado contra un boggart. No sabía a ciencia cierta cuánto rato había estado encerrado y luchando contra el boggart y contra sus miedos, pero sin duda, le había parecido una eternidad. 

Echó un rápido vistazo a sus compañeros para comprobar que estaban bien y después comenzó a mirar por la sala en busca del auror*.

Justo cuando fue a centrar su vista en el ataúd, sintió cómo una fuerza lo empujaba varios metros y lo hacía chocar en la pared. Fue un golpe seco que no pudo evitar, lo dejó unos instantes sin aire y con un fuerte dolor de cabeza. Cuando recuperó el aire, llevó una de sus manos hacia donde provenía el dolor de cabeza. Se acarició suavemente porque le molestaba bastante y cuando miró su mano, estaba ligeramente ensangrentada Ya lo curaré después... 

Una risa lo sacó de su autoevaluación. Miró en la dirección de la voz y voy a un Arlequín enloquecido de nuevo. No sabía cómo sentirse finalmente respecto a él, puesto que por un lado, desconfiaba de él y, por el otro, sentía cierta pena por haber acabado así. Apuntó su varita hacia él y probó suerte - ¡Accio Lord Badak!

Michael no esperaba ser arrojado hacia atrás por aquel ataque final realizado por el boggart. Su cuerpo impactó de espaldas contra una de las paredes cercanas y dejó escapar un claro gemido de dolor. Ahora le dolía profundamente la espalda y estaba seguro de que debía de haberse roto algún hueso.

Pese a ello, el bibliotecario sabía que no tenían un segundo que perder. Si querían salvar a Lord Badak, tendrían que hacerlo con rapidez, antes de que el suelo se lo tragase de un momento a otro.

Goldman escuchó a Tiberius pronunciar un Accio contra el Arlequín Feliz, pero recordaba que la última vez que había utilizado un Accio sobre aquel extraño individuo, aquello no había salido tan bien como el biblioteciario esperaba, como si su magia no pudiera ser suficiente para atraer el cuerpo de Lord Badak. Por ello, apuntó con su varita hacia Lord Badak, pensando en otro hechizo que tal vez resultara:

-¡Wingardium Leviosa! -exclamó, a voz en grito.

Su objetivo no era atraer el cuerpo de Badak, sino mantenerlo en el aire el tiempo suficiente para que entre los cuatro pudieran salvarlo en caso de que no se precipitase al vacío ahora que el suelo se agrietaba bajo sus pies.

— ¡Auch...! — El golpe contra la pared dejó a Brianna sin respiración durante un par de segundos. Llevó su mano al pecho e inspiró poco a poco. Le dolía todo el cuerpo, estaba hecha una mierda, pero al menos seguía viva y habían conseguido derrotar a esa abominación...

Levantó la mirada. Su rostro estaba pálido pero sus ojos brillaban con esperanza renovada. Escuchó las palabras de Lord Badak y sintió un pequeño pinchazo de remordimientos. A pesar de que la parecía que había pasado una eternidad, no hacía tanto se había preguntado si era aconsejable llevarlo con ellos, pero ahora... Al verle allí, indefenso, deseándoles suerte a pesar de la risa psicópata que reverberaba de su garganta, sintió una ligera presión en su pecho. Escuchó a Tiberius y a Michael y sus labios se apretaron en una fina línea. Entendió lo que querían hacer, pero el Arlequín había quedado enredado en las cadenas, en cuanto el ataúd se precipitase, las cadenas le arrastrarían y entonces...

— Maldición... — Masculló y se levantó rauda, dolorida, pero apretando con fuerza los dientes consiguió sofocar los quejidos de dolor de su cuerpo. Y corrió, lanzándose para liberar al pobre infeliz de las cadenas... Pero estaba demasiado lejos y su cuerpo era como un trozo de plomo resquebrajado... 

-Ayy qué gol...¡Badak, no! - gritó Erick al ver que aquel pobre desgraciado se hundía en las profundidades junto al monstruo. Hizo ademán de salir corriendo, pero se detuvo inmediatamente, al ver que el suelo se resquebrajaba, no fuera a ser que se viniera abajo si se scercaba más. Aquella caída sí hubiera sido real.

Por suerte, tenía ya la varita en la mano, y, al oír a Michael , trató de hacer lo mismo que él para reforzar su conjuro, en unintento desesperado de salvar al pobre hombre. Dijera lo que dijera aquel auror pervertido, él había visto su sufrimiento.  

La mayoria del grupo, a pesar de haber querido ayudar a Lord Badak a que no cayera junto con el ataúd, y dentro de las tenebrosas profundidades, parecía sentir que no estaban teniendo éxito en dicho esfuerzo. Brianna quedo corta al intentar lanzarse en busca de liberar al hombre de sus cadenas, con un pensamiento bastante acertado pero sin poder concretarlo, al igual que Tiberius y Erick quienes sus encantamientos no fueron lo suficientemente acertados para ayudar al pobre Arlequín Feliz, sin embargo, fue Michael quién, de entre todos, lanzó un Wingardium Leviosa efectivo que alcanzó a Badak y dejo su cuerpo débil y demenciado flotando en el aire. La fortuna parecía sonreirles en medio de todo ese horror, al menos para salvar a alguién que, evidentemente había sido una víctima más de esa prisión aunque ahora sabían que había entrado por voluntad propia.

No obstante, la pierna del hombre aún parecía seguir enganchada al enorme contenedor de metal que ya estaba cayendo, entre sus siniestros gruñidos. ¿El destino de Badak ya estaba escrito y firmado? Incluso cuando Michael había lanzado aquel efectivo encantamiento en su intento por salvarle, todo podría ser en vano mientras aquella cadena estuviera allí, pues estaba claro que, el peso del ataúd sería demasiado como para que el biblitecario por si solo lo soportara. Para sorpresa de todos, las cadenas que en algún momento habían rodeado el sarcófago se habían dañado lo suficiente, de forma que en el momento en el que el suelo entero colapsó, estas no se encontraban atoradas al Boggart, y más bien, ya se hallaban simplemente en el suelo, dando la percepción errada de seguir aún enganchadas a la criatura. Finalmente pudieron escuchar como los sonidos guturales y tétricos de esa horrible criatura se fueron desvaneciendo, entre siniestros ecos que cada vez sonaban más y más lejos, la profundidad que había debajo era demencial, de eso no había duda y seguramente era mejor no imaginar el tamaño de la caída que podrían tener si daban algún paso en falso...

Pronto, todos pudieron sentir que podían relajarse finalmente, o al menos tanto como pudieran después del daño mental y físico que habían estado recibiendo desde que se despertaron en Azkaban. El Arlequín Feliz seguía riendo y tosiendo, perdido en su demencia mientras continuaba levitando justo en el centro del enorme agujero que habían abierto, la cadena seguía alrededor de su pierna, y el sonido metalico de esta era lo único, junto con los sonidos de Badak, que permanecía ahora en esos momentos. Por fin podían disfrutar del triunfo que habían conseguido, juntos.

--- Adolorida ---

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La percepción del dolor sin duda parecia haber desaparecido durante los enfrentamientos tortuosos y horribles que tanto Brianna como los demás habían estado teniendo, uno tras otro sin descanso aparente. Sin embargo no fue hasta esos momentos, en donde la rompemaldiciones había intentado apurarse para librar a Badak de su fatal destino, que se dio cuenta el daño que cargaba su cuerpo; sus músculos no solo se encontraban tensos y sin energía, sino que también dolían como cuando se hace una cantidad de excesiva de fuerza física, no era de extrañar, si habían estado peleando por su vida una gran cantidad de veces ya para ese punto, Azkaban sin duda era el lugar más horrible que podría existir ¿Como habían decidido hacerla una prisión en primer lugar? El ministerio estaba loco sin duda alguna.

Adicional a esto, pudo sentir que las heridas que cargaba gracias a los Lethifolds, seguían sangrando, aunque en menor medida, y a pesar de que no eran tan profundas dichas heridas como para comprometer algún organo vital, contribuían al horrible sentir de dolor y cansancio combinados. El esfuerzo físico comenzaba a resentir a Brianna, ella podía sentirlo bastante bien, ahora más que nunca, seguramente no podría exigirse esfuerzos físicos como lo había estado haciendo, no fuera que tuviera algún daño mayor al hacerlo.

--- Susurros de Basilisko ---

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Aunque la calma parecía haber llegado al momento en que el Boggart desapareció en el abismo que habían abierto en el suelo, lo cierto era que Michael, o más bien, su mente parecía haber sufrido un fuerte golpe durante el enfrentamiento contra aquella horrible criatura. Poco a poco, el bibliotecario comenzó a escuchar susurros que en principio, llegaban de forma tenue y sin importancia para él, y de esta forma se fueron haciendo más y más intensos hasta que por fin pudo entender los mismos; se trataba de ese horrible parcel que le había hablado algunos pisos arriba, los susurros llegaban hasta sus oídos —Moriran… Moriran…—

Era como si el basilisco estuviera allí a su lado, acosandole ahora que el Boggart habia dejado su mente débil y cansada por los horrores que había proyectado contra el bibliotecario, aún asi, Michael podía ver ahora al Arlequín Feliz flotando gracias a su encantamiento, el cual había sido éxitoso, aunque ahora aquellos susurros, tenebrosos y preocupantes a partes igual, estaban a su lado, y todo apuntaba a que no se iban a ir pronto.