Partida Rol por web

Erick irrumpió en la sala donde todos revolvían entre papeles con un aturdido Badak a cuestas como una bludger perdida 

- ¡Tenemos problemas!¡Bloodborn manda dos tipos para ver si estamos vivos! - Jadeando, se apoyó en una pared. Estaba haciendo más esfuerzo en aquel día del que había hecho en meses- Estaban entrando por una puerta al final del pasillo y he salido corriendo para avisaros antes de que nos vieran. ¿Qué hacemos? ​​

El bibliotecario decidió quedarse dentro del archivo para asi buscar más información que fuera de ayuda para él y el resto de su grupo, pues sin duda aunque los expedientes que habían encontrado eran una prueba horrible de que su secuestro había sido premeditado, para Michael debía haber algo más, algo que pudiera conectar directamente a los verdaderos culpables, la carta que estaba dirigida a Bloodborn tenía su nombre plasmado en ella, pero poco más, sin firmas o nombres completos que pudieran usar como una prueba real en caso de salir de allí y exponer todas esas atrocidades. El hombre entonces, viendo que Brianna salía de esa habitación para comprobar que todo estuviera bien con el resto del grupo, se puso de nuevo a buscar usando las mismas metodologías que antes había empleado ya, y que habían servido bastante bien para encontrar sus propios expedientes. El bibliotecario podía sentirse como en casa en esta labor, la cantidad de documentos y archiveros que había a su alrededor no le abrumaban en lo más mínimo, y por el contrario parecía ser la distracción precisa para que su mente se distrajera del golpe psicológico que él ya sabía que tenía encima, con la voz del horrible basilisco desapareciendo mientras se sumergía en su busqueda de información.

Pronto no tardó en encontrar algo más, algo que podría helar de nuevo la piel incluso del mago más duro que hubiera dentro de la comunidad magica; dentro de uno de los archiveros, el cual parecía estar fuera de la organización alfanumérica que ya había detectado, pudo encontrar una cantidad abismal de diarios "El Profeta" apilados como si fueran residuos. Lo que era horrible era que parecían ser ediciones que reportaban numerosas desapariciones en primera plana, si el bibliotecario se ponía a ello, podría encontrar que todos los nombres, coincidían uno a uno con aquellos expedientes aprobados... cada nombre, foto y descripción eran las mismas, evidentemente aún no había ningún diario que hablara sobre él o sus compañeros, y más bien parecían ser ediciones de meses y años anteriores.

Una pequeña nota se encontraba anexada a este archivero:

"¿Pueden creerlo? Ese idiota de August Wand sigue intentandolo… si sigue asi me asegurare de que sea despedido del diaro El Profeta, o mejor aún, lo traeremos aquí mismo para que cierre su boca de una vez.

En fin, disfruten de su nuevo intento de querer llamar la atención, incluso se puso fino y llamó a esto una conspiración"

 

Matthew Bloodborn.

Si Michael prestaba atención, podría ver que, en efecto, todos los encabezados de los numerosos diarios estaban escritos por la misma persona: August Wand, seguramente un empleado del Profeta, aunque tal parecía que sus intentos por sacar a la luz las numerosas desapariciones siempre terminaban igual, cancelados y con la única copia siendo mandada a Azkaban, tal vez como forma de enterrar toda evidencia en el único lugar que nadíe podría encontrar, al menos claro que quisieran entrar a una muerte segura dentro de la horrible prisión, Lord Badak era el ejemplo perfecto de esto. Lo que era más importante, la pequeña nota si estaba firmada por Bloodborn, aunque por si sola no exponía nada horrible o merecedor de un juicio en forma. Aún asi, el bibliotecario tenía una forma de comprobar que todas las desapariciones si existían, con los expedientes que había allí de todas y cada una de las víctimas que aquellos diarios querían denunciar, y todos sus datos enlistados.

También estaba el hecho de que alguién estaba activamente queriendo denunciar, August Wand podría ser el aliado más importante si salían de allí, y también estaba en peligro, pues a juzgar por la nota, seguramente era cuestión de tiempo para que su expediente apareciera en el Archivo. Todo esto podría ser importante, si se llevaban sus expedientes, los diarios, y las notas, tal vez podrían tener una oportunidad, August tendría algunas pistas, pero ellos tenían los documentos que comprobaban al menos, las desapariciones, incluidas las de ellos mismos... Michael tenía que llevar toda esta información a sus compañeros, aunque pronto la voz de un agitado Erick llegó hasta donde él se encontraba, trayendo consigo peligrosas noticias de que los hombres de Bloodborn (Seguramente aurores) estaban yendo hacía allí. Parecía que Matthew no era de dejar cabos sueltos, y comprobaría dos veces que estuvieran realmente muertos, por supuesto que él lo haría...

Tiberius había decidido realizar un Aparecium para ver si las paredes le decían algo, aunque esto poco efecto hizo en realidad, no parecía que aquella sección tuviera nada que ocultar, ni pasadizos, ni trampas, al menos de ese lado podrían estar tranquilos. El abogado miró como Brianna salía del archivo para unirse a él en la sección central, pues aún no había avanzado mucho. Aunque para sorpresa de todos, fue Erick quién, una vez llegó jalando de Lord Badak, alertó de un peligro inminente; los hombres de Bloodborn (Seguramente aurores) venían, estaba claro que el responsable de la carnicería no dejaba muchos cabos sueltos, y de no haber sido por el comerciante, seguramente habrían sido emboscados. Las palabras de Erick llegarían incluso a Michael quién, se había quedado dentro del archivo a seguir buscando información que fuera importante para exponer todo ese horror.

Esta vez no era ni una criatura tenebrosa ni una trampa mágica, eran compañeros magos los que iban hacía ellos, esto por supuesto dejaba en las manos de todos una compleja decisión, si eran aurores, estaba claro que tendrían habilidades para el enfrentamiento directo, dejando asi a Brianna como la única que tendría alguna experiencia para defenderse apropiadamente. Podrían intentar ser ellos los que pusieran una emboscada dentro de la sección central, usando esta área tan amplia para dejarles sin forma de esconderse de posibles hechizos, aunque esto sería declarar el enfrentamiento directamente, por el contrario, también estaba la oportunidad de ocultarse y buscar el chance para correr hacía la salida que había encontrado Erick, sin alertar a los hombres y asi burlarlos, al menos hasta que se dieran cuenta que habían sobrevivido al Boggart. Ambas opciones estaban abiertas para el grupo, por primera vez tenían la iniciativa.

También tenían que ver como rescatar la información que habían encontrado en el archivo, si es que habían encontrado algo de interés. Pues de darse cuenta los hombres de Bloodborn, seguramente no dudarían en quemar todo para esconder cualquier evidencia que hubieran podido encontrar, Brianna y Michael, quienes eran los que había estado buscando eran los que podían alertar de esta situación. Tenían que pensar rápido y ejecutar su decisión, pues aunque habían ganado tiempo gracias a Erick, su ventaja podría irse prontamente si se descuidaban. Lord Badak por su lado, se había quedado mirando a Erick sin decir nada, parecía que haberle hecho correr lo había dejado sin aire también, algo que tal vez, dada la situación, no era tan malo, pues si llegaba a gritar justo ahora...

Al leer aquella última carta, los ojos de Goldman se abrieron con gesto de sorpresa. Por primera vez, veía un documento en el que Bloodborn firmaba con su nombre y, aunque su contenido no era especialmente revelador, podría ser de evidente relevancia si lo combinaba con los otros documentos escritos por Bloodborn sin firmar, las ediciones de El Profeta en las que se mencionaba cada una de las desapariciones y los informes sobre cada uno de los desapariciones. Si lo recababa todo, podrían encontrar un modo de exponer las actividades de Bloodborn y sus superiores.

El bibliotecario no pensó en los hombres de Bloodborn que acudían hacia el archivo. Se centró únicamente en poder cargar con todos los documentos que podían exponer las actividades de Bloodborn, consciente de que ahora disponían del nombre de alguien que podría ayudarles a exponerles... en caso de que lograran salir con vida de Azkaban.

Brianna acababa de salir de la sala del archivo cuando llegó Erick avisándoles que venían dos hombres. La joven dirigió su mirada hacia el pasillo por el que había venido corriendo y una mueca de disgusto se formó en sus labios. 

— En nuestro estado actual no creo que sea muy sensato enfrentarnos a ellos. — Masculló entre dientes. Habían sufrido demasiadas heridas, tanto físicas como emocionales. Cada movimiento era una tortura y empezaba a sentir su cuerpo algo entumecido. — Busquemos dónde ocultarnos y cuando pasen de largo nos vamos de aquí... — Propuso y volvió el rostro hacia la sala donde acababa de dejar al bibliotecario.

Si ambos estaban de acuerdo, volvería sobre sus pasos para avisar a Michael y buscar un sitio donde esconderse.

Él ya sabía de sobra que estaban tocados, pero oírlo de labios de ella era mucho peor. ¿Cuánto tiempo más podrían aguantar así? Aunque, con la salida tan cerca, valía la pena intentarlo. 

-Tienes razón. Creo que en los armarios o debajo de los escritorios hay escondites de sobra, sólo son dos y vienen de mala gana...no creo que se fijen mucho. ¡Démonos prisa! 

​​​​​​Por favor que no se fijen, por favor que no se fijen... No sabía qué harían con ellos exactamente si les encontraban, pero lo temía igualmente. 

Al ver que los hombres de Bloodborn se estaban acercando, rápidamente la idea de pelear fue descartada debido a la condición de todos en el grupo, era evidente que entre las heridas físicas y mentales que habían estado recibiendo desde que despertaron en la horrible prisión, se encontraban en desventaja. Brianna, llamando a la sensatez, no dudo en sugerir esconderse y buscar el momento indicado para escabullirse, de forma que pudieran evitar el enfrentamiento con aquellos hombres. No fue díficil por suerte, encontrar lugares ideales para esconderse, tal como Erick había dicho, afortunadamente la sección en la que se encontraban contaba  con suficientes zonas ideales para la labor. Tanto el comerciante, como Badak quién seguía cooperando a su manera pudieron encontrar refugio rápidamente, el Arlequín Feliz incluso logró ayudar a Tiberius, quién parecía un poco despistado para que fuera con ellos, de tal manera que no fuera descubierto en pleno campo de visión, la advertencia de Erick sin duda les había dado tiempo para actuar sin problemas, pues justo en esos momentos se escuchó un fuerte golpe metálico a la distancia, justo por donde el comerciante había llegado corriendo y el cual dejó un eco en toda la sección, indicando asi que los hombres se encontraban ya más cerca.

Brianna por su lado, había decidido regresar al archivo para asi poder esconderse junto con Michael, aunque pronto, todos en el grupo escucharían algo que pondría el riesgo el plan de acción que habían decidido… El sonido de un montón de papeles cayendo y golpeando contra el suelo, asi como un golpe metálico, como el de un estante salió del archivo y dejó en el aire un sentimiento de suspenso. El bibliotecario, en su intento de recolectar y llevarse con él todos los papeles y archivos que había logrado encontrar, terminó comentiendo un grave error en el proceso; Tirando uno de los estantes y con esto, todos los archivos que estaban dentro de este, él incidente no tardó en tener sus respectivas consecuencias y pronto, todos pudieron escuchar las voces de los dos hombres desconocidos:

—¿¡Q-Qué mierda fue eso!?— Era una voz ronca y vieja, que comentó con un claro tono de alerta, el hombre parecía sorprendido por el repentino ruido que había inundado la sección —Maldita sea… ¡Vamos!— Gritó a continuación, diciendo aquello a su compañero.

—¡V-Voy…! Diablos...— La voz que le respondió, parecía ser mucho más joven, y una vez dicho esto. Ambas figuras masculinas parecían haber comenzado a correr.

—¡No seas lento! ¡Prepara tu varita!— El viejo soltó después, aunque no podían ver quienes eran, estaba claro que uno de ellos tenía mucho más experiencia que el otro, su carrera comenzó a escucharse cada vez más y más cerca.

Se encontraban en problemas, el pequeño desliz que había cometido Michael había alertado a ambos hombres y muy seguramente irían a toda velocidad hacía el Archivo, en donde el bibliotecario, y junto con Brianna que ya no tendría muchas opciones más que entrar junto con Michael, tendrían que buscar esconderse lo mejor posible o atrincherarse en caso de que se desarrollara un combate. Por fortuna Michael si que había logrado obtener todo lo que necesitaba, ahora poseía toda la información y documentos que había logrado encontrar en su busqueda, aunque la consecuencia hubiera sido un poco alta, sin duda alguna. Por otro lado, tanto Erick como Tiberius se hallaban juntos y escondidos en otra zona diferente, junto con Lord Badak quién no parecía ser un gran aliado ni ayuda en general, aún asi podrían intentar hacer algo para ayudar a sus compañeros, aunque ahora que ambos hombres de Bloodborn estaban en un estado claro de alerta, todo se complicaba.

El bibliotecario había provocado que cayese uno de los estantes, desparramándose todos los archivos que se hallaban en él, lo cual alertó de inmediato a los dos subordinados de Bloodborn. Michael sabía que no disponía de mucho tiempo, aunque por suerte había logrado recopilar todos los documentos que necesitaba para exponer las acciones de Bloodborn.

Presionando los documentos contra su pecho, el bibliotecario se agachó ligeramente y realizó un barrido con la mirada, buscando una zona del archivo en la que poder esconderse rápidamente antes de que llegaran los hombres de Bloodborn. Sus pasos fueron rápidos, por lo que no le fue difícil hallar un escondrijo desde el que esperaba que no le localizaran. Respiró hondo, esperando que Brianna también pudiera esconderse antes de que la descubrieran.

Brianna estaba entrando en la sala del archivo cuando el estante empezó a tambalearse y, horrorizada e impotente, contempló como se venía abajo, originando un gran estruendo. Cerró los ojos con fuerza y su corazón empezó a acelerarse. Era imposible que no hubieran escuchado eso, ahora ya no podrían darles esquinazo y el enfrentamiento sería inevitable. 

Abrió de nuevo los ojos, su frente estaba perlada por un sudor frío y su sien palpitaba, causándole un ligero dolor agudo. Escuchó las voces de los hombres de Bloodborn y un escalofrío recorrió su cuerpo. Inevitablemente se dirigían hacia donde se encontraban ellos dos. 

Sacó la varita y lanzó una rápida mirada a la estancia, buscando un lugar donde ocultarse para poder sorprenderles en cuanto tuviera la ocasión. 

Mientras se escondía, repasó mentalmente los conjuros que conocía. Ellos estaban heridos y agotados tanto física como mentalmente. En otra situación, esos dos hombres no hubieran presentado ninguna amenaza, pero tal y como se encontraban, debían andar con cuidado. Lo mejor era dejar rápidamente a uno fuera de combate...

Desmaius...

Sí, sería lo mejor, cuando tuviera la ocasión intentaría eliminar uno de los problemas... Aguantó la respiración mientras escuchaba como aquellos dos hombres cada vez estaban más cerca.

Erick se creía curado de espantos, pero aun así tuvo que taparse la boca para reprimir un juramento al oír el estruendo. Aquello iba a llamar su atención hacia el archivo donde aquellos dos se habían ocultado. 

Tenía que crear una distracción, desconcertarlos, dividir su atención como fuera para ganar algo de tiempo. ¿Cómo podía crear un estruendo en otra parte sin revelar dónde estaba? 

Entonces se acordó de los encantamientos que usaban para no tener que cargar bultos en los almacenes. ¡Sí, eso servirá! 

Asomó tímidamente la punta de su varita y lanzó un encantamiento Locomotor sobre una papelera oxidada para que corriera dando tumbos por los pasillos. En aquel momento no necesitaba finura ni control, cuanto más chocara contra las paredes y más estruendo armara, mejor. Confió en que eso bastara para desorientarlos. 

La rápida reacción de Michael, a pesar de haber sido el causante del desliz que alertó a los hombres de Bloodborn, y de Brianna quién había entrado al archivo y se vio envuelta en la misma situación que su compañero, logró que ambos pudieran encontrar un refugio a tiempo dentro de esta habitación llena de muebles, estantes y archiveros. Sin embargo, estaba claro que el espacio que tenían aún asi era muy limitado y la única salida y entrada pronto se vería comprometida por esos hombres, esto dejaba muy pocas acciones a realizar más que atacar primero en el momento justo, la rompemaldiciones estaba con su varita lista para tal momento, tratando de pensar en cual sería el mejor hechizo para dejar a uno de los hombres fuera de combate tan pronto como tuviera la oportunida, y de esta manera, tanto ella como el bibliotecario escucharían el inevitable estruendo de la puerta abriéndose de golpe:

Por fín podían ver quienes eran estos hombres, se trataba de una pareja de aurores, quienes sin reparo portaban sus respectivas placas del Ministerio y sus uniformes de servicio, estaba claro que eran hombres de Bloodborn —Fue aquí… ¡Pero que mierda paso!— Dijó quién parecía llevar el liderazgo, un hombre de unos cincuenta años de edad y quién parecía bastante molesto —Esos bastardos… estuvieron buscando aquí ¡No te quedes allí parado!— Era obvio que se habían percatado del estante caído y que habían estado rebuscando por esta habitación.

—¡Ya voy, ya voy!— Respondió el otro auror, uno que a comparación de su compañero se miraba bastante joven, seguramente no tendría mucho desde que entro al Ministerio —¿No se suponía que debían estar muertos? Ah maldición…— El joven no parecía estar muy complacido en esos instantes, pero tanto él como el otro auror tenían sus varitas en mano, listos para buscar y dar caza a aquellos que habían hecho ese desastre. Que ambos hombres suponieran que estarían todos muertos a esas alturas, era porque muy seguramente aquél Boggart modificado sería el principal estandarte de Matthew, que sobrevivieran era una sorpresa para nada agradable ante ellos.

Los aurores estaba a nada de ponerse a buscar por cualquier intruso que estuviera en el archivo cuando, de repente, un ruidoso sonido comenzó a llenar la sección entera, de un lado a otro sonidos metálicos embestían contra los pasillos de forma descuidada. Esto no era más que la obra de Erick, quién actuando antes de que el enfrentamiento entre sus compañeros y los aurores de Matthew fuera una realidad, había decidido encantar un objeto con un hechizo "Locomotor" y usarlo para distraer a los hombres el mayor tiempo posible. El objeto que estaba bajo dicho encantamiento, comenzó a recorrer los pasillos sin ningún reparo ni sutilidad en lo absoluto, causando un revuelo allá en donde impactaba, esta acción causó que los hombres que estaban a unos pasos de los respectivos escondites de Michael y Brianna de inmediato se alertaran y desviarán su atención hacía el exterior de aquella habitación en la que estaban, el alivio llegó entonces cuando ambos decidieron perseguir el sonido e ignorar, por el momento, sus intenciones iniciales.

—¿De donde viene el ruido?— El más viejo de los dos soltó tan pronto como salió del archivo, buscando como un toro rabioso el origen del alboroto. —¡Por allá!— Soltó antes de hacer un brusco movimiento con la varita para indicarle a su acompañante que le siguiera a toda prisa, y de esta manera correr directo hacía uno de los tantos pasillos que habían en el lugar, por donde la papelera encantada por Erick se había ido ruidosamente. El pánico y el estrés del momento había pasado aunque tan solo un poco, pues aquellos hombres ahora estaban mucho más alterados que antes, persiguiendo un objeto que no era más que una trampa para ganar tiempo, si el grupo quería huir sin tener que pelear, tendría que ser en esos momentos, antes de que los aurores de Bloodborn se dieran cuenta de la verdad y volvieran a la carga. El comerciante había logrado salvar a sus compañeros de un enfrentamiento con una enorme desventaja para ellos.

Los hombres de Bloodborn ya habían entrado en el archivo y Brianna, desde su escondite, pudo observarlos sin que ellos se percataran de su presencia. La mujer se encontraba oculta en un hueco entre la pared y uno de los muebles archivadores. Sabía que solo era cuestión de tiempo hasta que la encontraran, a ella o a Michael. Se mantenía en tensión, preparada para conjurar si se acercaban demasiado y descubrían el hueco. Apretaba los dientes y mantenía la varita bien agarrada, dispuesta a enfrentarse a ellos, cuando un ruido escandaloso la sobresaltó. 

Su mirada se dirigió hacia la puerta, siguiendo a aquellos hombres que salían corriendo. Cuando estuvo segura de que se habían ido, salió del escondite y se acercó cojeando a la entrada, asomándose y buscando cuál había sido el origen de aquel estruendo. Con la mano izquierda se sujetaba el dolorido costado y un sudor frío cubrió su espalda. 

—¿Qué ha pasado...? — Preguntó al aire, en un quedo murmullo, mientras buscaba a sus compañeros con la mirada. No sabía exactamente qué había pasado. Podía ser algún monstruo que el desgraciado de Bloodborn hubiera dejado suelto en el último momento, por mera diversión. De aquel hombre se podía esperar cualquier cosa. O podía ser una distracción perpetrada por sus compañeros...

— Deberíamos aprovechar y largarnos de aquí... —

El bibliotecario había divisado a aquellos hombres desde su escondite, totalmente sorprendido de que no hubieran descubierto ni a él ni a Brianna. Respiró hondo, sin apenas poder creer que hubieran pasado desapercibidos. Aquella treta de Erick había dado resultado, evitando que los hombres de Bloodborn les descubrieran.

-No sé qué ha sido eso -le reconoció Michael a Brianna, mientras se apretaba contra el pecho los documentos que había recopilado para exponer las prácticas de Bloodborn-. Pero estoy de acuerdo. Deberíamos aprovechar la oportunidad y salir de aquí mientras aún podamos... Vamos.

Goldman no se lo pensó dos veces. Salió de su escondrijo y, procurando caminar lo más sigiloso que podía, echó a andar hacia la dirección en la que había visto a Erick y a Tiberius la última vez que los divisó.

El pelinegro se había quedado tan absorto observando las paredes y su alrededor pendiente a su hechizo, que no se dio cuenta que Lord Badak lo había puesto a cubierto. Lo miró un poco desconcertado una vez que se escondieron y le hizo un ligero gesto con la cabeza a modo de agradecimiento.

Observó en la dirección en la que llegaban los hombres de Bloodborn y el estruendo que hubo en el archivo. Los sudores fríos comenzaron a recorrer la espalda del abogado. Cogió su varita con el mayor silencio que pudo. Erick se le adelantó en la ayuda, por lo que mientras estaba pendiente al cambio de dirección de los aurores, miró rápido a sus dos compañeros. En sus labios, podía leerse "Venga, vamos, aquí".

El ruido que había originado hábilmente Erick para distraer a los hombres de Bloodborn se fue haciendo más distante, a medida que se alejaba entre los pasillos junto con las rápidas pisadas de los aurores, quienes aún no se daban cuenta de la ditracción, la brecha que tendrían todos de ventaja se hacía cada vez más esperanzadora. El Arlequín Feliz, quién se había mantenido bastante cooperativo hasta esos instantes, comenzó a reir sin hacer mucho ruido y a la par que salía del escondite en el que se encontraba junto con el comerciante y el abogado del grupo. —¡Salvados de caer en las garras de los feroces! ¿Qué bien hará si no volamos veloces?— Y tan pronto dijo esto, entre sus extrañas carcajadas, Badak salió corriendo de forma extraña y dispersa, cual gallina sin cabeza hacía uno de los pasillos, el mismo al que había ido junto con Erick anteriormente, antes de encontrarse a aquellos hombres viniendo hacía ellos, poniendoles en un estado de alerta.

La forma errática y hasta cierto punto, graciosa de correr del pobre diablo que para esos momentos parecía más un muerto viviente que un humano, dejaba el extraño sentimiento de que en cualquier momento chocaría con alguna de las paredes y haría un ruido tal, que alertaría a los distraídos hombres que habían logrado alejar de la posición de Brianna y Michael, quienes ya habían salido del archivo, este último cargaba una cantidad bastante interesante de papeles y documentos consigo, aunque no era el momento de preguntar de que se trataba aquello, seguramente ya habría tiempo para hacerlo cuando salieran del peligro que hasta entonces habían podido evadir.

El Arlequín sin embargo, no parecía haber enloquecido de repente y en el peor momento, y más bien parecía estar corriendo como podía hacía la zona de donde habían llegado aquellos hombres, aprovechando que estaban distraidos con el encantamiento de Erick. El comerciante, siendo el único que había ido hacía aquella zona, sabía que la puerta por la que los aurores de Matthew habían subido a esta sección también era la única opción que tenían para escapar y seguir adelante en la cruzada para escapar de Azkaban, antes estaba cerrada, pero ahora debía estar abierta.

Michael se reunió con sus otros dos compañeros, quienes podían observar cómo el bibliotecario cargaba contra su pecho una pila de documentos que en esos instantes parecía estar atesorando como si tuvieran un enorme valor. Al fin y al cabo, eran la única prueba de la que disponían si querían exponer las acciones de Bloodborn.

En esos instantes, Goldman no supo a qué se debía el repentino movimiento del Arlequín Feliz y lo activo que se mostraba en aquellos momentos, aunque verle marcharse en la dirección por la que aparentemente habían llegado los hombres de Bloodborn era todo lo que necesitaba saber para intuir que estaba dirigiéndose hacia la salida.

-Deberíamos seguirle... -indicó, en un leve susurro, convencido de que irían directos a la salida.

El bibliotecario no bajó la guardia y decidió echar a andar detrás de Lord Badak, esperando poder llegar hasta la entrada por la que habían llegado los hombres de Bloodborn. Con suerte, la salida de Azkaban no debía de quedar muy lejos.

Brianna  se quedó quieta, contemplando como lord Badak se alejaba por el pasillo por el que habían llegado los hombres de Bloodborn. No debían perder tiempo y aprovechar la distracción que había creado Erick. Cruzó un instante la mirada con Michael y asintió con un gesto de cabeza.

— Sí, salgamos de este maldito infierno... —

Masculló y empezó a caminar, siguiendo los pasos del bibliotecario. No sabía qué había encontrado en aquellos papeles, pero por su forma de sujetarlos parecía que debía ser algo importante. Mientras caminaba, su cuerpo se resentía y las heridas le recordaban con cada paso el daño que había sufrido, pero no podía permitirse el lujo de descansar, debía seguir adelante si quería salir de aquel lugar.

Erick había dudado de que los demás comprendieran lo que había hecho, pero al tener la confirmación irrefutable de que así era, simplemente afirmó -¡No hay tiempo que perder!- y salió detrás del enloquecido Badak tan deprisa como le permitieron sus menguantes fuerzas para alcanzar la salida. Una vez o dos se detuvo a hacer señas al resto para que se dieran prisa y le siguieran . Ya preguntaría luego qué eran aquellos papeles que el que había afirmado ser bibliotecario aferraba. 

Pronto...pronto... Estaba deseando volver a ver el sol, o la luna, o lo que fuera. 

El abogado se sintió algo más tranquilo una vez que Michael y Brianna llegó junto a ellos. Observó que el primero traía consigo un montón de documentos. Fue a ofrecerse para llevar unos cuantos y así el bibliotecario se sintiera un poco más liberado de carga, pero al ver que los llevaba bastante aferrados a sí mismo, no comentó nada.

Se sobresaltó cuando el Arlequín salió del escondite y comenzó a correr sin mucho sentido hasta que se dirigió hacia el pasillo por donde habían venido - Sí, estoy de acuerdo, sigámosle... - dijo. Comenzó a caminar, siguiendo al grupo, con la varita en mano.

Se quedó cerca de la pareja que estuvo investigando en los archivos, para actuar en caso de que fuera necesario. Su mirada tenía un brillo especial, un brillo de esperanza e ilusión por sentir que se acercaban hacia el final de aquella pesadilla.

El grupo avanzó una vez todos estuvieron de acuerdo en que lo mejor era aprovechar la distracción de los hombres de Matthew, curiosamente con Lord Badak liderando el camino por el pasillo que daba a la salida de esta sección en la que se encontraban. Ya estando por la mitad del enorme pasillo en el que todos se habían adentrado, un gran sobresalto vino en forma de una aparente explosión que hizo retumbar la sección entera, y dejó a su vez un horrible eco resonando por las paredes y pasillos del lugar en el que estaban, cualquiera podría intuir que ese sonido había sido un Bombarda Maxima realizado con un profundo odio, pues el encantamiento había sido bastante potente. Si esto no era un indicativo suficiente para saber que su pequeña distracción había sido pulverizada con un movimiento de varita, la confirmación llego poco después en cuanto todos en el grupo escucharon el eco de unas voces que gritaban a lo lejos:

—¡Seran cabrones…! ¡Apura muchacho! No saldrán vivos de aquí.— La voz parecía pertenecer al hombre más viejo que habían visto, el cual era sin duda el lider de ese dúo que había mandado Bloodborn hacía ellos, este mismo parecía bastante molesto por el truco que le había jugado Erick. Por suerte, el eco de aquella voz tan cabreada por haber sido engañada no sonaba cerca, y tal parecía que el encantamiento del comerciante les había llevado hasta la zona opuesta a la que se encontraban todos en eso instantes, teniendo asi tiempo para llegar hasta el final del pasillo y avanzar a la siguiente zona, la cual parecía a todas luces que era la planta más baja de Azkaban, esa maldita prisión que no había tenido ningun tipo de reparo en destruirles física y mentalmente, si llegaban a dicha planta, significaba que tambien tendrían la única salida a su alcance, por fin.