Partida Rol por web

Miro a Harvey con cara inquisidora al tiempo que le pregunto -Y supongo que tu podrías lograr que su chofer hiciera todo eso ¿Vrdad?. No me importa mucho como lo hagamos pero cuanto más lejos de este lugar mejor, no quiero entrar en un conflicto con el pelirojo si es posible. Al menos no de momento.- Luego miro a Katherine y le digo -¿Crees que podría funcionar? o ¿Acaso se te ocurre alguna otra cosa?-

Mientras escuchaba a Max, fue anotando mentalmente las dudas del plan en cuestión. La verdad es que se le había metido entre ceja y ceja asesinar al mago porque era una clara amenaza para la estabilidad de la guerra. Aún con todo no dijo nada de eso, consciente de que ambos temían demasiado, y quizás Harvey con más razones y menos brazos, al mago y su magia. Era algo que debería hacer sola.

Aún así cuando Max le preguntó que opinaba, algo de agradecer aunque aún se acordaba de la factura de la mesa, asintió lentamente, se llevó una mano al mentón como pensativa (pese a que ya lo había pesado mucho antes, pero así les impacientaba un poco como secreta venganza) y dijo, primero respondiendo a Harvey:

-Lo que yo se hacer es poco, soy una humilde servidora de mi Clan, que ha vivido rodeada durante siglos de arte, me he enterado de secretos por la Corte, como arpía, y sirvo más como una agente social y Consejera. No creo que haya nadie -vivo- que recuerde haberme visto luchar. Pero daré lo mejor de mí si es lo que se necesita.

Luego volvió a centrarse en Max, y con todos los respetos le dijo:

-¿Porqué sigues escuchándole? Ese plan me parece una mierda más grande que tu águila. ¿Te ha hechizado? Aun no nos ha explicado lo de los sacerdotes, pero si te voy a decir que rara vez la magía de control que yo haya podido ver, a lo largo de los siglos, te permite que tu victima se autolesione conscientemente. ¿Tu sí puedes, Harvey?

Tras su respuesta, miró al cielo, haciendo un amago de suspiro. Ya no veía tan encantador que las noches durasen tanto, mientras Harvey siguiera vivo, tendría que lidiar cada hora y cada minuto con él.

-Mirad, lo que yo pienso, es que el pub no tiene ninguna protección mágica. Creo que se debe poder entrar sin problemas. Sólo hay un siervo mortal y dos perros. Tú dominas a los perros, Max, ¿no? Creo que a través de la ventana, podrías obligarles a ladrar fuera y intentar salir, y obligar de esa manera al guardián a salir. Luego lo alejamos hacia un sitio solitario, y  que los mismos perros lo masacren, eso es una emboscada, y a partir de ahí... mientras nosotros esperamos ocultos, los vampiros saldrán por el ruido de los perros, aunque con retraso. Les seguimos y matamos a uno, dejando huir al otro, sencillo. Sin magos.

Finjo que escucho el plan de Katherine, pero en realidad me da igual ahora las chicas quieren hacer planes, lo que faltaba - Bien, si tan claro tienes que puedes con el mago Max y yo seguiremos con el plan en el que no explotamos como palomitas -  en ese momento hago un gesto de explosión con la mano - pop, y entrarás enterita en un cenicero - sonrío y le hago un ademan con la mano hacia el pub, entonces dirijo mi mirada a Maxi - una vez se bajen yo me acercaré a ayudarles y les distraré, cuando diga mi nombre y la palabra batalla en una frase tu atacarás, entonces matas despedazas y destruyes, pero deja a uno con vida, y que no sea el chofer, tendré una charla con el, puedo ser muy pesado cuando no me lo propongo - mi sonrisa desaparece en ese momento - me gusta mi brazo, solo me queda este, asi que si me ves en peligro en cualquier momento protegeme, porfis - intento hacer el gesto de juntar las manos al pedir algo pero al tener solo una queda muy ridícula la situación - Una vez lo tengamos lo encerramos en un arcón congelador del hotel con una estaca en el pecho para sacarle información mas adelante, que te parece?

Lanzo un suspiro -Primero. El guardia de la discoteca resulta ser conocido mío, fue la razón por la que vinimos aquí en primer lugar. Segundo. El pelirojo es un tipo bastante fuerte, ni siquiera se de que es capaz pero lo he notado. No voy a mentirte, si fuera por pelearme contra unos fanáticos no habría problema pero lo mágico no es lo mio. Bastante tengo ya con entender a Brujos como Mikael por si alguna vez me toca darles caza. Ahora dime ¿Por qué me interesaría entrar a un lugar donde tendré que matar a mi único contacto en esta ciudad además de enfrentarme a un sujeto del cual no se siquiera hasta donde llegan sus habilidades, si puedo simplemente tender una trampa a los dos blancos que si me interesan? Es más, no hacer nada resultaría incluso más productivo que entrar a ese bar teniendo en cuenta que tenemos doblemente rastreado su vehículo. 

Te llamé porque creí que había una posibilidad de tal vez llevarnos uno por delante y con "muñón" como único apoyo habría sido una pelea justa y no quiero darles ni siquiera esa chance. Como dije en tu hotel, si en algún momento había la posibilidad de eliminar a uno de ellos el análisis de esa situación se volvería prioridad pero sin olvidar que, en un caso de muerte por muerte, nosotros saldremos perdiendo.-

No me había dado cuenta pero mientras lanzaba ese discurso cada vez iba resoplando con más fuerza y, si alguien me viera a los ojos con atención, habría notado que estas comenzaban a dilatarse un poco. Aún así continuo, mi tono de voz no subía pero se notaba que hacía esfuerzos para no comenzar a elevarlo -El pub no tiene protecciones mágicas, como si me importara. Tengo planes para ese pelirrojo creí que había quedado claro cuando dije que no quería romper relaciones con él tan pronto. Te lo juro Kath, si esta actitud tuya es por la jodida mesa... yo... - Las últimas palabras no las digo pero si las pienso -Mierda, no de nuevo-

Stein pide permiso para hacer funcionar sus dones sobrenaturales de vampiro, sin embargo, un gran tumulto lo interrumpió.

- ¿Y ahora qué? – dice Aaron mientras se levanta a mirar desde la ventana –

Con su mirada, busca el origen de tal alboroto y al parecer provenía de un callejón ubicado en uno de los costados del pub.

- Es ese vampiro de mierda – dijo con una vena sobresaltada en su frente –

Rápidamente camina hacia su katana y la toma para abrir la puerta que daba acceso al primer piso.

El guardia lo mira sorprendido y le dice:

- Korav, ven, trae la escopeta –

El centinela ruso no sabía qué hacer con los perros y con la orden de su patrón, quien por cierto no lo espero para salir raudamente y perderse en las calles.

Ambos podían quedarse en la oficina y ver tranquilamente desde la ventana que al parecer el vampiro al que Aaron le había cortado el brazo, seguía ahí, justo detrás del edificio y no estaba solo.

Pero, había algo extraño que dos cainitas tan antiguos como ustedes podían notar, uno de los acompañantes de aquel rubio que tanto había molestado al actual gerente del Pub, al parecer, había sucumbido a la bestia y estaba completamente incontrolable.

Ambos canes al ser soltados, rápidamente suben a la oficina de Kenneth y comienzan a lamer el brazo de aquel vampiro troceado.

Si ambos deciden quedarse, pueden notar que Aaron llega rapidamente al callejon y comienza a hablar.

- Veo que con cortarle el brazo a uno no fue suficiente…creo que es un buen momento de cortar cabezas – era el pelirrojo, al que tanto temían Max y Harvey, quien avanza con pasos gráciles y con su katana en mano, colocándose de tal manera que estaba dispuesto para la batalla –

Iba acompañado por su guardia personal, la gran mole rusa que mira al vampiro en frenesí.

- ¿Primo? – dice el guardia con una escopeta apuntándole, aunque al ver que se trataba de Max, va bajando lentamente el arma, intentando hablarle – soy yo, Korav, que… ¡¿qué pasa?! – le grita -

- Korav, ese ya no es tu primo, apunta a la cabeza –

Dicho esto, el ruso levanta nuevamente el arma y apunta.

De pronto, las facciones de Maximillian que de por si eran muy poco humanos, ahora pasaron a ser completamente bestiales.

Sus dientes pasaron a ser colmillos, sus ojos completamente blanquecinos, sus garras comenzaron a afilarse y la bestia poco a poco se fue apoderando de él.

Ya no era Max, ahora era otra cosa, una completamente peligrosa, imbatible y con terribles ansias de destrozar todo a su paso.

De pronto, desde atrás se escucha.

- Veo que con cortarle el brazo a uno no fue suficiente…creo que es un buen momento de cortar cabezas – era el pelirrojo, al que tanto temían Max y Harvey, quien avanza con pasos gráciles y con su katana en mano, colocándose de tal manera que estaba dispuesto para la batalla –

Iba acompañado por su guardia personal, la gran mole rusa que mira al vampiro en frenesí.

- ¿Primo? – dice el guardia con una escopeta apuntándole, aunque al ver que se trataba de Max, va bajando lentamente el arma, intentando hablarle – soy yo, Korav, que… ¡¿qué pasa?! – le grita -

- Korav, ese ya no es tu primo, apunta a la cabeza –

Dicho esto, el ruso levanta nuevamente el arma y apunta.

Leonid enarca una ceja , ahora más curioso por los poderes sobrenaturales del Padre Stein al solicitar evaluar el brazo amputado y ese tumulto llama más la atención. No emite respuesta inicialmente y observa por unos momentos aquella situación, sacando conclusiones rápidas mientras una sonrisa macabra se dibuja en sur rostro.

-Al parecer uno de ellos ha sucumbido a la Bestia, Padre-.

Luego mira de reojo a los perros que acaban de olfatear el brazo de aquel cainita, repasando los nervios amputados con sus lenguas mientras va desenfundando su pistola beretta m92.

-Los canes tienen el olfato del rubio en caso de que logre escapar-.

Decidiendo dar media vuelta y encaminarse directo al callejón donde esta ocurriendo aquel incidente. Sabe los estragos que puede causar la Bestia, aunque no lo deseará, que Aaron muriera sería malo para los negocios en todos los sentidos y considera que será una excelente oportunidad de poner a prueba sus nuevos dones de sangre. 

-Debemos encargarnos de esto-.

Termina por comentar mientras va saliendo de la oficina y se prepara para combatir. Comenzando a sentir como la sangre fluye por sus venas para fortalecer su cuerpo.

El padre Stein guarda la tarjeta de invitación para inspeccionarla luego y se acerca a la ventana des de donde mira la escena de reojo mientras los perros se divierten con la extremidad cerciorada.

Luego se encoge de hombros con displicencia ante las palabras de Leonid.

- Veamos de qué están hechos.

Su tono oscuro rezuma un cierto gozo mientras se lleva la mano dentro de la gabardina y saca la estaca ceremonial.

Era una oportunidad única para ver las habilidades de sus rivales en juego, y pasara lo que pasara el Sabbat saldría fortalecido del enfrentamiento. No podían desaprovechar la oportunidad.

Sin esperar más indicaciones, baja las escaleras y sale del pub en dirección al callejón.

Los perros lo siguen rápidamente y cuando se encuentra a una distancia donde Aaron le pueda oír, el sacerdote ordena a los perros.

- Rodeadlos. Que no escapen.

Aaron, quien tenía la espada en la cintura, como aparentando tenerlo enfundado en su saya, lanza un rezo a lo que él consideraba el dios de la suerte y de la habilidad, le pide su favor y comienza a correr en puntillas raudamente como si fuera parte del viento.

Y de pronto, se acerca a una velocidad sorprendente hasta Katherine, realiza varios tajos limpios que atraviesan su cuerpo en varias secciones y antes siquiera que pueda reaccionar, se convierte en cenizas.

Luego pasa a Maximillian quien tampoco pudo hacer mucho con los veloces ataques de Aaron y cae completamente herido e incapacitado.

Harvey por su parte logro huir a tiempo del mago, sin embargo, al cruzar la esquina derecha, se topa con otra desagradable sorpresa.

Los miembros del Sabbat quienes habían rodeado el edificio le cierran el paso.

Los dobermans le ladran con espuma en la boca, esperando acatar la orden de su amo.

Habia logrado llegar avanzando a gran velocidad hasta el punto de ingreso de aquel callejon. En ese momento puede notar que un hombre con el brazo amputado estaba tomando direccion para retirarse pero ahora era seria tan solo un ratón atrapado en una ratonera.

Apunta con la pistola manteniendo esa mirada fria, esa expresion de alguien dado a impartir muerte y cazar. Las venas comienzan a oscurecerse mientras la sangre corre a velocidad descomunal y en ese momento la oscuridad se acentua.

Emergiendo cuatro tentáculos desde la oscuridad del callejón donde se encuentra aquel vampiro(Harvey) y avanzan a gran velocidad para apresarlo.

Decidiendo fortalecer uno de los tentaculos para mejorar el ataque contra Harvey

La gavardina negra de Stein se mecía con cada paso firme y sentenciante que este daba por el helado suelo del callejón.

Cuando el rubio sin brazo dió de frente con ellos en su intento de huida, el viejo no titubeó.

- Destrozadlo.

Ordenó a sus sabuesos con una voz más negra que la noche mientras los pies del hombre se impulsaban contra el cemento y sus huesudos dedos apretaban con fuerza la estaca que llevaba en la mano.

Stein no titubeo a la hora de enviar a sus canes detrás de aquel rubio, pero ni ellos, ni los tentáculos de Leonid fueron suficientes para alcanzarlo.

Harvey voltea levemente y nota como las cenizas de otro vampiro se esparcen por el viento, era oficial, habían matado a Max.

La Camarilla estaba acabada, realmente acabada desde ese punto, por lo que no le quedo nada más que correr, todo lo que sus buenas piernas de no muerto le permitían.

Perdiéndose por completo en el bosque, con los perros pisándole los talones.

Aaron por su parte también comienza a correr y sobrepasa con su katana a un costado a aquellos canes intentando alcanzar al pobre desgraciado.

Curiosamente, luego de unos pocos minutos.

Ambos canes salen corriendo del bosque, terriblemente asustados e intentando acurrucarse detrás de su amo, al parecer, algo los había acojonado horrorosamente.