Partida Rol por web

Antes de tomar el viaje, Isidor los guía hasta un avión privado y les entrega el dossier con todos los datos básicos de cada miembro de la Manada.

Athanasivs – Sacerdote, muerto, posiblemente cazado por un mago.

Leonid – Ductus, activo, excelente estratega, principal cerebro de la operación tras la toma de la Ciudad.

Aurora – Prior, activa, segunda líder del escuadrón.

Víctor León – Soldado, activo.

Lawrences Fawler – Soldado, activo.

Selene – Soldado, activo.

Padre Ramón – Soldado, activo, ha decidido irse a México nuevamente.

7 de septiembre, 2018

-12°

05:12 hs.

Habían llegado al aeropuerto, tal como fueron advertidos, el frio era simplemente insoportable, por más muertos en vida que sean, los vientos gélidos calaban hondo bajo la piel.

El vuelo, a pesar de ser privado, debía ser chequeado por algunos agentes de la aduana para evitar todo tipo de ingreso de objetos ilegales, por lo que tardaron un poco en salir de la terminal.

Al salir del aeródromo, notan que había una muchacha con una pesada gabardina castaña recostada por un lujoso todo terreno negro, llevaba un cigarrillo en la boca y por su mirada penetrante pudieron saber que era Aurora, una miembro de Tenebrae, la prior.

Primero la Mano Negra y ahora La Inquisición. ¿En que momento?  -Le vienen pequeños flashbacks de cuando cooperó con la inquisición en Montreal. -Malos recuerdos... Pésimos recuerdos.  En fin, un inquisidor "A prueba de nuevo" y un paladín, a ver que pinta tienen. -Esa fue la escasa información que le dieron por teléfono.

Controla la gente que entra y sale del lugar, al ver a la pareja de hombres que coinciden con la descripción de a quien tenia que recoger termina de fumar y guarda el filtro en el cenicero del vehículo. Vuelve a salir del todo-terreno y les hace una gesto con la mano alza para que la vean y se acerquen.

Cuando llegan,  les saluda a ambos con un apretón de manos firme y una sonrisa formal.

-Bienvenidos a Erebo... Soy Aurora Salazar, de los Tenebrae.  Me dijeron que erais un Inquisidor y un paladín de la mano negra* Pero no me han dado vuestros nombres.

Los lujos del Sabbat, y los lujos de los ¿ultraconservadores? No me gustaba ese nombre, pero la realidad que si implicaba viajar en avión así no era algo a lo que no podía acostumbrarme. Me había vuelto a vestir bien y había llevado todas las pertenencias que podía llevar, ya sea armas, y un largo etcetera. Cuando salimos el frio me golpeó. Esperaba frio, pero esto era demasiado. ¿Podría llegar a acostumbrarme?

Mi sorpresa en la cara fue evidente. ¿Mano Negra? ¿Yo?. No dije nada. Si querían que fuera de la Mano Negra, iba a ser de la Mano Negra. 

Permanecí en silencio para que le jefe haga lo que debía hacer, dandole el honor. 

7 de septiembre, 2018

-12°

05:12 hs.

Todos se encontraban en el refugio, Aurora había decidido irse a buscar a los nuevos integrantes de la cofradía, fueron siete meses muy duros sin Ramón y sin Athanasivs, a quien no le pudieron hacer un entierro digno, por lo que seguían esperando al nuevo sacerdote para que pueda hacerle algo simbólico.

Los libros de la Capilla habían sido colocados en la casa y los dueños de ésta al parecer no llegarían en mucho tiempo.

Lo certero es que los rumores indicaban que la Camarilla había llegado recientemente a la ciudad, posiblemente en un grupo pequeño de tareas o quien sabe, pero todos estaban con la espada de Damocles colgando en sus nucas, por lo que era imprescindible estar más que nunca unidos ante lo que se avecinaba.

El padre bajo y enjuto, vestido con una gruesa gabardina negra y cara de pocos amigos, observaba sin pizca de emoción el recóndito agujero helado que sería su hogar a partir de entonces.

"De modo que esto es Erebo." 

Quien reconoció como Aurora les estaba esperando y se apresuró a presentarse. El silencio de Joe congratuló al sacerdote, el chico estaba resultando más acertado de lo que cabía esperar,  sin embargo la hospitalaria sonrisa de la prior no fue correspondida. Su lugar lo ocupó un tenso silencio en el que el sacerdote se quedó mirando primero el rostro de la chica y luego el cenicero del todo terreno.

"¿por qué coño fuma?" 

- Stain. 

Se despegaron finalmente los tensos y pálidos labios del hombre para pronunciar su nombre como un escupitajo. 

Aurora sin perder la sonrisa se quedó mirando su mano buscando en ella alguna razón por la que no se la estrechasen.

-Igual me han confundió con la chica de los recados... Pueden intentar parecer tipos duros, frios y todo lo que quieran, pero hasta que no me estrechen la mano, se presenten debidamente y demuestren que sirven a La Espada a mi coche no se suben.
-La mano de dedos finos decorado con un anillo negro con rubis seguía ahí, pero no por mucho.

Esperé que el viejo obedeciera, si lo hacía y le estrechaba la mano, yo lo haría después. Sino no, obviamente. 

7 de septiembre, 2018

-12°

05:12 hs.

Selene bajó las escaleras para adentrarse en el salón de la casa. Hacía ya tiempo que se encontraba totalmente cómoda en ese refugio. Fue directa hacia la biblioteca con la intención de seguir leyendo, cosa que llevaba haciendo los últimos meses. No se podían quejar en cuanto al botín que habían conseguido, bibliográficamente hablando. Quizás alguno de esos libros albergase la información que necesitaba.

Cogió uno de los que aún no había leído y se sentó en uno de los tres sofás que imperaban el salón.

No podía decir que me extrañara el comportamiento pasivo agresivo de la niña, al fin y al cabo era una respuesta que obtenía con más frecuencia de lo que me agradaría.

Sus formas sin embargo no fueron en absoluto adecuadas. Si lo que pretendía era ganarse mi respeto, no lo conseguiría hablándome como a uno de sus colegas y amenazándome con no dejarme subir a un coche.

Observé la mano tendida de Aurora

"Si esa es la batalla que quieres pelear, tres hurras por tu victoria."

Mis dedos huesudos estaban helados como témpanos al entrar en contacto con los de la niña.

- ¿Qué quieres saber?

La mano de la muchacha se estrecha con los del hombre de mayor edad, ambos igual de gélidas.

Eso está mejor, un placer Stein.-Dice con esa sonrisa que no perdió en ningun momento. 

-Quiero que tu acompañante abra la boca y hable: Diga hola, su nombre y que demuestren que ustedes dos son los que tengo que coger. Algo que solo un miembro de la espada sepa o bien sus clanes.

Simple protocolo y medidas de seguridad. En esta ciudad hay mas espías que cosas que espiar.

Joe esperó a que el viejo obedeciera, para luego hacerlo él en todo caso. 

- Padre Stain,

corrigió a la niña al tiempo que añadía:

- Se me ha encargado relevar al finado Athanasivs. Pertenezco al clan de los reyes, si es que eso es de importancia alguna para ti.

de repente las palabras fluyan por parte del padre de forma ágil y aguda.

- Mi acompañante hablará si lo ve conveniente. 

dijo el sacerdote mirando de reojo a Joe, dándole permiso para intervenir.

- y ahora que he satisfecho tu curiosidad, me gustaría saber si ya han llegado las demás manadas.

plantado delante de Aurora, el ventrue esperaba atento una respuesta.

7 de septiembre, 2018

-12°

05:12 hs.

Voy hacia la biblioteca y al llegar me encuentro que Selene ya está allí. Me acerco de forma que me vea mientras lo hago saludándola cuando le veo levantar la mirada del libro que está leyendo.

– Buenos días Selene.

Después de los saludos me acerco a las estanterías donde depositamos los libros que nos trajimos de la Capilla Tremere.

Tengo sensaciones contradictorias sobre Neil pese al tiempo pasado. Me convirtió en un cainita, pero puede que sino hubiera estado en el Túmulo muriendo como los demás defendiéndolo. Habría sido realmente una buena muerte, luchando codo a codo y espalda con espalda con los suyos.

Realmente estoy muerto y al mismo tiempo sigo vivo, no muerto me han dicho que es como lo llaman. Tengo un nuevo objetivo en mi vida que como parentela muy difícilmente podría llevar a cabo. Cobrarme venganza con todos los implicados en la muerte de mi familia, y ahora no tendré problemas de tiempo. Aunque no tengo que relajarme ya que podrían morir de viejos antes de que descubra su implicación.

Tomo un manual típico en casi todos los hogares estadounidenses, uno en que describe las armas pieza a pieza, así como su funcionamiento. Lo necesito asimilar para aprender a conjurarlas, una forma muy buena de eludir los sensores de armas y los registros.

Vuelvo al lado de Selene sentadme en uno de los otros sofás.

Aurora pierde la sonrisa ante algo que Stein dice. Le dedica unos segundos de mirada fija antes de contestar.

-Si... Sois de la espada... Que yo sepa no han llegado más manadas a la ciudad, solo está Tenebrae.

Se llevó las manos al bolsillo de la gabardina para sacar la llave del vehículo y luego se quedó mirando al otro cainita.

-¿Te ha mordido la lengua el licántropo?

-No, soy Joe Pander o Joe el Pander como prefieras. Disculpa la parquedad pero como todo el mundo sigo ordenes- dijo Joe, dando apenas una mueca de sonrisa. Miró fijamente las llaves del auto como si pensara algo de ella. Lo cierto era que Aurora le había caído de forma excelente. Él mismo se sentía un idiota comportandose así. Seguro en su lugar hubiera dicho peores cosas.

La chispa de una sonrisa se dibujó en el rostro de Stain. No en sus labios, que seguían rectos y herméticos, sino en el brillo de sus ojos.

- Bien, entonces parece que no tienes aún toda la información.

El sacerdote dio la vuelta al automóvil y se dispuso ante la puerta del copiloto dispuesto a tomar dicha posición.

- Hay algunos asuntos que me urge hablar con el señor Leonid cuanto antes.

¿Pander? Vale definitivamente sois vosotros, subid al coche. Espera... ¿Te has puesto de apellido el nombre de tu clan? -Pregunta con un tono de exagerada sorpresa -Pues me mola. Entonces yo soy Aurora tremere.  - Le guiña un ojo al Pander.

Luego de eso se sube y cierra la puerta tras de si. Una vez dentro del coche se coloca el cinturón de seguridad, arranca y comienzan a desplazarse. También pone una emisora de jazz pero con poco volumen para que no entorpezca la conversación. 

-Vamos directamente al refugio comunal, ahí nos reuniremos todos, haremos las presentaciones un poco estilo alcohólicos anónimos. Os pondremos al tanto de todo lo que debéis saber y viceversa y de ahí ya lo que surja... Ah, y ya hemos dejado preparada vuestra habitación.

Es entonces cuando la prior comienza a acelerar hasta alcanzar una velocidad endiablada, haciendo alarde de su capacidad de conducción temeraria, a fin de llegar lo antes posible al refugio.

Cuando el Padre Stein se disponía a ingresar al vehículo, surge una persona del aeródromo, era un hombre sombrío, con pocos aires de querer caer bien a nadie, llevaba dos perros doberman en cada brazo, sujetados cada uno de ellos con correas metálicas pero tranquilos a pesar de su imponente presencia.

- Padre, ¿dónde alzo a Apolo y a Hermes? Llevaron en esas cajas demasiado tiempo – dice mientras varios copos de nieve le caían en su calva cabeza, era un mortal, pero sabía cómo tratar a su amo, quizá por respeto o por miedo – el muchacho aquí nos ayudara con el equipaje –

Se refiere a uno de esos carretilleros que solían trabajar en las terminales de buses o en este caso, en los aeropuertos.

El chico llevaba varias maletas de cada uno de los hombres que habían llegado a la ciudad, se lo veía un poco desabrigado ante terrible clima y no parecía ser un empleado contratado por el aeropuerto, solo uno de esos típicos hombres que trabajan de cualquier cosa para sobrevivir.

-14°

06:22 hs.

Paso más de una hora desde que Aurora decidió buscar a los enviados por la Inquisición, los ánimos se veían mezclados entre los demás miembros de Tenebrae, el asesinato de Athanasivs por parte del líder de la Cábala de Magos, la repentina decisión de Ramón por volver a su país para resolver cuestiones personales, eran golpes bajos que se iban acumulando en torno a una situación de por sí bastante preocupante, ya que la Camarilla al parecer, había decidido recuperar la ciudad.

Los faros del vehículo de Aurora se vieron a lo lejos, aunque solía manejar con bastante imprudencia, ahora se le veía más calmada, al fin y al cabo, no había hombres peces detrás de ella.

El refugio era un lugar fuerte, alejado de la ciudad, una cabaña del estilo casa de madera de dos pisos con una decoración de estilo rústico propio de Alaska. Al parecer, en su momento estaba orientada para el alquiler turístico de grupos amplios. Pero tras un tiempo los Tenebrae optaron por instalarse definitivamente allí y la hicieron suya definitivamente. 

Muy próxima a la casa, se talaron unos cuantos árboles y se preparó un modesto campo de entrenamiento similar a los de distintas fuerzas especiales o airsoft. El principal elemento es un pequeño laberinto de paredes de madera y aparte una arena para los duelos.

Llegados todos frente a la entrada, bajan rápidamente el tercer acompañante del Padre Stein toma las maletas y las baja frente a la puerta, a modo de no querer ingresar.

- ¿Padre, me quedare aquí o desea que vaya a algún hotel? – pregunta el criado -.

Al poco rato bajan un par de dobermans que iban en la parte trasera del rodado de Aurora, olfatean el aire precavidos y se quedan atentos a cualquier orden del Inquisidor.