Partida Rol por web

-Tsk. Parece que tienes muchas preguntas, ¿eh? - James Falk se rasca el costado por debajo de su chaqueta con un claro gesto de contrariedad en su rostro. Está claro que le da pereza explicar todas las cosas que ha preguntado Hairo. - En fin, si no hay más remedio... - el Inspector Falk suspira y está a punto de comenzar a responder, pero justo entonces...

Aunque Brandon Porter había regresado al lugar que le correspondía como acusado de este juicio, de repente vuelve a saltar al estrado con una sonrisa y colocándose bien la gorra del uniforme, que luce impecable.

-¡Permítanme que lo explique yo mismo! - exclama el chico, sonriendo amablemente. - Después de todo, soy un profesional.

El juez golpea repetidamente con su maza, mirando con reprobación al acusado.

-¡Sr. Porter! ¡¿Ha olvidado lo que acabo de decirle?! - le dice con reproche, aunque luego suspira y niega con la cabeza. - Aunque... nadie mejor que usted para describir sus propias rutinas, supongo. Y al Inspector Falk no parece que le importe la interrupción. - añade, mirando al despreocupado Inspector de policía. - Bien, Sr. Porter. Háblenos de sus rutinas, por favor.

-¡Con mucho gusto! - responde Brandon inclinando ligeramente su cabeza ante el juez. - Oficialmente entro a trabajar a las 7:00 de la mañana, pero no es hasta las 9:00 cuando visito la planta de la que estoy encargado por primera vez cada día, a no ser que los clientes me requieran. - sonríe. - A las 9:00 acudo a mi planta para servir los desayunos de las tres habitaciones, una por una. Llevo cada almuerzo individual en una bandeja, pero dentro de cada habitación me encargo de preparar la mesa a conciencia. Dejo el desayuno preparado aunque no haya nadie en la habitación, pues hay huéspedes que salen un rato por la mañana y luego regresan, y les gusta encontrar el desayuno sobre la mesa. - explica. - Tardo unos 10 minutos en preparar la mesa y servir el desayuno por cada habitación, así que a las 9:30 ya he terminado. Regreso más tarde, a las 10:00, y recorro las habitaciones para retirar las bandejas con los restos de los desayunos de todas las habitaciones, a no ser que algún huésped me pida más tiempo. No tardo más de 5 minutos por habitación, por lo que termino alrededor de las 10:15. - dice con orgullo. - Más tarde, a las 12:00, recorro las habitaciones para ordenarlas y limpiarlas. Sí, somos los botones los que nos encargamos también de la limpieza. - añade, mirando a Hairo. - Llevo conmigo toallas y sábanas limpias para cada habitación, por supuesto. Normalmente dedico unos 20 minutos a poner en orden cada habitación. Más tarde, a las 14:30...

-Es suficiente, acusado. - le interrumpe Winston Payne con voz altiva. - No nos interesa lo que hace pasadas las 13:00. Esa es la hora en que se cometió el crimen, después de todo. - afirma, y luego mira al juez. - Su Señoría, puedo confirmar que el acusado no está mintiendo, al menos esta vez. Tengo constancia de que esas son las rutinas que realiza cada día.

El juez asiente, satisfecho.

-Bien. ¿Y qué hay del resto de preguntas del Sr. Mist? - pregunta el juez mirando a Payne. - ¿Las tarjetas del resto de botones pueden abrir las puertas de otras plantas? ¿Y cómo cree que el acusado pudo dejar sus huellas en el arma del crimen?

-Las tarjetas de los botones abren únicamente las habitaciones de la planta que tienen asignada, Su Señoría. - afirma Winston Payne. - El acusado es el único que puede abrir las tres puertas de esa planta. En cuanto a las huellas... - el fiscal duda por unos instantes, inclinándose sobre su banquillo, pero luego recobra la compostura. - No lo tenemos del todo claro.

-Hay muchas razones por las que el acusado pudo haber dejado sus huellas en el cuchillo. - interviene sorprendentemente el Inspector Falk. - Lo más probable es que se tratase de un descuido por su parte, la verdad. Tal vez en el momento del asesinato o puede que antes, cuando cogió el cuchillo de alguna de las bandejas del desayuno. Lo que es innegable es que, como quiera que sucediese, sus huellas se encuentran en el arma del crimen. - afirma con firmeza.

Erina Dabney Kazashi asintió en silencio mientras escuchaba las cavilaciones de Hairo Mist. La verdad es que el señor Hairo tenía bastante razón. Suponiendo por un momento que el asesino hubiera sido de verdad el pobre señor Porter... ¿para qué diablos iba a quitarse los guantes al cometer el asesinato? ¡Parecía más bien que alguien intentaba incriminarle! Pero no tenían pruebas de ello, tan solo una hipótesis... ¡De igual forma, alguna manera de demostrarlo habría! Sólo tenían que encontrarla...

Y entonces, Brandon Porter volvió a sacarla de sus pensamientos con un buen grito subiéndose al estrado, y casi la sobresalta otra vez. Con brillitos en los ojos, contagiada de la energía e ímpetu del Botones, miró al señor Hairo y exclamó. "¡Ja ja ja! ¡Se ve que al señor Porter le apasiona de verdad su trabajo! Acaba de salvar al señor Falk de tener que dar la explicación él mismo... Mírelos, son como agua y aceite. ¡Osea, quiero decir...! Que son casi el opuesto el uno del otro. A uno le apasiona su trabajo, y al otro... no demasiado. Uno va inmaculadamente arreglado, a la moda, y el otro más bien algo desaliñado... ¡Se parecen a nosotros dos! Aunque a usted sí que le apasiona su traba-..."  ante la intimidante mirada de '¿Qué diantres estás hablando esta vez, Erina Dabney Kazashi? ¿Es de verdad relevante en el juicio?' del señor Hairo, Erina tragó saliva y reculó. _{"Me-mejor me preparo para apuntar lo que vaya a declarar..."}

¡Y vaya si tuvo que apuntar deprisa! El botones soltó toda la serie de cosas que hacía en el hotel, horas incluidas. ¡Y vaya si hacía cosas! Esperaba de verdad que el sueldo que le daban mereciera la pena sí tenía que hacer tanto de botones como  de limpiador... ¡Era como si fuera un mayordomo prácticamente! ...¡OOOH! ¡UN MAYORDOMO!

"Se le ve tan orgulloso y feliz..." murmuró Erina cuando el señor Payne hizo terminar al botones de hablar. Con una gran sonrisa en su rostro, le dio al botón de imprimir en su DigiNotes™ (¡como las cámaras Reflex!). "Jejeje... cualquiera diría que estaba declarando sobre el estrado y no en una merienda familiar... ¡Oh! ¡Señor Hairo!" exclamó de repente muy convencida, como si se le hubiera encendido la bombilla. ¡Había tenido una idea excelente! Con los ojos llenos de chiribitas, dijo: "¡Deberíamos hacer un picnic un día! ¡Y podríamos invitar al fiscal Payne y también al Juez!" ¿Cómo serían el Juez fuera del estrado? ¡Seguro que era un abuelito entrañable! ¿Y, y se traería a sus nietos?

Como eficaz asistente, le entregó a Sherlock Mist la hojita recién imprimida, con un dibujito al estilo chibi japonés, del señor Porter vistiendo un traje de mayordomo. Oh, y por supuesto con los datos apuntados sobre las rutinas del señor Porter, claro. Que eso era lo más importante.

Luego el Juez retomó diligentemente el hilo del juicio, indicándole al fiscal Payne que respondiera las otras preguntas del señor Hairo. Por desgracia las tarjetas eran únicas por planta, lo que significaba que efectivamente el único capaz de abrirlas aquel día era... el botones. Y en cuanto a las huellas sobre el cuchillo... Lo atribuían a un simple descuido.

"¡¿Un descuido?!" golpeó la mesa otra vez, molesta. "¿Quiere decir que se olvidó de sus guantes? ¡Pero... pero eso es casi imposible! ¡Pero si se toma muy en serio su trabajo! ¡Es su vida! ¡Su orgullo! ¡No tiene sentido! ¡Claramente alguien ha intentado incriminarle!"

-E-Eri... Eri...- Hairo no pudo evitar suspirar, incapaz de detener ni el entusiasmo ni la charlatanería de su ayudante. ¿Agua y aceite? ¿Picnic? ¿Incriminarle? -Si no se quitó los guantes, es igual de improbable que haya dejado las huellas al cometer el asesinato como por la malicia de un tercero.- Murmuró, sin esperanza ninguna de que la joven se molestara en escucharla. Entre la sorpresa de la habitación y su incansable conversación, a Hairo estaba comenzando a entrarle un auténtico dolor de cabeza.

Parecía imposible que nadie salvo el señor Porter hubiera podido entrar en aquel cuarto, e incluso las propias palabras de su cliente no hacían sino reforzar esa convicción. ¿Quería decir entonces que él era verdaderamente el asesino? Pero si era el asesino, ¿por qué no buscaba una excusa diciendo que había perdido la tarjeta magnética? Eso quería decir que era inocente. Pero si era inocente, ¿quién y cómo podría haberle clavado un cuchillo a la víctima desde la distancia? ¿Lo habían lanzado por la ventana? No, eso era absurdo. Todo aquel caso, y especialmente Erina, era completamente absurdo. Se sentía verdaderamente confundido.

Realmente, no le quedaban más opciones. Se pasó una mano por la frente inconscientemente para limpiarse el sudor que le comenzaba a caer y terminó de preguntar. -Señor Porter, ya que ha subido al estrado, ¿puede decirnos si alguien pidió más tiempo para el desayuno ayer día 9? ¿Y quién ocupaba la tercera de las habitaciones de la planta? ¿Estuvo fuera como los señores Ebant y Porntant o permaneció en el hotel?- Si recibía aquella información, ya debería tener todas las piezas suficientes del rompecabezas. Luego solo quedaba encajarlas de modo que ninguna quedara fuera de lugar, como pasaba con la explicación del fiscal cuya falta de profesionalidad era denigrante. Pero ese "solo" parecía ser mucho más complicado de lo que había creído a primera vista.

Señor Porter, ya que ha subido al estrado, ¿puede decirnos si alguien pidió más tiempo para el desayuno ayer día 9?

-¡No, señor! - responde Brandon Porter con entusiasmo, como si estuviera realmente contento de poder demostrar que presta atención a cada detalle de su rutina como botones. De hecho, probablemente así sea. - Nadie pidió más tiempo para poder terminar su desayuno, ni para nada más. Ayer llevé a cabo mis rutinas de la forma reglamentaria. - sonríe.

¿Y quién ocupaba la tercera de las habitaciones de la planta? ¿Estuvo fuera como los señores Ebant y Portant o permaneció en el hotel?

-¿La tercera suite? - pregunta el acusado, cruzando sus brazos pero alzando uno para toquetear su gorra, pensativo. - Bueno, la ocupa un cliente del hotel. Una sola persona, vaya. - murmura con prudencia. - Esta persona se encontraba en el hotel ese día, aunque creo que salió de su cuarto para ir a algún sitio en algún momento. - dice, sin dar demasiada información. Brandon Porter ajusta su gorra y ofrece una sonrisa servicial a toda la sala. - Lo siento, no puedo decir mucho más. Se trata de un cliente del hotel, y nuestras políticas de privacidad son muy estrictas. No puedo ir por ahí divulgando lo que los clientes del hotel hacen o dejan de hacer. - asiente para sí, sujetándose la gorra de botones. - Soy un profesional.

A su lado, el Inspector Falk toquetea su teléfono móvil. No parece molesto por el hecho de que el acusado haya subido al estrado sin permiso.

Su jefe le contestó que era improbable que un tercero hubiera dejado las huellas queriendo sobre la cubertería porque el señor Porter no se quitaba nunca los guantes... "¡Pero si no ha sido el señor Porter quien las ha dejado, entonces por fuerza le han incriminado...!" protestó, pero su jefe estaba cansado de aquella línea de investigación, no parecía que fuera a servirles de mucho, así que Erina dejó de insistir tras un suspiro. "Está bien... está bien..."

Se dio un par de golpecitos en el labio con el lápiz táctil mientras le daba vueltas al caso en su mente, y también mientras pasaba entre las distintas pruebas en su DigiNotes™. "Señor Porter, cuando dice que es un profesional, ¿hasta que punto se refiere? Siempre siempre sigue la rutina que nos describió antes ¿verdad? De forma reglamentaria, a las horas exactas, sin distracciones, con la puntualidad milimétrica que se esperaría de un profesional... ¿También al mismo orden? ¿Siempre sigue entonces también la misma ruta? Primero la habitación más cercana a la del ascensor (la de la víctima) y después la segunda y tercera? ¡La precisión es importante si queremos descubrir la verdad!" se giró a Hairo Mist sonriente: ¡estaba siendo una buena aprendiz, aplicando las máximas de su jefe!

Eso sí, pensaba que aquel dato era importante precisarlo, aunque no se le ocurría por el momento para qué. Antes de que Hairo se lo cuestionara, le contó también la otra idea que venía dándole vueltas en la cabeza. "Señor Hairo, hay otro asunto que no consigo cuadrar del todo. ¿Qué se le habrá perdido a la víctima en la segunda habitación? Si los huéspedes se llevaron consigo la tarjeta que abría esa puerta... ¿cómo entró siquiera? ¿Por la ventana? ¿La metió el botones por error?"

Señor Porter, cuando dice que es un profesional, ¿hasta que punto se refiere? Siempre siempre sigue la rutina que nos describió antes ¿verdad? De forma reglamentaria, a las horas exactas, sin distracciones, con la puntualidad milimétrica que se esperaría de un profesional... ¿También al mismo orden? ¿Siempre sigue entonces también la misma ruta? Primero la habitación más cercana a la del ascensor (la de la víctima) y después la segunda y tercera? ¡La precisión es importante si queremos descubrir la verdad!

-¡Por supuesto! - responde Brandon Porter con más alegría de la que debería tener alguien acusado de asesinato. - ¡Siempre de la misma forma, y siempre de forma perfecta!

-¿Políticas de privacidad? Las políticas de privacidad no serían necesarias si la gente no tuviera algo que ocultar.- Pensó Hairo, molesto por la cantidad de inconvenientes que se le estaban acumulando en ese caso. Todo aquello sería mucho más sencillo si todos hubieran sido sinceros y claros desde el principio: especialmente el fiscal, pero también el acusado. El abogado tenía el convencimiento de que si se comunicara libremente toda la información sin sesgos la verdad saldría a la luz por sí misma sin mayor dificultad: El mayor enemigo de los juzgados eran los seres humanos.

Sin embargo, ya poseían suficientes datos como para comenzar a extraer algunas conclusiones. Se volvió a contestar a Erina, que por alguna razón le miraba muy sonriente como si esperara alguna clase de reacción por su parte, aunque no estaba muy seguro de a qué. ¿A haber repetido sus palabras con exactitud? -Nuestro cliente ha testificado muy claramente que no permitió que ningún huésped entrara en una habitación que no le perteneciera y, dado que perjudica su caso, dudo que esté mintiendo al respecto. Adicionalmente, no deberíamos dar por hecho que entrara en la habitación ya que el cadáver pudo haber sido escondido allí por el asesino y que el crimen tuviera lugar en otra parte, aunque eso sigue sin explicar cómo pudo acceder al interior el verdadero culpable.

El joven se volvió hacia el botones. -Señor Porter, corríjame si me equivoco: ayer día 9 recogió las bandejas del desayuno finalizando su tarea a las 10:15 con absoluta normalidad y sin que faltara ningún elemento de la cubertería. No volvió a entrar en ninguna habitación hasta las 12:00, momento en que entró a arreglar el dormitorio del señor Diller, por lo que asumo que este no se encontraba allí en aquel momento. A las 12:20 se dirigió a la presunta habitación del crimen y la adecentó sin encontrar en ella nada sospechoso. Finalmente, a las 12:40 terminó su rutina en la tercera sala, cuyo ocupante también se había ausentado para permitirle llevar a cabo sus tareas. ¿Estoy en lo cierto?- Se rascó suavemente la cicatriz antes de añadir -Y, para terminar, ¿usted mismo se encarga también de lavar los utensilios de la comida de su planta o simplemente los entrega en la cocina?

Señor Porter, corríjame si me equivoco: ayer día 9 recogió las bandejas del desayuno finalizando su tarea a las 10:15 con absoluta normalidad y sin que faltara ningún elemento de la cubertería. No volvió a entrar en ninguna habitación hasta las 12:00, momento en que entró a arreglar el dormitorio del señor Diller, por lo que asumo que este no se encontraba allí en aquel momento. A las 12:20 se dirigió a la presunta habitación del crimen y la adecentó sin encontrar en ella nada sospechoso. Finalmente, a las 12:40 terminó su rutina en la tercera sala, cuyo ocupante también se había ausentado para permitirle llevar a cabo sus tareas. ¿Estoy en lo cierto?

Brandon Porter escucha la larga pregunta de su abogado, sujetándose la gorra con una sonrisa de amable botones profesional. Cuando Hairo termina de formular esta primer parte de la pregunta, Brandon permanece quieto durante unos segundos, con la misma sonrisa en su cara, como si estuviera paralizado. Segundos después asiente con lentitud.

-Sí, así es. - dice con una voz más débil que antes, hasta que se aclara la garganta para seguir hablando. - Sí, así es. - repite. - Es tal y como usted dice. Ayer... Ayer no encontré que faltase ningún elemento de la cubertería y llevé a cabo mis tareas tal y como se espera de un profesional. - lo dice con el mismo ánimo que anteriormente, aunque tal vez un poco más lento.

Y, para terminar, ¿usted mismo se encarga también de lavar los utensilios de la comida de su planta o simplemente los entrega en la cocina?

-De eso se ocupa el personal de cocina, Sr. Mist. - aclara el Sr. Porter, sonriente. - Yo sólo me encargo de llevarles los platos y los cubiertos una vez los recojo de las habitaciones.

Erina abrió mucho los ojos en gran sorpresa. "Señor Hairo..." murmuró. _{"Creo que ha encontrado algo..."} Sin embargo no explicó a qué se refería hasta que el botones terminó de hablar. "Señor Hairo, el señor Porter se ha mostrado particularmente nervioso cuando ha hablado sobre la cubertería de ayer. Sobre el hecho de que ayer no encontrase nada que faltase..." le informó, apuntando aquello raudamente en su bloc de notas digital. Sabía, o creía saber, que no tenían pruebas de que sí que faltase algo, más allá de los nervios del testigo. "¡Creo que tenemos algo! ¿Cree que puede seguir presionándole?" Erina se inclinó interesada hacia el testigo. No tenía ni idea de cómo presionar más, pero si al señor Hairo se le ocurría alguna forma... "Quizás pueda deducir algo a través de las emociones del botones, algo que nos ayude a avanzar..." miró al señor Hairo en una mirada cómplice y decidida. "Tal y como Sherlock Holmes señalaría... ¡Quizás su rostro nos indique mucho más que sus meras palabras!"

Hairo asintió lentamente ante el comentario del botones, con expresión pensativa. -¿Particularmente nervioso al nombrar la cubertería? ¿Quieres decir que está mintiendo?- Repitió al comentario de su ayudante, mirándola de reojo -Es lógico: si es inocente es imposible que esté diciendo la verdad, dado que si no el verdadero asesino no podría haber tenido acceso al arma del crimen. Podemos deducir ese dato de los propios hechos sin necesidad de atender a algo tan voluble como las emociones... aunque puede que tengamos necesidad de ello en el futuro.- Admitió, casi a su pesar. Sabía que las habilidades de Erina podrían resultarle de utilidad, pero eso no quería decir que tuviera que gustarle.

El abogado alzó la voz para llamar la atención de la sala, mientras se retiraba los dedos de la sien donde los tenía apoyados para erguirse y mirar al frente con entereza -La acusación de la fiscalía sobre el señor Porter se basa menos en hechos tangibles que en la teoría de que ningún otro pudo cometer el crimen. Sin embargo, existe la posibilidad de que el culpable pudiera ser el ocupante de la tercera de habitación.

-Si el acusado hubiera cometido el asesinato, lo natural habría sido que el cuerpo se encontrara en la habitación de la víctima, lo cual no hubiera levantado estas sospechas en su contra. Por el contrario, colocar el cadáver en el segundo dormitorio parece más bien un intento de implicar a mi cliente en el crimen... tal y como ocurre con las huellas del arma del crimen.- Añadió, concediéndole ese punto a Erina aunque él todavía no tuviera muy claro como podría haber ocurrido aquello. -De este modo, la teoría de la defensa es la siguiente: durante la hora del desayuno, el tercer huésped se apropió de uno de los cuchillos de la cubertería del hotel para utilizarlo contra el señor Diller. Sabemos que hasta las 12:40 que el señor Porter abandonó la supuesta habitación del crimen en ella no había ocurrido nada sospechoso, aunque se desconoce el paradero de la víctima desde las 12:00 hasta entonces: es incluso plausible que ya estuviera muerto en aquel momento.

-Si recreamos los hechos es probable que este hubiera vuelto a su cuarto una vez que ya estuviera adecentado, en el periodo entre las 12:20 y las 12:40. En algún momento, el tercer inquilino habría podido acudir hasta allí y cometer el homicidio una vez el señor Diller le hubiera abierto la puerta. Tras esto, llevándose la tarjeta del mismo, podría haberse colado subrepticiamente en la suite de los señores Ebant y Portant a espaldas del señor Porter mientras este la arreglaba, lo cual suele hacerse manteniendo la puerta abierta; de no ser así, asimismo es plausible que hubiera colocado algún tope en la puerta o cerradura de forma que únicamente quedara cerrada en apariencia una vez mi cliente saliera de ella. Y, aunque el señor Porter insista en que es un profesional,- añadió adelantándose al botones, sin ninguna acritud particular sino simplemente señalando un hecho -no tenemos más que su palabra para validar esa afirmación y todos los hombres cometen errores, como es el caso del cuchillo cuya desaparición nos ha ocultado. Así, este tercer individuo pudo, una vez que su propia habitación estaba siendo arreglada y el pasillo no constaba de vigilancia, introducir el cuerpo de la víctima en la sala en la que fue encontrado, cerrar la puerta para que pareciera imposible que pudiera haber entrado allí, y volver con posterioridad a las 13:00 una vez su propia suite estuviera disponible.

El joven hizo una pausa para recobrar el aliento, momento que aprovecho para limpiarse nuevamente los cristales de las gafas. Se encontraba seguro de sí mismo y de su teoría, la cual encontraba sólida siempre y cuando sus presupuestos de partida fueran acertados, pero era consciente de que carecía todavía de hechos donde apoyarla y eso le hacía estar todavía sobre aviso.

-Evidentemente, existen todavía lagunas en esta explicación.- Admitió, una vez volvió a ponerse las lentes -Por ello, la defensa llama al estrado como testigo a esta tercera persona para que pueda explicar sus acciones durante este periodo de tiempo...- ¿Debería haber dicho eso último de forma más contundente? Lo cierto es que no tenía costumbre de modular la voz para darle más énfasis a sus peticiones y a veces la gente no era consciente de que había terminado sus discursos.Y se le había vuelto a olvidar decir en todo su parlamento... -...Su Señoría.

El Juez, y de hecho el tribunal entero, se queda pasmado al escuchar el larguísimo discurso de Hairo Mist. Nadie parece saber muy bien qué decir a continuación. El Fiscal Payne suda de forma exagerada, inclinado sobre su banquillo, y el Juez parpadea sin parar mirando al frente, pensando y procesando todo lo que acaba de escuchar. Al final termina por reaccionar, dando un golpe con su maza.

-E-En fin. - dice con voz no demasiado convencida. - Eh... En cuanto a lo que ha expuesto la defensa... Uhm... - pasa un tiempo más antes de que niegue con la cabeza. - Reconozco que no he entendido del todo su teoría, si bien hay algo en lo que estoy de acuerdo. Fiscal Payne, - dice, mirando al hombre que suda en el banquillo de la fiscalía. - creo que aún tiene que explicarnos detalladamente cómo la acusación sugiere que se cometió el crimen. Y, ya que estamos, me gustaría saber si tiene alguna prueba más que pueda resultar relevante para este juicio. - dice, mirándolo seriamente. - Antes de llamar a "terceras personas" a declarar, me gustaría dejar claro este punto.

-P-Por supuesto, Su Señoría... - replica Winston Payne, sudando a chorros al ver al Juez hablarle de una forma tan seria y contundente. Mientras esto sucede, el Inspector Falk retoma su puesto en el estrado a regañadientes mientras el alguacil acompaña al acusado, de nuevo, a su lugar correspondiente. - Vamos a ver... Yo... Ah, sí. - el Fiscal Payne recobra la compostura rápidamente, de hecho parece haber recordado algo importante y bueno para él, porque juega a palmear su flequillo con la palma de su mano, con una sonrisita en la cara. - Oh, sí. Siento no haber dejado claro antes ésto, Su Señoría.

-Resulta que tengo aquí una [color=#ff0000]prueba decisiva[/color] que apoya la teoría de la acusación. - sonríe Payne.