Partida Rol por web

Nieve Carmesí VI

La Mansión

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12/03/2009, 07:57
Octavius

freneticamente los pasos de sucedieron alborotados, desordenados, hacia una luz que parecia ensombrecer la paz de octavius... aun asi nadie cuestiono la carrera ni la direccion que le teniente habia trazado...

- no te detengas...

fueron las palabras que el germano pronuncio al prisionero

Notas de juego

si nadie hace nada.. poco se puede interactuar mientras corremos no?

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12/03/2009, 10:25
Karl

Cuando otra bomba cayó, casi le estallan los timpanos de la onda expansiva y el ruido ensordecedor que producia, se cubrió tras las rocas como pudo, y se quedó quieto tratando de recuperarse.

Sentia que su corazon iba a mil por hora, le latia alocadamente, parecia que se le fuera a salir del pecho - por mas que las oigo, no termino de acostumbrarme, quién puede hacerlo... - pensó mientras se sobresaltaba por el ruido de la bomba, entonces, desvio la vista a la mujer que estaba junto a el, que parecia temblar - es logico... seguramente nadie desearia estar aqui por obligacion... - meditó, sus ojos azules enmarcaban una pupila que se clavo en la prisionera, la miró interrogante y le dijo aunque sabia que no la entenderia - tienes sed mujer? vaya supongo que en mi idioma no puedes entenderme... - entonces, cogió su cantimplora y se la tendió señalando su boca, en ese momento, pensó que le era útil y debía no permitir que muriera... pensaba el sargento.

Cuanto cesó el último estallido, oyó los gritos de su superior, el teniente y agarró a la mujer por el brazo para indicarla que se levantara, espero un instante a que ella reaccionara o diera muestras de interes mientras avanzaban, no podian pararse, debian ir a un refugio, si queria agua tendria que darsela en otro momento. Eran tiempos difíciles, si queria algo tendria que decirselo - es la única manera de romper su silencio... que más puedo hacer, supongo que ella no tendra ganas de entablar una charla con nadie de nosotros... su mirada refleja odio...

Avanzó lo más rápido que pudo sin soltar a la rusa, acatando las órdenes del teniente que gritaba que corrieran.

 

 

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12/03/2009, 10:58
Dieter

Dieter se adelantó y ayudó a los rezagados, sin perder ojo de los prisioneros

- ¡VAMOS! ¡Larguémonos de aquí! ¡Бежать! ¡Бежать!

Las bombas caen más cerca, partiendo la niebla, los árboles, el suelo...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+3)
Motivo: Agilidad
Resultado: 2(+3)=5

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12/03/2009, 11:05
Director

Notas de juego

¡Бежать! ¡Бежать! - ¡Corred! ¡Corred!

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12/03/2009, 15:48
Alexeva

Aferrada por el sargento, las posibilidades de escapar de Alexeva disminuían tan rápido como aumentaban las de morir bajo los obuses que caían a su alrededor. El suelo retumbaba, se alzaba y los envolvía mientras corrían como alma que lleva el diablo hacia su única escapatoria, las luces que unos instantes antes habían aparecido ante sus pupilas.

Si se trataba del hogar de un campesino o un refugio de uno de los dos bandos no era algo que le importase a la prisionera ahora mismo, dado que su situación no podía empeorar demasiado. Sólo deseaba que hubiera pasado desapercibido a los aviones o resistiese los enormes impactos.

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12/03/2009, 18:52
Director

Correr entre la niebla, a ciegas, esquivando árboles, saltando cráteres. El tramo es corto, en otra vida, en otro mundo, apenas una carrerita. Bajo las bombas, con las ropas empapadas, el barro agarrándose a las botas, el frío helado calando los huesos, es una maratón, un suplicio interminable.

La casa aparece y desaparece entre la niebla, rodeada de árboles. Un muro se alza a su alrededor. Corréis através de un pasillo de desastrados y rotos cipreses, un sendero abandonado.
La casa de ladrillo se asoma sobre el muro, contemplándoos envuelta en la bruma con ojos ciegos de cristales quebrados, una gran mansión perdida en la niebla.

Frente a vosotros, la verja de hierro negro, cerrada y encajada en la tierra helada. Detrás, el sonido de las explosiones mientras la cortina de fuego de artillería se acerca y se aleja. El ladrillo muestra las marcas de la metralla y el barro.

Aún no estáis a salvo.

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12/03/2009, 18:59
Director

La Vieja Mansión, La Casa Maldita, El Hogar de los Muertos… aquel lugar tiene tantos nombres como historias circulan sobre él. Casi todo el mundo por la zona ha oído alguna o varias de ellas y sabe que aquella es una casa prohibida, donde nunca va nadie y de la que nunca sale nadie. La mayor parte de estas historias coinciden en que la mansión perteneció hace décadas a una familia influyente y adinerada sobre la que cayó una horrible maldición. Es a partir de ahí donde las lenguas difieren. Hay quien dice que se volvieron locos y se mataron entre ellos, otros afirman que fueron castigados por el tipo de vida que llevaban, por poseer más de lo que Dios les había entregado en suerte, hay quien cuenta que fue cosa de brujería, magia negra, el demonio y un sin fin más de patrañas. Por supuesto todo esto son leyendas, supersticiones del pueblo, pues nadie se ha atrevido, que se sepa, a internarse en ella. Pero la guerra lo cambia todo y los alemanes se creen superiores incluso a la muerte... y hacia allí os encamináis ahora.

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12/03/2009, 19:01
Teniente Diederick

El Teniente se aferra a las barras de la verja con ambas manos, tratando de abrirla, pero el metal está incrustado en la tierra y las bisagras son bloques sólidos de óxido.

- ¡UNA MANO! ¡VAMOS, AYUDADME!

Apoyando un pie en la verja, tira con todas sus fuerzas de la puerta, los músculos agotados sometidos a un esfuerzo más. El hiero protesta y se mueve un milímetro apenas...

Notas de juego

Tirada de VIGOR. Todos los que ayuden al Teniente podrán sumar un +1.

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12/03/2009, 20:02
Grüber

¡Al fin...! Al fin algo sólido a lo que aferrarse y no simples alucinaciones de hipotérmicos desesperados.
Grüber no pudo evitar sonreír, esperanzado por una vez después de tantos días y noches de sufrimiento.
-Vamos muchachos, ayudemos al teniente, ya casi estamos...- comentó más animado a pesar del ensordecedor ruido de las bombas que seguían cayendo alrededor del grupo. Observó a todos un momento y finalmente apartó su rifle, dejándolo colgando en su espalda, para apoyarse en los barrotes que impedían el acceso a la gran casa, poniendo todo su empeño en ello entre resoplidos.

Las botas pronto empezaron a hundirse en el barro, lo cierto es que el médico no era ni mucho menos el más fuerte de los presentes pero... ¡qué diablos! Menos era nada, seguro que su empuje conseguiría facilitar el acceso a la única salvación viable en kilómetros a la redonda.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+5)
Motivo: Vigor
Resultado: 1(+5)=6

Notas de juego

Uix xD

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12/03/2009, 21:07
Grigori

Y al fin la recordó. Es curioso como, aún cuando nuestro cerebro aún no ha procesado cierta información, el resto de nuestro cuerpo parece haberla ya asimilado. Es ese sexto sentido que todos poseen, pocos conocen y casi nadie domina. Aquella casa... era demoníaca.

Los lugareños la evitaban, apenas se acercaban a las lindes de su bosque. Desprendía un hedor a muerte y olvido que haría las delicias del Príncipe de las Tinieblas. Un lugar máldito, según contaban. Mil historias circulaban acerca de ella y ninguna era agradable. Ahora entendía por qué todo su ser se reveló contra la idea de refugiarse en ella.

Grigori estaba aterrado. Pero la perspectiva de quedarse fuera, a merced de las bombas, tampoco era nada halagueña. Tenía que haber otra manera. Podían seguir huyendo, buscar otro refugio. El bombardeo cesaría tarde o temprano... cualquier cosa menos entrar allí. La lengua se le trataba cuando intentó alertar a los soldados:

- No... entrar... - apenas sabía chapurrear algo de alemán, pero bastaría para entenderse con sus captores - ... casa... malvada... - se giró hacia la otra prisionera con aspecto de campesina. No la conocía, pero ella también había oído hablar de la casa. Lo veía en sus ojos. Se dirigió a ella en ruso - ¿Hablas alemán? ¡Díselo! Esa casa es el demonio... Nadie sale de ella para contar qué ha visto en su interior... ¡Díselo, mujer!

Los ojos inyectados en sangre del campesino eran suficientes para alertar al pelotón de que no se trataba de una broma. Había auténtico pánico en esos ojos demacrados por mil penalidades.

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12/03/2009, 21:32
Pieter

Al final después de todo habíamos salido ilesos de los estallidos y metrallas de las explosiones, aún así estábamos en peligro, aún nos podía alcanzar alguna o simplemente metralla, los nervios estaban a flor de piel, el cansancio, el barro la lluvia, la desesperación, todo hacía mella en los ánimos...

Nos encontramos delante de una verja que estaba medio enterrada, y el Teniente no dudó en empezar a intentar conseguir una entrada a la mansión que teníamos delante, que apareció de la nada, como una alucinación, enseguida me lancé a su ayuda.

 - Si, mi  Teniente... Colocando el fusil a la espalda se abalanzó a coger los barrotes para entrar lo antes posible, entre esfuerzo y esfuerzo escucha al campesino ruso decir sandeces, pues no lo entendía casi nada...

 - Haced callar a ese maldito ruso, o lo mato aquí mismo...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+5)
Motivo: Vigor
Resultado: 1(+5)=6

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12/03/2009, 21:52
Alexeva

Las historias acerca de la abandonada casa eran terroríficas. Desde que la francotiradora apenas tenía unos pocos años de edad había escuchado horrendos relatos acerca de la mansión maldita. Los lugareños contaban como la familia había acumulado oro y más oro de manera inexplicable. Decían que habían hecho tratos con los demonios y que una fría noche de invierno éstos surgieron de la niebla y se los llevaron a todos como pago del acuerdo.

Vladimir el guardabosques dijo encontrar extrañas huellas desconocidas en los alrededores. Los Yasnov en una de sus cacerías creyeron ver a una pareja de seres de aspecto humano pero de desnuda piel gris. Aunque nadie llegó a comprobarlo todos lo dieron por cierto.

- No son más que historias- protestó Alexeva-. Moriremos si nos quedamos aquí.
Trozos de metralla rebotaban detrás de ellos mientras la joven hablaba. Confusa por la situación pero decidida a sobrevivir, incluso ella agarró la verja con todas sus fuerzas y ayudó. Mejor sería estar atrapada en una casa encantada y prisionera de una patrulla alemana que desangrada en el suelo.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+5)
Motivo: Vigor
Resultado: 7(+5)=12

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13/03/2009, 07:54
Octavius

aquellas rejas encerraban mas que una salida....

aquellos muros protegian a los de adentro..? o a los de afuera..?

el prisionero claramente hacia señas para que no entremos... yo mismo le hubiera hecho caso.. quizas.. en otras circunstancias...

- bien a la de 3...

nos aferramos al gelido metal y empujamos con las pocas fuerzas que nos quedaban

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+4)
Motivo: vigor
Resultado: 4(+4)=8

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13/03/2009, 11:15
Director

El contacto con la reja hace que la marca de la mano te arda. Por in instante tienes la sensación de que alguien te atraviesa la palma de la mano con un clavo al rojo vivo. El dolor es insoportable. Los dedos se doblan sobre si mismos, temblando. El dolor te atraviesa el brazo, te quma la sangre.

Y entonces tienes la certeza de que la muerte está cerca, y de que algo terrible está a punto de ocurrir. Algo sangriento y terrible. Y como guiado por la mano de la Fatalidad, tu tirón hace que la verja se mueva, por fin, dejandoos paso al jardín abandonado de la mansión.

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13/03/2009, 11:20
Teniente Diederick

- ¡A la de tres!

El esfuerzo de los soldados da sus frutos. Con un tirón, la verja se abre ligeramente, lo justo como para que algunos comiencen a pasar al interior.

- Vamos muchachos, la tormenta está comenzando a arreciar. Entrad todos dentro, vamos.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: VIGOR
Resultado: 8(+7)=15

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13/03/2009, 11:24
Director

La cortina de fuego de artillería parece acercarse por momentos. Las explosiones os retumban en los tímpanos, los fogonazos destrozan los primeros cipreses del camino de la mansión.

La tormenta comienza a recrudecerse. La llovizna se convierte en granizo y aguanieve, y el viento, o quizás las explosiones, lanzan ráfagas de agua gélida sobre vosotros. La niebla comienza a desvanecerse, cuajándose en escarcha sobre los ladrillos del muro

Las bombas caen más cerca. Demasiado cerca.

Con un silbido ensordecedor, un proyectil impacta a pocos metros de vuestra posición. La explosión hace que perdáis el sentido de la orientación. Hans sale despedido contra el muro por la fuerza de la explosión, volando varios metros. Dieter y el campesino ruso caen al suelo, mientras los demás reciben una rociada de barro y esquirlas de metal.

Los tímpanos os vibran cuando poco a poco os ponéis en pie de nuevo. Hans sangra por una herida en el vientre. Dieter y Grigori están cubiertos de barro y laceraciones. Un trozo de metal sobresale del brazo del soldado, humeante en el frío de la tomenta.
El shock hace que os cueste reaccionar, os paraliza un instante.

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13/03/2009, 11:33
Teniente Diederick

El eniente rompe el momento de duda con voz bronca, gritando para hacerse oir, sordo por culpa de la explosión.

- ¡ENTRAD EN LA CASA! ¡ES NUESTRA ÚNICA OPORTUNIDAD! ¡VAMOS SOLDADOS, ENTRAD! ¡ES UNA ORDEN!

Tambaleándose, se acerca de nuevo a la verja y la mantiene abierta, haciendo fureza con brazos y piernas, para permitir que los soldados puedan cruzar. Murmura algo, pero la sordera de la explosión os hace imposible escucharlo.

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13/03/2009, 11:59
Grüber

A pesar del frío del lugar que entumecía los cuerpos de todos los presentes, unas gotas de sudor frío empezaron a recorrer el rostro del joven doctor mezclándose con la suciedad y el barro acumulado, formando pequeños surcos que dejaban bien clara su incertidumbre ante las palabras y expresión del ruso.
No entendía muy bien lo que decía, pero ciertamente esa mansión en medio de ninguna parte pondría los pelos de punta a cualquiera... al menos a cualquiera que no estuviera tan desesperado como ellos.

-¡Tranquilo! Seguro que sólo son cuentos de viejas...- respondió con cierto titubeo, sin dejar muy claro si intentaba convencer al prisionero o a sí mismo.

Fue entonces cuando las explosiones se acercaron peligrosamente a pesar de que la verja ya había empezado a ceder, y antes de poder reaccionar varios de los compañeros habían recibido daños considerables.
-¡¡Dios Santo..!!- exclamó alarmado por las heridas de Dieter y Grigori, pero sobretodo por las de Hans, dándose cuenta de que era incapaz incluso de oírse a sí mismo.
Se acercó entonces precipitadamente a Hans, tambaleándose un poco de lado a lado como si fuera a caerse en cualquier momento, rebuscando entre sus pertenencias nerviosamente hasta dar con unos vendajes que se disponía a desenroscar, pero se detuvo al ver como el teniente gesticulaba y gritaba.

-Venga Hans, te curaré dentro, vamos- pasó un brazo bajo las axilas de su compañero mientras con la otra mano le presionaba la herida intentando cortar un poco la hemorragia, guiando y apremiándole para ser los primeros en cruzar al otro lado y dirigirse a los oscuros portones de la gran casa.
Ahora el miedo había pasado a un segundo plano y su prioridad era su paciente, así que nada más importaba y apenas titubeó para abrir la puerta.

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13/03/2009, 15:06
Hans

Hans continuaba corriendo hacia una luz en mitad de la nada. A su espalda con sonido gutural los goznes de las puertas del infierno rechinaban. Iba el último, a la zaga del resto, y temía ser el primero en caer en el abismo. No andaba muy equivocado pues cuando ya se encontraba próximo a la verja que otros habían abierto, finalmente una bomba le alcanzaba.

Ocurrió todo tan rápido que no sintió nada hasta que topó contra el duro muro de piedra que cercaba la casa.

Cayó al suelo de bruces, desorientado y le costaba respirar a causa del fuerte golpe. En aquel preciso instante le hubiese resultado imposible decir qué le dolía puesto que la confusión afectaba a todos sus sentidos, haciendo que el dolor se extendiese hasta la última parcela sensible de su cuerpo.

Intentó ponerse en pie. No tuvo demasiado éxito.

Andar hasta entonces había sido como un acto reflejo: no necesitaba pensar activamente en dar un paso para que sus pies se moviesen para hacerlo. Ahora todo era difícil y hasta el movimiento más sencillo necesitaba ser cuidadosamente coordinado. Fue entonces cuando bajó la vista y pudo ver la razón por la que el médico de campaña corría para ayudarle.

En el momento en el que supo dónde estaba la herida llevó sus temblorosas manos al estómago, y fue consciente de cómo el hasta entonces incierto dolor se focalizaba e intensificaba en el lugar ahora cubierto por sus manos.

- Va… vale.- respondió a Grüber poco antes de prorrumpir en roncos tosidos.

Con su ayuda pudo recorrer el trecho que lo separaba de la casa, y durante el camino no pensaba en otra cosa más que en si morir allí era lo que el destino le deparaba.

En su cara se dibujó una sonrisa bobalicona, forzada, como si con aquella pretendiese espantar los miedos que le asaltaban. Miró a Grüber a los ojos cuando se situaron frente al umbral de la casa - ¿Es… es muy grave?- preguntó aun cuando temía la respuesta.

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13/03/2009, 15:40
Alexeva

Que uno o varios de los soldados muriesen bajo el fuego de las bombas era algo que traía sin cuidado a la prisionera. La campesina únicamente pensaba en su supervivencia. El médico del grupo se alejaba para socorrer a uno de los artilleros. ¡Así mueran los dos ahí fuera!

Los obuses caían cada vez más cerca y tenía numerosos cortes debidos a los millares de diminutas esquirlas de metal que saltaban al golpear el misil con el suelo. Alexeva avanzaba con paso frágil y tembloso, con los sentidos embotados tras las últimas explosiones. Apenas podía ver hacia dónde quería ir, ni mucho menos dónde ponía los pies para ello. Pero hoy no era día para morir: estaba nublado y hacía frío.

-Siempre está nublado y hace frío aquí en el bosque- se dijo a sí misma. Entonces nunca es un buen día para morir.