Partida Rol por web

Iba saltando a lo Heidi por las calles, cruzando un paso de cebra, parándose cuando un semáforo se ponía en rojo, siguiendo todas las normas. Sacó su adquisición de la última convención de manga a la que asistió (el reloj de bolsillo de Edward Elric) para calcular el tiempo que le quedaba. Aún faltaba mucho para la apertura y había pensado en aparecer antes para presentarse, puesto que no había podido ir antes debido a la terrible época en la que se encontraba. Los entrenamientos intensivos de kárate para no descender (puesto que ahora no podría ir con tanta frecuencia). Había ido durante tres meses todos los días; entre semana, 4 horas diarias, y en fin de semana, 8 horas. (Por lo que consiguió subir de marrón a Dan 2) Además, había tenido que estudiar para los exámenes. La verdad, es que estaba realmente cansada de tener que levantarse a las 5 de la mañana e irse a dormir a las 10 de la noche. No había dormido mucho, así que se encontraba en un estado de irritación por todo enorme. 

Pasó por al lado de un callejón, bastante risueña, al pensar que era su primer día en su soñado trabajo de maid y no llegaba tarde (cosa no muy normal en su vida). Se paró al oír demasiado movimiento a su lado. Giró el cuello hacia la izquierda, cuando un objeto no identificado voló hasta su cara. El objeto cayó al suelo, frente a sus pies. Ella se tambaleó hasta apoyarse con un solo pie. Posó el pie en el suelo de nuevo. Una sombra apareció en su mirada y apretó los puños con furia. Todo esto a la vez que observaba el causante de su cambio de humor (un cubo de metal, sucio y viejo). Luego, miró al frente con ojos asesinos.

Los pobres desgraciados a los que miraba, eran cuatro chicos. Tres de ellos eran unos macarras-acosadores, y el tercero, claramente, era un pobre desgraciado mayor, que estaba sufriendo bulling y llorando. Uno de ellos, al parecer el ''jefe'', estaba agarrando de la camisa al cuarto, estampandolo contra la pared, y los otros dos sacando y tirando las cosas del cuarto desgraciado, que guardaba en una carreta (entre ellas el cubo, que debieron de lanzar por que no les servía). 

Los cuatro, cesaron sus acciones y miraron a la chica sorprendidos de que hubiese alguien allí. El que estaba agarrando al acosado siguió con sus acciones después de unos segundos y mandó a los otros dos a ocuparse de ella, el número 4, siguió llorando. Los otros dos se acercaron a Tomoko-san con dos palos y andando con pasotismo. Pero al ver los ojos de Tami, que inspiraban sed de sangre. Se pararon. Tragaron saliva y les dieron sudores. Se miraron el uno al otro.

-E-Ella me-me, creo que me suena de algo- Dijo Nº2.

-S-S-Si a mi también ¡Da igual!- Dijo Nº3.

Se dispusieron a correr, con grito de guerra incluido, para atacar a Tomoko, pero se detuvieron en seco, una vez miraron bien su cara.

-¡Es Tomoko-ja-nai!- Gritaron a la vez.

Pero ya era demasiado tarde para ellos. Fue imperceptible, el cómo fueron dejados fuera de combate.

-¿Tomoko ja nai?, ¿Qué es eso? mm...- Detuvo su venganza durante unos momentos para pensar en el significado, así que se sentó ahí en medio, a pensar.

-...-

-¡Ah!-

-Si Tomoko, significa amigable... y ja nai, no es... entonces...- Se incorpora de un salto-

-¡No amigable!- Sonríe, y está feliz, pero se da cuenta en serio, y deja de estarlo.

-¡Tch! Eso no es cierto- Se enfurruña.

El Nº1 y el Nº4 no se percataron de la ''pelea'' acontecida hacía unos minutos, estaban a lo suyo y algo lejos de ellos. Nº 4 miró por encima del hombro de 1, y 1 sintió la respiración (hiperventilación más bien) de alguien a su espalda (también estaba murmurando ''como que no soy amigable'' mientras hiperventilaba). Tuvo la sensación de tener a una bestia demoníaca tras él. Aún así se giró lentamente, abriendo la boca cada vez más. Cuando vio que era, suspiró aliviado, soltó a Nº4 y se enfrentó a ella.

-Pero si solo es la niña de antes. ¿Qué es lo que te pasa, ah? ¿Tienes algún problema? ¿¡Aah?!-

-¿Qué es eso?- Dice con voz de niña buena, sonriendo y señalando el cubo.

-¿¡Ah?!- Se agacha hasta estar muy cerca de su cara con chulería.- -¡Pues es un cubo! ¿¡no lo ves?!

-¡Oh! ¡Un cubo! ¡Ya veo!-

1, se incorpora, saca un cigarrillo y lo enciende.

-Será posible...- 

Tami, Cambia su cara a una seria y malhumarada.

-Te huele mal el aliento, no te acerques a mi si no te has lavado los dientes antes, estúpido.- Dice con tono de superioridad.

Nº1 vuelve su vista hacia ella.

-¡¿Qué has dicho!?- Vuelve a enfrentarla, echándole humo en la cara.

-Lo que has oído idiota- Tami le enfrenta también, y le quita el cigarrillo y empieza a fumárselo ella. Le hecha el humo en toda la cara también.

Él la mira atónito. Mira detrás de su oponente, y ve a sus 2 amigos destrozados, amontonados a unos metros de él. Luego vuelve la mirada a Tami. Primero solo con sorpresa, y luego ya con sed de venganza.

Ésta, sonríe. Amplia la sonrisa enseñando los dientes. Luego, se ríe. Para de reirse. Le devuelve la mirada, esta vez seria y vuelve a echarle humo en la cara.

Número uno, se dispone a lanzar un puñetazo, Tami lo agarra y *Crash, crash, crash*, le estruja los nudillos, sonriendo con cara de loca, y lo suelta.

1 se asusta, está horrorizado. Se sujeta la mano y retrocede tambaleante. 

-¡¿Cómo puede una niña cargarse mi puño en menos de dos segundos?!- Grita, indignado.

Se empieza a reír a carcajada limpia, se vuelve seria de nuevo.

-¡Entrenando! ¡¿No es evidente?!- Le dice alzando la voz. 

Nº1 mira hacia los lados y se da cuenta que Nº4 no está.

-¡Maldita! ¡No solo me has roto la mano, sino que también se ha ido por tu culpa!- Grita *Sigue indignado*.

-Cuando lo pille...- Maldice en susurro.

-¿Crees que podrás moverte después de esto?- Dice alegremente, sonriendo, con voz de inocente.

1 se asusta.

Tami-chan, se acerca a él, sonriendo, despacio. Él, intenta retroceder, hasta que tropieza con uno de sus amigos moribundos, que todavía puede decir algo. Éste le agarra del tobillo.

-To-to-tomo-ko... ja-ja... nai- Pronuncia con sus últimas palabras antes de desmallarse.

1, queda más asustado y piensa ''no puede ser'', voltea y lo último que ve es la silueta de una pierna dirigiéndose a su cabeza.

-No entiendo como os puede gustar fumar, da asco, luego hueles mal y es insano.- Suspira, y se agacha para apagar el cigarrillo en el suelo, después, lo lanza sobre el montón de cuerpos.- Suspira y se aleja con cara y gesto de *No lo entiendo*, baja los brazos y anda normalmente.

Sale del callejón y sonríe. Se estira y suspira.-¡Bien!-

- Esos tipos me han hecho usar la violencia...- Torna su rostro aliviado a uno un poco deprimido- Tal vez me he pasado un poco... pero solo un poco, se lo merecían...

-¡Nah! No me he pasado, al contrario, he sido demasiado blanda- Suspira, esta vez con desilusión y empieza a andar- Debería haber sido mas dura... no creo que hayan aprendido nada con esos golpes tan débiles... tengo que entrenar más... ¡Ah! -Se para-

Saca el reloj...

-¡MIERDAAAA!- Grita y se echa a correr-

-¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde!¡Llego tarde! ¡Llego tarde! - Repite por todo el camino gritando mientras corre lo más rápido que puede. 

-¡Malditos Chicos Números 1,2,3 y 4! ¡Si los vuelvo a ver les haré pagar!- Maldice mientras sigue corriendo.

Va tan rápido, que se pasa la cafetería.

-¡AAAGGGHHH!-

Retrocede, llega 15 minutos tarde y están a punto de abrir. 

Entra una jóven de pelo negro, ojos de un extraño color azul oscuro y piel muy blanca, chipiada de sudor y con ropajes manchados de algo rojo y muy desordenados y sucios.

-Sie-siento-siento llegar tarde- Se disculpa con dificultades y se va corriendo a los vestuarios.

Después de dos minutos sale de los vestuarios, una chica brillante, dulce y muy bien arreglada.

-Disculpenme otra vez. Siento haber llegado tarde (Hace una reverencia bastante acusada) , ¿Cuál es mi puesto?- Dice sonriendo con voz dulce y educadamente. 

Gaudi se encontraba listo para ir a su posición con los demás, pero alguien reclama por su atuendo y lo exalta instintivamente.

 -¿Quien ha Osado hablar mal de  mi cabeza?.- Pregunta con su habitual voz volteándose rápidamente hacia la chica.
-"Wooo..  que piernas!"... Levanta su hocico que se había caído, pues la cabeza se desencajó por el giro y solo ve la parte inferior,  mientras trata de arreglarla Yukari sale a su defensa. 

"Que bueno fue haber venido a hablar con Yukari... por un momento pensé que todo mi plan se vendría abajo...
naaaaah,  Gaudi siempre tiene un As bajo la manga" - Al fin,  vuelve a ponerla en posición y sube la vista para saber de quien se trataba.

"MIERDA!"-. exclama volviéndose a girar... -"una compañera de mi centro, ¿pe-pero que rayos hace en este lugar?, si hablo me reconocerá, necesito despistarla......... ¡YA SE!" 

-Por favor Señorita YUKIKO AYUZAWA... Habla con una voz ronca y gruesa a medio voltear cruzado de brazos
-no excluir a la gente por su apariencia.- Dicho esto gira su cabeza con despecho, pero se da cuenta que se ha hablado demás y se ha pasado a algo
 "MALDICIÓN!! NO ME HE LAVADO LOS DIENTES!! QUE OLOR!"...

 Los últimos trabajadores fueron apareciendo, la mayoría se veía bastante animado, en especial una chica que hablaba bastante fuerte, mientras que otra llegaba sumamente despistada.
 Gaudi caminó hacia el centro de las mesas escuchando las palabras de Rikka, no entendía absolutamente nada, para empezar, si hubiera sabido enviar un mail, jamas hubiera terminado en ese sitio.

-Samewaza, Takemichi ... Encantado... Habla acercándose a unos chicos.. pero ese olor volvió aparecer... 
​Mira hacia la jefa que se encontraba en ese momento haciéndole una señal con su mano pidiéndole tiempo fuera...
"Moriré...."

- Tú. Y tú. - señaló a Mitsuki y Tomoko - A la barra junto a Taiga. Él se os unirá cuando termine de repartir esos panfletos. Todo lo que el resto de camareros os pida deberéis servirlo. Si algún cliente pide en la barra, también. En dos horas os cambiaréis el puesto con los camareros de mesa. -

Señaló entonces a Tsumoto, Kon y Takemichi para dejar claro que ellos eran los de las mesas. - Yukari-sama abrirá ahora mismo... ¡así que todos a sus puestos! - dió una palmada para que todos se pusieran en marcha - ¡Vamos, vamos, venga! -

Rikka acompañó a Mamoru hasta la puerta, abriéndola para que el chico saliera. Mientras el joven la cruzaba aprovechó para coger un pack de flyers que tenía apartados y salir tras él. Una vez fuera, la joven se puso una mano en la cadera y miró al cyborg con la ceja levantada.

- No tires ninguno a la basura, ¿eh? Dáselos a todo aquel que encuentres y creas que puede estar interesado. Cuantos más repartas, mejor. Además, mandé a otra persona una vez a repartir publicidad y hablaría muy mal de ti que quedaras en segundo lugar respecto a él. - le dijo con una sonrisa divertida, como insinuando algo - Cuando termines, ven a buscarme y dame tu informe antes de ponerte a trabajar con el resto, ¿eh? -

Las galletas estaban saliendo bastante bien así que continuó en aquella labor durante un rato más. Aún se oían las voces del resto fuera por lo que tenía claro que todavía no habían abierto.  En cierto momento se encontró con Jin, o más bien él se encontró con ella.

- Con permiso. - dijo antes de pasar junto a ella y coger unos platos del estante cerca del que Yukiko estaba. Tenían un color rosa claro, con un grabado en el plato bastante bonito. El joven parecía que iba a continuar a lo suyo, pero cambió de idea, pues apoyó los platos en la mesa donde estaba la joven trabajando y se quedó mirándola un par de segundos antes de hablar - ¿Necesitas ayuda? Mi trabajo es más sencillo que el tuyo y he adelantado trabajo, así que puedo hacerlo contigo si no es una molestia. -

Jin esbozó una calmada sonrisa mientras esperaba una respuesta, manteniendo las distancias.

"¡Si señora!" dice Mamoru, bastante animado, viendo esto como lo que es: ¡Su primera misión!

Pero en contra de lo que pueda pensarse, no va a ir violentamente a metele panfletos en la cara a la gente, o a amenazarles diciendo "Vayan al Nine to Five, yooooo" en plan macarra. No: Tiene un plan.

A ver: Si a ti te dan un panfleto de un "Compro Oro" tu ni lo miras ¿Verdad? buscas una papelera y lo tiras. Mamoru lo que hace es buscar pandillas, y hacerles una entrada, arrancarles una sonrisa, y hablarles del Nine to Five, mientras que les reparte los panfletos, o les habla de la inauguración y de las sorpresas.

Cuando nota que el taco de panfletos se está acabando, entonces es cuando se le ocurre poner en marcha su plan: Va a hacer algo que puede atraer a un cojotrón de gente.... ¡Pero solo cuando se le vayan acabando los panfletos, claro!

-¡Hai!- Afirma la orden y se dirige a la barra con una sonrisa que casi le impedía abrir mucho los ojos.

Estaba con las galletas, y resoplaba porque una no le había quedado tan perfecta como esperaba, sin embargo ya no podía cambiarla, pero estaba apunto de botarla, entornó sus ojos,  cuando siente que alguien se acerca, apenas levanta su rostro para verlo, y lo deja pasar, mientras sigue trabajando, pero aquella persona le habla, y ella lo queda mirando asombrada, ¿le quería ayudar? pero si apenas le dirigía la palabra y la mirada.

- ¿eh?...- preguntó mirándolo de mala manera, y pensó en decirle que no quería ayuda,  que podía hacerlo, pero debe meditar antes de hablar, es mejor que acepte la ayuda, intentar hacer un amigo.

- pues, bueno, ayúdame, no estará mal algo de ayuda - sabe que puede decirlo de una mejor manera, pero no le sale, no es buena relacionandose con otros, y sigue con las galletas, el chico puede tomar algunas y hacer el glaseado mientras ella terminaba el resto de las galletas.

-Como ordene Jefa!.- dice animado desde el interior de esa cabeza.- "Ay!! Hasta que hora tendré que estar aquí??"
​toma asiento en una mesa mientra espera que habrán... 
-"Supongo que puedo tomar asiento mientras espero" -Estira sus pies y brazos -"que delicia después de tanto correr" 

-Si...- Dije y esbocé una sonrisa. Chequee una vez más que tuviera conmigo una libreta, por si tenía que anotar pedidos grandes. Me acomodé la boina, y estiré mi ropa por si había alguna arruga. Por último, chequee mi celular, sin sacarlo del bolsillo del delantal. Estaba nerviosa, y necesitaba las palabras de aliento de mi amigo.....

A la orden de Itaka, todos se prepararon y minutos después se hizo oficial la apertura de la cafetería. Los clientes comenzaron a llegar, al principio con cuentagotas, pero poco a poco se fue animando y las mesas se fueron llenando poco a poco. Los primeros pedidos fueron algo caóticos, pero poco a poco fueron habituándose a aquello.

Pocos minutos antes de que la gente comenzara a entrar en masa a la cafetería, la pantalla del teléfono de Nanami se encendió al recibir una notificación de H4cker.

"Hey!! Comenzó ya tu primer día? Vas a continuar no diciéndome dónde trabajas? :P Yo estoy con mis clases extra y ya me quiero morir del aburrimiento. Entretenme un poco." ponía su mensaje. Pasaron cinco segundos y otra notificación llegó "Por favor"

Al principio le costó un poco que la gente cogiera los panfletos, pero cuando fue cogiéndole el tranquillo a aquello ya iba mucho más rápido, repartiendo publicidad mientras contaba las inumerables maravillas del Nine to Five. Apenas habían pasado 30 minutos desde que empezó cuando Mamoru pudo comprobar que los panfletos se estaban terminando... ¿Era ya la hora de poner en marcha EL PLAN?

Mamoru hace cálculos. en quince minutos habrá acabado el taco. Si llama ahora, tardarán apenas unos veinte minutos en llegar y... suceder.

Saca su movil, llama a uno de sus contactos

 Riiiiing.... Riiiiiiing... Riiiiiiiiiiiiiing.......

[ATENCIÓN. Si no quieres, pues no pasa nada, no lo coge, y Mamoru vuelve al Nine to Five. Pero si quieres que suceda, pues sigue leyedo]
 

Una dulce voz femenina responde: "Moshi Moshi?"
Mamoru> ¡Holaaaaaaaaaa! ¿Como estan mis queridas amigas las hermanas pelirrojas del barrio de Narrows?
July Shiranui (Cara de Misty)> "Por aqui estamos, hemos salido a dar una vuelta y...."

   (Ruido de choque de coches)

July Shiranui> "Y nada, lo usual, lo de todos los dias ¿Y tu?"
Mamoru> "¡Biennnnn! ¡Primer dia en el nine to..."

   (Al otro lado del telefono, ruido de un tio chocandose contra una farola, por andar mirando nonde no debe)

Mamoru> "... en el nine to five ¿Quereis pasaros? Os invito a un cafetto"
July> "Espera, que se lo pregunto a mi hermana... April, es Mamoru, que dice que si nos pasamos por el bar donde trabaja"
April (Mai Shiranui)> "Venga ¿Por que..."

   (Ruido de un helicóptero, cayéndose por ir distraido mirando a la despampante April

April> "¿Por que no? Será divertido ver a Mamoru con pinta de mayordomo"

Contesté el mensaje antes de que la gente entrara. "Sabes que estoy en el trabajo, no voy a poder responderte mucho, a menos que no haya gente, y en segundos abrimos. No voy a decirte donde trabajo, es un secreto. Si nos conocemos, tal vez ya no nos llevemos igual, y no quiero eso. Presta atención a tus clases, BAAAKA!" Miré hacia la puerta y ya estaban abriendo. "Estamos abriendo. GRAN DIA! Hablamos luego".

Empiezo a saludar a la gente que entra al local, señalando cordialmente las mesas para que tomen asiento. Con mi libreta en mano y una sonrisa, me acerco a la primer mesa. -Bienvenidos a Nine to Five! Gracias por elegirnos. Soy Takemichi y seré su camarero. Les dejo el menú para que puedan elegir.- Me quedo cerca para que puedan pensar en que comer y por si quieren preguntarme algo.

Jin sonrió ante la contestación de Yukiko, comenzando a glasear algunas galletas como si no se hubiera dado cuenta del tono borde de la joven. Se mantuvo un minuto en silencio sin estorbarla mientras trabajaba, pero en cierto momento rompió aquella paz que les rodeaba.

- ¿Estás nerviosa por el primer día? Yo, para serte sincero, estoy aterrado. - por su tono de voz y su expresión parecía de todo menos asustado por aquello - Temo equivocarme en algún paso y que todo sepa a basura. -

Trabajan en silencio, y así le gustaba a Yukiko, trabajar tranquilamente, sin tener que tener contacto con otras personas, sin tener que mantener conversaciones ridículas y sin sentido. De hecho si hasta estaba sonriendo, hasta cuando él comenzó a hablar, esa necesidad de las personas de tener que entablar conversaciones en los momentos en que el silencio les incomoda, pero si el silencio es tan lindo.

- ¿eh? - pregunta suavemente - no tengo miedo, es sólo un día, y si no funciona,  habrá más trabajo en otro lugar - responde sin más, terminando el glaseado de las galletas - he terminado, - dice, acabando con la última de las galletas que quedaban en la fuerte - además, Isayama-sama es un gran cocinero, así que si esto no funciona, no será porque la comida esté mala -  mueve la cabeza de lado a lado y su cuello truena.

- ¿qué más hay que hacer? - pregunta yendo a lavar los utensilios que había usado.

- Supongo que tienes razón. - se encogió de hombros el joven, dejandola lavar aquello que había utilizado. No le dijo nada más y dejó que lavara aquello. Su teléfono sonó y Jin torció el gesto, como si aquello le disgustara. Antes de salir de la cocina para responder la llamada dijo - Lo siento, estaré de vuelta en un minuto. -

Ren, que estaba sacando unas tartas del horno, las dejó enfriando mientras se daba la vuelta para responder a Yukiko. - Buen trabajo. - le dijo pese a que no había mirado las galletas - Por ahora... es suficiente. ¿Tienes alguna que pueda ser interesante para la cocina? ¿Alguna receta que no conozcamos? Lo que se te ocurra. Demuéstrame lo que vales. -

El joven se alejó, para Yukiko no le molestó, al contrario, le era mucho más cómodo que él se apartara de ella, estaban trabajando, no haciendo vida social, y cuando terminó de lavas las cosas se giró encontrándose con el jefe, sus mejillas se sonrojaron ligeramente, pero luego aquello pasó, la chica sonrió de medio lado.

-  un pastel de fresas, -paso sus manos por su delantal y levantó la vista hacia su jefe. -puedo cocinar lo que sé hacer, pero no daré la receta - respondió, secándose las manos, y yendo por las galletas glaseadas para ponerlas en  una de las canastas. Muchas de las recetas que tenía eran de su nona, y  eran secretos familiares, por eso no los compartiría y menos si ahí solo era una ayudante de cocina.