Partida Rol por web

La posada que ha elegido el ventrue para su descanso diurno se sitúa en uno de los canales laterales del Gran Canal. Es un edificio solido construido en piedra y tres plantas. No es la típica fonda de a pie de camino, llena de viajeros y vino aguado, este es un establecimiento regio donde se alojan los grandes comerciantes que vienen a la serenísima a realizar sus negocios.

El salón común de la primera planta está decorado con cuadros y tapices, las mesas de madera están pulidas y los bancos están cubiertos con mullidos cojines de plumas. Tras un par de preguntas bien dirigidas y unas cuantas monedas dejadas en el bolsillo adecuado, el encargado del local os indica que la habitación de Aimery se sitúa en la segunda planta, pero tiene orden estricta de no molestar a su inquilino durante su estancia en la ciudad.

Las escaleras de piedra que ascienden a la segunda planta se encuentran cubiertas por una fina alfombra de lana persa. Ha esas horas, cerca del amanecer, algunos comerciantes comienzan a levantarse para preparar sus negocios. En muchas de las habitaciones se escucha movimiento, pero en la habitación de  Aimery el ruido es atronador, es ruido de combate.

Las cosas habían cambiado y al menos ahora seguían pistas fiables y no solo andaban por la ciudad en busca de un milagro.  El ventrue parecía alojarse en una posada fuera de la casa del Dux, Francesco llegó junto a Akos y Don Diego.

La posada parecía un palacio, sin duda muy diferente al agujero en el que había descansado el monje.  Pero no tuvieron tiempo de fijarse mucho en la decoración, un fuerte sonido provenía de las habitaciones sin duda un combate se estaba dando lugar.

LLegamos tarde, vamos rápido

Akos derribo la puerta sin dificultad dejando a la vista una habitación decorada lujosamente, pero la cama con dosel se encontraba totalmente destrozada, el armario estaba volcado y las cortinas de seda estaban rasgadas.

Podeis vislumbrar a Aimery en el marco de la ventana durante unos segundos, antes de que este salte por la ventana.

Siguiendo a Aimery salta otra figura con túnica negra y armado con cimitarra, su cara es morena y está llena de cicatrices.

Lo acontecimientos se precipitarón rápidamente, la puerta cayo ante la fuerza de Akos dejando ver lo que parecía ser un intento de eliminar al ventrue.  No había tiempo para planificaciones y esperas, si querían la información debían evitar el asesinato.

Rápido hay que evitar que acabe con él

dijo señalando la ventana para que ambos guerreros hicieran su trabajo alcanzando al sarraceno.  Por su parte Francesco trato de no perderles corriendo tan rápido como le era posible.

La persecución se continua por las casi vacías calles de Venecia, a última hora de la noche no queda nadie por las calles solo los panaderos que cambian perezosamente a encender el horno y algún comerciante muy madrugador. Los guardias de la ciudad, aun sumidos en legañas, tardan en reaccionar y cuando comienzan a actuar la persecución ya se ha perdido en la lejanía.

Amyme corre con sorprendente agilidad, rápidamente zigzaguea por las calles, pasarelas y canales de la serenísima. Cuando coincide con algún ciudadano despistado en los estrechos puentes o pasarelas lo arroja si compasión a las fétidas aguas de la laguna. En ocasiones salta de una góndola a otra para atravesar un canal, sin inmutarse por los gritos de protesta de los gondoleros. Cerca, el hombre de tez morena, le sigue con gran rapidez como si de una sombra se tratase. Ayme no consigue ganar ni un palmo de distancia y cuando lo logra, el árabe le recupera dos palmos más.

Mientras corréis por la ciudad aun dormida, una fina lluvia comienza a caer haciendo más complicada la persecución, las baldosas se vuelven resbaladizas y las tablas mojadas crujen bajo vuestro peso.

El exsoldado se dejó guiar por el hombre de Dios, si es que eso podía decirse de un vampiro.  Esperaba que pronto pudiesen demostrar su inocencia y pudiesen seguir adelante con sus vidas, aunque ¿qué iba a hacer una vez tuviese la información que su sire demandaba? Por primera vez en su existencia se veía capaz de elegir su futuro, algo que en vida jamas había soñado.

La puerta cedió a su patada y comprobaron que habían llegado en el momento más oportuno, pillando a un asesino con las manos en la masa. Por fin tenían ante si alguien a quien devolverle la culpa que había caído injustamente sobre ellos.

Akos saltó a la persecución fuera de si. No iba a dejar que su libertad se escapara a la carrera, por más que tuviese una cimitarra.

Por desgracia no cayó tan bien en el suelo como esperaba. Aun seguía tenia instintos de vivo. Una cosa es saber que la vitae puede regenerar una pierna rota en segundos y otra muy distinta saltar alegremente por las ventanas. No derrapó en el suelo húmedo varias veces más por tozudez que por agilidad.

La persecución se inició rápidamente, y cuando Francesco se asomo a la ventana y pudo ver ya en la lejanía encaminar la persecución se dió cuenta que no podría seguirlos, no solo su sotana desaconsejaba tal esfuerzo sino que fisicamente eran sin duda superirores a él.  

Antes de empezar supo que los había perdido irremediablamente y solo le quedaba confiar en sus compañeros.  Francesco aprovecho y rebusco en la habitación en busca de algo de información o alguna nueva pista que arrojará algo más de luz sobre la trama que había en la ciudad.

El caballero castellano corre rápidamente tras las dos figuras, pero en uno de los últimos saltos cae al agua,

Tus pies no son los más rápidos sobre el empedrado, pero esto te permite mirar con más detenimiento a los laterales. Corriendo por los tejados, siguiendo vuestra misma dirección otra figura embozada corre por los tejados.  La figura es una mujer con velo y túnica larga ensortijada, que trata de mantenerse oculta y en un segundo plano.

Tus pies no son los más rápidos sobre el empedrado, pero esto te permite mirar con más detenimiento a los laterales. Corriendo por los tejados, siguiendo vuestra misma dirección otra figura embozada corre por los tejados.  La figura es una mujer con velo y túnica larga ensortijada, que trata de mantenerse oculta y en un segundo plano.

La persecución os lleva hasta el barrio de Cannaregio, y a la Sacca de la Misericordia. Un hueco de la laguna sin edificar dentro de la estructura homogénea de Venecia. La Sacca de la Misericordia esta llena de pequeños muelles donde atracan montón de góndolas.

Aimery se introduce por una de estos pequeños muelles llegando a un camino sin salida rodeado totalmente por la laguna. Aimery mira preocupadamente a un lado y a otro, no hay señales del hombre árabe que le persigue.

 Ako es el primero en llegar, seguido de Francesco y Don Diego que quedan al inicio del pequeño muelle.

¡Socorro! Necesito que vuestra ayuda. Grita desesperada. Un asesino sarraceno me persigue…. Dice mientras desenvaina una daga de intrincada filigrana que rápidamente identificáis como perteneciente a los Hijos de Set.

Aunque les llevaban ventaja el rastro parecía claro por lo que pudieron seguirles aun no teniendoles a la vista.  A lo lejos pudieron ver al caballero pidiendo ayuda mientras desenvaiaba una daga que en seguida le resulto familiar a Francesco.

Las piezas parecían empezar a encajar pero todavía quedaban muchas preguntas que responder.  Vamos, aun estamos a tiempo.

Francesco avanzó nuevamente para llegar hasta el caballero sin perder de vista la figura que pretendía ocultarse en los tejados, no parecían ser los únicos en perseguir la escena y Francesco estaba atentó por si esta intentaba algo desde la lejanía.

Francesco avanzo un par de pasos por la pasarela cuando justo detrás de él llego Don Diego completamente empapado, Akos ya se había adelantado por la plataforma y estaba llegado a la posición de Aimery.

Entonces toda la plataforma del muelle tembló cuando el hombre árabe aterrizo de un salto sobre ella. Ziyad ibn Fadlān ibn al-Abbās ibn Rāšid ibn Hammād. Apartar cristianos, vosotros no sois mis enemigos en este trabajo. ¡Marcharos y os perdonare la Vida! Solo me interesa la sucia serpiente del desierto. Dice mientras desenvaina un gran alfanje que empieza a mover con movimientos precisos sobre su cabeza, el filo del alfanje estaba manchada con una sustancia negruzca.

Tu mataste a Roland du Rocher, mi hermano. Ziyad no contesto, simplemente se limitó a sonreír. Cristianos, protegerme, él es un pagano asesino. Es nuestro enemigo común ¡AYUDADME! Tengo oro, mucho oro, puedo pagaros.

Sin ningún interés en el dinero, pero mucho en que Aimery testifique a su favor, Akos se interpondrá entre ambos. Si fuera más listo, se plantearía por qué el hereje llama serpiente a Aimery. Pero es lo que es y su condicionamiento cultural es confiar en el que cree en le dios correcto, incluso cuando él mismo se pregunta si realmente existe tal dios. -No tiene porque morir nadie esta noche.- Dirá mientras concentra la fuerza mística de la vitae en sus musculos y uñas.

Haquim ha reclamado un alma impía, un alma de sucia serpiente. El árabe se esfuma como un rayo que pasa a lado de Akos sin dar oportunidad a este de reaccionar, el salvaje no es su objetivo y no desea derramar sangre innecesariamente pot ahora. También cruza cerca del padre Francesco sin tocarle un pelo, aunque la religión cristiana es el enemigo acérrimo de la cultura árabe hoy no derramara sangre cristiana, hoy no es esa guerra. Finalmente, el rayo en que se había convertido Ziyad se detiene delante de Aimery, la cimitarra destella a la luz de la luna y cae sobre el cuerpo produciéndole un profundo corte en el pecho. Aimery se revuelve y clava su daga en el costado de Ziyad.

Con la boca llena de sangre y la daga aun en la mano, Aimery pronuncia unas últimas palabras. ¡Seth dio Egipto a sus hijos! ¡Los infieles nunca…! Entonces los espasmos comienzan a sacudir el cuerpo de Aimery impidiendo que siga hablando.

El musulman atraveso el espacio entre su cimitarray su victima en un abrir y cerrar de ojos culminando su ansiado propósito antes de que los demás pudieran reaccionar.

La sangre broto de ambos hombres por las sendas heridas antes de que pudieran acercarse.

Francesco dio un paso hacía delante, pero solo uno manteniendo cierta distancia sobre el musulman pero llamando su atención.  Maldito seas. su intención no era otra que captar la mirada de sus ojos para dominar su cuerpo.

QUIETO

Fue la palabra imperativa que utilizó el monje