La sala fue vaciándose poco a poco, algún grupo rezagado continúo hablando pero la gran mayoría de los presentes abandono la sala siguiendo las escaleras que llevaban a la Plaza de San Marcos. Aún faltaban un par de horas para el amanecer pero el movimiento volvía a ser frenético. En los muelles se descargaban mercancías y los hogares de las panaderías comenzaban a sacar sus primeras remesas de pan. El olor del pan recién hecho se mezclaba con el olor a agua estancada de la laguna y el persistente olor a gente hacinada en una ciudad.
Los diversos invitados se dispersaron por las diferentes calles que daban a la Piazza, caminando o en góndola. Karmen, la pequeña niñas, hacía de guía de sus nuevos amigos; Diego, el caballero español, se separó del grupo con la promesa de volverse a ver; y Akos permanecía quieto en mitad de la plaza como una roca que la marea no consigue mover.
Indícame que quieres hacer, el grupo te da la dirección de la posada.
Indícame que quieres hacer, el grupo se ha dispersado y quedas tu solo en la plaza. Aunque, a lo lejos puedes ver a Zoltan caminando junto a un paje.
Guiados por Karmen cruzas la Piazza de San Marcos y torcéis a la derecha, tomando una de las calles por las que mayor multitud deambulaba. Seguías a la niña que viva como un hurón: tres pasos por delante, sorteaba a la gente y empinándose en ocasiones sobre las puntas de sus desgastados zapatos para distinguirlo a lo lejos el rumbo. La calle hervía de gente como piojos en cabeza de soldado, era pasmoso el bullicio y la intensa vida que lo llenaban todo, la gente a pie y la extraña ausencia de coches, carrozas y caballerías.
La chica recorrió varias calles y puentes hasta llegar a la calle que los venecianos llaman de la Mandola, muy larga y animada; y antes de llegar al campo de San Ángelo, en un cruce de calles más estrechas, sumiéndose en las sombras que allí eran espesas la niña continuo su camino cruzando un estrecho puente y desaparecer al otro lado, bajo un soportal que cubría toda la calle, y en cuya embocadura una luz rojiza iluminaba, sobre una puerta en forma de arco.
Entrarais en el interior de la posada unas pocas sombras inmóviles en el contraluz de las velas: negras siluetas masculinas y femeninas sentadas en mesas y reservado. Sonaban susurros, risas contenidas, murmullos de conversación.
Rápidamente reconoces la fonda donde la niña te ha llevado, es la misma donde te condujo la campesina que te regalo la flor rojo. En esta posada habías estado con el reservado Zoltan y el caballero castellano Don Diego, y donde habías encontrado a la mujer bizantina, Anna Sgorina.
Una de las mujeres avanza directamente hasta Karmen. Es mayor mucho mayor que todas las mujeres de la sala, y su vestido esta mas ajado y es de colores pardos, no de los vivos colores del resto de muchachas. Aunque en su rostro empieza a mostrar los estragos de la edad, sus ojos verdes siguen denotando una gran belleza y personalidad. En otro tiempo debió de ser una mujer muy hermosa. ¿Ragazza, has traído invitados? La mujer no espero a que contestara Karmen. Mi nombre es Adriana Occhiverdi. ¿Vino, agua, o simplemente nada? Sonrie con picardia. I morti non bevono. Susurra entre dientes.
Finalmente, el que solicito la información se ha limitado a no acompañarnos.
Después de atravesar la Piazza de San Marcos aprovecho el primer momento en que no halla nadie cerca para comentar en voz baja a los que me acompañan. – No quisiera ser malpensada, pero me preocupa un poco que quisiera saber cual era mi refugio para después tener que marchar con urgencia. Además, él no me ha correspondido diciéndome cual es el suyo. Puede que sea haber pasado toda mi vida mortal en una familia de comerciantes, pero hay que dar cosas a cambio de lo que obtienes, o pretendes obtener.
Al llegar al burdel me limito a asentir dejando a Adriana que efectué su peculiar presentación volviendo a un segundo plano como se esperaría de una niña. Ya es bastante llamativo mi presencia en este ambiente como para que alguien se fije en que he sido quién ha conducido a unos adultos por las calles de Venecia en plena noche.
¿Nos acompaña algún pnj?
Me dirijo a las calles de Venecia, a las tabernas de comerciantes cercanas al puerto. Allí busco a alguien que parezca un rico comerciante y le abordo con intención de invitarle a una copa, que aderezo con un poco de mi sangre, y charlar sobre noticias de la Serenísima y de la lejana Aragón. En cuanto puedo desaparezco con la promesa de volver en un par de noches a charlar mi nuevo amigo.
En la misma zona busco a una dama de la noche a la que atraer a la penumbra con mis propios encantos y realizar el ritual acordado para que su sangre tenga mayor valor para mi paladar. Entre mis propios encantos y el éxtasis que le provoque digo yo que quede satisfecha.
Por último me reúno con mis hermanos de la orden para informarles de que pasaré el día fuera, reuniendo información y contactos.
Todo este tiempo permanezco con los oídos atentos a noticias de interés para la orden, mi persona o la cruzada.
Aquella fue la primera reunión de vástagos a la que Akos había acudido. Por supuesto había compartido tiempo con su sire y otros de su clan tras su abrazo. Pero las reuniones en cuevas o claros de bosque hablando sobre leyendas e historia del clan eran algo muy distinto a lo acontecido.
El soldado estaba estupefacto. La reunión había sido tan distinta a lo esperado. No había aprendido nada nuevo sobre los vampiros. Todo se había reducido a una confrontación de egos por controlar la estrategia de una guerra que Akos pensó que era un asunto de los vivos. ¿Era la no-vida una simple continuación de la vida? ¿Debería él continuar formando parte de batallas y estrategias por quitar y poner reyes?
Si Akos tuviese la cultura necesaria, podría expresar sus sentimientos de la siguiente manera: Tras toda una vida como peón, ahora me han ascendido a alfil. Participo de la toma de decisiones sobre lo que haran los peones durante el día. Aunque hay otras piezas más importantes a las que debo pleitesía y obediencia, estoy en una posición más importante. Pero el juego... el juego es el mismo. Por desgracia carecía del autoanálisis necesario para verbalizar esa sensación de decepción vital que le invadía.
Se quedo plantado en la plaza, mirando al infinito. Sintió como el viento se colaba entre sus cabellos refrescandole la cabeza. Aquello le trajo algo de paz. No podía permitirse decaer ¡tenia que salir adelante! Echo un vistazo a su alrededor y se encamino hacia donde había visto al ultimo de los miembros de la reunión acompañado por un paje.
Si Zoltan está disponible para socializar, estaría bien (puedes añadirlo de destinatario del post anterior, si quieres) . Si no la mayor preocupacion de mi personaje es buscar donde puede dormir el día
Para engañar al Comerciante Carisma + Subterfugio Dif.7, y un pt de sangre
Para alimentarte Apariencia + Callejeo Dif.6
Percepción + Saber Popular + Rebaño/contactos. Dif.6 Tira aunque no tengas el Conocimiento.
Interpreta en función del resultado. Después de esto se hará de día, ¿Dónde descansas?
La primera parte de mi plan es fácil. El vino es una oferta que muy pocos humanos pueden rechazar. El vino gratis casi ninguno. Una moneda de cobre por un futuro sirviente es un precio extremadamente barato y no tengo problema en pagarlo. Para cuando quiere empezar a dudar de su nuevo compañero es su mejor amigo o al menos empieza a serlo. Cuando me despido para desaparecer en la noche promete esperarme en esa misma taberna para hablar más en las próximas noches. Su barco no saldrá hasta mucho más adelante, mientras las factorías de la ciudad hacen su parte.
La segunda parte no es mucho más complicada. Una sonrisa, un susurro y una mujer acostumbrada a seducir a los hombres cae a mis pies, lista para entregarme todo lo que pueda querer de ella. Esta noche no quiero demasiado. Solo lo justo para que su sabor me satisfaga y nuestros cuerpos queden satisfechos y extasiados por el intercambio de su fluido vital a mis venas. Me siento mucho mejor, casi tentado a finalizar el trabajo, pero matar por el placer de hacerlo es acercarse más de lo debido a la senda de la perdición. Ni siquiera sabe lo que ha pasado. Solo que ha sido la mejor experiencia de su vida. Estoy seguro de que repetirá si se lo pido en noches futuras, pero también que guardará el secreto. No querrá que otras prueben ese néctar.
Mis hermanos consienten con facilidad el no tenerme cerca durante el día. Incluso ahora, en tierra extraña y siendo su sostén les doy escalofríos. Chicos listos.
Llego a la puerta de mi refugio apenas diez minutos antes del amanecer. Listo para pasar la noche y esperar que mis semillas florezcan mientras duermo. Tengo que pensar sobre lo que he oído en las calles.
Motivo: Car+sub
Dificultad: 7
Tirada (7 dados): 10, 3, 2, 6, 9, 8, 3
Éxitos: 3
Motivo: Per+SP
Dificultad: 6
Tirada (2 dados): 7, 9
Éxitos: 2
Motivo: Apa+sub
Dificultad: 6
Tirada (6 dados): 4, 10, 6, 4, 8, 8
Éxitos: 4
Para alimentarte Apariencia + Callejeo Dif.6
EOV20 no tiene callejeo. Hago la tirada sugerida en el manual y si no ya corregimos.
Me voy a donde me indicó Karmen a descansar.
Las noticias me las tendrás que contar tú, porque eso ya no lo sé.
Creo que no me dejo nada.
La reunión había terminado por aquella noche, la luz ya comenzaba a intuirse en el horizonte y era hora de buscar un refugio seguro. Nada más torcer la esquina de la posada Francesco reconoció el lugar al instante.
Ser desconfiada por naturaleza te mantendrá viva. Pero ten control sobre tus fantasmas o no verás más allá.
Al entrar en la posada se encontraba tal y como hacía unas horas. Vino dijo Francesco qué clase de monje sería con una copa de agua.
Finalmente encontraste la posada que Karmen había indicado. Se encontraba al final de la calle que los venecianos llaman de la Mandola, muy larga y animada; y antes de llegar al campo de San Ángelo, en un cruce de calles más estrechas, sumiéndose en las sombras que allí eran espesas se cruzaba un estrecho puente, bajo un soportal que cubría toda la calle, y en cuya embocadura una luz rojiza iluminaba, sobre una puerta en forma de arco. Esa era la dirección que te había procurado la niña.
El interior de la posada unas pocas sombras inmóviles en el contraluz de las velas: negras siluetas masculinas y femeninas sentadas en mesas y reservado. Sonaban susurros, risas contenidas, murmullos de conversación. En un rincón apartado encuentras a tus tres compañeros charlado con una mucho mayor que todas las mujeres de la sala.
Su vestido esta mas ajado y es de colores pardos, no de los vivos colores del resto de muchachas. Aunque en su rostro empieza a mostrar los estragos de la edad, sus ojos verdes siguen denotando una gran belleza y personalidad. En otro tiempo debió de ser una mujer muy hermosa. Te saluda con una ligera inclinación de cabeza.
Al final de la noche tras una reconfortante charla con Adriana, que conocía mucho de los rumores de la serenísima, llego Don Diego. Al parecer no había ido a traicionaros, simplemente había decidido dar un paseo nocturno.
Con el grupo reunido y acercándose la hora del amanecer. Adriana dio por concluida la charla. Mis huéspedes, permitirme que les acompañe a sus aposentos. No son lujosos, ni amplios. En principio solo esperaba una visita, así que, el espacio se verá reducido.
La mujer os sube por unas escaleras ocultas detrás de la barra hasta la buhardilla del edificio. Una sala alargada y con el techo a escaso metro de altura se extiende ante vosotros. Las paredes, suelo y techo de la sala se encuentras cubiertas con espesas mantas de lana. Espero que el local sea de vuestro agrado. Dicho esto, cerró la puerta y os dejo en la oscura sala.
Finalmente no pudiste seguir a Zoltan, el caballero se subió a una góndola y se perdió por uno de los múltiples canales de la serenísima. Finalmente decidiste buscar un pequeño huerto donde enterrarte.
No.Me.Hace.Gracia.Compartir.Refugio.
Notaba que su sangre se aceleraba y salió detrás de Adriana. Necesitaba negociar y rápido. No podía estar con ese grupo de desconocidos en un espacio tan sumamente reducido. Era inviable. Hasta una bodega plagada de ratas se le antojaba mejor lugar de descanso que lo que les había proporcionado su amable anfitriona. Cuando la alcanzó, le expuso su petición:
—Mi señora, no os ofendáis. Vuestra hospitalidad es bien recibida y apreciada, más no me es posible descansar en el mismo lugar con tantas personas. Si fuera posible hallarme otro sitio adecuado, recibiríais mi gratitud en el pago que más aprecie vuestra persona, sea oro o un favor a futuros.
Recibo con una sonrisa y una leve reverencia la llegada del caballero ibérico y avanzo hasta llegar a la zona que nos han destinado como refugio. Tras observar atentamente el lugar, presento una formal disculpa y abandono la sala con cierta premura.
Adriana te mira con sus imponentes ojos verdes que dan lugar a su sobrenombre. Claro, Ragazza. Hay otro lugar donde puedas descansar. Dijo mientras te conducía bajando las escaleras. Hace mucho que conozco a los non morto, pero vuestras costumbres aún me son raras. Se disculpó mientras cruzaba la posada que comenzaba a estar vacía y se dirigía a la calle. Una punzada de temor asalto tu alma al ver que el cielo comenzaba a tornarse azul claro. En un par de minutos seria de día. Prego, rápido, pronto será de día. Mi casa está al otro lado de la calles.
Con paso vivo Adriana comenzó a atravesar la calle, el color del cielo azul claro comenzó a ponerse anaranjado. Entonces la mujer saco una pesada llave de hierro y abrió una puerta desvencijada.
Ya en la seguridad del pequeño cuarto oscuro que se extiende detrás de la desvencijada puerta, Occhiverdi se gira y con delicadeza toca tu rostro. Ante era hermosa como tú, Ragazza, pero el paso del tiempo es rápido. Comenta mientras juguetea con uno de tus mechones rojo fuego. Si me hubieran dando el don de los non morto, yo aún seria hermosa. ¿Podrías concederme ese don… Dijo mientras acercaba su cara. …como gratitud…. Seguía acercando sus carnosos labios rojos ….antes de que dejes la serenisima?