Partida Rol por web

Una chica puede saber muchas cosas. Dijo a modo de burla Lanzo. Pero donde no llega la razón llega la espada, y Jerusalén está mucho más allá del poder de la razón, ergo, hay que usar la espada. Acompaño la frase de unos golpes a la vaina de la espada. ¡DEUS VULT!¹ Grito de improviso el germano, y muchos de los presentes le corearon repitiendo la frase.

Pater. Contesto Tommaso refiriéndose a Francesco. Su visión del commercio e guerra es espectacular. Una guerra fuera de la nostra terra…. Es todo ventaja. Pero debemos de fijar el primer paso, sino esta cruzada se desbaratara antes de salir de la laguna. Debemos de ir direttamente a por Jerusalén, una maniobra de diversión contra Egipto solo conllevara spese inutili.

Asiento a los consejos de la trobairitz.

Por tu aspecto, fuera de estas pareces deberemos tratarte como una inferior, posiblemente nuestra sirviente o algo así, pero aquí dentro eres una igual, o al menos más igual que ahí fuera – le explico a la joven – Es una cuestión de mantener la imagen de que no existimos a ojos del rebaño.

Ante la opinión de los hombres de las ventajas de llevar la guerra a territorio enemigo tengo que discrepar, aunque prefiero por el momento esperar a que los grupos establezcan mejor sus opiniones.

Uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras.

Escucho encantada las palabras del caballero que estaba hablando con la dama que me alargo la mano para mostrarme su apoyo.

La confianza en mi misma aumenta, extrañamente me siento mas segura aquí que en la fortaleza de mi sire. Un desconocido, evidentemente un caballero, me dice delante de otros que me considera como su igual entre los hijos de Caín.

Le sonrió con agradecimiento, en respuesta a sus palabras.

Al constatar que hay gente que todavía no ha intervenido permanezco en silencio, aguardando para hacer publico el mensaje de mi voivoda.

Dedico una cálida sonrisa al caballero, viendo que habla con mesura y cortesía. Luego no me pasa desapercibido que, si bien parece querer intervenir, guarda un prudente silencio. Aunque ya parece que los dados han echado a rodar y las partes ya tienen las cartas a jugar en sus manos. El grito del teutón logra que un escalofrío recorra mi médula espinal y, con la mano en la que tengo enlazada la de la pequeña, cierro ligeramente mi capa. Un acto reflejo, aunque inútil, pues no soy capaz ya de sentir frío o calor. No como lo sienten los vivos. 

Fijo mi mirada entonces en Lanzo, intrigada por su convicción y devoción. Aunque también ha despertado mi curiosidad la mención a una leyenda. No obstante, no será en voz alta que pregunte por ella, ya buscaré a la dama en cuestión y buscaré saciar mi curiosidad. Aún así, no puedo evitar alzar mi voz, buscando armonía entre cantos discordantes:

—Buona nocte, damas y caballeros aquí presentes. Eleonora de Occitania, Chiquilla de Giacinta di Livorno. De lejos provengo y he recorrido largas leguas en pos de las gentes que aquí han llegado en pos de la Cruzada. No será cosa fácil que desistan de tal empresa, pues es obra elevada a los ojos de Dios. Y si Dios lo quiere, poco hay que mano del hombre o Cainita pueda hacer. 

Pero que se haga tal Cruzada no quiere decir que sea una carnecería. Jerusalem, tres veces santa, es destino de muchos y será el final de otros tantos. Desconozco el arte de la guerra-miro a los caballeros germanos haciendo una sutil reverencia y continúo en tono humilde y dulce-, pero si los mis señores pueden instruir a esta ignorante, ¿por qué desviar recursos a Egipto? ¿No sería más práctico que se viajase directamente a las costas de Palestina?

Las palabras se sucedieron unas tras otras. Todas cayeron sobre Akos como jarros de agua fría. Los motivos para las cruzadas eran... ¡Ganar territorio para la fe cristiana!

Por supuesto Akos siempre había sabido de la existencia de Dios y había intentado mantenerse dentro de lo moralmente aceptable. Pero Dios nunca había sido el motivo de sus acciones. Sus acciones siempre se encaminaron hacia conseguir dinero,conseguir comida, conseguir un techo, conseguir sexo,... Eran otros quienes decidían lo que era moral. Había matado a otros cristianos porque apoyaban al falso rey. Pero dios no había jugado ningún papel en aquello, ni la lealtad a la corona. Lo que le había llevado a alistarse había sido el dinero. Le había importado más bien poco la legitimidad del rey al que apoyaba. Su rey era el rey legitimo porque le pagaba con dinero, que fuese el hermano pequeño era... una trivialidad.

El abrazo cambio aquello. Dios paso a ser algo real, junto con la magia y las leyendas. Los vampiros eran reales, y según sus conocidos del Clan también los hombres lobo y los magos. Eso hacia a Dios más real... ¿Pero al dios cristiano? Cualquier vampiro húngaro que hubiese vivido más de un siglo conocía las religiones anteriores. Para Akos fue una sorpresa descubrir que hacia no mucho las cosas habían sido tan diferentes. Aquello era como una espina en su corazón. Era evidente que había algo en los cielos... ¿Pero qué? ¿Quien tenia razón? ¿Los cristianos? ¿Los moros? ¿Los judíos? ¿Los paganos? ¿Y que pasaba si elegía la opción equivocada?

¿Tenia que sentirse implicado? Lamentablemente no podía. Sospechaba que la sangre de alguien que rezase a Ala le mantendría tan bien como la de alguien que rezase a Cristo. -No. Tu solo tienes que observar, aprender y conocer. Esa es la misión de tu sire. No necesitas tomar ninguna decisión ni posicionarte. No de momento.- Pensó el cainita. Sentía un poco de vértigo al ver como sus hermanos chupasangres, presuntamente fruto de una maldición contra Cain, hablaban de la voluntad del altísimo. Y aun más extraño se le hacia la facilidad con la que daban por supuesto que podían decidir a donde iban a luchar los vivos. ¿Realmente era todo lo importante que ocurría por el día una conspiración de los condenados a la oscuridad?

¿Que tan lejos estarían egipto de palestina? ¿No se podía ir a los dos sitios?

Hizo un saludo cortes a cuantos le miraron o saludaron y centró todos sus esfuerzos en no sentirse idiota o fuera de lugar. Que era exactamente como se sentia

Francesco asintió ante los comentarios y replicas a una conversación que parecía volver a encauzarse por donde debía para los intereses de la iglesia y Francesco.

La estrategía no es una de mis competencias, para la cual sin duda hay aquí caballeros mucho más cualificados que yo, tan solo quería enfatizar en que Jerusalem debe volver a la cristiandaz esto es algo que no ha de ponerse en duda ni en esta sala ni fuera de ella... como haya de hacerse es algo para lo que no me debo pronunciarme.

Tras aquello Francesco volvió la atención nuevamente al pequeño grupo de las flores, dedico una mirada de aprobación a la chiquilla que se había acercado al grupo, el monje era consciente de que si portaba aquella rosa era porque tenía potencial para ayudar en aquella misión.

Roland tomo la palabra y a diferencia de Lanzo, lo hizo con tono sosegado y pausado, tratando de convencer y no imponer su palabra. Todo gran imperio tiene un gran ejército y todo ejército necesita comida.  Es algo lógico e innegable, y que seguro que los comerciantes saben apreciar mejor este matiz que yo. Al lazar este último comentario pone especial interés en Tommaso, el cual, se había presentado como hijo de comerciantes y opositor al ataque de Egipto. El ejército infiel se alimenta de los graneros de Egipto como hizo Roma también hace siglos. Sin Egipto el infiel no podrá alimentar sus tropas y estas se rebelaran, cundirá el desorden en sus filas, y será mucho más fácil alcanzar Jerusalén.  Además, estratégicamente, Egipto esta mucho menos defendido que tierra santa. El infiel pone sus ojos en Tierra santa e Hispania, lugares fronterizos, no se esperara un ataque en Egipto.

¡Hay que atacar al dragón en el estómago! Grito con pasión el teutón.  ¡El vientre de la bestia es la parte más blanda! ¡Como hizo San Jorge, mataremos a la bestia infiel y cercenaremos su cabeza! ¡DEUS VULT! Esta vez, los gritos de Lazo no tuvieron la misma acogida por el auditorio. Algunos se unieron a sus gritos, pero otros comentaban la idoneidad del plan propuesto por los alemanes.

Desolada, Khadijah bajo la cabeza y mira al suelo. Gotas de sangre corren por sus ojos. Tal vez el destino del hombre sea odiar y ser odiado. Si no existirá el odio en el mundo, el hombre no necesitaría a Dios. ¡Dios se ha convertido en una simple excusa para la confrontación!  Grita desesperada, tratando de hacerse oír por encima del murmullo general. Pero ya nadie duda de la necesidad de una cruzada, todo el auditorio está convencido de la necesidad de atacar al infiel, solo se discute el “dónde”. Las palabras de Khadijah vuelven a caer en saco roto.

Atendiendo atentamente a las palabras de los caballeros me hace pensar que ellos en su vida mortal nunca han debido saber lo que era pasar hambre. Karmen reconoce que ella misma fue una afortunada ya que como comerciantes siempre disponía, su familia, de sacos de harina en sus carros o cosas valiosas con las que compensar las exorbitantes subidas de precio. Los que tenían menos problemas eran los caballeros que conseguían alimentarse a punta de espada, puede que no llegaran a desenfundarlas simplemente hacer evidente que las tenían y que querían la comida, sin discusiones.

Al oír las palabras de la dama mas extrañamente vestida me siento impelida a acercarme a ella. Estiro ligeramente la mano de la dama para susurrarle cuando capto su atención. – Señora Eleonora, el hambre es terrible para los humanos, yo la conocí. Voy a intentar disuadirlos.

Suelto su mano avanzando un par de pasos.

– Soy Karmen Vjera, enviada por el voivoda Bertalan Alexander. Pero ahora os hablare del hambre. – Girándome despacio mirando directamente a los que proponen dejar sin comida a los ejércitos que defienden Jerusalén. – Por vuestro aspecto dudo mucho que en vuestra vida mortal la hayáis conocido, yo sí. Cuando había escases de comida, fuera por guerras o malas cosechas la gente de armas siempre se aseguraba su sustento sin importarles lo que sucediera a los que no podían hacerles frente. – Mirando al sacerdote, añado. – Incluso algunos sacerdotes o monjas aparecían con sus soldados para comunicarnos la voluntad de Dios.

Volviendo a mirarlos a todos. – Si conseguís que deje de llegarles la comida de Egipto sus soldados serán los últimos en verse afectados por el hambre y los primeros en morir serán los cristianos que residen allí, cuando se enteren sus vecinos del motivo por el que mueren de hambre sus hijos y sus ancianos. Además, les daréis tiempo para que mas ejércitos musulmanes acudan a defender Jerusalén, a menos que vuestro interés sea Egipto y no Jerusalén.

Me acerco a la dama que lloraba con lágrimas de sangre.

Escucho atentamente las palabras del caballero que se presentó a sí mismo como Roland du Rocher, poniendo todo mi sentido e intelecto en apreciar los matices y las implicaciones. Luego, no puedo evitar una sonrisa dulce al ver cómo la pasión desborda de nuevo a Lanzo, si bien ahora no tiene tan buena acogida como unos minutos antes. Las lágrimas de Khadija me conmueven, pero no por lástima, sino por la impresión de comprobar que hay alguien en la sala capaz de sentir y permitirse expresar un sentimiento tan íntimo y profundo como es la pena, en público.

Vuelvo a centrar mi atención en Roland y, viendo que responde con templanza y haciendo uso de la razón, continúo mi diálogo con él.

—No puedo negar que vuestras palabras resuelven y a la vez generan dudas-avanzo un par de pasos en su dirección. Lo justo para indicarle que estoy presta a escuchar sus palabras, pero no tanto como para que se me vincule a ese grupo y su opinión. Que las cosas se hayan hecho de una forma hasta ahora, no implica que no pueda buscarse una nueva estrategia. Si bien, la propuesta de Roland es tan vieja como el mundo: el hambre es el arma más poderosa-. Entiendo que, dado el peligro y las dificultades del camino, tanto sea a Palestina directamente u optando por Egipto, la elección debe ser cuidadosa y ser a su vez la más ventajosa. No obstante, me asalta una nueva cuestión, si tienen a bien resolver mi duda: ¿bastará herir al dragón en el vientre? ¿Será suficiente para eludir sus fauces y que las tropas de aquesta Cruzada alcancen su objetivo final, Jerusalén?

Como hiciera antes, mi tono es suave, quizá algo bajo. Alterno miradas a las mis manos y mi bella flor con miradas alternas a ambos germanos, a la espera de su respuesta.

No es que la lógica de nuestra joven compañera no sea válida, pero en realidad no del todo correcta. El ejército no se compone de caballeros, sino de soldados de a pie. Si negamos unos meses el alimento a toda Palestina es muy probable que provoquemos una enorme mengua de su potencial de combate. Sin embargo una operación así sería costosa y arriesgada. Puede que demasiado.

Podría hablar y corregirla. Sin embargo escucho, quiero ver cómo reaccionan a las posibles muertes de cristianos en Palestina. Ver cómo de cristiana es esta misión. Sus palabras me han dado esa carta y hay que aprovecharla.

Las miradas se centran en la pequeña niña que había hablado. Muchas miradas son de incredulidad, ¿Cómo una cría se atreve a hablar en un conclave?, este era el caso de Lanzo; otras era de lastima, ¿Qué monstruo se atrevería a condenar a una niña de esa manera?, esta era la mirada de Khadijah; otras simplemente eran pragmáticas, todos somos iguales antes la muerte y la maldición de la eternidad.

A las palabras de Karmen contesto Lanzo con rudeza. ¡Hablas como una campesina que no entiende del arte de la guerra! Es cierto que los soldados serán los últimos en ser afectados, pero serán afectados, pero si hay guerra todo el mundo pasara hambre. El sufrimiento de unos miles por la salvación del mundo.

Las palabras del Lanzo rápidamente tuvieron su réplica por lado del bloque liderado por Tomaso, que rápidamente incorporo el argumento de Karmen a su discurso. La bambina tiene razón, los soldados recurrirán al pillaje para poder alimentarse.

Luego las palabras de Eleonora reavivaron el debate en términos menos terrenales. Tanto uno como otros de los bandos comenzaron a lanzar cifras y números. Tommaso menciono los barcos que salía del puerto de Alejandría, mientras que Roland contraatacaba con el número de heminas de trigo necesarias para alimentar a un soldado en campaña durante un mes, a lo que Tommaso volvía a contraatacar mencionado las hectáreas de tierra cultivable en tierra santa. En el bloque pro-ataque-Egipto, Roland du Rocher se muestra como el mejor ponente, superando el dialéctica al efusivo Lanzos. Pero el debate se fue acalorando, y de los números fríos y exactos se pasó a los sentimientos y gritos encolerizados.

Narsés contemplaba la discusión desde su puesto de honor sin mover un musculo, sin declararse a favor de ninguna de los dos bandos. Pero cuando la discusión empezó a subir de tono, el hombre que se encontraba al lado de Narsés, su lugarteniente Guillermo Aliprando, dio un paso al frente. Con voz fría y neutra impuso el silencio en la sala. ¡Señores! Son altas horas de la noche y hoy no se va alcanzar ningún acuerdo. Una voz entre la multitud intenta replicar Guillermo. Claramente hay que…. Pero la voz es fulminada instantáneamente por  una fría mirada de lugarteniente. ¡Hoy no se va a alcanzar ningún acuerdo!  Vuelve a repetir con más énfasis, poniendo punto y final a la sesión. Son altas horas de la noche, y su anfitrión, el Dux Narsés tiene más asuntos que requieren su presencia. Mañana son emplazados en esta misma sala para continuar con la disertación.

¿Tenéis un refugio al que acudir? – pregunto a mis compañeros – Si no he entendido mal todos sois nuevos en la ciudad y – señalo la flor en mi solapa –, según parece, alguien está muy interesado en que nos unamos para esta misión. Lo que resulta interesante cuando parece que no compartamos del todo opinión sobre la forma de afrontar esta cruzada.

Respondo afirmativamente a las palabras del caballero aún sin tener claro si esta ofreciéndonos un refugio, o solicitando uno para él.

– Es la primera vez que he venido a Venecia y mi sire el voivoda Bertalan Alexander se ocupo de los detalles de mi viaje, así como del lugar donde pasaría los días.

Estoy unos segundos buscando las palabras para definirlo. – Es una especie de posada muy transitada.

Busco con la mirada si aparte de nosotros cuatro hay mas cainitas interesados en los refugios.

Por mi parte tengo el mío propio, pero veo las bondades de permanecer juntos por el momento -respondo con una sonrisa - La noche veneciana me reclama por unas horas, pero estaré encantado de volver antes del amanecer para poder hacer planes entre nosotros si lo consideráis oportuno. Algo me dice que esta puede ser la ocasión perfecta para unir fuerzas y llegar a mejores resultados para todos.

El caballero se despidió con un simple gesto de cabeza y salió fuera de la sala, no espero a establecer planes de rencuentro. No hablo de refugio, ni de alianza. Simplemente salió de la sala siguiendo a otros muchos.