Partida Rol por web

Los chicos siguieron rápidamente a las dos hadas a través del bosque. Es peligroso correr entre los troncos de noche, pero la luz de las hadas les iluminaba y les permitía seguirlas sin tropezar.

- ¡Jijijiji! ¡Vamos, vamos! ¡Por aquí! -les apremiaban las dos criaturitas blancas.

Mientras corrían, el resto de las lucecitas parecían seguirles, a distancia, tan incansables como siempre. Parecían entonar una melodía repetitiva e inquietante... aunque tal vez sólo fuera el sonido de miles de alas vibrando a la vez.

Al cabo de unos cinco minutos de carrera, los chicos empezaron a cansarse y a respirar agitadamente. No parecía que aquellas hadas les estuvieran conduciendo a ningún sitio... y para colmo no tenían aspecto de estar nada fatigadas. Sólo seguían riéndose y cantando, y mirándoles con aquellos enormes ojos y sus colmillos relucientes.

-Basta - Digo entre jadeos - Yo no puedo más - Añado justo antes de detenerme.

Se que no soy capaz de seguirlas el ritmo, y aunque no quiera quedarme solo en medio del bosque, no tengo otra opción, mis piernas no me dejan seguir corriendo.

Además de esto, ni siquiera parece que nos lleven a ningún lado, más bien me da la impresión de que nos están metiendo cada vez más adentro del bosque, y desde ahí salir será más difícil.

Comenzaba a notar el cansancio de la carrera atraviesa, cuando me detuve en seco a recuperar el aliento. Aquellas hadas parecían llevarnos sin rumbo ni sentido y comencé a desconfiar aun más de aquellos bichejos alados. Miré a mis compañeros como pasaban por delante mía sin saber si se detendrían también o pararían igualmente a tomar aire pero lo que estaba claro era que allí no había nada claro. Aun jadeando pregunté a las luces:

-Se puede saber.......ha.....ha......a donde nos llevais.......ha .......ha......por Dios....-

A pesar de que soy agil y puedo meterme practicamente por cualquier lugar, nunca he sido muy buena corriendo. Finalmente tras tropezar un par de veces freno  junto a mis compañeros y comienzo a respirar agitadamente.

-Buff...Estoy muy cansada- Lo peor es que tan ensimismada como estaba con las hadas no me he fijado por donde iba caminando y a pesar de mi orientación dudo que pueda volver. Miré al niño mayor, que acababa de hacer una pregutna a las hadas y esperé su respuesta. Aquello cada vez me resultaba mas tétrico. Afortunadamente no estaba sola.

Levante la cabeza para mirarlas fijamente. Parecían burlarse de nosotros

-¿Fal...falta mucho? acerté a preguntar finalmente

Paro el ritmo para descansar junto a mis compañeros... el chico mayuor por fin hacía algo sensato... preguntaba hacía donde ibamos.... no recordaba haber andado tanto cuando nos internamos en el bosque...

Espero la respuesta de las hadas a mis compañeros... mientras hago los ejercicios pertinentes para recuperar la respiración como me había enseñado papá.

Los niños se detuvieron entre jadeos y suspiros, fatigados de tanto correr. Gotitas de sudor perlaban sus frentes, pues a pesar de que ya era de noche, aún hacía calor y la carrera había sido larga. Un par de ellos incluso se sentaron en el suelo, donde se echaron a temblar de cansacio y nervios.

Las dos hadas miraron atrás y revolotearon hasta los seis chiquillos, volando a su alrededor como moscas. Ya no reían.

- ¡Vamos, vamos! ¡No os paréis, ya estamos muy cerca! -dijo una de las hadas.

Señaló en la dirección en la que habían ido corriendo, como si fuera obvio que la salida estaba ahí enfrente, esperándoles. El hada voló aquí y allá, colocándose delante de cada uno de los niños y niñas y escrutando sus rostros con sus enormes ojos. Sonreía, como si le pareciera curioso y divertido que estuvieran extenuados de tanto correr.

El otro hada, mientras tanto, voló un poco más alto y miró alrededor. Lanzó una carcajada.

- ¡No os riáis de ellos! -dijo, pero no dejó de reírse ella misma-. ¡Es la primera vez que vienen aquí! ¡No conocen el camino!

Los chicos miraron alrededor, pero no vieron a nadie. Lo único que había entre los árboles eran cientos, quizá miles de lucecitas que danzaban y parecían observarles. El hada negó con la cabeza sin perder la sonrisa, y chistó un par de veces con la lengua entre los colmillos.

- Tch, tch, tch... ¡Muy mal, muy mal! Si nos paramos, él acabará por despertarse y nos encontrará... -canturreó con sorna-. ¡Y no estará nada contento!

¿Quien es él? pregunte tras recuperar el aliento. Aquellos seres me estaban poniendo muy nerviosa. Más de lo que nunca habia estado. No era la primera vez que me extraviaba pero si al primera vez que veia a un ser que en teoría no podía existir.

¿Porque se enfadara?

Al escuchar las palabras de la segunda hada, dejé de jadear casi instantaneamente. Él? Quién era él? Zaina hizo las preguntas que todos teníamos en mente y tan solo me incorporé y miré fijamente al bichejo que había augurado el despertar de "él" y su malestar. Aquello dejó de ser inquietante para dar paso a algo terriblemente preocupante. 

A pesar de tener el ceño tan fruncido por las sospechas que casi me tocaba la nariz, esperé un paso por detrás de Zaina a que nos dieran alguna respuesta.

Las palabras de las hadas nos hicieron erizar el pelo a todos... ¿Quién era él?... En verdad, me daba igual conocer quien o que era... pero lo que no quería era que se onajase con nosotros...

Las preguntas de Zaina fueron justo a la diana...trangando saliva... me posicioné justo al lado de Zaina y mire a las hadas... sobretodo a la del pelo corto esperando una pronto respuesta...

Se quedó mirando a las hadas con los brazos en jarras, todavía respirando entrecortado. Estaba acostumbrada a correr, pero era muy diferente correr por diversión a hacerlo siguiendo a quienes se supone eran sus salvadoras.

La mención de ese "él" la asustó, por cómo el hada se había referido a él estaba segura que se trataba de alguien malo.

-Nosotros no somos los que estamos haciendo ruido, si se despierta es con ustedes con quienes se va a enojar porque son ustedes las desordenadas.

Parece que a Siobhan ya no le resultaban tan simpáticas las hadas.

Escucho a las hadas, respondería algo, pero decido que es mejor utilizar todos los segundos que pueda para recuperar el aliento, al fin y al cabo parece que el resto están haciendo las preguntas que yo también tenía.

Me pregunto durante un momento qué será "él", si las hadas lo temen, debe ser alguna criatura mística, como una quimera o una hidra, pero la única forma de comprobarlo era viéndolo, y no estoy muy convencido de que sea lo mejor.

Presa del agotamiento me da un ataque de tos de varios segundos que consigo vencer a base de tragar saliva.

Tanto camino acelerado me había dejado sin aliento.. Corría tras ellas jadeando, como todos, y al pararse lo agradecí mentalmente.

Apoyé mis manos en mis rodillas, intentando volver a duras penas a respirar normal. Escuché las palabras de las Hadas... me asaltó la misma duda que a todos, a juzgar por sus caras..

-¿A quién se refieren? -le susurré a Dany, que estaba más cerca.

Miré de reojo en todas direcciones, esperando ver moverse algo acechante en la oscuridad..

Las dos hadas rieron frenéticamente, mientras bailaban alrededor de los chicos.

- ¡Qué pregunta! -exclamó la que había hablado de "él"-. Pues es el Espectro del Bosque, claro. Si se despierta, vendrá a por vosotros... ¡y será terriiiible!

Terminó crispando los dedos de las manos, haciendo gestos y emitiendo rugiditos como imitando a una fiera. Su compañera se echó a reír alborozada, con las manos en el estómago, como si la mímica de la otra hada y las muecas de terror de los seis chiquillos fueran lo más divertido del mundo.

Ya parecía encajar todo para mí. Las leyendas de las hadas, el porque no regresaban los niños y sobre todo el interés por aquellos bichos luminosos por que las acompañáramos. Por un instante volví a meterme las manos en los bolsillos y dije con el aliento recuperado y de forma tranquila:

-Pues yo no se vosotros chicos, pero me parece que no sería mala idea dar media vuelta y echar a correr, ¿qué os parece? Vamos, lo digo sobre todo por aquello de que podríamos ser devorados por un espectro del bosque salido de nuestras peores pesadillas....en fin....nada serio.-

Mientras hablaba, pensaba en la oscura realidad que nos envolvía en aquel bosque. Perdidos y ahora desorientados, no teníamos ni idea de por donde volver al pueblo y, lo que era peor, como demonios salir del bosque. Sin embargo, para mi era prioritario escapar de aquellas hadas. No podía asegurarlo al ciento por cien pero sospechaba que más que resguardarnos del espectro aquellas hadas nos conducían directas a la despensa del espectro y aquello no era, ni por asomo, lo que había planeado cuando escapé de casa.

Pero... pero dicen que nos van a ayudar a escapar del espectro. dije en voz baja al chico grande para que no nos oyesen las hadas. O es que...

Palidecí al creer adivinar los pensamientos del chico...¿Creía que nos iban a llevar hasta el monstruo? De todos modos ya estabamos perdidos...Si. Perdidos...por fín lo había reconocido y no me gustaba. Un escalofrío comenzó a recorrer mi espalda y si no fuese porque sabía perfectamente que era muy lenta y me cansaba con facilidad, hubiese hechado a correr sin dudarlo un solo segundo.

Esta mal. No debo correr. No soy rápida y no puedo abandonar a mis nuevos amigos...

Mire fijamente a las hadas y con todo el descaro del mundo exclamé:

No voy a seguiros mas. Os reís de nosotros pensando en que nos van a hacer daño. Además. Si conocieseis bien el bosque ya estariamos fuera.

Las dos hadas se quedaron un momento suspendidas en el aire cuando Zaina declaró que no las seguiría más y puso en duda sus conocimientos sobre el bosque. Por un instante, incluso dejaron de sonreír y se miraron. Pero luego lanzaron una risotada que heló la sangre de los chicos.

El hada de pelo más largo voló hasta ponerse a dos centímetros del rostro de Zaina.

- ¡Tienes que venir con nosotras, niña! ¡Tú y todos los demás! Si no, no podréis salir del bosque nunca... ¡nunca!

El otro hada, mientras tanto, aleteó divertida y se alejó un poco.

- Déjalo... no se atreven a seguirnos más. ¡No pueden seguir nuestro ritmo! -se rió desenfrenadamente-. Cuando el Espectro se despierte, vendrá y se los comerá... ¡y mañana cuando el bosque se abra, sólo encontrarán sus huesecitos!

Lanzó una carcajada y echó a volar como una flecha, hasta perderse entre los árboles. Luego asomó la cabeza, con su sonrisa demencial mostrando los colmillos blancos.

- Bueno, ¿qué? ¿Venís... o no?