Partida Rol por web

Kolda calló por un instante para tomar aire, y volvió a comprobar la ventanilla de la caravana.

- Sé que parece increíble -dijo-. Pero esa es la historia. "Eso" fue lo que os encontrásteis hace un año. El Espectro fue un hombre real que se acercó demasiado a aquél lugar. La Oscuridad acabó por poseerlo y utilizarlo para sus fines. No se debe vivir tan cerca de una pesadilla...

Se volvió hacia los chicos. No cabía duda de que aquellas últimas palabras estaban dirigidas a Zaina, Jess y Siobhan.

- Pero ahora las cosas han cambiado -dijo-. Por algún motivo, la Oscuridad ha conseguido entreabrir el Sendero Rojo, el camino que conecta el mundo de las pesadillas y el mundo real. Ahora las Hadas no tienen por qué quedarse en el bosque, pueden salir de él y actuar por donde quieran. Y han venido a buscarle...

Las Hadas continuaban sobrevolando el pueblo. Miles, quizá millones de puntitos blancos que se movían en una danza lenta pero que no se detenía. Kolda se refería sin duda al chico de su historia, el niño que había soñado con aquellas criaturas y que la Oscuridad había utilizado para traerlas al mundo real.

- Si lo encuentran y lo llevan al bosque... se acabó. El Sendero Rojo se abrirá del todo y la propia Oscuridad podrá pasar por él. Si queréis salvaros vosotros y a vuestros padres y amigos, tenemos que encontrarlo antes de que lo hagan ellas. Y buscar un modo de detener todo esto...

La magia existía. Cada vez que iba a ese pueblo se confirmaban las sospechas de la pequeña niña que ya de por sí tenía predisposición a creer. Zaina sacudió los rizos bajo el impermeable, era la primera vez que había tanta gente en la caravana pero se sentía a gusto. Con cuidado de no mojar todo se quitó el chubasquero negro y lo colgó de un perchero pegado a la pared. Con menos cuidado tiró el rifle de feria junto a otro que estaba en el suelo. AL parecer su tío había estado revolviendo todo. Lo malo es que no podían permanecer allí mucho tiempo, no era cuestión de atrincherarse o luchar. Si se atrincheraban todo estaría perdido.

Si tuviésemos un mapa del pueblo, podríamos buscarlo con un trozo de cuarzo—dijo la niña ensimismada pensando en las artes mágicas de las que le hablaba la yaya y los libros que había leído.—Pero no lo tenemos. Tenemos un de carreteras y es muy grande. Noxville solo ocupa esto.—dijo haciendo un espacio pequeñísimo con los dedos índice y pulgar. Zaina apoyó la mano en la barbilla pensativa mientras agitaba las piernas nerviosa. Para entretenerse, la niña sacó la baraja del Tárot y comenzó a barajarla.

Chicos, si tenéis hambre hay algo de comida en el frigo...también mantas y cosas así. —comenzó a decir pensativa. Tenían que irse, pero era mejor irse con el estómago lleno y con alguna provisión en el bolso. De lo segundo ya se había encargado antes de ir a buscar a Jess. Oye Kolda...¿Funcionaría la magia de las cartas para encontrar al niño?¿Cómo es?

-No tenemos un mapa, pero podríamos dibujar uno -dijo de pronto rompiendo el prolongado silencio-, yo conozco bien el barrio por donde vivo, no me sé todas las calles pero no me pierdo e imagino que ustedes conocen el suyo -se encoge de hombros, no le parece sea tan difícil-, entre todos podríamos hacernos un mapa más o menos completo. Esa cosa -añade mirando a Kolda-, el coma, es como una enfermedad y a las personas enfermas la tratan en los hospitales... deberíamos empezar a buscarlo ahí.

Mientras hablaba se quitó la parka y se sujetó bien el cabello en una coleta.

-¿Te serviría ese mapa para buscar? -pregunta a Zaina- No va a dar el lugar exacto, pero al menos puede decirnos dónde buscar.

Entonces sus ojos se fijan en Kolda, Zaina le ha preguntado si la magia de las cartas puede ayudarlos a buscar al niño y ella desea con todas sus fuerzas que la respuesta sea un sí.

-Yo iba a proponer lo mismo, dibujarlo. Para el cole, la señorita Humble nos mandó dibujar un mapa de la ciudad con las principales tiendas y calles, yo creo que podría acordarme de cómo era. Ojalá sirva. ¿Tienes lápiz y papel? ¡Lo haremos entre todos!

Me emocioné ante la idea de poder hacer algo, al menos parecía que íbamos por buen camino. Ojalá el hada Kolda pueda decir que no es una tontería lo que intentamos, porque deseaba con todas mis fuerzas que funcionase.

- Supongo que las hadas estarán protegiendo a este niño, para impedir que nunca se despierte, ¿no? - el más pequeño de los niños había aceptado una de las mantas y ahora se peleaba con ella por podersela colocar alrededor del cuerpo. Debido a lo corto de sus brazos no era capaz de abarcar toda la manta y le estaba dando más de un problema - ¿Podríamos hacer una labor de infiltración sin llamar la atención de los aliens malos? - Porque por mucho que dijeran o se llamaran a si mismos "hadas" como las de los cuentos, estaba claro que eran extraterrestres. Con una estructura corporal basada seguramente en el silicio. Al menos eso decían en Star Trek.

Yo...-interrumpió Kate con un hilillo de voz- a mi se me da bien dibujar. Si los demás me vais diciendo como dibujar el mapa yo lo puedo hacer. siempre saco buenas notas en dibujo y quizás eso nos ayude-dijo sonrrojándose y bajando de nuevo la mirada.

-Y-yo estoy con Siobhan.. - Dijo tras sobreponerse del estupor que le había supuesto escuchar aquella terrible historia - Debe estar en alguno de esos feos y oscuros hospitales llenos de camillas blancas y el típico olor a edificio viejo y medicinas..

Robert no tenía un buen recuerdo de los hospitales, al fin y al cabo siempre que había ido a uno era porque.. lógicamente.. le había pasado algo malo. Aún se estremecía recordando aquellas enormes agujas cuando tenían que ponerle alguna vacuna, o cuando se rompió un dedo del pie por golpear un bordillo en vez de la pelota de fútbol..

-¡Yo sé llegar al hospital que está cerca de mi casa! - Dijo mientras sonreía algo más animado - Aún así probemos antes eso de la magia.

¡Magia! Sonaba genial, y si esa chica morena sabía hacer magia.. Robert no pensaba perdérselo.

Zaina solo había estado dos o tres veces en hospitales (una de ellas en aquel pueblo) pero no la gustaban. Ni los hospitales ni los médicos, a los que veía cada cierto tiempo para ponerla vacunas. ¡¡Odiaba las vacunas!! Pero todos decían que había que ponérselas. Seguramente el cuarzo les indicase el camino hacía el hospital donde estaba el niño. Zaina guardó cuidadosamente las cartas y se subió a la cama para coger de el pequeño y estrecho altillo un cuaderno. Este tenía un estuche encima que se cayó encima de la cabeza de la chiquilla esparciendo todos los lapices. 

Jo...—dijo frotándose la cabeza y bajando de la cama. Coged hojas y dibujad lo que sepais. Luego Kate puede dibujar uno grande con tooodos juntos.

Mientras tanto, la niña reptó a la nevera. Su mama siempre la había dicho que había que ser Pospital... hospital... que había que ser bueno con los demás y agradable, así que se puso a buscar algunas cosas para comer en la nevera de las que no había metido en su zurrón. No había mucho puesto que la niña había arramplado con todo pero había aún un cuenco de arroz que no se había llevado y macarrones. ¡Les podía poner queso encima!

Kolda escuchó las sugerencias de los niños, y fue asintiendo con la cabeza. Algunas de las cosas que decían le parecían bastante acertadas, esos chicos demostraban tener buen juicio.

- Yo nunca he visto al niño en cuestión -dijo-. Pero sí sé que su nombre es John. Si podemos encontrarlo y despertarlo a tiempo, tal vez terminemos con todo este problema antes de que sea tarde.

El nombre del chico era un dato importante. En Noxville no había hospital, pero sí una clínica que estaba cerca de la casa de Robert, Ander y Kate. Tal vez fuera un buen lugar para empezar a buscar ahora que estaban juntos y tenían provisiones...

Bueno...entonces dibujad el mapa... y si el cuarzo dice que está en el hospital iremos allí—dijo de forma práctica Zaina. Lo mismo no está en el hospital del pueblo y le tienen en casa ¿no?

Comencé a dibujar la zona por la que yo vivía. La suerte es que cada uno vivía en barrios distintos, y así podríamos abarcar más terreno.

La granja de mis abuelos estaba un poco aislada, pero yo conocía bien los alrededores, y las casas de los vecinos. La abuela me decía que a veces parecía que yo vivía más en las otras casas que en la nuestra.

Al ir dibujando el mapa me preguntaba qué habría sido de las demás familias. No podía evitar sentir miedo y melancolía, pero no quería que se notase.

Me calé más la gorra, y seguí dibujando uno y otro trazo, intentando plasmar la distancia, y poniendo los nombres con buena letra, aunque hoy las faltas de ortografía no importasen, ni contaran para nota.

Era el dibujo más importante de mi vida.

Mientras el resto dibujaba Kate miró hacia el pueblo donde el cielo se iluminaba lleno de puntitos. Había algo precioso en aquello, como si las estrellas estuviesen sobre las casas pero también aterrador pues se sentía sola. Sus padres, los mayores... toda la gente había desaparecido y solo quedaban ellos. Se giró de nuevo y se apartó el flequillo de los ojos, esperando a que sus compañeros terminaran para hacer un dibujo con todos los demás dibujos.

En apenas unos minutos, todos habían terminado sus dibujos lo mejor que supieron. Algunos se solapaban, ya que varios de ellos vivían en el mismo barrio, pero entre todos reunieron un mapa bastante fiel del pueblecito. Kate cogió los dibujos y los juntó para hacer uno grande que los incluyera todos.

Zaina comprobó que había más comida de la que había pensado. Tendrían que comer las cosas frías, pero al menos no pasarían hambre. Calculó que había comida suficiente para mantenerles a todos durante un par de días, por lo menos. Si aquello duraba más tiempo, tal vez encontraran algo más por el pueblo.

Kolda observó el dibujo de Kate por encima de su hombro, y luego se volvió hacia el resto.

- ¿Por dónde sugerís que empecemos a buscar a John? -preguntó-. La clínica sería un buen lugar, pero como decís vosotros, quizá lo trataran en su casa...

Zaina rebuscando en los armarios y tirando todo al suelo saco un bonito cristal blanco y semitransparente tallado toscamente y atado a una cadena plateada. La niña se posó con cuidado en el mapa y repitió despacio la descripción que Kolda había dado del niño mientras dejaba balancear el cuarzo.

El cuarzo lo encontrará— dijo totalmente segura de sus palabras. Se había criado con historias de magia y brujería y sabía que la magia de las cartas y las manos era para ver el futuro, la de las piedras para influir y la negra requería cosas malas, como sangre y así.

- Ya, alien - lo dijo sin tono sarcástico ni hostil - pero en la clínica puede que tengan algún informe o algo sobre él. ¿No? Podría ser útil buscar alli, aunque sepamos que no van a estar ahi. Además podríamos coger algunas medicinas, siempre es util llevar un botiquin encima por si te caes y te raspas las rodillas, o te haces daño en la muñeca.

-Eso es verdad-secundó Kate- quizás estaría bien ir allí a coger tiritas. Aunque no se como vamos a encontrar a ese niño...

Mientras Ander daba aquellas razones y Kate se mostraba de acuerdo con él, Zaina movía su cristalito de cuarzo sobre el pequeño mapa trazado por Kate. La cadena se movía a un lado y a otro, impulsada por la ley del péndulo. Durante un rato, parecía que no pasaba nada y que aquello era un engañabobos. Zaina estaba a punto de retirar el brazo, decepcionada, cuando de pronto... ¡la piedrecita se soltó de la cadena!

Cayó sobre el mapa, golpeando justo en el dibujito del aparcamiento, y luego se detuvo sobre una de las casas del vecindario de Kate, Ander y Robert. ¿Sería aquello algún tipo de señal, como la que estaba buscando Zaina? Aunque siempre que había visto a Mirza utilizar las piedras para hacer magia gitana, el resultado no había sido ese...

Pero...habra cienes de informes. No podremos ver todos...y hay muchos Johns....Sin embargo asintió ante la sugerencia de ir a buscar tiritas y mercromina. Aunque escociese. Ntes de que pudiese añadir algo más...la piedra cayó ¡La piedra había pegado tirones! ¡Había pegado tirones! Vale... aunque Zaina creía en la magia y esas cosas, siempre se había imaginado "lo del cuarzo" como algo leve...no aquella cosa que tiraba como un pez de la caña. Por unos segundos la niña se quedó paralizada, sin saber que decir o hacer, con la mandíbula colgando. Sin poderlo evitar, dio una exclamación llevando las manos a la boca para acallarla.

Es al lado de vuestra casa ¿Sabéis quién vive ahí? 

Aunque ya había vivido muchas cosas raras, y los bichos-hada me empezaban a parecer algo corriente, aún me quedaba flipada con lo que la magia podía lograr.. ¡Tenía que pedirle a los amigos de Zai que me enseñasen a hacer cosas así!

El cristalito chulo se movía y daba tirones porque algo había en esos sitios.. ¡Qué guay! Me emocioné al ver cómo ocurría.

-Sí, ¿de quién es esa casa? Seguro que algo se esconde ahí.