Partida Rol por web

La niña miró a unos y otros con expresión atemorizada. Era obvio que se daba cuenta de que algunos estaban dispuestos a darle la bienvenida a aquella especie de... grupo variopinto. Pero otros eran más cautos y no se fiaban.

El bocadillo hizo maravillas. Nada más dejarlo Zaina frente a la niña, a esta se le abrieron los ojos como platos. No tardó más de dos segundos en vencer su miedo y abalanzarse sobre él. Lo desenvolvió a toda velocidad y enseguida le hincó el diente. Mientras masticaba, miraba la mano que John le tendía... pero no se decidió a moverse de aquél sitio. Luego escuchó las palabras de Jess, y se llevó una mano a la cabeza. Parecía confundida.

- Yo... -dijo con la boca aún llena de pan-. Yo... no sé cómo he llegado aquí. No... no me acuerdo. Sólo recuerdo que todo estaba oscuro y no me atrevía a moverme de aquí... ¿Quiénes sois vosotros?

Cuando Zaina hizo su pregunta, Anette la miró. Pero no dijo nada, sólo clavó los ojos en ella un instante y luego negó con la cabeza. No parecía entender a qué se refería la gitanilla.

- ¿Qué... qué es eso...? -preguntó, señalando a Kolda con un dedo pequeño y delgado-. ¿Es un... títere?

Melhi miraba a la nueva niña con los ojos muy abiertos, y ante su última frase sonrió un poquito.

- Creo... que nunca ha visto a ninguna de nosotras -dijo.

Mientras el resto del grupo interpelaba a la niña harapienta, Robert miraba a su alrededor. No se veía nada en la enorme sala a la luz mortecina de las linternas... pero de pronto el chico oyó algo. Era un ruido muy leve, tanto que casi creyó que se lo había imaginado. Pero luego se repitió. Venía del muro donde había dos puertas y sonaba amortiguado, como si procediese de detrás de ellas. Un golpe leve y seco, en algún sitio lejano.

Le recorrió un escalofrío, pero los demás no parecían haber escuchado nada.

–¡No son muñecos! Son hadas y son reales– explicó Zaina sin acercarse demasiado a la niña mientras extendía la mano como para proteger a los pequeños seres. Le había molestado un pelín que cuestionasen la existencia de las hadas, pero en seguida se le pasó y volvió a su tono amable– . Esta es Kolda, la conocimos el año pasado... y esta de aquí, Melhi. Son amigas nuestras y nos están ayudando a escapar de aquí. Hay otras hadas, pero son malvadas y nos atacan. Quieren hacernos mucho daño. Pero ¿de dónde eres? ¿Eres de Knoxville? Yo no, yo viajo con mi familia y hemos parado aquí en verano.

Parece que los otros niños le van perdiendo el miedo a la niña nueva, pero ella no se fía. Aun no. La acaban de conocer y están en un mundo extraño y terrorífico y unos seres malos y que quieren hacerles daño los están persiguiendo. Así que mantendrá los ojos muy abiertos. Tampoco se olvida que atrás han dejado un enjambre de hadas malvadas enfadadas que quieren comérselos. ¿Cuándo se acabará todo?

-¿No sería mejor salir de aquí? Las hadas pueden aparecer en cualquier momento.

Mira hacia la puerta del sótano.

Ander se mesaba la barbilla.

- ¿Y no podría ser que esto sea un sueño de John? Quiero decir, una pesadilla - miró de reojo a la chica - si tu la conoces, ¿no podría ser que esto esté relacionado de alguna manera con tu cabeza?

Ander era pequeño, pero no era tonto, y sobre todo, tenia mucha imaginación. 

- Y si estamos en tu cabeza o el mundo esta en tu cabeza, igual puedes manejarlo. ¡Como la pelicula de Alicia! Que ella está soñando y todo pasa y es real, pero luego se despierta a si misma... al final de la peli. 

Mentalmente Zaina se dio un golpe en la frente. Decir aquello equivalía a decir que la niña no era real. Y decir a alguien que no era real aunque lo fuese, era un palo enorme. La última vez que habían dicho a alguien que no era real, las hadas habían acabado sangrando por los ojos. Había sido muy desagradable... aunque ya no parecía funcionar, así que real o no, no habría problemas. ¿No?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sin embargo, quise creer que no había oído nada... hasta que se repitió. En ese momento di un respingo y me llevé el dedo a los labios mandando silencio a todos.

—¿Chicos, oís eso? — dije en apenas un susurro cuando todos se hubieran quedado en silencio.

Era un ruido amortiguado, y parecía provenir de detrás del muro en la que estaban las dos puertas. Un golpe leve y seco que, a mi modo de ver, no presagiaba nada bueno.

—Creo que... no estamos solos...

Dejé de respirar sólo para escuchar lo que Robert decía. No, no parecía nada bueno.

-Dejemos las presentaciones para luego. ¡Tenemos que salir de aquí! Anette, ¿sabes por dónde?- volví a preguntarle.

Pero estaba segura de que tendríamos que abrir alguna de las puertas que llevaban al ruido. Seguro que sí.

-Preparáos todos para lo que pueda pasar si tenemos que abrir una. Zaina... ¿tienes algún poder para saber qué puerta es más peligrosa?-quizás con los poderes de sus antepasados Zai pudiese captar algo. Yo sólo podía confiar en mis pálpitos, y a veces salían las cosas mal -¿Alguno tiene poder para saber qué puerta es menos mala?-pregunté a todos.

Como había dos puertas, esto parecía uno de esos concursos de la tele con premios buenos y malos. Quizás detrás de una esté la salida, y de la otra no... Aunque el ruido parecía estar detrás de ambas.

Anette se quedó mirando a Zaina cuando esta le preguntó si era de Noxville, con una expresión de duda en su rostro. No parecía haber oído nunca el nombre del pueblo. Negó débilmente con la cabeza.

- N... no, soy de Ribe -dijo-. Vivo con mi tía...

A ninguno de los chicos les sonaba aquél nombre tampoco. Anette iba a decir algo más, pero entonces Robert oyó algo y se les encendieron todas las alarmas. No estaban solos allí. Cuando Jess le preguntó a la niña si sabía por dónde salir de aquél lugar, ella abrió mucho los ojos de espanto y volvió a echarse al suelo aterrorizada. Los nervios del grupo se le habían contagiado, lo cual no parecía difícil.

La sugerencia de Ander se quedó en el aire cuando todos se volvieron a la vez. Ahora el ruido había sido más claro y todos habían podido escucharlo sin la menor duda. Detrás del muro en el que estaban las dos puertas había algo, algo que había hecho un ruido metálico.

Kolda miró hacia las puertas y frunció el ceño. Tragó saliva.

- No hay tiempo -dijo-. Tenemos que movernos ya. No hay salida detrás de nosotros, sólo podemos ir por una de las puertas o buscar algún otro camino...

Miró a su alrededor, pero no parecía tener demasiadas esperanzas de encontrar una vía de escape alternativa.

John se levantó y volvió a meter el brazo en el cabestrillo. Miró a Kolda y al resto de niños.

—Si tenemos que movernos, movámonos —dijo con decisión—. Anette, deberías venir con nosotros pero para eso tienes que salir de ahí.

John apartó la mirada de la muchacha unos instantes. Había intentado darle confianza para que saliera de su escondite pero la niña no quiso hacerlo. Quizá cuando viera que se quedaba sola saldría de ahí para acompañarles.

—Solo hay dos salidas —dijo valorando su decisión—. Propongo que vayamos por esa.

El niño había señalado una de las puertas completamente al azar, sin ninguna lógica que motivara su decisión pero el grupo necesitaba algo de iniciativa y John estaba dispuesto a dársela.

Da un respingo al escuchar ese sonido, alto y claro. Quizá es que el miedo agudiza los sentidos para hacer que todo sea más tenebroso aun. Pero lo cierto es que están atrapados entre las hadas de atrás y lo que quiera que haya tras esas puertas. No hay otra salida, ¿no?

-¿Y las ventanas? Quizá podamos romper alguna y salir por ellas. No haría falta abrir las puertas y saldríamos afuera.

Cada vez le gusta menos estar encerrada en aquel lugar y nada de lo que pasa le da confianza. Parece que los están conduciendo a la boca del lobo y que ya no hay más atajos.

-Podemos coger las mantas que haya para hacer una cuerda larga, por si estamos muy altos.

-Vale, podemos probar eso. Aún tengo mi quinqué para poder romper algún cristal con él, si hace falta.
Las puertas siguen sin darme buena espina.

No sabíamos qué sería peor, pero ahí estábamos, intentando elegir el mal menor. El sonido seguía tras la pared, y pensar que las hadas podían aparecer me ponía nerviosa.

Traté de que no se me notase, pero a cada momento era más y más difícil.

— Pero... las ventanas están muy altas —dijo Melhi, mirando hacia arriba.

Era verdad, todas las ventanas de la sala eran como las de una nave industrial, amplias y despejadas... pero estaban a casi ocho metros del suelo, cerca del techo. Sería bastante complicado llegar hasta ellas.

— Nosotras podemos alcanzarlas volando, pero... ¿y vosotros?

Justo cuando Melhi terminaba de decir aquello, oyeron un golpe. Cuando miraron en dirección al sonido, pudieron ver cómo la puerta por la que había propuesto John que fueran se abría con un chirrido, y entonces...

... nada. Ahí se quedó, entreabierta, como si un fantasma hubiera pasado por ella y se le hubiera olvidado cerrarla después. Detrás sólo se veía la negrura.

- ¡Vamos! - dijo Ander tomando la iniciativa - Es una señal. Ahora tenemos más fácil pasar. Y vamos juntos, no tenemos que tener miedo. 

–¿En que estado está Ri...?–
El repentino ruido y la breve discusión sobre por donde ir y la decisión de Ander, distrajeron a Zaina de su pregunta. De pronto la puerta se le hacía muy grande, y aunque no estaba dispuesta a dejar al grupo, quiso asegurarse antes de entrar con ellos.

–Espera– dijo sacando del bolso un petardo– Si hay algo allí, el ruido le hará daño o se asustará. Incluso los monstruos tienen miedo.

La niña acercó el mechero al petardo, lo encendió y lo lanzó con fuerza hacia la oscuridad. El que delatase su posición poco importaba. Al fin y al cabo, estaban haciendo ya mucho jaleo.

El estallido del petardo asustó a John que ya se disponía a avanzar por la puerta abierta.

—¡Qué susto! —dijo mirando a Zaina.

Sin querer había movido los brazos y se había vuelto a hacer daño.

—¿Ya podemos avanzar? Como sigamos haciendo ruido nos van a escuchar todos los malos.