Partida Rol por web

 - 120 AÑOS!!! - dije impresionada, a mi no me quedarian mas de 60 años de vida ...

 Me sentó donde me indico, pensativa ... suspire. Por un lado deseaba llegar, conocer ese planeta ... pero por otro me daba temor, ¿y si no encajaba? ¿y si de pronto era un bicho raro? y  nunca mas podría volver a la tierra ...

 Mire a Bill, me reconfortó verle a mi lado. Suspire, seguro que junto a el todo iba bien

- Si, tu también puedes llegar a esas edad, sólo es ciencia, nuestra medicina está muy avanzada… - te aseguró

Tras sentaros en esas sillas usó una consola que tenía delante – Aquí Bill Hagarty del Sphere IV, solicitamos permiso para aterrizar… - silencio

Esperó unos segundos y volvió a hablar – Aquí Bill Hagarty del Sphete IV, solicito permiso, un hangar disponible y… las autoridades que ha ocurrido un suceso extraordinario…- silencio

- Que raro, no tardan en responder, quizás se han averiado las comunicaciones, bueno, es tarde para dar marcha atrás, tenemos que aterrizar… - Te dijo ahora a ti, la nave poco a poco comenzó a vibrar debido a la atmósfera del planeta

 Mi corazón cada vez latía mas deprisa, ¿porque no le respondían? esperaba que todo fuera bien. Respiraba tan lentamente como podía, me sentía al borde de un ataque de nervios, el primero de mi vida ...

- 10 ... 9... 8... - comencé a susurrar contando hacía atrás para intentar calmarme

- Bill - le menté - ¿Y si me separan de ti por ser marciana? - se veía la preocupación de mis ojos - en mi planeta me encerrarian en una jaula de cristal para meterme tubos y estudiarme ...

Bill aunque miraba alguna que otra pantalla dejó de pulsar botones, no estaba tan sonriente como de costumbre quizás un poco intranquilo, pero cuando se dio cuenta de que contabas, se giró hacia ti, para sonreírte y estiró su mano para tomar la tuya y ver si así te daba la suficiente confianza.

- No tienen porque separarnos… no separan a la gente de otras colonias, tú pórtate bien y vente conmigo, no tienes que decir nada más – intentó calmarte

La vibración aumentó, toda la nave se sacudía, en las pantallas dejaron de verse imágenes del planeta, seguro que la fuerza de entrada estaba poniendo al rojo vivo el exterior de la nave, pero no notabas calor, sólo la vibración, los segundos se hicieron eternos, hasta que por fin, notaste como si la nave se hubiese acoplado a algo, notaste una fuerza que te empujaba hacia abajo por el aterrizaje y todo se calmó, la nace se había posado.

 Aprete con fuerza la mano de Bill. Tenía razón, ellos no tenían porque saber que venía de otra galaxia, con que pensaran que era de otra colonia ... ahora, esperaba no meter la pata, así que lo mejor sería estar calladita.

Cuando noté que pa nave se detuvo, abri los ojos lentamente, aún sin soltar la mano de Bill - ¿ya? - susurre con nerviosismo

Te devolvió el ligero apretón de manos – Si, ya estamos – os quitasteis los cinturones que os ataban a la silla

Apagó algunos de los controles y de nuevo tomó tu mano para dirigirse a la puerta de embarque.

- ¿Preparada? – te dijo con una sonrisa, su mano se acercó a un pulsador para abrir la puerta que daba al exterior, pero esperó a que le confirmaras.

 - No, pero vamos a ello - dije con el aliento contenido, no sabía que iba a encontrar fuera, pero fuera lo que fuese ... Bill estaría a mi lado

- Uy, un momento ahora vuelvo - antes de pulsar el botón se fue corriendo, tardó apenas tres minitos en volver con ropa de abrigo – será mejor que nos pongamos esto

Os pusisteis eso encima y cuando abrió la puerta entendiste porqué, pese a haber dos soles estaban mas alejados de lo que está el sol de la tierra, lo que hace que la temperatura no era bajo cero, pero hacía frío.

Al abrirse la puerta viste que no estáis es un lugar despejado sino en un gigantesco hangar, cerrado a excepción de unas enormes compuertas abiertas en el techo que era por donde la nave había aterrizado.

En aquel lugar no había nadie, reinaba el silencio – Esto es muy raro – dijo Bill

 - ¿Raro en que sentido? - empezaba a preocuparme, si el decía que algo era raro en su propio planeta ... es porque sería raro. Me acomode la ropa de abrigo, hacia fresco - ¿Debería haber gente aquí esperandote? - pregunte viendo como el silencio comenzaba a ser amenazante 

- Pues… exacto, es raro que no haya nadie, está muy vacío… - comenzasteis a bajar por la rampa, arropándoos bien con vuestros abrigos.

Bill comenzó a caminar hacia una de las puertas para salir del Hangar y lo seguiste – Ven te enseñaré la ciudad… - de pronto cayeron una cajas y tras ellas aparecieron no uno sino cinco de esos seres-pinza como el que matasteis en la nave, dos de ellos cerraron la retirada de vuelta a la rampa y otros por la huída por la puerta, os apuntaban con algo que debían de ser armas.

 La respiración se me cortó. No solo había una criatura como la de la nave, había mas ... - Oh dios - jadee sintiendo como el temor me invadía, no teníamos armas ... y eran muchos mas que nosotros y ademas armados. Mire a Bill, haría lo que el dijera, correr, gritar o morder si fuera necesario 

- Mierda – Murmuró Bill cuando se dio cuenta de la encerrona, se giró para abrazarte pero antes de poder hacerlo uno de esos seres te agarró y otro lo agarró a él - ¡Soltadla cabrones! – gritó, pero no os hablaron ni os hicieron el más mínimo caso.

Con esas gigantescas pinzas os podrían cortar los brazos como mantequilla, pero tenían gran habilidad con ellas y aunque apretaban no te llegaron a hacer daño.

Tras unos diez minutos de molesto paseo llegaron a un edificio baja, completamente metálico y os encerraron en una celda a cada uno, separados por barrotes, los enormes bichejos se fueron sin decir nada dejándoos ahí solos.

 - BILL!! - Grité, le habían separado de mí, quería saber que estaba bien y mientras tanto no le habían hecho nada. - BILL ESTAS BIEN - jadee aferrándome a los barrotes tratando de verle.

Agradecia que de momento no nos hubieran comido, ¿pero cuanto tiempo tardarían?

En cuanto el bicho se fue Bill se acercó a los barrotes, os podíais ver y tocar con las manos, pero imposible abrazarse.

- Lo siento, no se que demonios ha ocurrido aquí… - aunque realmente si tenía la sospecha por lo que había visto de camino – creo que se trata de una invasión en toda regla, no era un acaso aislado lo de mi nave…

Resopló – Lo que peor me sabe es haberte metido en esto…

 Aprete ligeramente su mano - no pasa nada - le sonreí, estaba nerviosa y no mentiria si dijera que tenía miedo, pero no iba a dejarselo ver a Bill - Vamos a salir de esta - le asegure - Veamos ... había que dispararles a la cara o el ojo o lo que fuera eso que tengan allí - trataba de pensar, pero no lo tenía muy claro - ¿Tienes armas por aquí? quizás si les distraemos ... - 

- No, fui tan estúpido de dejarlo todo en la nave, no me esperaba esto… - Apretó tu mano y la llevó a sus labios para besarla – Dios…

Escuchasteis un ruido, la puerta exterior se abrió y entró uno de los bichos, inconscientemente os separasteis por si no querían veros así, el bicho traía algo en las manos, un par de bandejas, deslizó las bandejas con un par de aberturas en las celdas, por donde cabía justo la bandeja, era una pasta verdosa que debía ser algo así como comida, el bicho dio media vuelta para irse.

 Separarme de Bill fue algo duro para mí, pero prefería que ellos no pudiera usarlo contra nosotros, dañar a uno para dañar al otro. Mire con asco la pasta verdosa, no pensaba comer eso, que querían, ¿cebarnos?. Busque nuevamente la mano de Bill - ¿hay alguna forma de salir de aquí? - pregunte con esperanza 

Bill, como era obvio estaba un poco tocado, pero intentaba sobreponerse, al menos por ti, cuando le comentaste eso inspeccionó el lugar – No, es una carcel, donde arrestan a la gente, no creo que sea posible salir…

Le hubiese encantado darte esperanzas, pero la cosa pintaba muy mal, se acercó de nuevo a ti y tomó tus manos – Jess, pase lo que pase, quiero que sepas que aunque llevamos poco tiempo, te amo de verdad, ojala esto fuese distinto, esto no es lo que quería para los dos…

 - Bill, Bill mirame - traté de coger su cara entre mis manos - Vamos a ver, solo hay que pensar esto no puede terminar así - cuando me dijo lo de que me amaba ... - Y yo ... a ti tambien .. por eso tenemos que salir de esta porque tenemos que decirnoslo muchas veces -  me moría por besarle y abrazarle, le necesitaba cerca y aunque estaba unos cm ... le sentía lejos

- Bill de que están hechos los barrotes? - tenía que buscar la forma de salir, tenía que hacerle ver que teníamos una oportunidad 

Bill te miró, negó con la cebeza intentando convencerse de lo que le decías  - De Hierro… - te respondió a lo de los barrotes. Hizo un amado de sonrisa por tus bonitas palabras, acercó su mano para acariciar tu rostro.

Bill ni siquiera intentó comer la pasta esa, pasaron unos minutos y de nuevo uno de aquellos bichos volvió a entrar, traía un aparato en las manos con un cable enganchado en una especie de parche a la garganta, por primera vez escuchaseis hablar a un ser de esos, no se le entendía nada, era como escuchar hablar a una rana, pero de pronto de ese aparato que traía se escucharon palabras totalmente entendibles, la maquinita era como un traductor. – ¡A ver quien me va a servir de comida primero…! – dijo mirando primero a uno y luego a otro