Partida Rol por web

El grupo se se separa. Eddie es el ultimo en despedirse, como no, con su particular estilo.

- Tios, os echaré de menos. Sobretodo a ti. - señala a Maiara - Y recordad que si teneis algun problema siempre podeis decir que habeis viajado con el gran Eduard William Smith III, eso os puede ayudar o puede empeorar las cosas. Pero siempre merece la pena el riesgo.

Despues Eddie, Allan y Thomas se marchan hacia el Norte, en busca del edificio recomendado por Julius. Vosotros habeis decidido que Corona es mejor opcion por su capacidad de defensa frente a los Cazadores.
Continuais la carretera hacia el Oeste y el camino empieza a desviarse ligeramente hacia el Sur. Al Noroeste veis como se abre un valle que se libera del gran grupo de montañas que domina esta region.
Tras casi dos horas de viaje la oscuridad se ha ido incrementando, aun asi a medida que os acercais veis con mas nitidez la silueta de lo que parece ser una enorme construccion.
Cuando apenas estais a cien metros lo observais con claridad. Se trata de un castillo en alto de un risco, un lugar practicamente inaccesible a excepcion del camino hasta su porton principal.

A medida que os acercais van apareciendo figuras humanas entre las almenas de las torres mas altas. De repente sentis ojos y algo mas apuntando en vuestra direccion.
No tarda en escucharse una voz desde algun punto de la puerta principal, la cual esta cerrada y enrejada por fuera.

- ¡Alto ahi extranjeros! Estais en tierras del gran monarca Terence Reynolds, identificaos y rendid pleitesia a su majestad. La noche nunca trae nada bueno. ¿Que quereis de Corona?

Se despide del resto del grupo, seguro que pronto se encontrarían de nuevo y esperaba que fuera en buenas condiciones.. Juntos siguieron adelante por el camino hacia Corona mientras se iba haciendo de noche a su alrededor, al menos no se les hizo totalmente de noche en el camino y pudieron llegar bien a la gran edificación.

Al escuchar las voces, se detuvo con su caballo a una distancia prudencial de la puerta, no quería provocar una mala reacción de esa gente.

- Buscamos pasar la noche, estamos de paso!!!

Dijo lo más alto que pudo para que la escucharan al otro lado. No sabía si lo de rendir pleitesia lo decían enserio en no.. pero por lo que habian escuchado, lo mejor sería no decir nada.

- Mi nombre es Maiara y él es mi compañero Wright

Wright observó sin decir nada aquella fortaleza pétrea. Tranquilizó a su cansado caballo, acariciando su lomo. Un guardia apareció y les preguntó...el gran monarca, la gente cada vez tenía más imaginación con ese tema de mandar. Si él pudiera mandar, se llamaria "Gran Caudillo" o "El Dios" aquellos pensamientos le hicieron sonreir solo un segundo. Dejó que Maiara hablara, ya que tenía mas maña que él.

Escuchais como se abren unas pesadas puertas y poco a poco veis la iluminacion de un pequeño patio interior.

- Asi que plebeyos en busca de albergue. Desmontad y acercaos con los caballos.

Viendo que parecen receptivos haceis lo que dice y os aproximais hasta la puerta, ahora abierta. Desde el fondo del patio, en lo alto de una muralla, un par de hombres os apuntan con rifles. Parece que el medievo no se aplica a la seguridad.
Se os acerca un hombre con un tabardo azul y rojo, en sus manos lleva una escopeta recortada. Cuando habla sabeis que es el mismo que os ha dado el alto.

- Bienvenidos a Corona. Antes de que entreis teneis que aceptar nuestras normas, de lo contrario no podemos dejaros pasar. Las normas son tres y son sencillas. Primera: No podeis dirigiros al rey, él os hablará si quiere algo de vosotros. Segunda: No podeis ir armados, dejareis todas vuestras posesiones en el establo. Tercera: No podeis salir del establo. Si realmente habeis venido para pasar la noche no tendreis objecion alguna.

El hombre espera a que hayais comprendido las normas y prosigue.

- La tarifa es una lata o racion de comida por noche. Sois dos personas y tres animales, asi que eso hacen cinco raciones. Aceptamos armas en buen estado y municion, pero el pago siempre es por adelantado.

Mientras le escuchais aparece otro hombre armado que se detiene a observar la situacion apoyado en una esquina.

Wright desmontó despacio y sacó la escopeta de la funda pero no se mostró agresivo, sino pasivo, escuchando, tenía las armas por mera seguridad.

-¿No podemos comerciar con los habitantes del pueblo?

Inquirió. Luego recordó algo que le dijo el negro, quizá podría usarlo.

-Somos conocidos del gran Edward William Smith tercero...

Dijo el mercenario, intentando recordar el nombre exacto, algo casi imposible, pero que se había repetido algunas veces durante el viaje para no olvidarlo.

-Dijo que pusiéramos todo eso a su cuenta.

Wright torció levemente la boca en una sonrisa, solo esperaba que el fulano ese no fuera un jodido criminal condenado a muerte o algo así.

Se bajó del caballo y caminó adentrándose al lado de su compañero, desenfunda su arma y la deja a la vista para que vean que van a cumplir las normas, que buscan descansar.

- Quizás al dia siguiente, por la mañana, nos dejen pasar a comerciar.

Dijo mirando a su compañero y después al hombre, esperando que responda.

Al decir el nombre completo de Eddie el guardia mira a los demas con cara de confusion.

- ¿Edward que? Nunca habia oido ese nombre, asi que tendran que pagar como todo el mundo. Por las mañanas se monta un pequeño mercadillo en las afueras del castillo, podran comercian todo lo que quieran. Pero dentro de las murallas no esta permitido, como ya he dicho los visitantes no pueden salir del establo. Aunque si quieren cambiar algo con sus compañeros de asilo no pondré objecion alguna, pero nada de reyertas o sereis todos expulsados.

Caminais al interior del castillo, entrais en un pequeño patio que da acceso a varias partes del edificio. A vuestra izquierda abren una puerta de madera bastante grande, detras podeis ver el establo. No es mas que una estancia grande con colchones en el suelo y unas caballerizas al fondo. Observais que hay atado un caballo de carga con unas voluminosas alforjas. Cerca del animal duermen un par de hombres, posiblemente sus dueños.
Entre las caballerizas y los colchones hay un guardia de Corona, seguramente su presencia se debe mas a asegurar que nadie accede a sus pertenencias que a proteger a los visitantes.
Antes de dejaros pasar el guardia os recuerda el pago.

- Son cinco latas de comida, y nada de esas latas pequeñas con las que no se puede alimentar ni un niño. Latas de verdad.

- Ohh.. de acuerdo..

Miró a Wright y sonrió, no pintaba tan mal la cosa como se lo habían dicho.. las reglas no parecían muy estrictas, al menos no tan extravagantes.

Llevó de las riendas a su caballo hasta la zona donde les indicaban donde podían pasar la noche.

- Le tenemos que pagar ahora o mañana?

El guardia hace un gesto a otro hombre para se acerque.

- El pago es por adelantado. Siempre hay alguien que intenta alojarse gratis, bien con engaños o usando su labia. Asi que si no hay pago no hay lecho.

El otro guardia llega a vuestro lado, de su hombro cuelga un saco. En su mano lleva una linterna, es de suponer que supervisará cada lata de comida para saber si se considera pago o no.
Mientras tanto uno de los centinelas grita hacia el exterior.

- ¡Alto ahi extranjero! Estas en tierras del gran monarca Terence Reynolds, identificaos y rendid pleitesia a su majestad. ¿Que quereis de Corona?

No llegais a oir la contestacion del visitante y no podeis verlo ya que en cuanto entrasteis cerraron las puertas.

No quiere problemas, asi que no protesta y coge de la mochila que lleva encima para buscar las latas de comida. Las va sacando y mostrándoselas al hombre para ver si las acepta o no hasta sacar las 5 latas que tienen que pagar.

Mira a Wright mientras el hombre va comprobando las latas cuando escucha que alguien más viene, vuelve a mirarle, esperando que no fueran los que les perseguían.. Aunque por su mente pasa la idea de que pueden ser sus viejos compañeros que han cambiado de idea.

Gracias a la calidad de vuestros alimentos el pago se realiza sin problemas. Una vez un guardia se ha llevado las latas el hombre que os ha atendido os invita a pasar al establo.
Mientras tanto el guardia que atiende ahora la puerta no parece contento cuando se identifican los recien llegados.

- No queremos a gente de vuestra calaña en las tierras del su majestad. Abanadonad de inmediato el territorio.

Sea quien sea parece que no va a tener facil entrar en el castillo.

Cuando entrais en el establo veis que los dos hombres son comerciantes, o mejor dicho uno es un comerciante y el otro su escolta. Ambos hombres cerca de los cuarenta años y, por su aspecto, con bastantes kilometros recorridos. Resulta extraño que viajen tan pocos hombres pero desconoceis su ruta para juzgar su seguridad.
Os acercais a los colchones libres mientras conversan entre ambos, ajenos a vuestra llegada.

- ...y entonces me dijo que era tecnologia postcaos y que valia el triple. Cuando me lo enseñó no eran mas que unos viejos prismaticos con una linterna atada.

- ¿Ese era su famoso visor nocturno? No me puedo creer que siga en el negocio, nadie es tan estupido como para comprar algo asi.

Mientras se rien por la anecdota se percatan de no estan solos. Fieles a sus roles el escolta os mira con desconfianza mientras que el comerciante os dedica una sonrisa.

- Bienvenidos a Corona, estais en tierras del gran monarca Terence Reynolds. No os dejeis impresionar por el faso trato medieval de este sitio, es una fachada para los visitantes. En realidad son como vosotros o nosotros.

Cuando dice eso señala sobre la puerta por la que acabais de entrar. Veis un letrero luminoso apagado indicando la salida de emergencia.

- Si realmente fuesen del medievo llevarian espadas y lanzas, no armas automaticas. Pero bueno, al menos nos dan alojamiento y no muy caro. Por cierto, me llamo Ivan, comercio con todo lo que cae en mis manos. Si quereis deshaceros de algo os puedo ayudar.

Una vez han solucionado lo del pago, se coloca bien la mochila y pasan al interior del establo que es donde se alojarán. Antes de entrar echa un último vistazo hacia fuera para ver que pasaba, sea quienes fueran, parecía que no eran bienvenidos a Corona. Pensó en los que habían dejado atrás, pero no veía ninguna pega por la que fueran a ser rechazados, a no ser que alguno dijera algo que no debiera.. pero sobretodo Allan les había avisado de como era esta gente, no se arriesgarían a ello. Otros que pasaron por su mente era sus perseguidores, pero.. había pasado demasiado poco tiempo para que los alcanzarán.  Sea quienes sean, parece que este lugar iban a estar protegidos, al menos, esa noche.

Entró en el establo y vió a un par de hombres hablando. No dijo nada viendo que estaban ocupados con sus asuntos, ella dejó su mochila a un lado y juntó un colchón contra otro, para estar cerca de Wright, se sentía más segura estando a su lado, cuando uno de ellos les habló.

Se sentó en el colchón y miró al hombre que le señalaba el cartel, no pudo evitar reir..

- Es un alivio saber que es sólo fachada..  temía que tuviera reglas demasiado estrictas y que a la minima te cortaran la cabeza..

Comentó, no había estudiado mucho.. pero sabía lo de las justas y que a la mínima te acusaban de lo que fuera para matarte.

- Gracias, yo soy Maiara. Nos vendría bien, estabamos hablando con uno de ellos antes sobre eso, donde podríamos comerciar.

Mira a su compañero para ver si tiene algo para vender. Ella rebusca en su mochila lo que ya no le sea útil.

Wright dejó caer su mochila en la cama y se estiró, luego hizo movimientos de calentamiento con los brazos, mientras, miraba de reojo al tipo con quien Maiara charlaba, él era la clase de tipo que prefiere callar y no relacionarse con nadie durante los viajes, a veces la boca de uno suelta cosas que no debería hacer, y eso puede costarte la vida.

-Luego deberíamos cambiar un caballo por comida o armas.

Le dijo a Maiara.

-Iremos más lentos, no habrá huellas y eso es bueno.

Eso último se lo dijo en voz baja.

Ivan empieza a contabilizar su catalogo estirando los dedos de una mano con la otra.

- Tengo armas de Boxter, ropa de abrigo, algunas medicinas en buen estado, municion no tanta pero algo me queda... y algunas drogas si eso es lo que os gusta, aunque no teneis aspecto de tomarlas.

Antes de que podais responder continua hablando, parece que habeis dado con un autentico charlatan, lo cual es muy apropiado para su oficio.

- Las armas estan restauradas, su estado es excepcional. Ya sabeis, Boxter no es el mejor lugar para vivir pero es el unico lugar de la region con fabricas en funcionamiento. Las medicinas tambien son de alli, cosas genericas, nada de rarezas. La ropa es para Ghetto, vamos hacia alli y les sobran armas pero les faltan abrigos. De municion no me gusta andar escaso, aunque ya hemos pasado la gran llanura nunca se sabe quien puede interesarse en un caballo cargado. Me interesa comida y ropa, y si teneis municion tambien, claro.

Mientras escuchais al comerciante veis como los guardias de la puerta vuelve a sus puestos. Eso solo puede significar que quien fuera que estuviese al otro lado de la puerta se ha marchado aceptando la negativa de asilo.

Wright escuchó al hombre, por sus pintas, no habría adivinado que fuera mercader, además, esa forma de hablar le recordaba mucho a alguien negro, con sombrerillo y traje ¿quién sería?

-Nosotros necesitamos armas, algo de munición y medicinas. ¿Cuanto nos das por un caballo? De lo que pides no andamos sobrados.

El mercenario miró hacia atrás ¿quién sería al que habrían rechazado? sentía curiosidad, pero no sabía si le dejaría mirar por encima de los muros, además, tal vez no fuera asunto suyo, y cuando no es asunto suyo y se mete, es cuando empezaban los problemas. Bueno...de hecho estaba aquí por eso, pero no iba a engacharse: quería hacerlo.

Miró a Maiara un segundo y se quedó traspuesto. Hasta ahora no había pensado porqué lo hacía, pensarlo de verdad. Le recordaba tanto a ella...era como tener una segunda oportunidad para hacer lo que no había podido hacer antes.

Bajó la mirada y se aclaró la garganta, volviendo a mirar a su interlocutor luego.

Al ver que Wright se encargaba del trato, dejó todas sus cosas al lado del colchón para acomodarse. Buscó en la mochila para sacar la manta que llevaba y así abrigarse, pero antes se quitó el abrigo. Prefería que de esos temas se encargara Wright, a parte de que le harían más caso e imponía más que ella.

Se quedó sentada escuchando lo que hablaban cuando notó que la miraba mucho. Le mira, extrañada, ¿por qué la miraría así?. Espera a que terminen de negociar para hablar con él.

Ivan se sorprende al oir la oferta de Wright.

- ¿Un caballo? Vaya, nunca me habian ofrecido un caballo. Aunque claro, nunca habia conocido nadie que pudiera prescindir de él.

Echa un vistazo al animal, como examinandolo, y despues asiente con la cabeza.

- Parece sano, me servirá. A cambio puedo ofrecerte un par de armas muy buenas, de esas que cuando las ven los saqueadores les hace salir corriendo.

Hace una señal a su escolta y este se levanta, se aproxima al caballo al fondo del establo y saca parcialmente algo de una de las alforjas. Ambos podeis ver una potente ametralladora. Wright podria dispararla sin problemas, pero Maiara necesitaria apoyarla en el tripode que tiene.

- Restaurada en Boxter. Es una bestia, si el enemigo viene en grupo los destrozará en segundos. Tambien tengo un fusil de asalto, se llama... KA... no, AK cuarenta y algo. Es mas manejable y muy certero, una maravilla.

El otro hombre oculta la ametralladora mirando la puerta, seguramente no les guste a los guardias ver armas de ese calibre fuera de las alforjas.

- Mi trato a cambio del caballo son esas dos armas con municion. Mas un par de cargadores de lo que pidais, algo me queda de variedad. Y bueno, medicinas os puedo hacer un lote con un poco de todo. No soy medico, si buscais algo en especial decidmelo, pero normalmente intercambio lo basico.

Ivan espera vuestra respuesta mientras su compañero regresa y se sienta a su lado.

El mercenario se frotó el mentón pronunciado que tenía con su mano enguantada y sucia, la zurda, simplemente estaba sucia..pues solo tenía un guante de esos que sobresalen los dedos. Aquella era una buena oferta, ellos solo tenían que llegar ha aquel lugar, y si debían pasar desapercibidos durante el trayecto, lo mejor era no llevar animales, aunque siempre iba bien llevar uno por las razones que daba antes: puede cargar más, puede servir para escapar si la cosa se pone fea, y también como una despensa de alimento si se quedan sin latas.

Wright, experto en aquellas cosas, miró las armas con aprovación.

Miró a Maiara, pidiéndole opinión.

Escuchó con atención lo que les ofrecía y asintió.

- Creo que es mejor para mi un Ak, no tengo mucha fuerza para sostener un arma más pesada.. Y el botiquin con lo básico nos vendría perfecto, no llevamos, al menos yo, nada de eso. Me parece un buen trato.

Miró a Wright y despues al hombre.

- Tenemos un caballo para cada uno, otro más nos retrasa en el viaje. Y antes que tener que dejarlo tirado.. venderlo por algo que nos sirva de más.