Partida Rol por web

Delilah se sintió mal por su tío, pero no pudo explicarle nada, ¿cómo podía explicarle que bebía por intentar calmar la cancioncilla de su cabeza? La tomaría por loca... Tal vez se estaba volviendo loca. Quizá la solución fuese hablar con algún médico o psicólogo, algún especialista que le dijera qué demonios le ocurría. El sueño que había tenido no la ayudaba en absoluto, volvía aparecer de nuevo la cancioncilla, además de unos personajes de lo más variopinto... y todo le resultaba familiar. 

Lo primero que la rubia hizo fue levantarse y asearse para ponerse el chándal y salir a correr un rato, tal vez el fresco de la mañana aliviase sus ideas. Sin darse apenas cuenta, acabó llegando a donde todo el mundo se reunía, cerca del reloj... algo había sucedido. 

Sonrío cuando se muestra dispuesto a colaborar. - Pásese por la iglesia  mejor, así estaremos más tranquilos. Gracias por su ayuda, doctor. Espero que no ocurra nada en el reloj. - Cuelgo.

Miro a Sean sonriente. - Sean, ¿te apetece que tomemos algo y salgamos a pasear por el bosque? Más tarde el doctor vendrá y tal vez nos pueda ayudar con esos sueños y recuerdos que nos faltan. - Digo guiñándole un ojo.

Llegáis a la zona y veis que hay cerca de un centenar de personas formando un medio círculo al rededor de la cera que da a la entrada de la biblioteca, que es la entrada a La Torre del Reloj. Como podéis, intentáis ver que hay al otro lado, encontrado una escena algo particular. Hay 3 hombres vestidos con una camisa blanca impoluta, corbatas rojas y pantalones con zapatos negros. Están posicionados como si fuesen solados, con una espada en mano y asegurándose que nadie se atreva a pasar, delante de estos tres hombres está Raphaelle. Detrás de ellos tres está el muchacho acusado de asesinato, que va con ropas parecidas a aquellos hombres, solo que la camisa es roja y la corbata negra. También lleva una espada, pero envainada y hay algo más en el muchacho, tiene los ojos y el tabique de la nariz amoratado, como si hubiese recibido un puñetazo ahí. En una de sus manos lleva algo rojo brillante y juraríais que es un corazón humano. A su lado, de rodillas se encuentra Sebastian, que tiene clavados los ojos en Raphaelle, mientras respira de forma agitada. Hay algunos rasgones y sangre seca en sus ropas. Al otro lado del doctor encuentras otro hombre como los primeros ya descritos, este se dedica a mirar que Sebastian no se atreva a hacer algo. Atrás de ellos, en la puerta de la biblioteca hay un quinto hombre que acompaña a la juez, Nessa Aldrich, que viste con un vestido rojo muy ceñido y un abrigo blanco, de piel. Una de sus manos la lleva dentro del bolsillo de su abrigo.  Entonces escucháis a Raphaelle hablar. 

¿Que acaso estamos en la Edad Media? Sea cual sea el crimen, no puedes ejecutar a alguien así como así, seas jueza o no. Hay juicio, jurado, protocolos a seguir, tiempo en la cárcel previo a la muerte. Y se hace con inyecciones, no con espadas... - veis como se acerca caminando al grupo armado y extiende su mano, señalando a las armas - Somos un pueblo civilizado. Merecemos más que espectáculos sangrientos y verdugos improvisados. Esto no es justicia.

La mujer sonríe al escuchar el pequeño "discurso" de la doctora. Sebastian agacha la cabeza y mira ahora al suelo. Nessa se relame un poco los labios - en eso te equivocas... yo soy la justicia en este pueblo- señala al doctor- y este hombre es culpable. Culpable de ser el líder de los revolucionarios- mira a la muchedumbre con malicia- que su muerte sirva de ejemplo a aquellos que le siguen. Adelante J. - dice la mujer con indiferencia,mientras abre la puerta y se adentra en la biblioteca. El hombre que le acompañaba se coloca en la puerta, asegurando la entrada. Zacharias frunce los labios y aparta la mirada del doctor. En cuanto la mujer da la orden, el joven aprieta aquel corazón y simultáneamente el doctor grita de dolor. A los pocos segundos el corazón estalla en cenizas y el cuerpo de Sebastian cae al suelo. El chico aparta la mirada del cuerpo y coge la espada envainada tirándola al suelo. 

No podía creer lo que estaba viendo y no entendía nada de nada. era la jueza con 5 hombres, el doctor en el suelo con Rapha y Zac con el corazón de este en la mano. Que estaba pasando????  no hacía ni un día que los había visto juntos!!!??? No lo entendía y la cabeza me daba vueltas.

Entonces Zac comienza a apretar el corazón del doctor y no puedo evitar gritar angustiada.

ZAAAAAAAAC!!!!!!! por que lo hacía??? que estaba haciendo??? miré para otro lado, no quería creermelo. Noté como las lágrimas mojaban mi cara y temblaba asustada. por que hacía eso??? tenía que tener una buena razón, estaba segura de que la tenía, Zac no era un asesino, no podía ser....

Me hice paso por la gente hasta que llegué a primera fila.

Zac! le llamé más tranquila. Estaba asustada y la voz me temblaba.

Al ver la multitud de gente que se arremolina bajo un reloj que parece estar roto, se pregunta que sucederá y tras mirar las expresiones del resto de gente, y ver que parece que nadie sabe nada, se dirige fuera para ir a ver.

Bastó con la mera visión de aquella sonrisa maliciosa en la boca de la jueza. Esa mueca dibujada en el rostro de aquella mujer no solo demostraba la crueldad innata en ella, sino que la indiferencia dolorosa hacia el resto, de un sadismo que helaba la sangre. No fue necesario que pronunciara siquiera una palabra para que Raphaelle entendiera que no había nada que pudiese hacer para privar a esa asesina del placer de acabar con la vida de un inocente, que no había nada que pudiese hacer para salvar al doctor. Y aunque en su terquedad lo intentó con todas sus fuerzas, su cuerpo parecía no reaccionar a ningún tipo de orden o estímulo. Su cerebro se sentía aturdido, su visión desenfocada, cada nervio y músculo inmóvil. Su corazón paralizado.

La orden de ejecución resuena en su mente causándole un shock eléctrico que recorre de extremidades a cabeza, re energizando su cuerpo y devolviéndole la movilidad de golpe. Pero esta buena suerte de reacción se ve compensada para mal cuando el tiempo se acelera de manera extrema y brutal, impidiéndole hacer más que dar un corto e insignificante paso hacia adelante que parece tomar una eternidad. De pronto sus ojos le permiten ver claramente, solo lo suficiente para ver aquel corazón en la mano del estudiante ser estrujado hasta estallar. El ruido llega más tarde, como si hubiese un retraso en sus sentidos. Un grito de dolor estremecedor y escalofriante, que devuelve el tiempo a su lugar y su cuerpo a sus funciones. Mismo grito que, en cosa de un segundo, se une con un grito femenino igual de doloroso y desgarrador, dejando de lado cualquier recelo de su privacidad.

Corriendo hacia el cuerpo se abre paso a empujones entre los hombres que lo vigilan, tal cual como antes había hecho entre la multitud, esta vez sin esperanza alguna en su corazón.  Abraza a Sebastian fuertemente entre sus brazos, intentando sentir su respiración o escuchar los latidos en su pecho como tantas veces había hecho al descansar tras pasar la noche juntos.

No, no, no… - repetía incesantemente, incapaz de creer que lo había perdido. No podía haber muerto, no podía. Él era el único que la entendía, el único que la quería y respetaba, el único que la había hecho sentir que valía algo. Su única oportunidad de una vida normal y feliz, de amar y ser amada. Su única oportunidad de una familia… Sally. La niña más adorable e inteligente que hubiese conocido jamás, se quedaba huérfana, sola. Era solo una pequeña niña, necesitaba un padre. Necesita a SU padre. Y los bastardos que habían acabado con él le habían negado la posibilidad de llegar a conocerlo bien, y a él de verla crecer, de regañarla por sus novios, de enseñarle lo que estaba bien y lo que estaba mal, de llevarla al altar. Sally se había quedado sola en el mundo. ¿Cómo se lo diría? ¿Cómo le explicaría que había permitido que un grupo de matones asesinaran a su padre? ¿Cómo podría siquiera mirarla a la cara? No podía ni pensar en ella sin ahogarse en llanto, aferrándose cada vez más fuerte al cuerpo inerte del doctor.

Te amo, no te vayas, por favor no… - rogó entre sollozos, besando el rostro de Sebastian. 

Antye llega preocupada por los murmullos y por ver a aquellas personas arremolinando la escena. Usando su mochila para poder pasar entre la gente, la pelirroja se sitúa con esfuerzo al frente para ver mejor. La fuerza de sus manos desaparece y deja caer el bolso, provocando que los que estén a su alrededor escuchen como su trajera bolsas y materiales resistentes; el semblante blanco natural de su rostro palidece aún más y se lleva una mano a la boca para ahogar un grito; al mismo tiempo, siente un dolor familiar a la altura de su corazón y siente cómo se acelera, al punto de sentir el palpitar en sus oídos; y simplemente niega con la cabeza cuando ve a Zack con ese corazón en su mano.

-Esto... no.... no está pasando... 

Las palabras de Raphaelle no tienen sentido para ella, pues no puede dejar de ver a ese chico que tanto quería... <<Ese no es Zack... no es Zack... Zack nunca haría eso>>. Entonces recuerda la advertencia dada por el chico en el puente y se turba más. En ese momento sus piernas flaquean y se deja caer sobre la mochila, sirviendo como soporte el ejemplar que había leído minutos antes de llegar. Relacionó las ideas tan rápido como su mente se lo permitía y cuando la jueza llamó a Zack como J, no pudo evitar bajar la vista.

-Es un sueño... es un sueño...

Antye levanta la mirada para ver la escena y lo que ocurre a continuación la deja sin aliento: el corazón se hizo cenizas, el viento se lleva los restos mientras su doctor cae sin destello de vida en sus ojos perdidos. Todo transcurre en cámara lenta y los sonidos se apagan: el grito de Eileen suena lejano y Raphaelle acudiendo al cadáver le resulta tan irreal que cree que despertará de un momento a otro, pero no es así. Las lágrimas caen a su mochila, humedeciendo la tela y sin controlarse, la pelirroja deja escapar un grito atronador, lleno de dolor y de rabia, de impotencia y temor.

Por un lado, quería correr hacia Zack y abrazarlo con todas las fuerzas que pudiese; no obstante, por otro, recordaba lo ocurrido en el puente y temía que el evento se repita. <<Por eso me dijiste que me alejara de ti... por eso no quieres que me acerque>>.

Sin dejar de llorar, Antye mira al chico para ver su mirada, algo que le diese una esperanza que todo aquello no era más que una broma, que las circunstancias no eran las que son y... fuerzas para cumplir esa promesa.

Despierto y me siento en la cama hasta que comienzo a recordar todo y a ubicarme, de modo que comienzo a vestirme y, preocupada por Eileen, me dispongo a salir en dirección a su habitación. Pero entonces, Smith me llama y acudo a su llamada. 

- Dime ¿Qué pasa?

El hombre te mira preocupado - algo está pasando en la torre - frunce un poco los labios- vi a tu amiga Eileen dirigirse hacia allí.

Efectivamente ves mucha gente que se dirige al lugar. Movida por la curiosidad acudes a la zona. Cuando llegas ves a gente que se va corriendo asustada y otros que se quedan quietos, totalmente pálidos. Cuando por fin puedes ver que pasa, encuentras una escena que te deja helada.

Dando la cara a la muchedumbre hay tres hombres con camisa blanca, corbata roja y patanlones y zapatos negros. Cada uno lleva una espada en la mano. Detrás de ellos hay un cuarto hombre vestido igual. Raphaelle está en el suelo, sosteniendo entre sus brazos el cuerpo sin vida de Sebastian Lawler. Al otro lado se encuentra Zacharias, que mira hacia otro lado, con la vista clavada en el suelo. El viste con una camisa roja, y una corbata negra. A su lado hay una espada en el suelo. Más atrás, en la puerta de acceso a la biblioteca hay un quinto hombre, custodiando la entrada con una espada en mano. 

"Pero qué coj..." Pienso antes de ver el cuerpo sin vida del Doctor. Me pongo las manos en la boca, asombrada. Busco con desesperación a Eileen, a ver si se encontraba por ahí, pero había demasiada gente, demasiado movimiento. Me fijo en Zach, que esta a un lado y me pregunto si sería seguro acercarse a él. Cosa que dudaba bastante. No entiendo lo que está pasando pero intento mantener la calma. 

Me acerco a la escena para ver mejor e intento pensar algo mientras me acerco. Algo que hacer, pero no se me ocurre nada. Me quedo quieta antes de acercarme demasiado a la escena, justo delante de donde se encuentra Zach, pero a unos metros de él. Espero que me vea... Aunque ¿Qué pasaría entonces? 

Me fijo en lo que esta mirando en el suelo y veo una espada. Con cuidando, sin que se note mucho, me agacho para coger un gran pedrusco grande que hay en el suelo y lo agarro con fuerza. 

"Por si las moscas"

Sin embargo, no me muevo y sigo ahí parada, esperando cualquier cosa y preparándome para lo que venga. 

Cuando por fin consiguió ver algo tras abrirse paso lentamente entre la gente, observó a aquellas personas que no sabía quiénes eran ni sabía de que estaban hablando. Frunció el ceño observando al muchacho con el corazón, y la escena de esas dos mujeres que parecían debatir sobre la justicia de un hombre y como llevarla a cabo. No sabía que pasaba así que simplemente observó hasta que vio como parecía que acababan de matar a un hombre. Sus ojos se abrieron de par en par junto con su boca ahogando un grito. Se llevó las manos a la boca ante tal suceso conteniendo el aliento, en total estado de shock. No conoce a ninguna de las personas que hay allí pero la situación conmueve a cualquiera. Observa como una muchacha grita y otra a la par que corre hacia el hombre a quien quería ajusticiar. Ella sin saber que hacer, inquieta, busca alguna cara conocida. Erick.. La abuelita...

Mariam se quedo sin palabra, Totalmente pálida a ver el cuerpo tirado en el suelo del Doctor....Y lo curioso es que la Alcaldesa lo dijo en su momento... Sabría ella algo, Regina tiene mucho trapos sucios Pensaba Mariam Estaba claro...Zac Aquel alumno que tuve, se convertido en un Asesino...Pero lo que no entendía era...¿ Que hacían esos delante de el con esas espada?? No les quitaba ojo encima... Estaba claro que Zac había cogido doble personalidad...Pobre chico... Y pobre Antye lo que estará sufriendo... Porque Abra matado al Doctor no lo entiendo...

James y Erick llegan cuando ya todo había sucedido. Ambos se quedaron pálidos al ver la escena y se quedaron completamente quietos. Es James el primero en reaccionar de los dos, apartando a la gente a empujones, sin ningún miramiento. Cuando ve que sus ojos no le engañan, se muerde el labio inferior con tanta fuerza que hace que sangre. Se acerca a Zacharias y de la pechera de la camisa, haciendo que casi despegue los pies del suelo. El chico le mira, no hay ningún tipo de expresión en su rostro, ni de tristeza, ni odio, ninguna. James le mira furioso -¡¿Qué ha pasado?! Tú estabas esta noche con él- dice con una voz atronadora. El joven mira un momento a donde estaba el doctor y volvió a mirar al hombre - Nessa Aldrich lo capturó e intentó que hablase. Pero al negarse...- guarda un momento de silencio- me ordenó que lo ejecutara- el chico se lleva una mano en el pecho, a la zona del corazón y frunce el ceño. Furioso James lo lanza contra el suelo y mira donde está el guardia que custodia la puerta - cobarde...

Después de todo esto, se escucha unos aplausos. Cuando todos se vuelven para ver quien es, veis a Scott Wiest. Lleva una larga gabardina negra y debajo de ella un bonito traje negro. Se adelanta hasta llegar delante de todos - como siempre, esa mujer le encantan los espectáculos y si no lo tiene ella misma los crea. Son demasiado sádicos, una vez le canté y mando a cortar mi cabeza - pone una mueca y se lleva la mano al cuello- lamento vuestra pérdida "revolucionarios", pero como ya os dije... no estáis en vuestro terreno de juego. Esta partida la están ganando ellos- se encoge de hombros. Veis como James apreta el puño, intentando no darle un puñetazo a ese tipo. Scott se acerca a Zacharias que se ha incorporado hasta quedarse sentado y se pone de cuclillas para quedar más o menos a su altura - abajo la Sangre Roja- dice el hombre mirando muy serio al muchacho. 

Mire la escena sorprendida, Esa persona que se parecía a Zac no era él, su cuerpo estaba allí delante, pero él parecía estar muy lejos. Todo era muy extraño, ni siquiera nos había mirado a su amiga o a mí.

Cuando ese señor lo levantó y él se puso la mano en el pecho, lo entendí todo. Alguien le había sacado el corazón, como él había hecho con el doctor, y le había obligado a hacer esas cosas. Aún recordaba lo que me había dicho el doctor en el puente. Alguien podía obligarte a hacer algo si tenía tú corazón.

Corrí hacía él y me puse a su lado, no iba a permitir que nadie le hiciera daño. Tendrían que pasar por encima de mí. Le puse la mano en el pecho, en la zona donde debería estar su corazón, para ver si lo notaba. Le miré con preocupación, no sentía nada. Me mordí el labio enfadada. maldita sea!!! le habían quitado el corazón!!!!! esa bruja tenía su corazón, ensuciandolo con sus asquerosas manos y palabras!!!

Zac.... ahora estaba llorando. te prometo que recuperaré tu corazón o moriré en el intento.

Le abracé con dulzura, como siempre lo hacía. Esto no ha sido culpa tuya, te obligaron a hacerlo y te juro que van a pagar por ello..... mataría a esa mujer, no sabía como lo iba a hacer, pero no le iba a perdonar esto, nunca lo haría.

En cuanto veo a Eileen dirigirse hacia allí, sin entender aún nada de lo ocurrido, voy hacia ella y escucho como llora por Zac. Habla de algo de recuperar un corazón, de modo que interpreto que al muchacho se lo habían quitado pero entonces ¿Cómo podía seguir viviendo? 

Incrédula y asimilando datos, aún con el pedrusco bien sujeto, le doy soporte a mi amiga, que parecía ser que no quería que nadie se acercara a Zac, y me pongo a su lado. Me quedo mirando al chico por unos segundos y un sentimiento de pena invade mi ser, sin saber muy bien de dónde procedía, pues mis sentimientos casi siempre eran nulos y exagerados. 

- Aún te debo un pastel, y te lo pienso dar.- Le digo al chico, y noto como mis palabras quedan ridículas ante la situación. 

Miro a Erick con desesperación cuando se cruzan nuestras miradas, queriendo que me aclare todo en cuanto pueda. Pero no me muevo del sitio.

Mientras sucede toda aquella escena, escuchas que te siguen hablando al otro lado del teléfono- Está ingresado por intoxicación ¿conoce algún amigo o familiar del señor Wolf?

Scott, ese hombre te suena de algo. Lo has visto hace poco, jurarías que en el sueño de esta noche. La jueza, te inspira temor, mucho ¿por qué? pero también la odias y cuando aquel hombre raro llamado Scott, dice "abajo la Sangre Roja", unas ganas de luchar contra la tiranía de esa mujer te invade.

Notas como la fiebre te vuelve a subir. Te rugen las tripas y una sed de sangre comienza a crecer en ti. Lo primero que ves es a Zach "Que tierno, joven, aunque sin mucha carne, todo pegado al hueso. Sería maravilloso comer esa carne tan tierna ¿no crees? Esa carita tan linda... se ve delicioso" te dices a ti misma.