Partida Rol por web

Delilah se acercó a la escena trotando, pues estaba haciendo footing en ese momento. No iba a acercarse en un principio pero la muchedumbre le llamó la atención. Se quitó los auriculares para dejar paso a que las palabras de la jueza llenasen sus oídos... y la furia comenzó a invadirla. Vio la escena desde lejos, en principio no quería interceder, aunque no podía ni quería disimular su asco por las palabras de Nessa, le parecía una injusticia... además de toda una locura, ¿qué pretendía esa mujer? ¿quién se creía que era para ejecutar a alguien? ¿se había vuelto loca? 

Lo siguiente será que mande decapitarnos...-piensa la rubia mientras la oye hablar.

Algo en ella quería salvar a Zacharias, pues le decía que era algo injusto y ella nunca toleró algo así. Sin embargo, no pudo actuar, pues... el muchacho había aplastado el corazón y... Dios santo, Sebastian estaba muriendo... ¿cómo era eso posible? Y ahora decían que Zacharias no tenía corazón, pero eso no era posible tampoco, no puedes vivir sin corazón. La cabeza de Delilah iba a mil por hora, ardía, y de fondo... Esa puta melodía infantil. Ese extraño sueño. Esa voz pequeñita y aguda entonando una y otra vez las mismas notas. 

Cerró los ojos con fuerza y se llevó las manos a la cabeza, intentando que esa melodia cesase de una maldita vez. Se estaba volviendo loca, sentía que esa canción la estaba arrastrando a la locura y odiaba sentirse así, sin saber qué demonios le ocurría, sin saber por qué de repente comenzaba a tener estos sueños. No prestó atención a la intervención de su tío, ni a la explicación de Zacharias, ni a las lágrimas y promesas de Eileen hacia él. Solo unas palabras la hicieron reaccionar.

"Abajo la sangre roja."

Abrió los ojos de repente, localizando a quien las había pronunciando. Corriendo y apartando a la gente casi a empujones llegó hasta la escena principal, donde no quería estar, pero eso le daba igual ahora. Cogió al escritor del brazo e hizo que la mirase.

- ¿Qué está ocurriendo?-le pregunta, directa, casi tan desesperada como furiosa-¿Qué coño significan esas palabras? ¿Dónde las has escuchado? ¡Contéstame, joder!-le exige, enfadada. Casi parecería una pataleta infantil sin sentido, pues nadie se está preocupando por esas palabras ahora, no deberían importar nada en un cuadro tan maquiavélico. Pero la furia centelleante de sus ojos que ahora buscaban los de Scott, denotaba que iba muy en serio. 

Si, perdona... Es que últimamente están pasando cosa muy extraña, no, no conozco, pero no se preocupe, ahora mismo voy para aya... Le dije la muchacha del teléfono.

Aquella escena era demasiado caótica para Elsa que apenas llevaba un día en aquella ciudad y comenzaba a pensar que todos estaban locos, porque las cosas que allí sucedían desde luego... Eran extrañas. Se quedó observando al panorama, dándole vueltas a la cabeza para intentar encontrar una explicación a lo sucedido con los dos chicos que había allí en el centro. Cuando vio aparecer a Erick, se quedó mirándolo para ver si conseguía captar así su atención y podía preguntarle que ocurría, pues no iba a empezar a llamarle como si nada.

Cuando apareció Scott todo fue aun más caótico, pues tras él apareció una chica muy nerviosa y escandalizada pidiéndole explicaciones, pero ella ya no necesitaba muchas, acababa de comprender lo ocurrido. Corazón maldito. Eran las dos palabras que respondían a todas las preguntas que se formulaban. Empezó a abrirse paso hasta poder estar cerca de Scott, ella mostrándose relajada, para no unirse a los gritos de la chica rubia que estaba con él, simplemente lo miró. — Scott. ¿Puedo hablar contigo? — Murmuró sin más, de forma baja para que no mucha gente reparase en ella. No sabía por qué pero algo le decía que Scott sabía algo y no estaba tan loco realmente.

Caminé con paso ligero hasta la torre del reloj, no entendía a que venía tanto revuelo pero en un pueblo pequeño como este, no podía ser nada bueno. Me hice un hueco entre el tumulto de gente para ponerme en primera línea, y ver de una buena vez que pasaba.

La imagen que me encontré era aterradora, entre un grupo de hombres armados con ¿espadas? Estaba el doctor Sebastian – ¿Cómo era posible que todo en este pueblo tenga que ver con él? – mis prejuicios y molestias para con este hombre habían desaparecido cuando comprendí que pasaba, el muchacho que era acusado de asesinato, Zack tenía en su mano una piedra roja, era como…un corazón, pero aquello no tenía sentido alguno, pero los mas irracionales temores me golpearon con fuerza cuando la jueza, vestida cual puta de categoría hacía acto de presencia acusándole y condenándole a muerte…

…esto era una locura, una alucinación producto de las malas noches y falta de descanso que estaba sufriendo, pero el grito de Sebastian cuando el muchacho apretó lo que parecía un corazón, el siguiente grito de Raphaelle a pocos pasos de mí, hicieron que, muy a mi pesar me diera cuenta que aquello era totalmente real.

Eileen también cerca de mi gritaba el nombre del muchacho, el ahora si, claramente asesino y no podía entender como alguien podía dirigirle la palabra a tan asquerosa criatura, poco  me importaba que fuese un crio, en cuanto tuviese una oportunidad el daría las ostias que no le dieron de pequeño. Veía, sentía y oía la desesperación de los demás, pero en especial la de Rapha, me acerqué a ella quedando justo a su espalda pero no dije nada, tampoco la toqué, solo esperé a que reaccionara sin importar cuando eso fuese…

Alguien habló sobre hacer un espectáculo, cortar la cabeza y algo de la sangre roja, mas no me tomé el tiempo de mirar hacía el que hablaba como tampoco lo hice cuando noté que alguien increpaba al mocoso, todo esto era una puta pesadilla, y en cuanto pudiese, en cuanto pudiese sacar a Will del hospital me iría de esta mierda de pueblo.

Esto ha ido demasiado lejos y no puede quedar así – susurré mas para mi que para quienes tenía cerca, quería irme del pueblo eso no era discutible, pero tampoco se podía dejar las cosas así, había que hacer algo y me negaba a quedarme de brazos cruzados.

Su cuerpo tembloroso era solo una leve demostración del desgarrador dolor en su pecho y de la fuerza inexistente de sus músculos que se debilitaban con cada lágrima que caía por sus mejillas, haciéndola incapaz de abrazar el cadáver con tanta fuerza como le gustaría. Poco a poco más que estrecharlo en sus brazos solo lo rodeaba con ellos mientras reposaba la cabeza en el pecho del doctor, desgastada por aquello a lo que no le podía encontrar explicación.

Ni la llegada ni la intervención de James la hicieron siquiera inmutarse. Y cuando el hombre llamo cobarde al estudiante, no pudo sino asumirse como una también. No debería haber dejado de buscar la noche anterior, no debería haber hecho caso cuando le dijeron que esperara a la mañana. Esas 3 horas que había perdido podrían haber significado encontrar a Sebastian, salvarlo de esto. Pero había tomado la opción más cómoda, había luchado contra sus instintos y sus malos presentimientos repitiéndose que lo suyo era solo paranoia, que era lógico esperar. Que la ayuda que obtendría luego valía la pena. Y quizás era eso mismo lo que le había costado la vida al doctor.

Casi no escucha el discurso de Scott, dejando a su mente absorberlo pero sin prestar ni la más mínima atención a pesar de lo cerca que estaba de ella. Y luego cuando, poco a poco, se fue acercando gente a consolar a Zach, un odio y rencor que hace tiempo creía domado y oculto comenzó a renacer, tomando fuerza como nunca. ¿Como podían estar a centímetros de un cuerpo y seguir animando al responsable? ¿Como podían darle la espalda así a alguien que se había preocupado por ellos y por sus familias hasta el mismo segundo de su muerte? ¿Acaso no significaba nada para ellos las horas que él había dejado de lado a su propia familia, incluso en su tiempo libre, para sanarlos y cuidar de ellos? En vez de eso preferían ir a darle su apoyo al asesino, quitarle la responsabilidad de sus actos, tratarlo como si fuera un niño. ¿Era la única que no veía un niño en él? ¡Hablando de pasteles incluso! Era como si le hubiesen golpeado la mano por portarse mal y ahora lo premiaran como si nada hubiese pasado. Castigos de niño, palabras que con suerte se le dirían a un infante.  

Lo mataron, Dom, lo mataron... Y a nadie le importa... - logró decir cuando sintió la presencia de la chica tras ella. En un final gesto de cariño, besó los labios de Sebastian y tras aquel agridulce último beso, se separó de ellos solo lo suficiente para poder susurrar - Buen viaje, mi hermoso leñador. Yo cuidaré de ella. 

Aprovechando el descuido y distracción cortesía de quienes rodeaban a Zach y Scott, y que nadie parecía haber reparado en ella, tomó la espada que el chico había desechado tan pronto había asesinado a Sebastian. No la desenvainó, sabía que no tenía sentido en aquel momento. Solo la levantó mientras se paraba y miró a Eileen, Dylan y Zach con una ira imposible en los ojos. 

Ayúdame a llevarlo, James. - le pidió con tono firme y seco al amigo del doctor, poniéndose el arma bajo el brazo y volviéndose al cadáver.

Comprendía que el resto me odiara y no entendiera que apoyara al "asesino", pero me daba igual, no iba a dejar que nadie le hiciera daño. Por eso agradecí y me sorprendió mucho que Dylan se acercara a mí y me diera apoyo. Era una buena amiga y muy buena persona. Le sonreí agradecida.

Le han quitado el corazón y le están controlando. No es él el que actúa. el que quiera comprobarlo por sí mismo que le toque el pecho, a ver si le encuentra el pulso..... traté de explicar.

Después de eso, la fiebre subió de nuevo y comencé a temblar. Y esa extraña sensanción....ese hambre voraz y esas ganas de sangre... . Miré a Zac, pero esta vez mi mirada era diferente. El que tiene un depredador cuando está a punto de saltar encima de su presa.

que hambre..... susurro. si tan sólo pudiera morderte un poco....

Me relamo. Y es entonces cuando me doy cuenta de lo que me está pasando. Mis peores temores se estaban haciendo realidad.

mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.... por que aquí y ahora???

nonononononononononononono  repito notablemente nerviosa y muy deprisa. Miro a Zac muy pero que muy preocupada. En estos momentos no quería dejarle solo, pero no tenía otra opción o yo misma acabaría matándolo. Me levanto rápidamente y muy muy nerviosa y salgo de allí corriendo como si la vida me fuera en ello. Trato de alejarme lo máximo posible de la gente, no quería hacerle daño a nadie y mucho menos a las personas a la que apreciaba y quería.

Salgo dirección el bosque....lo más rápido que mis piernas me lo permiten.

El retorno al ritmo habitual de trabajo calma mis ansiedades internas. Pero la pesadilla que me asalta por la noche rompe todo intento de control. Me sentí como el protagonista de aquella novela, Moby Dick. Me deja tan confuso que al despertarme me siento comprimido y mi brazo izquierdo no responde. Soy muy joven para tener un infarto, ¿no? Decido que una ducha mejorará todo y así lo hago. Me meto en la ducha e intento mejorar mi movilidad del brazo, con escaso éxito. Con algo de esfuerzo consigo vestirme y bajo al bar para abrir a los mañaneros. No hay nadie esperando y es hora punta. Me asomo a la calle y veo a un montón de gente del pueblo agolpados delante de la Torre del Reloj. Salgo a la calle y me acerco a preguntar qué pasa, sólo por curiosidad...

-¿Qué ha pasado?- pregunto al primero que me encuentro de entre los reunidos.

Una mujer mayor te mira asustada -parece que han asesinado al doctor Lawler- frunce los labios-​ espero que sea una broma...

Ves a Eileen correr hacia el bosque, con los ojos rojos de haber llorado.

Sollozando, Antye sigue mirando a Zack e intercala con Raphaelle y Sebastian, pues ella está sufriendo y el causante de ello, aunque no se quisiera admitir, es el chico acusado de asesinato. Se percata que Dylan llega y quiere acercarse a la escena con una piedra. La pelirroja admira a la joven, pues a pesar de todo lo que está ocurriendo no permite que su fortaleza se vaya. <<Confía en ella... Dylan>> ¿Podrá revelarle lo que ha descubierto?

En eso divisa a una joven que nunca había visto. No le llama la atención en ese momento; sin embargo, su lado curioso parece susurrarle que no la olvide, pues podría ser relevante para el futuro. Poco a poco Antye se siente mejor, pues el desahogo ha servido para esclarecer sus pensamientos y reforzar en cumplir la promesa que hizo. Aún cuando un hombre mayor llega y regaña al chico, ese hecho simplemente le hace cavilar algo que se le había pasado por alto. <<Por ello me lo entregó... a él se lo arrebataron>>. Y que ese tal Scott susurrara "Abajo la Sangre Roja", las pequeñas lágrimas que brotan no le impiden relacionar todos esos datos que se están revelando a pesar de que parece ser que quieren guardarlos bajo llave. <<Todo esto... ¿tiene sentido?>>. 

La pelirroja sigue llorando, no parece detenerse ni mucho menos. Su dolor persigue y se conmueve con lo dicho por Eileen y Dylan. La primera parecía saber de lo que hablaba. ¿Acaso ella sabría algo más? Esa idea aumenta cuando la extraña y Dalilah se acercan a Scott para cuestionarle cosas... <<A... y S...>>.

No obstante, las actitudes de la abogada y Raphaelle le hacen aterrizar a la realidad, a la supuesta realidad. Lo que hizo Zack tendría consecuencias y todo debía esclarecerse antes de que algo más grave ocurriese. La joven se incorpora con un gran esfuerzo y se acerca hacia Raphaelle, quien miraba con un sentimiento tal que le recordó a un personaje de una fémina en medio de una batalla. 

Se gira hacia Eileen cuando pronuncia esas palabras y de nuevo recuerda ese rojo intenso que ya tiene sentido para ella. No evita ni hace nada cuando la compañera de Zack corre alejándose de los demás, sólo se limita a acercarse a Dylan y después mirar a Raphaelle con dolor y frustración.

-Te ayudaré... él fue mi doctor. Siempre veló por mi y le tenía en gran estima...

Después se volvió a Zack y lo observó con un destello que nadie más comprendería, salvo él.

Al acercarse a Dylan le susurra algo a su oído para que nadie lo escuche.

-Debo hablar contigo...

James mira al resto de gente, bastante molesto. No había nada que ver, si se quedaban era solamente por cotillear - ¡Fuera todos de aquí!- brama el hombre, haciendo que los otros habitantes reaccionen y se vayan recelosos, sin dejar de ver la escena de reojo cuando marchan. El hombre se acerca a Raphaelle y le mira con tristeza - lo siento... - agacha la cabeza un momento y vuelve alzarla para mirar a la doctora- no podemos llevarlo al refugio, mientras Sally esté allí.

Erick mete un brinco y por fin reacciona. Coge la mochila que lleva con él y se la tira a Elsa. Con pasos ligeros se acerca a donde está James - iré allí e informaré de todo... - mira con tristeza a Sebastian. James solamente asiente y el chico sale corriendo. 

Cuando Delilah coge a Scott por un brazo y le obliga a mirarla, la expresión del hombre es de sorpresa y con rapidez cambia a una gran sonrisa- ¡Querida! Si estabas aquí, creía que te habías quedado atrapada ¿qué que significa? oh ya veo, ya veo - asiente un par de veces sin dejar de sonreír- significa que la Reina debe morir... - ahora su voz suena fría, como si el odio se apoderase de él y esa sonría tan amplia, se esfuma.

Zacharias mira a Eileen y a Dylan, con la misma expresión neutra. Solo cuando aparece Delilah muestra algo de sorpresa, pero en seguida vuelve a estar como antes. Cuando Eileen se va se pone de pie. No da señales de inmutarse de lo que le han dicho. Mira a los 5 hombres que sigue en su posición - descansen- dice una voz algo autoritaria. Los 5 hombres dan un sobresalto y se miran. Cuando se ven con las espadas, donde están y reparan en el cadáver, su primera reacción es soltar la espada e intentar salir corriendo de allí. 

Ahora el muchacho mira a Raphaelle y a James, solo a ellos dos - esos hombres eran solo marionetas, no le hagáis daño. Yo soy su capitán, toda la culpa debe recaer sobre mi - coge aire y sin dejar de mirar a ambos, continua hablando- no he matado al doctor por mi propia voluntad, no buscaba su muerte. Pero eso no me exime de ser un asesino - señala la espada que tiene Raphaelle y la mira esta vez solo a ella- así que no te culpo si quieres aplicar la justicia con tu propia mano, nadie de aquí puede negarte ese derecho-   piensa un momento y continua su discurso- es más, debes hacerlo. Ahora soy vuestro enemigo, ahora por mi pueden saber donde están ocultos los rebeldes, quienes son rebeldes y dar a conocer los poco planes que conocía. Ahora soy un arma contra vosotros... Puedes clavarme la espada ahora o usar otro castigo... nadie puede salir de este pueblo maldito, nadie... puedes arrojarme afuera del límite del pueblo. Perdería todo recuerdo, todo lo que siento, sería como una hoja en blanco. Pero sé que también olvidaría este momento, un estigma que me marque para siempre puede hacer sentir que hice algo malo. Aún así en el peor de los casos moriría y lo que me matase fuese la maldición - se lleva una mano al pecho a la altura del corazón- puedes que no creas en la magia, pero es real me temo. La maldición que me pesa me impide sentir algo ahora mismo y lo peor es que esto acabará haciendo que me vuelva tan loco como ella...- agacha un poco la cabeza- es la única solución que encuentro. Si vivo soy un peligro y no puedo arrepentirme de esto. Si muero, tendrás justicia... aunque dañaré a otros- por un  momento mira a Antye, para volver a dirigir a Raphaelle con el ceño fruncido- abajo la Sangre Roja. 

Esto no va a quedar así Rapha, te lo prometo - no sabía a ciencia cierta como cumplir esa promesa, pero cierto era que esto no podía quedar así, sin importar los motivos Sebastian había sido asesinado y ya que la claramente la justicia se había ido a tomar por culo, habría que hacer algo por cuenta propia.

La reacción de todos los demás no tardó en hacerse notar, poco o nada tenía que hacer ahí, así que, en cuanto Rapha  James se llevaran el cuerpo de Sebastian, me dirigiría directamente al hospital para ver a Will.

Miró a la muchacha rubia que se acercó a ellos para intentar apartar a Scott. La miró con una mezcla de extrañeza y desagrado en los ojos... no la conocía, ni siquiera de vista, eso no le gustaba. Además, qué coño, ella quería hablar con Scott, más que querer, necesitaba esas respuestas o creía que se iba a volver loca de un momento a otro.

Por primera vez en mucho tiempo, ignoró las palabras de su tío, Delilah se negaba a irse de allí, no sin averiguar lo que tanto ansiaba... Respuestas. Respuestas que no entendía. Se sorprendió por lo que le dijo Scott, por su cambio de expresión tan repentino. No esperaba algo así, era como si de pronto él la conociese de hace mucho tiempo, como si se hubiesen visto en otro lugar... Pero no era posible, Delilah no lo entendía. No comprendía qué estaba ocurriendo y qué tenía que ver ella con todo eso, ni por qué la había enfurecido tantísimo lo que acababa de presenciar. Sacudió la cabeza, sin comprender, tampoco lo soltó del brazo. Quería saber qué estaba ocurriendo y quería saberlo en ese preciso momento. 

- ¿Qué? ¿Atrapada dónde?-pregunta, confusa. Lo que Scott le decía no ayudaba-¿Cómo que la Reina debe morir? ¿Qué Reina? No entiendo nada...

Escuchó la explicación que Daba Zach a los demás, no podía creerse que no tuviera corazón y pudiese ir andando vivito y coleando como si nada... Y no creía que los demás creyesen algo así. Comenzó a hablar sobre la magia, que parecía que sí que existía... ¿se habían vuelto locos? No pensaba decir nada al respecto, pues pensaba que no decía nada relevante con sentido... Hasta que finalizó con esa frase que tanto encendía su furia y hacía que tuviese ganas de repetirla.

- Zacharias, ¿qué significa eso? ¿qué significa esa frase? ¿por qué la decís?-preguntó desde su lugar junto a Scott, mirándolo tanto a él como al muchacho.

Sin desviar la mirada, se señala y mueve el pulgar de un lado a otro de su cuello.

Scott frunce los labios - parece que ahora la realeza de Corazones debe morir.

Cuando estaba totalmente desprevenida le cayó una mochila encima. Extrañada, tras cogerla como pudo antes de que se le cayera miró a ver quien podía habérsela tirado y todos estaban como antes, solo que Erick se iba corriendo. No había prestado mucha atención a lo que dijo pero por alguna razón le había tirado la mochila y se había ido. ''¿Eso quería decir que se la guardara?'' Suponía que sí. Miró de nuevo a Scott y la chica rubia que parecía que fuera a explotar de los nervios, rabia y una mezcla de todos los sentimientos que podían existir y se acercó a ellos. — Creo que se refieren a que esa mujer... La que entró para dentro debe morir... — Murmuró encogiéndose de hombros a la rubia para intentar solucionarle las dudas. Se giró después hacia Scott con el semblante totalmente serio, no agradable como había sido al dirigirse a la chica. — Scott... ¿Quién es esa mujer? Eso... L-Lo.. Lo que ha hecho... E-Eso.. es magia negra... Eso es el corazón maldito.. Tú lo sabes, ¿verdad? Esa mujer... es peligrosa. — Decía dirigiéndose al chico casi sin hacer caso a la presencia de la otra chica, necesitaba saber si Scott que parecía ser el único en esa ciudad que a pesar de pecar de loco sabía algo, y podía saber algo sobre esa mujer y lo que acababa de hacer.

Tal vez Zacharias pensó que estaba ayudando a Delilah. Tal vez Scott pensó que así le solucionaba todas sus dudas... Pero no era así. El gesto del muchacho y las palabras del escritor solo confundieron aún más a Delilah, que se sentía haciendo equilibrios sobre un fino hilo que era el límite entre la cordura y la locura. Su mente comenzaba a decirle que esto no era posible y que era un sueño, un mal sueño, una pesadilla de la que despertaría pronto... 

Al menos la muchacha rubia, la desconocida, parecía saber algo y se dispuse a explicarle un poco... pero no lo suficiente para Delilah. Pero no tenía sentido... Bueno, en realidad sí que lo tenía pero... ¿por qué Zacharías se había señalado a él mismo? ¿él también pertenece a la realeza de Corazones... o algo así?

Y para colmo, ahora esa misma muchacha que parecía que arrojaba algo de luz sobre Delilah, comenzaba a hablar sobre magia negra. ¡Magnífico! 

- ¿Magia negra? ¿corazón maldito?-volvió a preguntar, confundida. Ni siquiera sabía si quería saber-, joder, ¿es que nadie en este puto pueblo puede hablar con algo de claridad y explicar qué coño está pasando aquí?-acabó preguntando, su voz, siempre melodiosa incluso cuando denotaba enfado, comenzaba a subir de tono peligrosamente. 

La reacción de Eileen y su repentina hambre no parecieron sorprenderla. Ni siquiera la miró al escuchar hablar sobre mordidas, mucho menos cuando ella intentó justificar el actuar del hombre a su lado. Él pagaría. Ella pagaría. La jueza pagaría. Todo aquel que se pusiera de parte de ellos lo haría. Y cuando huyó, solo la observó alejarse durante un minuto. Sebastian había hablado con ella sobre eso. De hecho, había sido la última conversación que había tenido con él... y ni siquiera se había despedido. No le había dicho que lo quería, no le había dicho nada. Lo único que la aliviaba era que, a pesar de que creía que era una ridiculez en el momento, lo había escuchado y eso parecía haberlo hecho un poco feliz. Ese día estaba tan... preocupado y molesto. 

No, no podía pensar en eso ahora. Ahora había otra cosas de que ocuparse, cosas como sacar su cadáver de un lugar público y alejarlo de los posibles caprichos de aquella jueza. No le costaba imaginar que podría usar su cuerpo como advertencia o cortarle la cabeza como decía el tal Scott. Agradeció a Antye asintiendo, no era capaz de ni siquiera fingir una sonrisa. 

Estoy segura de que él apreciaría mucho este gesto - le dijo a la muchacha con voz débil a medida que las lágrimas dejaban de caer. Con la yema de los dedos se secó las mejillas y fue hacia los hombros de Sebastian, pero antes que se agachara a recogerlo por debajo de los brazos, James se acercó a ella. 

Sé que era tu amigo. - tomó una pausa, para evitar romper a llorar nuevamente - Yo también lo siento, James... Gracias por todo. Fuiste un buen amigo. Y no te preocupes por llevarlo allí, lo llevaré a su casa. Tendrá un velorio y funeral apropiado así tenga que defender la puerta a punta de escopeta. 

Nuevamente, cuando iba a recoger el cuerpo, fue interrumpida. Para peor, por la persona que menos quería escuchar hablar en ese momento, el mismo joven que le provocaba aquel odio visceral y violento, le dirigió la palabra. Tuvo que contenerse para no sacar la espada y clavarsela ahí mismo, para no interrumpirlo en medio discurso y decirle un par de verdades antes de ahorcarlo con sus propias manos. Tuvo que contenerse para no seguir cada idea sangrienta que cruzó su mente, para no convertirlo en una pulpa amorfa de sangre y huesos rotos. Pero por mucho que quisiera torturarlo durante días para luego hacerle una trepanación, había algo más importante en su lista. Se acercó a centímetros de Zack, con espada en mano y el puño derecho apretado fuertemente alrededor de la empuñadura. Su mano diestra le tiritaba, y la izquierda colgaba a su lado poco naturalmente, como si estuviese forzándose a no levantarla.

No morirás mártir. - respondió con odio casi palpable - No morirás aquí y ahora, no morirás con gente que te llore. Morirás cuando todos tus seres amados me pidan a gritos tu cadáver, cuando pierdas toda esperanza, cuando no te quede más que tu triste y patética vida. Y no olvidarás. No te haré esa favor. Te mereces cada segundo de tormento por lo que acabas de hacer, por dejar a una niña pequeña sin padre, por matar a un hombre bueno e inocente que quería lo mejor para ti y tu gente. Lo mejor para este pueblo de mierda. Mereces saberlo y odiarte por ello. La magia no justifica tu cobardía. - acercándose a su oído, le susurra - Debiste acabar con tu propia vida mientras podías.

Se gira y vuelve dónde estaba, dónde besa a Dominique en la mejilla sin decir palabra. Ella sabría lo que aquello significaba. 

Toma al doctor por las axilas y lo levanta, esperando que Antye o James lo tomaran de los pies. No sabía decir cual necesidad era mayor, si la de sacar a Sebastian de allí o la de irse ella misma para no matar al chico.  

Vamonos ya. 

El señor James había corrido al resto de los habitantes que seguían observando y Antye busca antes de que se aleje a Williams. En su mirada intenta reflejarle que lo vería más tarde, que quería hablar con él, que todo tendrá solución tarde o temprano, que al final todos tendrían su final feliz... pero las lágrimas que emanan sin parar no ayudan en absoluto. Solo puede confiar en que el rubio entendiese lo que ella trata de gritarle en silencio.

A lo lejos escucha lo dicho por el escritor, reafirmando las sospechas que hizo en la mañana. <<Esto es una locura... todo esto no puede estar pasando>>. Debido a las circunstancias no podía contarle a cualquiera lo que pensaba, pues podía crear más odio, indiferencia o cavar más las tumbas de otros. Sin embargo, el discurso dado por Zack la deja helada por varios minutos y desvía la mirada al chico mientras aprieta sus puños. No quiere atreverse a ver los ojos de un victimario a contra de su voluntad, pero lamentablemente todo es causa y consecuencia, habrá reacciones que sin querer, el chico empeora con sus palabras, se lo han reafirmado Dominique y Raphaelle.

Se le queda viendo a Elsa con una mirada absorta, incrédula a la explicación que ha dado. Con un gran suspiro mentaliza las prioridades que debe hacer de ahora en adelante sin importar que sea una chiquilla en medio de adultos con miradas de odio, confusión y decisiones que no pueden cambiar. Antye sigue llorando, pero cualquiera que la conoce podría ver en sus ojos un brillo de determinación.

Asiente a Raphaelle y ayuda a sostener las piernas. No es muy fuerte, pero quiere hacer un último gesto para el hombre que había cuidado de ella en ausencia de sus padres. Pero palidece ante la amenaza de la morena, se aprieta los labios para no hablar y retener la poca fuerza que tiene. <<Ahora no, ahora no...>>. Se comienza a tensar y ya sabe lo que va a pasar si no se controla: se encerrará en sí misma por horas y huirá hasta sentirse sola. Lo hizo cuando Zack estaba en la cárcel y no quiere que se vuelva a repetir. <<Por Zack, por Williams, por mis hermanos... por mí>>, se vuelve a repetir mentalmente para resistir a su instinto de protección.

No escucha que Raphaelle pide irse, va por su mochila para colocársela en la espalda y regresa para ayudar con el cadáver del doctor. Levanta la vista una vez más para mirar a Zack y con sus ojos hinchados y rojos habla con los labios. Después baja la vista y siente cómo los hombros le duelen.

Sin saber si Zack le leería los labios, Antye los abre en silencio para articular las palabras:

Recuerda la promesa.

Noto como mis ojos se abren ante las palabras de Eileen. Estaba demasiado rara, demasiado. Algo similar a lo que le pasó anoche en mi casa le esta volviendo a suceder, así que, cuando se marcha, no me sorprendo y me limito a mirar como se va perdiéndola de vista. Pero yo no podía ir tras ella, no. Debía proteger a Zach aunque no sabía muy bien cómo iba a hacerlo.

Escucho la conversación de ése tal James, que nos pide a todos que nos esfumemos, básicamente. Sin embargo, hago caso omiso a sus palabras, no me fío ni un pelo de nadie. Ni siquiera de Erick, el cual cada vez me parecía más lejano. Sin lugar a dudas, había cosas que no me había contado y eso no me gustaba nada. Había empezado a acostumbrarme a él y su disposición hacia mi.

Mis sentidos siguen puestos en la conversación de las personas que estaban cerca mío, cuando de golpe Antye me sorprende y pierdo el hilo por unos instantes. Pero, no paso desapercibido que ahora una chica que conozco de vista sujeta la espada que estaba delante de Zacharias. Veo como se acerca a él con el arma en las manos y me preparo para atacar. Tal vez si no hubiera llorado antes le hubiera arrojado la piedra en la cabeza, pero me freno y dejo que se acerque a él lo suficiente como para ponerme yo enfrente de él para que no le ataque con la espada. Le miro desafiante, si de algo estaba segura era de que no iba a dejar que hirieran al chico. No, se lo debía a Eileen.

Suspiro de alivio cuando la chica se aleja, pero no me muevo del lugar. Estaba justo delante de Zach, protegiéndolo para que no le hagan daño. No sabía muy bien qué hacer ni cómo y me sentía muy indefensa allí, frente a una multitud de gente que pensaba que el muchacho había matado por voluntad propia a Sebastian. De golpe, la voz de Zach llega a mis recuerdos diciendo que el Dr. no era muy simpático con él. Pero no, estaba segura de que le habían obligado a cometer el asesinato.

De modo que ahí sigo, sin saber muy bien qué iba a pasarme si no me movía del lugar, observando cómo se llevaban el cadáver del Dr.Lawer. Un sentimiento invade mi ser y me dan ganas de ir a ayudar, de llorar junto a ellos, pero... No iba a abandonar al chico ahora.