Partida Rol por web

Aquello se estaba volviendo aún más caótico de lo que pensó en un inicio, empezó a luchar a puños contra los que aparecían por aquellos portales para no darles mucho tiempo a reaccionar y que fueran presas fácil de los aldeanos, no quería malgastar las balas y no tenía espadas con ella... No perdió el tiempo en tomar consigo una espada de algún caído en combate cuando tuvo un momento de "paz"  aunque eso solo fueron escasos segundos. "Maldita sea... se está volviendo en nuestra contra... alguno de los Rebeldes tiene un poder de las frutas y es bueno... pero no puede seguir esto así por mucho más tiempo..."  Atravesó el corazón de un marine con la espada y acabó de frente con aquel jóven, bueno, uno de los dos pues sabía que había gemelos allí.  Sabía que dialogar era inútil pero no había nada que no quisiera intentar Sea, mientras blandía la espada por estar cuerpo a cuerpo contra aquel hombre. 

-¡Os están utilizando! Los altos cargos os utilizan a todos. ¡Los rebeldes hemos sido gaviotas! ¿Como creeis que hemos acabado aquí? ¡No es solo insurrección! Maldita sea... ¡Se supone que debéis proteger a los aldeanos y los estáis matando! Si os retirárais no pasarían por esto. 

No lo decía precisamente con calma si no más bien a cada bocanada de aire que podía tomar mientras se enfrentaba al hombre espada contra espada, si la respuesta era una completa negativa usaría las pistolas, que había guardado en sus cartucheras ( imagino que se las ha dado con cartuchera, que si no es una inutilidad...) -¡Aquí viven en paz. Dejadlos hacer su vida sin molestar a nadie!

Y... frío, frío en la zona del hombro, atravesada por la espada que de pronto se encontraba allí clavada. Eso la hizo caer de espaldas pues la potencia con la que había pujado aquel chico la tambaleó completamente, y aunque el dolor recorría todo su cuerpo este se minimizaba a causa de la adrenalina, la misma que le hizo tomar con la mano del brazo sano una de las pistolas, y aprovechando que tenía el muchacho encima (quien intentaba rápidamente inmovilizarla), estando a bocajarro, disparó varias veces en su dirección. 

Kaito rapidamente se interpone en el ataque del capitan permitiendo que Denna no tuviera que girarse para poder defenderse de aquel rival así podría enfocar sus esfuerzos en lanzar cañonazos contra los rivales mientras que Hitomi continuaba con la navegación del buque. -¡HITOMI! ¡Manten el curso, yo me encargo de éste suicida! -Pronuncio con un dejo en la voz que transmitia total confianza, se notaba que ahora era un hombre nuevo, un hombre confiable que podía enfrentarse a un capitan de igual a igual sin necesidad de ayuda o ventajas, sus espadas gemelas como acompañantes le permitían un 1 vs 1 a toda regla mientras continuaba luchando espada contra espadas sin ceder espacio alguno. -Denna, continua atacando, yo protegere tu espalda aunque me cueste la vida. -No volvería a perder a uno de los suyos jamás.

Volvió la mirada hacia el capitán frente a él mientras sus ojos mostraban determinación y una sonrisa engreída en sus labios. -Ustedes los capitanes ya me tienen cansado. ¿Acaso los gemelos y el cazarrecompensas no te contaron quien soy? Soy su verdugo, Kaito Freecs, aunque si quieres puedes llamare "Kami no Carpenter" y desde hoy he decidido que mi nombre sera escuchado en todos los mares de este mundo. -Acto seguido un movimiento de su espada izquierda hizo que el capitan perdiera levemente el duelo permitiendo que su espada derecha lanzara un certero corte en el pecho de su rival. Había logrado sacar la ventaja en aquel duelo individual y no iba a permitirse el lujo de que se recuperara. Su cuerpo se movió con velocidad balanceandose a la izquierda y luego emprender un sprint con la pierna derecha buscando el cuerpo ajeno lanzando certeros cortes ascendentes y luego descendentes sin permitir que su rival pudiera levantarse, buscaba puntos especificos en los cuales atacar, como si el cuerpo del contrario se tratase de una mesa o una silla en donde las patas tenían los puntos más sensibles, las articulaciones que permitían que se pusiera de pie. 

Con confianza ciega en mis compañeros para que me defendiesen de aquel marine con intenciones aasesinas, logro seguir apuntando el cañón hacia nuestros enemigos , no sin antes fijarme en los extraños portales rojos que estaban apareciendo por doquier, de hecho, ¿así había aparecido ese loco en el barco no? ¿acaso había por allí algún usuario?, sacudi la cabeza para centrarme en mi objetivo y seguir disparando.

-¡¡¡FUEGO!!! ¡¡¡CAEREIS BAJO EL FUEGO DE ESTE CAÑÓN Y MIS NAKAMAS!!!

La adrenalina del combate estaba afectando a todo, incluyendo al capitán marine, quien se lanzó sin pensar al barco para atacar a la historiadora. Su mente no estaba funcionando bien, estaba dominado por la ira y la presión, lo cual le llevo a no percatarse a tiempo del ataque de Hitomi, terminando con un cuchillo clavado en el brazo izquierdo.

-¡Argh! -sin tener tiempo para siquiera sacarse el cuchillo, tuvo que retroceder rápidamente mientras bloqueaba los ataques del decidido carpintero, cuyos ojos reflejaban la determinación de querer acabar con él. Poco a poco fue bloqueando sus ataques como pudo mientras retrocedía, pero llego el punto donde ya no pudo hacer nada: los ataques del carpintero marcaron el fin de uno de los gemelos.

Mientras tanto, en el muelle, donde aún se estaba llevando a cabo aquella salvaje guerra, el otro capitán se estaba tomando confianzas al tener a Sea atrapada contra el suelo. Fue así como se olvido el estado en el que había quedado, lo que le llevo a no poder reaccionar al movimiento de la ex-marine para dispararle: tras toser algo de sangre, el marine cayo a un lado mientras sus ojos perdían el color; los agujeros en su pecho habían acabado con él.

Entonces, cuando los marines estaban dispuestos a efectuar una retirada...

-¡Abandonen el barco! -gritaban los marines en pánico, saltando al mar para evitar ser aplastados por los restos de los barcos llameantes, de los cuales los rebeldes y aldeanos habían logrado escapar antes de que se volviese incontrolable el caos.

Dando fin a la guerra, los aldeanos y rebeldes alzaron sus armas victoriosos ante los cadaveres de los marines y sus amigos que se arrodillaban para rendirse.

-¡Ganamos!

-¡Los marines se rindieron!

-¡Defendimos la isla!

Las personas de la ciudad celebraban entre ellas mientras los rebeldes llevaban a cabo la captura de los marines que decidieron no continuar luchando. Al poco tiempo, se atracaron los barcos en la costa para que todos bajasen y celebrasen con el resto, y que aquellos heridos recibiesen atención médica.

-¡Traten las heridas de los demás como puedan para que resistan hasta llevarlos a la torre! ¡Long sanará a los que no puedan levantarse! -declaró el jefe shimada antes de levantar su arco. -. ¡La ciudad podrá descansar en paz!

Entre uno de los grupos que festejaban, se pudo ver a varios aldeanos lanzando al cielo y atrapando a una niña de sombrero y capa roja.

Ver al capitan fue lo que me activó para lanzarme a la lucha, pero que Kaito me mandara a manejar el barco e ir a por los otros navios Marines, me hizo entender lo que quería. Dicho todo esto lo hice pero, apenas dió tiempo. Kaito eliminó al capitan en nuestro barco y la chica de antes eliminó al otro. Los navios fueron hundiendose poco a poco y por como acto de que me hubieran lanzado una pesa encima, caí en redondo al suelo suspirando de alivio con una sonrisa en el rostro - He-hemos... ganado... Esta es solo... una de mis primeras venganzas. - Terminé reduciendo el tono al menor posible

Me levanté con esfuerzo y miré a Kaito y Denna - Chicos, vamos al puerto. - Y con ello dicho puse rumbo al puerto.

Ya una vez en la isla y echado el ancla y las amarras fui a bajar hacia Denna - ¿Estas bien? Me extraña que ese Marine fuera a atacarte primero a ti. Es extraño - Fue entonces cuando escuché al lider Shimada cerca y con un gesto le dije a mis compañeros que fueramos con el. Aunque tendriamos que hablar con el por el tema de los recursos para al menos llegar a la siguiente isla, yo tenía otra pregunta en mente - Perdone, Shimada... Una pregunta ¿Quién ha eliminado al otro capitan? Y bueno ya de paso... ¿Quién es esa chica? - Pregunté lo último señalando a la chica de rojo.

Tras abatir al marine, sintió el dolor punzante que le provocaba el ensartamiento en el hombro, no podía moverse en ese momento pues eso agravaría la herida y esperó tumbada, haciéndose la muerta como acción inteligente hasta que empezó a escuchar los vitores. En ese momento fue cuando abrió los ojos y con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, sujetó el filo de la espada con ambas manos y la sacó de su hombro, dañándose las palmas, las cuales empezaron a sangrar bastante al igual que lo hacía el hombro pero al menos, se pudo incorporar. 

-Jolin....

le dolía todo, pero decidió dirigirse hacia donde estaban las dos muchachas que ya conocía, pues a lo lejos veía a una de ellas, a la más bajita. 

-Igual antes de eso...

Agarró la espada, colocándosela en el cinto así como las pistolas y entonces, sí emprendió camino hacia ella.

-¿Estáis... estáis bien?...

Era Obvio que estaban mejor que ella, aún así la pregunta era de pura cortesía y sentía que debía hacerlo, después de todo aún no confiaban demasiado en ella.

-Los... pueblerinos decidieron atacar y... fui con ellos para darles una estrategia, si no, hubieran acabado todos muertos...

Si bien no todos habían sobrevivido, una gran parte estaban festejando la victoria contra los molestos marines, y eso la alegraba en parte. 

La sangre de uno de los gemelos saltó disparada hasta su rostro luego de un certero corte de un furioso Kaito quien no contento con ello propino una nueva estocada que volvió a hacer saltar sangre a su rostro manchando cerca de los ojos cubiertos de una furia inexplicable, la vida de aquel marine se había esfumado y era la primera vez que asesinaba a alguien, aquella sensación le comenzó a inundar cuando la adrenalina comenzaba a retirarse. Si bien no estaba herido en lo absoluto, incluso no había recibido ningún tipo de herida durante las batallas, ni por el cazarecompensas ni tampoco por algún marine. Algo dentro de él se sentía extraño, como si no pudiera creer que hubiera causado tal daño a un ser humano aunque fuera un maldito corrupto. 

Se mantuvo algo intranquilo durante un tiempo en que volvían, la sangre aún no era sacada de su rostro mientras Hitomi hablaba, sentía un peso que no podía explicar en la espalda, al fin y al cabo era la primera vez que le quitaba la vida a un ser humano. Se sentó hasta esperar que llegaran a puerto, una vez allí notó como una chica parecía mal herida debido a una batalla, no demoró demasiado en levantarse, quitarse un poco de camiseta y usarla como una especie de vendaje para la chica, la herida generalmente no había que hacerle un torniquete pero si había que dejar una gaza para poder fomentar la coagulación y evitar que corriera aún más. Kaito no mostró signos de amabilidad ni tampoco menciono palabra alguna, tampoco mostró el rostro ensangrentado simplemente realizo tal acción y dio un par de pasos para alejarse, pensativo.

La acción ocurrió muy rápido a mi alrededor, mis compañeros se enfrentaban a los marines cuerpo a cuerpo mientras yo focalizaba todos mis sentidos en apuntar y disparar los mejores cañonazos que podía. Tanto que casi no me di cuenta de nuestra victoria y de la muerte del capitán marine hasta escuchar los vítores de nuestros compañeros, pues ni me había girado ni podido ver la retirada de nuestros enemigos. Al fin relajé mis músculos y me deje caer de culo en el suelo con una sonrisa tranquila, de victoria, la cual no abandoné hasta llegar a puerto.

Una vez en el puerto la chica que rescatamos vestida de marine vino hacia nosotros y nos preguntó como estábamos -¡Bastante mas enteros que tú!- Grité alegremente dándole un fuerte golpe en el hombro a Sea -¡nada que una gran jarra de cerveza no pueda curar!-respondo a Hitomi mientras encojo los hombros sin tener ni idea de porque el marine me había atacado a mí, cojo a Sea medio arrastrándola y agarrando también a Hitomi y a Kaito y llevándomelos hacia un gran barril de cerveza que los pueblerinos habían traído rápidamente de la taberna.

Me subí al barril de un salto, saqué una de mis pistolas y disparé al grifo del barril gigante mientras gritaba con una gran sonrisa -¡¡¡¡¡Es hora de que comience la fiesta de la VICTORIAAAAA!!!!!-

-Fue ella quien acabo con el otro capitán -indicó el jefe shimada hacia Sea. -. Sobre la niña... -antes de que pudiese respondes, Denna partió con todos hacia los barriles.

-¡Así se habla! -gritó Dante señalando a Denna con una amplia sonrisa, ya con una jarra en una mano lista para servirse. -. Que sepan que estuve por unirme a la acción, pero los vi disfrutando mucho y no quise interrumpirle -se excuso con una sonrisa. -. ¡Ahora, a beber!

Muy rápidamente, uno de los rebeldes se acerco al grupo, específicamente a Sea.

-Tu eres la chica de antes, ¿verdad? -mencionó mirándola de pies a cabeza. -. Parece que lo diste todo en combate.

Aquel rebelde, quien no parecía diferente al resto, abrió sus manos hacia Sea y luego... una luz. De sus palmas, una luz verde cubrió el cuerpo de la chica, y en unos pocos segundos, la mayoría de sus heridas se veían totalmente curadas. Luego movió sus manos hacia el resto de ustedes, haciendo el mismo efecto.

-Él es Long -lo presentó Shimada, quien les había seguido. -. Es el mejor médico que tenemos. Al igual que la niña de capa roja, que seguramente en un rato podrán conocer mejor, es un usuario: Él tiene la capacidad de incrementar la capacidad de regeneración del cuerpo, pero aún así es bueno hacer tratamiento luego.

Entonces, un portal rojo se abrió sobre ustedes, y de allí cayo una niña de sombrero y capa roja, realizando una voltereta y un aterrizaje perfecto.

-¡Ganamos! -dijo con una alegre e inocente sonrisa antes de ver al jefe Shimada. -. ¡Le dije que debía confiar en que podíamos ayudarles con la defensa!

-Si, si... Tenías razón -confeso el hombre, para luego dirigirse a ustedes. -. Ella es Estefanny, hija de un pirata que ayudaba a la isla... Cuando él falleció, su akuma apareció en su barco y la tripulación la trajo aquí para entregarla a su hija, quien ahora puede abrir portales a su propia dimensión imaginaría y usarlos para ir de un lugar a otro en muy poco tiempo.

-¡El jefe Shimada y los rebeldes siempre defendían el pueblo sin ayuda, pero yo siempre iba a la torre a ofrecerle nuestra ayuda! -añadió Estefanny, orgullosa por tener la razón.

-Agradece que estos piratas estaban de paso por la isla; no se cual habría sido el resultado de esta batalla sin su ayuda... -tras explicarle vuestras acciones a la niña, y a los presentes, el jefe se dirigió de vuelta a ustedes con un tema que les interesaba. -. En este momento, mis chicos están cargando el barco que usaron con comida, bebidas, y objetos útiles; estimamos que les puede durar para dos o tres semanas, dependiendo de que tan bien sepan utilizar todo.

-¡No hablemos de viajes! -ordeno Dante con una amplía sonrisa, llenando varias jarras. -. ¡Vamos a celebrar! -y entonces, en un rápido movimiento, le dio una jarra a cada uno, incluyendo a Long y al Jefe Shimada.

Y de nuevo, como aparecido de la nada, y cortando una conversación importante, Dante volvía a la carga con una copa en la mano. Si hubiera una forma de describir lo que sentía en aquel momento, sería como imaginar un calor inmenso en todo el lugar cuyo foco era yo, pues ardía de rabia.

Pese a todo, aguanté como pude, para escuchar la explicación de Shimada ante todo, especialmente el medicho y la chica de rojo, no pude evitar sino ponerme a pensar en todo el asunto - Así que usuarios de fruta... eso explicaría su velocidad a la hora de ir y venir en la tienda, pero no esperaba que fuera una hija de un pirata, y además ¿un pirata que ayuda? Sí ya, eso me suena a aprovecharse de los demás, seguro que les cobraba protección o los dejaría tirados - Por desgracia mis pensamientos no me hacían que mis nervios se tranquilizaran y eso se notaba en mi cuerpo cuando empecé a agitar la pierna

Pero como era de esperar, no pude aguantar eternamente y con las últimas ordenes de Dante, exploté un poco. Cogí uno de mis cuchillos y lo lancé a la copa de Dante. - ¡Tu no tienes derecho a celebrarlo! No has hecho nada por ayudar a los demás, te has emborrachado y has pasado de todo el mundo esperando que nosotros lo hagamos todo. Has generado problemas a esta gente y solo te aprovechas de las situaciones y de las personas que te rodean y luego te hundes en una maldita copa donde tus sentimientos de experiencias pasadas resurgen sin cesar. Siendo así, no me extraña que te dejara tu anterior tripulación, y si no aprendes, te dejarán todas. - Había sido dura, y me daba igual. Entre ver a Dante delante mia y pensar que tendría que seguir soportandolo y más borracho y que todo en lo que haya tenido que interactuar estuviera acabara en que me etiquetaran de pirata, me hizo estallar.

- Necesito... - resoplé y empecé a caminar sola hacia el interior de las calles. Lo correcto para esa frase, era un momento a solas... aunque realmente no me fuera bueno. Después de unos pasos paré un momento antes de continuar - Y lo repito lider Shimada, yo no soy una pirata. - y entonces seguí en dirección al interior de la ciudad para perderme por los callejones

-¡Ala dos usuarios de frutas juntos!¡Y encima en una isla del East Blue! ¡Qué pasada!-digo entre trago y trago.

Antes de poder saltar del barril para acercarme a los afortunados que poseían las akuma no mi para interrogarlos acerca de como poder conseguir una, uno de los cuchillos de Hitomi corta el aire para acabar destrozando la jarra de Dante, ante lo cual no puedo evitar soltar una carcajada, esa chica no dejaba de sorprenderme.

-¡Jajajajajaja! Parece que han decidido que ya has bebido suficiente por hoy.

Al ver como se desarrolla todo, sin dejar de sonreír ni soltar la jarra, salto del barril y voy corriendo tras ella.

-¡Esperaaaaaaameeeee!-grito hasta perderme tras ella.

Una vez puedo alcanzarla me detengo para intentar hablar con ella.

-¡Ser una pirata es super divertido! ¿No ves lo bien que nos lo estamos pasando juntos? ¡Acabamos de ayudar a salvar un pueblo, y ahora viene la mejor parte... la fiesta! ¡Y mañana ya podremos zarpar en nuestro propio barco, donde viviremos mil aventuras, lucharemos contra un montón de marines y otros poderosos piratas! ¡Encontraremos tesoros, descubriremos cosas que nadie a visto jamás y todo lo haremos juntos!-digo con una gran sonrisa mientras me brillan los ojos de emoción.

Estaba confusa, MUY confusa cuando el chico sin mediar palabra se las arregló para aplicarle primeros auxilios y marcharse sin decir palabra alguna. Para mayores, el chico que ya conocía la curó del todo con su poder y todo parecía una fiesta en ese momento. ¿Que era ese lugar exactamente? ¿Donde había ido a parar? Su cabeza aún daba vueltas por todo lo sucedido y pronto se dio cuenta de lo que había hecho nada más mirar a un lado... le había volado el pecho a un capitán de la marina a balazos. En ese momento cayó en la cuenta de que era la primera persona que mataba en su vida, de que no lo había hecho antes a pesar de pertenecer a la marina y haber sido entrenada para ello... Nunca se encajan estas cosas como uno pensaría que podría hacerlo y por todo ello se decidió a descalzarse y sentarse a la orilla del mar, acurrucada y pensativa... sobretodo, intentando mantener la calma sobre todo lo que acababa de ocurrir. Entendía que estuvieran felices por ganar pero... ¿No veían que habían perdido a muchas personas civiles en esta batalla? se habían jugado el cuello en ello y aún no le entraba en la cabeza esa alegría que demostraban o... ¿Quizá era para evadir su tristeza? Fuera cual fuera la respuesta sabía que necesitaba alejarse de los festejos en ese momento, necesitaba tranquilidad.

Realmente aquello era algo extraño, Denna parecía la más animada de todos ellos quienes al parecer aún no lograban comprender que habían causado la muerte de personas que deseaban, ya sea para bien o para mal, realizar su trabajo mientras que ellos quienes intentaban ayudar a los rebeldes y eran considerados como piratas causaron la muerte de varias personas. Hitomi seguía insistiendo en que no era una pirata aunque el hecho de que encarará a alguien que no había realizado demasiadas acciones como para celebrar le había hecho sacar una pequeña sonrisa mientras toma con su mano derecha la gran jarra que le había pasado Denna. Que pudiera o no celebrar no era importante, simplemente necesitaba pasar alcohol por su garganta y no se detuvo hasta dejar el contenido completamente vació y casi ahogandose por aguantar la respiración.

Pensó que lo mejor era ir con Hitomi, aunque al parecer Denna había tomado la iniciativa, si iban juntas lo más seguro es que no les pasará nada por lo cual él decidió ir al lado contrario, al muelle donde se encontraba una chica con aspecto decepcionado y un traje de marine, era la chica a la cual había ayudado de manera improvisada. Tenía una cerveza en la mano luego de haberse tomado la suya por lo cual aún podía olvidar un poco las cosas con alcohol. -Hey... -Pronuncio para dejar en claro que estaba cerca, se sentó en un lugar cercano sin llegar a estar al mismo nivel que ella, su mirada demostraba que no estaba muy feliz. -¿Porque no estas celebrando? ¿Acaso no eres parte de los rebeldes?

Seguía pensativa mientras escuchaba de fondo todo el jolgorio que montaban cuando escuchó una voz muy próxima que la hizo ser consciente de que alguien estaba allí. Se sorprendió al ver que era el mismo chico que le había practicado los primeros auxilios y sonrió un poco, aunque su mirada y su sonrisa eran tristes. -Hey... Gracias por...curarme y eso...

Volvió a mirar hacia el mar cuando preguntó por los festejos.

-¿Acaso hay algo que celebrar?... Hemos matado personas, personas con familias y amigos completamente agenos a todo esto. Lo mismo va por los ciudadanos que han ido directos a su muerte aquí...

Miró a Kaito y negó ligeramente.

-Si nadie se lamenta de haber asesinado, lo haré yo... Estoy harta de estas estúpidas guerras entre piratas y marines... No, entre personas.

Fue bastante tajante con eso último mientras jugaba ligeramente con un anillo en su dedo corazón, parecía un anillo de compromiso.

De espalda a los festejos, Sea mira al mar pensativa, cuando se le acerca Kaito y se ponen a hablar.

Para cuando Denna se estaba acercando, yo ya tenía el ritmo de andar tranquila y lenta, en realidad estaba mirando escaparates de tienda buscando algo en concreto, pues de todo lo que miraba nada era lo que iba buscando. Cuando Denna me dió alcance me quedé de espaldas a ella sonriendo para mi - Sabía que vendría a por mi... En verdad es una persona en quien confiar - Por un momento, por pensar con anticipación, estaba tranquila y calmada por realmente poder tener por fin una amiga de verdad en todos mis años de vida...

Pero esa ilusión se rompió en trizas cuando empezó a hablar de los piratas y lo divertido que era ser uno. Empecé a apretar los puños y de mis ojos empezaron a salir lagrimas que no notaba brotar para mi. Cuando me giré, mi cara daba una expresión de tristeza y al mismo tiempo ira - ¡ES PRECISAMENTE POR ESO! - grité a Denna, muy consciente pero sin querer hacerlo - Los piratas no salvan gente. Los piratas no festejan con gente buena. Los piratas no reciben recompensas por salvar a alguien.

Tenía mucho acumulado y estaba explotando... aunque esta vez era diferente, esta vez no estaba culpando a alguien o estar rabiosa porque otra persona me llamara pirata - Los piratas son ruines y egolatras. Solo piensan en si mismos mientras buscan tesoros solo para beneficiarse a si mismos y les da igual a quien maten o dejen en la miseria por el camino. ¿Barcos lleno de gente? Les da igual donde acaben mientras se lleven su dinero y joyas. ¿Ciudades tranquilas y llenas de marines? Un pequeño revuelo en la ciudad y se salen con la suya. Por todo eso que hacen los piratas es por lo que se que yo nunca seré una pirata. Jamas. En la vida. - En mis lagrimas estaba la verdadera razón.

Aunque mis palabras solo daban argumentos, era realmente el dolor que transmitian mis lagrimas ambientado con el pequeño tono quebradizo de mi voz el que decía la verdadera razón oculta. - Si puediera - y según terminaba de deci las últimas palabras, más lagrimas salían. - mataría a todos los piratas. - Y si había un punto en el que aún podía cerrar el grifo, acababa de revasarlo para no cerrarlo...

La mirada del peliblanco no se ablandaba en lo absoluto por la muestra de agradecimiento de la chica, no había sido nada importante debido a que no tiene conocimientos avanzados de medicina, simplemente era un carpintero que se le daba bien la espada, si es que. Aun así decidió beber un poco de la jarra mientras asentía con la cabeza aceptando las gracias. -Muchos podrían decir que es una victoria, vieron morir a sus compañeros y también enemigos, salvaron lo que querían y por eso agradecen con una fiesta. -Cuando dijo esto simplemente miraba al horizonte, como ella. 

-No es como si pudieramos revivir a los muertos, hemos matado y eso nos convierte en asesinos. -Dijó sin titubear, se incluía en aquello sabiendo que lo que había hecho no era justificable en ninguno de los casos posibles. Se bebió la mitad de la jarra sintiendo el cuerpo levemente mareado, no era bueno bebiendo ni mucho menos soportando el alcohol. Observo a la chica quien parecía jugar con algo en su mano. -¿Has perdido a alguien no? Solamente las personas que piensan de esa manera pueden decir palabras tan fuertes. -Aquello le recordó a Hitomi y aquel suceso en el barco, realmente sentía que la tristeza perseguía a cada uno de los que conocía, menos Denna, ella parecía feliz.

Se quedó algo callada al escucharle hablar y al final, tapó el anillo acariciándolo ligeramente.

-A mi prometido. Mi padre, un capitán obstinado, le cortó la cabeza en la plaza de la ciudad... Todo un festejo para sus compañeros y los míos.

Lo dijo con frialdad absoluta, pero por dentro se deshacía toda, sintiendo una ira y una tristeza a partes iguales.  Se quedó un momento callada y se levantó de allí cogiendo las botas con una de las manos y mirándolo.

-Creo que estará bien beber algo de alcohol... ¿Vienes?

No parecía querer unirse a la fiesta, sencillamente iba a por cerveza, o.. algo más fuerte que pudiera simplemente nublarle la mente en ese momento.