Partida Rol por web

Roger y Daniel contuvieron el aliento mientras aguardaban que las puertas del ascensor se abrieran, podía pasar cualquier cosa… desde que fueran a parar a la primera planta y se encontraran el pasillo vacío, hasta toparse de bruces con la rubia y un ejército de matones armados hasta las cejas, detrás de ella…

Roger apuntó directamente a la puerta para prevenir o al menos lanzar el primer disparo, pero… tampoco podía disparar así porque sí… ¿Y si malgastaba balas? ¿Y si aparecía la amable camarera que lo había ayudado antes de que le diera el segundo yuyo? Sin quererlo, una gota de sudor recorrió su sien mientras, eso sí, mantenía firme el brazo con el que sostenía la pistola.

Daniel por su lado, se mostraba mucho más tranquilo, se había colocado estratégicamente delante de Eva para servirle de escudo humano en caso necesario, no iba a permitir que su hermoso cuerpo fuese agujereado por nadie. Además estaba seguro que se podía llevar a más de uno por delante y eso, unido a su chulería innata, le otorgaba seguridad.

Fuere como fuere, no había marcha atrás y harían frente a la situación como siempre lo habían rezaba un famoso dicho español, cogiendo al toro por los cuernos.

Timothy era el que poseía los nervios más templados, su rostro apenas reflejaba ningún tipo de emoción, como si se tratase de la versión humana de Spock, el famoso extraterrestre de Star Trek, sin embargo debía de admitir que la espera se le figuró larga y que de no ser porque no era agente de gatillo flojo, lo primero que hubiera hecho al abrirse las puertas hubiera sido descargar un par tiros… por si acaso. Aún así, aguantó agazapado como un felino, listo para saltar.

Sean por su parte, estaba ausente de nervios pero por otro motivo… confiaba ampliamente en sus capacidades, y se le había metido una cancioncilla que no hacía más que subirle el ego, e incluso sus compañeros se sorprendieron tarareando la misma canción… como si de una mente colmena se trataran.

Pierce al lado de Sean, miró a su compañero como si un mito se le hubiera caído, él si comenzó a sudar presa de los nervios, unos nervios que por su lado estaba consiguiendo controlar debido a su amplia experiencia como doble cero. Lo bueno que tenía todo aquello, es que en aquella ocasión estaba acompañado por los mejores agentes del MI6, aquel pensamiento le hizo sonreír y mantener el arma apuntada con más confianza, mientras se unía de manera inconsciente al tarareo de la canción que Sean llevaba en su cabeza.

George, el bueno de George, se preparó mentalmente para iniciar la pelea, sabía que alguien iba a bajar, dudaba mucho que el ascensor se encontrara vacío… hasta el momento no se habían topado con nadie, desde que llegaron al refugio de Lanche y aquello, no era normal. El grueso de matones y los fuegos artificiales estaban al caer y aunque le producía una gran satisfacción estar participando de aquella experiencia con los 007, no quería ser el primero en morir, el peor Bond, quería ser recordado por ser Bond, a secas… tampoco era pedir mucho.

Finalmente las puertas del ascensor se abrieron…  y efectivamente ni el ascensor estaba vacío ni el pasillo se encontraba solo. Daniel y Roger se vieron rodeados por varios cañones de berettas y tres pares de ojos ingleses más otro par australiano, que al reconocerlos se quedaron inmóviles durante unos segundos, mirándolos con cara de besugo… bueno, todos excepto Sean que parecía estar tarareando una canción de Tom Jones.

Por su parte los cuatro Bond descubrieron a un Roger más fresco que una lechuga empuñando un arma directamente a las sienes de Sean, el tercer Bond al reconocerlos abrió los ojos de par en par sin saber si abrazarlos a todos o darle el tiro a Sean por ser tan condenadamente malo cantando. Daniel por su lado casi ni se sorprendió se limitó a esbozar una ligera sonrisa mientras dedicaba una mirada a la mujer que estaba a sus espaldas, de momento no hacía falta que la siguiera protegiendo con su cuerpo y era una lástima, porque cualquier escusa era buena para estar cerca de ella.

Los Bond se habían vuelto a reunir… que Lange se preparara…

Los nervios previos al desenlace son matadores, y una cancioncilla sexy nos acompaña.

Sin embargo, cuando se abren las puertas y veo a los doble cero que faltaban, suspiro aliviado. Entonces miro mi arma, dudando por un momento si volarme o no la tapa de los sesos por haber caído en el jueguecillo de Sean. Todo lo que hago, por el contrario, es darle un golpecito suave con el puño en el hombro, en plan colegas.

A veces te mataría. Otras me arrepiento de no haberlo hecho.

Y otras... no estás tan mal, viejo. Pienso, pero no se lo digo... o su ego sería tal que podría lanzarse él solo contra una horda de bisontes africanos furiosos en plena estampida, y sobrevivir sin una mancha en su traje.

¿Alguna novedad?

Pregunto a los recién llegados, esperando que ellos sí pudiesen aclarar un poco la situación y los objetivos más primarios.

Sex bond... sex... ¡CALLATE MALDITA MENTE!

¿Alguna novedad?

Comprobé el cargador de la pistola y la aparté lentamente del viejo de Sean.

- La única novedad es que ahora no va a haber nadie quien nos detenga - dejé mi arma a un lado y me acerqué a ver como estaban mis compañeros, después de todo lo que habían pasado allá abajo estaban más enteros de lo que pensaba.

- La Srta. Lange está todavía en este edificio y vamos a dar con ella, no va a reírse más del MI6... - después hice una leve pausa al quedarme pensando en la pegadiza melodía que había estado tarareando Sean. Giré bruscamente la cabeza para concentrarme de nuevo.

- Su producto está más que perfilado. Es una mujer que no tiene malas intenciones pero no le gusta jugar siguiendo la ley, pero para eso la llevaremos ante la justicia. Ahora decidme, ¿quién se queda al cargo? - Me sorprendería que ahora Tim tuviese la iniciativa, igual es su momento.

el ascensor se abrió tras el suave timbre que anunciaba su llegada, la vereta de Tim todavía caliente del último encuentro se preparaba una vez más para repartir plomo pero... no sería en aquella ocasión los negros trajes dejaron entrever que los 007 que faltaban están tras ellos.

Por un momento Tim pudo sentir como sus músculos se relajaban apartando el arma de la trayectoria a la que apuntaba.

Bueno parece que seguimos todos de una pieza después de todo.

Todos los agentes se habían reunido y el eso los hacía verdaderamente letales.

Bien bien, parece que hay que capturar a una damisela. Podemos bloquear los ascensores para evitar que pueda moverse por ahí y revisar las plantas por las escaleras.

Las palabras de Tim, te hacen recordar los planos que has visto sobre las instalaciones y la planta secreta de Lange a la que sólo se puede acceder a través del ascensor, cuyo botón lo configura una cerradura en la botonera.

- Bingo - dije mientras el bueno de Tim acababa.

- Sabía que no me defraudarías compañero - comenté a la vez que le daba una leve palmadita en la espalda.

- Me has recordado que la sala secreta de la Srta. Lange es accesible vía ascensor, sin embargo creo que no lo ha puesto tan fácil - os intentó enseñar el panel del propio ascensor para que pudierais comprobar de primera mano que había un botón diferente al resto configurado con una cerradura. ¡Necesitaban una llave! y a saber donde encontrarla.

¿No tan fácil?

Pregunto a Roger con una sonrisita en los labios, realmente se sentaba bien estar entre iguales, si quitabas el duelo de egos, por que si lo teníamos en cuenta, tendríamos que subir de uno en uno en el ascensor.

Meto la mano en el bolsillo para terminar sacando de él y mostrando a los demás algo pequeño y brillante.

Supongo que entonces esto no servirá. ¿Cierto?

Pregunto en un tono evidente de broma. Mientras, en mi interior, esperaba que realmente fuese la llave que necesitamos y no fuese sólo la de la taquilla del tipo aquel... o quedaría realmente mal y tendría que comerme mi propia sonrisita.

Tras la tensión acumulada mientras el ascensor llegaba otra vez a abrirse ante ellos (incrementada por la cancioncilla de Sean) llegó la calma al reconocer a sus compañeros del MI6. Especialmente, al comprobar que el bueno de Roger no solo seguía vivo, si no con un aspecto más que saludable. Sin duda, ahora que volvían a estar todos juntos, iban a ser imparables. Salvo que aquello se convirtiera en una lucha de egos y acabaran tirándose de los pelos unos a otros. Aunque George tenía la impresión que esa posibilidad solo podría darse si fueran seis Seans. El caso es que traer la imagen de múltiples Seans en el mismo lugar le recordó a la horrible pesadilla que tuvo en el submarino, por lo que desechó rápidamente aquellas divagaciones por miedo a atormentarse más y decidió centrarse en los aspectos prácticos de la situación.

-Si esa llave desbloquea el piso superior será pan comido acceder a la sala de Lange. Pero en caso de que no funcione, ¿podríamos saber si hay algún otro modo de acceder? Tal vez alguna escalera de emergencia, en caso de incendios o algo por el estilo.

Igual que las mujeres, solo que ellas quieren hacerlo en la cama. Y en el sofá, y en la cocina, y frente a la chimenea...

Sex bond. Sex bomb, Sean is the best bond...

La tonadilla había cambiado, pero no la expresión de Sean. Ahora estaba junto a todos sus cachorros y tenía que protegerlos y enseñarlos. Cierto que a veces se hacían pis en la alfombra, tiraban el árbol de navidad, rompían miembros a sus hermanos sin querer queriendo, destrozaban calcetines y llenaban todo de babas. Pero eran sus cachorros. Tenía responsabilidad sobre ellos, por eso había insistido a M para que les pusiese unos chip veterinarios subcutáneos que los identificaban como cachorritos de Sean. Se lo había pedido al M original, por supuesto, no a la furcia con aires de reina. A quien se le ocurría poner una mujer...Seguro que lo de Lange y ella era al final una pelea de gatas por un bolso.

Como el resto, Sean se acercó a saludar efusivamente a sus compañeros. Ya estaban dispuestos para marcharse, cuando George planteó una duda tan lógica como estúpida. La prueba de porque se había tenido que retirar dejando de nuevo el trabajo de los hombres a los hombres como Sean. Sí. Sean. The sexy Bond. El primer Bond acarició la granada y palmeó paternalmente la espalda a George, sin importarle los sueños eróticos que el australiano tuviese sobre él.

–No te preocupes por eso hasta que no haya que preocuparse. Si la llave no funciona, ya veremos lo que hacemos, por el momento no podemos perder más tiempo.

Daniel sonrió al ver a los otros Bonds, ya le iba a disparar al mando del ascensor cuando escuchó el consejo de Roger.

¿Cabremos todos en el ascensor? Preguntó Daniel. Miró hacia arriba y vió la clásica trampilla que por normativa todos los ascensores deberían tener. De un fuerte puñetazo abrió la trampilla.

Yo creo que será mejor subir al techo y mandar el ascensor al piso donde está el despacho por si están esperando para freirnos. Tiramos unas granaditas, un poco de humo.... y luego dejamos el despacho como un colador.

Al parecer ninguno de los Bond pretendía andarse por las ramas y la mayoría desoyó el mensaje de prudencia de George, por lo que decidieron subirse a la vez... haciendo caso omiso al mensaje de seguridad del ascensor donde se pedía que fuesen dos personas menos que las que se metieron en total y así de apretujados y junticos accedieron a la última planta... eso sí, con Daniel en lo alto, que había decidido subirse al techo del ascensor para tener una mejor panorámica.

Y... panorámica... lo que se dice panorámica, la verdad es que la que mejor apreciaron todos y "toda" que la señorita Eva también estaba apretujada entre Roger y Timothy, fue al ejército de Lange esperándolos al abrirse las puertas del ascensor.

- No deberías de haberme rechazado, querido- se escuchó una voz femenina que Roger reconoció a la perfección- ninguno va a salir vivo de aquí.

La situación había pasado de complicada a superchunga, puesto que todo el grueso del ejército de Lange estaba allí, defendiendo la morada de la señora del castillo armados hasta los dientes... y ellos, por muy Bond que fueran eran 6 más una chica, que de momento se encontraba estupendamente porque estaba al fondo del ascensor, perfectamente cubierta con los cuerpos de los espías. Espías que tenían altas probabilidades de terminar convertidos en queso gruller y que debían de actuar con celeridad si pretendían impedirlo utilizando cualquier recurso que tuvieran a mano, pues sólo se necesitaba la señal de la rubia para freirlos a tiros... 

Lo mismo digo...Muñeca. 

Oh..Sean. Sean era la bomba. Por eso había encontrado una granada. Por eso la iba a usar. Por eso iba a reducir a la mitad de los enemigos a papilla volatil que, esperaba, no cayese en su traje. Por eso había torcido con habilidad la mano para agarrar la anilla de la granada. Porque era la bomba. Solo necesitaba una maniobra de distracción que hiciese que los soldados se girasen un segundo para mirar a aquella mujer.

Pero querida...Aquí no hace tanto frío. Creo que te alegras de verme.– dijo mientras esperaba a que aquellos mimimachos se girasen un segundo a contemplar el espectáculo

La situación estaba jodidamente fea, cuando las puertas del ascensor se abrieron un batallón de fuerzas especiales estaban esperando a los 007, Tim solo necesito un fotograma para evaluar la situación.

En un primer momento penso en gritar "Mirar un mono de 3 cabezas" mientras señalaba detrás de los guardias pero no tenían cara de frikis. En segundo lugar y viendo a Sean en primera línea tuvo la brillante idea de utilizarlo como escudo humano, la situación era complicada y sin duda sacrificar a un viejo 007 por el éxito de la misión no parecía un mal precio.

Pero aunque fuera la mejor opción Tim tenía principios, así que con su mirada de aguila escudriño por medio fotograma al grupo militar que se encontraba ante ellos armados hasta los dientes, sin duda demasiado armados... el 007 busco con la mirada granadas adosadas en los trajes de los militares, posiblemente no fueran explosivas pero si de humo o aturdidoras lo que sin duda era el objetivo que Tim buscaba.

Apunto con su nuevo juguete y disparo sin dudarlo tras aquello Tim salto hacía fuera del ascensor mientras cerraba los ojos por un instante para evitar ser cegado.

Aquel momento caótico reveló que el final se acercaba, pero igual no de la manera feliz que todos queríamos, sino un final desastroso con un grupo de agentes secretos agujereados como un colador.

La imagen del los guardias apunto de masacrarnos se quedó grabada en mi retina, por fortuna la chica estaba a salvo tras de mi, pero ¿por cuánto tiempo? El Sr. Connery aprovechó sus reflejos y astucia para lanzar una granada al equipo enemigo ¿pero qué consecuencias tendría? En vez de dedicarme a disparar como un loco hice lo que mejor sabía hacer: proteger a la dama.

Sin dudarlo intenté hacer que la chica se echase al suelo y yo con ella, no sabíamos las consecuencias de aquella granada y lo último que deseaba en este mundo es ser un daño colateral de Sean.

La "original" estrategia de Sean, no funcionó porque la rubia no estaba con sus soldados, sino que les había hablado por megafonía... el motivo, odbio... ella era una mala con estilo y no tenía la más mínima intención de ensuciarse de polvo y mucho menos con tiros de por medio. 

Sin embargo lo que si funcionó fueron los tiros realizados por Timothy, que con agilidad felina salió del ascensor con una atlética croqueta y atinó en el blanco llevándose a tres matones de por medio, los cuales portaban varias granadas cada uno, lo que quería decir que si se ponían a repartir habría al menos una para cada Bond.

Gracias a aquella estrategia, Sean podría lanzar su granada, Roger seguíría protegiendo a la chica con su cuerpo, Daniel continuaría en el tejado maquinando la mejor forma de salir y llevárselos a todos por delante, y George y Pierce hasta les daría tiempo de comer palomitas mientras el resto hacía el trabajo sucio... eso sí, si antes no se convertían todos en coladores en cuanto el factor sorpresa de los soldados pasase y se pusiesen a disparar como posesos... de hecho la respuesta estaba a tan sólo unos segundos...

Sean y Timothy fueron los únicos que salieron del ascensor para hacer frente a la situación por tanto fueron los que pudieron echarle un vistazo a la estancia donde se iban a jugar el pellejo. Se trataba de una sala de grandes dimensiones, diáfana en el centro y con varias puertas en los laterales, dicha estancia era mucho más lujosa y ostentosa que las del resto del edificio y podría pasar perfectamente por el recibidor de un hotel de lujo.