Partida Rol por web

George esbozó una sonrisa al comprobar que Sean estaba hablando a la nada, puesto que la voz de Lange había sonado por algún sistema de megafonía. Sin embargo, no había tiempo que perder.

Juraría que aparte de aquella bravuconada, Sean había lanzado una granada, pero aun no había debido detonar por alguna razón. Tal vez empiece a fallarle la cabeza y la ha tirado con anilla y todo. Roger se había decidido por socorrer a la dama, lanzándose al suelo junto a ella para esquivar la inminente lluvia de plomo que tenían preparada para ellos, muy romántico y solidario por su parte, pero con poco sentido de la supervivencia. George no tenía ninguna intención de ser el parapeto de nadie y acabar como un colador. Así que imitando a Tim, salió disparando de la ratonera en la que se había convertido el ascensor, en busca de algún rincón donde parapetarse y así dividir los focos de atención de los soldados.

Finalmente se acordó de Daniel, que había decidido subirse al techo del aparato antes de iniciar el ascenso. Tal vez fuera el que mejores opciones tenía en ese momento de sobrevivir. Se preguntó si habría logrado enterarse desde su posición de cual era la comprometida situación en la que se encontraban y cuáles serían sus intenciones.

Mientras el mundo avanzaba a cámara lenta y la granada giraba en el aire, a punto de explotar Sean se deslizó a un lateral (contrario al que avanzaba la granada, no era tan estúpido como para no fijarse) mientras disparaba con estilo. Mientras disparaba con gracia. Mientras disparaba con arte. Mientras lo hacía todo bien, como siempre. Ni siquiera necesitaba ajustarse la corbata, pues esta no hubiese osado a estar mal colocada en ningún momento. Todo iba bien. Sean estaba en casa.

Era una lástima saber que no quedaban palomitas mientras unos y otros se freían a tiros.

Chasqueo la lengua, sabiendo que nuestro objetivo no está aquí.

No me apetece perder el tiempo.

Digo, mientras lanzo un caramelo azul al aire y lo meto en mi boca. Dibujo una sonrisa irónica mientras miro cómo mis compañeros se lían a tiros mientras arrugo la frente.

¿Qué? ¿Os habéis olvidado?

Muestro una cajita dorada mientras mi sonrisa se amplía.

Sólo entonces cojo las más de cinco grágeas rojas en la mano y, cual niño, se las lanzo todas juntitas a nuestros enemigos que están tan juntitos los unos de los otros con una cara de "lo siento" completamente falsa.

Fueron solo unos segundos, pero en la mente fria y calculadora de Daniel pareció una semana, la situación se había revelado tal como él esperaba, una trampa perfectamente orquestada para hacerles caer a todos en la trampa.

Daniel había subido con agilidad felina al techo del ascensor y en el momento que le ofreció la mano a Eva para subirla se habían abierto las puertas del mismo, por suerte el bueno de Roger había despreciado su seguridad personal y se ofreció voluntario para proteger de cerca a MI chica, tal vez incluso demasiado DE CERCA... por ese motivo Daniel dudo un momento en si utilizar las primeras balas con el bueno de Roger o diréctamente atacar brutalmente a los esbirros de Lange.

Algunos de sus compañeros salieron corriendo en busca de parapeto, eso permitió que una buena parte de los soldados desplazara su atención fuera del ascensor. Fué en ese momento cuando Daniel con la MP5 que había arrebatado al esbirro de la moto de nieve se descolgó del techo del ascensor y comenzó a disparar con ráfagas cortas pero certeras a los soldados que aún apuntaban al interior.

Daniel se dejó caer por el agujero del techo con la fortuna que el bueno de Roger amortiguó su impacto. Ya no era necesaria su presencia para proteger a Eva, pues Daniel se bastaba él solito.

Eva tampoco es que se hubiera quedado parada como una damisela en apuros, la bella y letal doctora había sacado su pequeña arma y había comenzado ella también a disparar a los enemigos con excelente precisión y puntería. Si algo tenía bueno Estados Unidos, pensó Daniel, es que enseñan a disparar desde pequeñitos a los niños y a la niñas. Bendita asociación del rifle!

Los Bond no tardaron ni medio segundo en ponerse a funcionar y con ello " Ese caballo que viene de Bonanza..." ¡Comenzó la batalla campal!

El primer fistro pecador (Sean) lanzó la granada para hacer pupita a los primeros de la fila, que son siempre los más sufridores y los que por lo visto sacaban las peores notas en el colegio,  porque nadie en su sano juicio elegiría ponerse en primera línea de batalla para recibir "los palos". El caso es que al hacer BOOM unos cuantos salieron haciendo FIIIUUU cual pajarillos del campo, mientras que otros "pajarillos" también salieron volando cuando Pierce hizo uso de sus "caramelos" dando vía libre para el resto de Bond. Timothy  fue el mejor pistolero de todos, pues no sólo acertó a varios enemigos sino que encima tuvo tanto acierto que el impacto de la última bala fue a dar en la munición del soldado que provocó una explosión extra causando aún más pavor entre las filas. George que tampoco se quedó a la zaga fue preciso sumando más bajas sin embargo Roger vio como el mundo se le venía encima en forma de mueble humano rubio...  que además de mueble se convirtió en metralleta disparando a cualquiera que tuviera delante.

Gracias a la rápida acción de los agentes se originó un caos de padre y señor mío, que ayudó a que todos cambiaran su posición y quedaran a cubierto para seguir disparando y avanzar... bueno todos excepto Roger, que se encontraba aún en el suelo del ascensor.

Entonces los malotes dispararon...

Pero el problema para los malotes era que los agentes la habían liado bien parda, llenándolo todo de humo y claro con una visibilidad tan baja era complicado que acertaran a cinco Bonds en movimiento y uno a cubierto en el ascensor... por lo que las balas se acercaron a los espías pero no llegaron a impactar en ellos, lo que les confería una nueva ventaja a los agentes para volver a causar bajas. Eso sí, si eran rápidos puesto que el ascensor no permanecería abierto mucho tiempo y la niebla no tardaría en disiparse aumentando con ello el buen tino de los soldados.

Las explosiones nos cubren de humo mientras ya hemos pegado un buen bocado a sus números. Una sonrisa de satisfacción aparece en mi rostro y es entonces cuando ellos fallan estrepitosamente, cuales malos malosos de la pradera, de este modo sencillamente mi sonrisa se torna más segura.

Corro hacia un lado mientras desenfundo mi fusil Mondragón y... oh, a repartir balas antes de ser el que las recibe.

Empiezo disparando por la derecha, pero enseguida busco el bulto más grande de malosos que vea para darles bien y centrarme en ellos hasta vaciar el cargador. O al menos, eso espero. Si no quieren rendirse, tendré que hacerles firmar la carta de dimisión a base de plomo.

Sólo entonces busco cobertura con... no sé, el aire o el humo. Qué complicado esto de ser un agente.

Por fortuna para todos nosotros los malotes eran un poco mancos, algo que me vino a las mil maravillas para alzarme en la batalla sin asumir riesgos reales.

Me levanté del suelo y apreté el gatillo tantas veces como el cargador me lo permitió, disparando a los enemigos antes de que alguno de ellos tuviese la suerte de impactarnos.

- Es ahora o nunca, acabemos con estos señores y busquemos a la "reina de corazones" -

Erré el primer disparo. Esperaba que nadie me hubiese visto, o de lo contrario sería el hazmereír de Sean.

Por fortuna los dos restantes sí que lo hicieron, pero no con la elegancia que me hubiese gustado ¿estaba perdiendo facultades?

No quise ni contar la munición restante puesto que en caso de vernos desprovistos de balas, nuestros problemas crecerían exponencialmente.

Sean sonrió al ver a sus compañeros disparar. Los cachorros no lo hacían mal...del todo. Pero aún quedaba mucho para que alcanzasen el nivel del increíble escocés, cuyo cuerpo y personalidad despertaban envidias y deseos por igual. Con un intelecto y sagacidad tan altos como su atractivo cuerpo y rostro, el hombre con las cejas más espesas y sexys del grupo (y del mundo) sacó una petaca de whisky escocés. El hombre giró el tapón a la derecha, dio un trago, lo giró a la izquierda y lo lanzó al aire haciendo que una lluvia de ácido cayese sobre sus enemigos. Antes de que esta pudiese vaciarse del todo, el Bond original disparó primero a la botella y luego a los enemigos que estaban más cerca.

Aquella sala a la que habían llegado en el ascensor se había convertido en un auténtico campo de batalla. Los disparos y algunas explosiones hacían que la situación fuera totalmente caótica... al menos para una persona normal. Pero ellos eran agentes doble cero, la flor y nata del MI6, así que se encontraban en su salsa.

En un breve momento de respiro miró a su alrededor y comprobó que tenía razón: Todos sus compañeros parecían intactos, incluso impolutos en el fragor de la batalla. Mientras que del otro lado, unos cuantos cuerpos de sus enemigos yacían inertes en el suelo. Pero no era momento para quedarse extasiado ante la situación, había que terminar con aquellos que se interponían en su camino. Al escuchar la explosión, George recordó que también llevaba otra granada encima, así que la lanzó rápidamente hacia un grupo de aquellos matones para después seguir disparando.

Como no podía ser de otra manera, el más joven, era el más preparado para la acción, y mientras los demás dinosaurios se esforzaban en demostrar que aún no estaban para el retiro, el jóven Daniel enlazaba disparos cada vez más certeros y letales.

Tim, Tim, Tim... así se contaban las bajas que provocaba el más eficiente de los 007. Lo había demostrado durante toda la misión sin cometer ni un solo fallo y aquella arma letal estaba preparado para recitar una nueva lección...

Pang!
Pang!
Pang!

y el primer acto terminó con 3 nuevas muescas en su haber... aquella danza entre disparos y volteretas eran pura poesía que se habría paso entre las explosiones, sangre y los cadáveres que se iban agolpando en la sala, Tim Tim y nuevamente Tim

Los disparos de los agentes hicieron mejor o peor blanco dependiendo de sus punterías, que en el caso de Sean, que parecía  que su vieja pistola se había puesto vaga pues que blanco... lo que se dice blanco mucho no hizo pues fue peor que los malos, que seguían siendo mancos.

No obstante y movido por su elevado ego lanzó una botella por lo aires por si caía en alguien y le hacía la puñeta, de ese modo mientras la lluvia de balas tenía lugar la botella lanzada por Sean surcó los aires para elevarse a lo más alto.

Durante ese tiempo Roger se cargó a dos matones con sendos disparos, fallando un tercero que fue a dar al trasero de otro que había tratado de esconderse...

George aparte del tino con sus descargas propició una más provocando un bonito BOOM que hizo saltar por los aires a un cuarto de los malos, los cuales estuvieron a punto de orbitar al lado de al botella, pero que al pesar más acabaron cayendo antes.

Pierce que había estado tratando de buscar refugio sesgó la vida del infeliz que se le puso por medio para poder cambiar de posición. 

Tim tuvo el acierto de sus reflejos felinos aumentando el número de decesos con cada golpe de gatillo mientras avanzaba sin miedo, sin cubrirse ni nada... hacia el meollo de la cuestión, que eso de esconderse era de mariquitas y lo suyo a parte de estilo era efectividad.

 Daniel que sen su avance no dudaba en utiliar los cuerpos de los caídos como escudo, agregando un malo extra con su último disparo al atravesar con el mismo a dos a la vez, el rubio se tomaba aquello muy en serio...

Pero los agentes no eran lo únicos que sabían disparar, pues Eva que podía ser muchas cosas, menos mujer florero realizó un único disparo, la bombona anti-incendios que había en una esquina de la habitación, provocando una nueva deflagración que quitó del mapa a otros cuantos más, provocando un boquete en una de las paredes.

Así pues se abría un nuevo camino, pero acceder al mismo no sería fácil puesto que los malos no iban a estar fallando eternamente y la captura de Lange no debía demorarse en exceso o conociendo a la señora, era probable que ya estuviese emprendiendo la huída... aquello requería un trabajo en equipo, alguien debía hacerse cargo de seguir peleando con el ejército de Lange  y alguien debía perseguir a la rubia...

En ese momento la botella descendió y encontró su blanco, la víctima que Roger había herido en el trasero y que con el botellazo terminó Kao, impidiendo que se levantase en busca de vendetta... de manera inconsciente Sean, había trabajado en equipo con Roger, y aquello si que era motivo de alborozo.

Había un agujero y muchos malos.

El trabajo bonito correspondía a los que bajasen, pero a mí me apetecía algo más de acción, que tantas bombas y humo no me habían dejado satisfecho.

De este modo cojo mi fusil Mondragón y decido vaciar el cargador sobre la panda de malosos incapaces de meterle un gol al arcoiris. Era mi tarea dar cobertura a mis compañeros. Siento la adrenalina golpeándome, esta vez no puedo fallar.

Tim lo había vuelto a hacer, sus certeros disparos resultaban perfectos sin que uno solo se perdiera... parecía una firma de autógrafos en formas de bala a sus queridos fans con cara de tipos malos.

La situación volvía a poner a los 007 en una encrucijada, por el agujero la cosa parecía que podía ponserse fea... y así lo demostraba la indecisión momentánea de sus compañeros, así que Tim una vez más se echo la misión a las espaldas y con una elegante soltura hizo una voltereta pasando entre el fuego enemigo para introducirse en el agujero.

En medio de la maniobra y justo antes de introducirse en el agujero el 007 volvió a presionar el gatillo de su letal arma, con aquella voltereta no le dio tiempo a realizar más disparos... pero el destino de aquel último autógrafo llego inoxerablemente a su destino... la cabeza de otro ya abatido enemigo...

¡Era el momento!

Nos acababa de surgir la oportunidad de seguir el rastro de "la rubia", cierto era que podía seguir allí, en mi zona de confort, abatiendo a esbirros sin cerebro, ¿pero iba a dejar escapar la oportunidad de rematar lo empezado? ¡Claro que no!

Hice un par de disparos más de contención y me dirigí sin dudarlos, sin hablarlo con los demás, como buen lobo solitario hacia el agujero. Debía trabajar en equipo pero me pudo el impulso, el ímpetu por acabar de una vez con esta operación.

- Que siga adelante quien quiera, pero yo voy tras la presa sin mirar atrás - disparé una vez más y esperé que algunos de mis compañeros se quedase para cubrirnos.

El momento se acercaba, y estaba claro que el momento de gloria no iba a ser solo mío; Sean se metería en la boca del lobo también, podía preveerlo.

¿Hombres sudorosos o una mujer poco atractiva? Bien, el alcohol podía ayudar a paliar lo de poco atractiva, pero no lo de hombres. Un hombre en la cama es un hombre en la cama y siempre que había una cama Sean era el ÚNICO hombre. Aunque hubiese mil. Los machos más machos caían rendidos a sus pies, pero él no se vería afectado por ello. Su espada era sagrada. Y un escocés podría enseñar el culo, pero siempre dejaba que fuese un misterio inexplorado.
Además, el pobre Roger ya había sido secuestrado, necesitaba supervisión de un profesional. Como él.

¡Deja las mujeres a los profesionales! dijo metiéndose en el agujero...que no era tampoco el primero que exploraba...ni el último. Atraparía a la mala pécora, se la entregaría a esa absurda parodia feminizada de M (¿en serio?¿Por qué ahora les dejaban dirigir algo que no fuese una cocina)y ganaría el concurso de baile. Como debe ser. Como un Bond. Como el gran Sean.

De aquella manera, los Bond volvieron a dividerse en dos grupos, por un lado Tim, Roger y Sean decidieron ir en pos de la rubia mientras que Pierce, Daniel y George se quedarían a tratar de cargarse el mayor número de soldados...

¿Por qué no estará delante una mujer en lugar de Roger? Era donde tenía que estar, con las nalgas tersas y firmes a distancia de cachete, y no mandando ni intentando aparentar que eran Bonds...Como estaba cayendo la agencia... De nuevo, por la cabeza de Sean volvió a pasar la imagen de Idris, el negro que limpiaba los retretes (como debía ser) empuñando un arma y poniéndose un traje. Siempre podía ser peor...Al menos Idris tenía buenas cejas. –Anda ¿Qué es esto?–Sean se agachó un momento y, al levantarse mostró dos granadas, con su peculiar forma de aguacate.– Hehehe parece que a alguien se le han perdido. Toma. El Bond...¡No! El Gran Bond. ¡Mejor!... Sean. El Gran Bond, había vuelto a demostrar porque era "the bomb". Había encontrado algo que su torpe, pero encantador compañero había pasado por alto y ahora, haciendo alarde de su generosidad, le tendía una de aquellas armas. Armas de alto poder destructivo...aunque no tanto como el sex-apple de las espesas cejas seanbondianas. Y es que, en el fondo, Sean por Roger ma-ta-ba. Bueno, ya había pegado un buen revés a Scaramanga cuando se burló por haberlo disparado. El pobre desgraciado ahora debían estar llamándolo Caramanga. Porque lo había dejado hecho un trapo.