Partida Rol por web

Habías salido del trabajo hacia menos de veinte minutos, y aun ibas andando hasta el transporte público. Puede que fuera lento, pero era seguro, había que intentar no tener cosas en el sistema que estuvieran registrados a tu nombre.

Por eso mismo tu apartamento en el sótano de un edificio de Seattle estaba a nombre de tu madre. Así evitabas sorpresas del fisco, o que algún otro competido dentro del mar de códigos te siguiera la pista.

Hoy había sido un día tedioso, pues habías recibido las clásicas llamadas al servicio técnico de personas responsables de empresas que no tenían ni la más mínima idea de lo que estaban haciendo.

Sabias a ciencia cierta que siempre que había un fallo en los programas de estas personas se debía a que algún empleado malhechor se dedicaba a bajar porno o hacer alguna otra tontería con el sistema. Siempre lo mismo.

Al menos hoy tenías una reunión virtual a través de un irc asiático, porque varios hacker tenían pensados atacar simultáneamente las bases de datos de la base del proyecto HAARP. Era una de esas cosas que se hacían una o dos veces al año, y que por el momento no servían de nada, pero siempre era divertido.

Sin embargo, antes de que tuvieras a la vista la parada del bus, tu móvil vibro en tu bolsillo.

El numero tenia prefijo de Singapur, así que seguramente sería esa Hacker Americana que vivía en Los Ángeles. Hacía años que os comunicabais por teléfono, y tenía una voz agradable. Nunca decíais información personal en vuestras llamadas, pero en la red erais bastante buenos amigos. De hecho, podía ser fácilmente la única amiga que habías tenido desde primaria. La única en quien confiar, y la única que quizás, era mejor que tu, pero solo en su mejor día.

Sacaste el teléfono y contestaste moshi moshi, como solían hacerlo en Japón, si ella no contestaba en Italiano, es que no era ella y colgarías.

Bonjorno.

Esa era la clave para el mes de marzo. Así que era ella, además de que su voz sonaba como ella.

No tengo tiempo. Tienes que venir al condado de Orange. Motel Russell. Sexto numero primo.

Sonaba algo alterada, y excesivamente cautelosa, porque estaba dándote pistas, en vez de decirte lo que pretendía. Tomo aire, y luego dijo algo que te dejo confundido, y emocionado.

Puede que tenga algo sobre tus padres. Mañana.

El teléfono se colgó y se escuchaba la línea muerta. Así que lo mejor era colgar. Ella sabía que llevabas años a la búsqueda de tus padres biológicos. Y siempre te habías topado con un muro en lo referente a esa investigación.

Ahora puede que ella tuviera una pista, aunque estuviera a dos horas y media en avión. O puede que en tren durante toda la noche. Una pista. Eso si era una buena noticia. 

Me quedo quieto en la calle como un imbécil pensando en lo que acabo de oír. Nunca he visto a Hyris en persona, ni siquiera en fotografía. ¿Y ahora quiere vernos? ¿Y encima para hablar de mis padres? Mierda.

Me gusta la emoción, pero solo la que yo programo, donde conozco las puertas traseras y me puedo desconectar cuando yo quiera. Este no es el caso, si decido continuar me estaré metiendo en el programa de otra persona. Pero por otro lado... es Hyris y son mis padres.

Un golpe en el hombro me saca de mis ensoñaciones.

-¿Te mueves o que pasmarote? Putos nerds empanados.

Sigo en medio de la calle mirando fijamente la pantalla del móvil apagada. Reacciono y compruebo que tenga efectivo en la cartera. Tengo suficiente. Pido un taxi y que me lleve a mi casa. No soy un paranoico, pero por si acaso me bajo una manzana antes y continuo caminando.

Ya en mi casa cojo una mochila con un par de mudas, el neceser y en una bandolera pongo el portátil y una pequeña antena. Tardo bastante, aunque muchas veces pensé en dejar preparada una bolsa de supervivencia por si acaso hay una plaga zombie o algo similar, la verdad es que siempre he sido muy sedentario y no estoy acostumbrado a estas prisas fuera del ordenador.

También cojo efectivo que guardo en la carcasa vacía de un viejo disco duro, producto del ultimo "trabajillo". Son 780$.

Salgo de mi casa y cojo otro taxi. De camino a la estación de tren busco un congreso de informática cercano. Hay uno en Portland que poco tiene que ver con mi trabajo, pero para los muggles de la informática colará.

Ya en la estación cojo el móvil:

-Hola mamá. Estoy bien, gracias. Si, si, se me ha pasado el catarro. Mamá, no te preocupes, fue hace dos semanas. Si. No,no. Te llamaba porque este finde no podré ir a comer a casa, tengo un congreso en Portland. Si, lo se. Te lo devolveré el finde que viene, te lo prometo. Un beso mamá. Adios.

No es que me guste mentirle, pero ya hace tiempo que es una costumbre. Llamo al trabajo y les digo que estoy enfermo y que mañana no podré ir. No hay problema por ahí, suelo ser un empleado ejemplar y eficiente.

Ya en la taquilla compro el billete a LA, me espera casi un día entero de viaje así que me aprovisiono bien de comida. Antes de que salga el tren compro en las maquinas, con la tarjeta, un billete a Portland de ida y vuelta. Nunca esta de más ser precavido.

Cuando por fin me siento en el tren me conecto a internet por satélite, por eso prefiero viajar en tren. En los aviones no puedes hacer eso, y ademas los aeropuertos me hacen sentir inseguro, con tantos controles y verificaciones de la identidad.

Una vez conectado, verifico que nadie husmee en mi ordenador y entro a un chat oculto en un blog de viajes. Busco a Hyris para que me de más información o a cualquiera que me pueda aclarar algo.

Redirigir tus conexiones por satélite no era fácil, pero tampoco era imposible, y menos para alguien de tu talento.

Empezaste buscando datos de Hyris por el mar de datos y no tardaste mucho en dar con ella. El blog de viajes de Kualalumpur era vuestro rinconcito seguro, al menos estos meses, pues la Hacker tenia la agradable manía de buscar siempre lugares más seguros.

Tras un vistazo a tu teléfono móvil pudiste comprobar que estuvo conectada hasta el mismo momento en que te llamo, desde ese momento no se ha conectado en la web, ni en ninguno de los puntos frecuentes.

Cuando llevas unas tres horas dando vueltas por ahí, notas como si algunas cosas de la página que estabas mirando te intentaran decir que algo no iba bien. Alguien estaba siguiendo tus pasos.

Una desconexión de tu fuente principal, y luego una redirección para poder seguir al seguidor. No estabas seguro de quien se trataba pero era bueno.

Pasó el carrito por el pasillo del tren y pillaste unos frutos secos mientras observabas. Quien estuviera buscando a Hyris era bueno, y por la manera de moverse entre códigos te recordaba bastante al desaparecido Ser Ocult. Aunque no fuera el mismo tenía ese toque de aristócrata del teclado.

Tú que estabas vigilando desde una posición segura notaste como sus pistas lo llevaban hasta un grupo en concreto.

Avenida 19. Un consorcio de inversores de Finlandia que trabajaban con grandes empresas. Conocías el nombre, según habías leído en un intercambio de información ese grupo tenía algunos piratas en nomina, pero se rumoreaba que eran una de las caras publicas de un grupo terrorista.

Despreciaste esa información, porque qué clase de terrorista iba a elegir una sede en Finlandia.

Lo cierto es que el cazador sin identificar estaba picando la puerta lateral de la página de visitas de dicha empresa, pero algo no iba bien.

Tenías la sensación de que era una trampa. Algo te decía que si abría aquella página seguramente pasarían cosas malas.

La cuestión era. Le avisabas de que lo estabas espiando y le decías que era una trampa, o por el contrario, te callabas y esperabas ver lo que le salpicaba encima.

La cosa era que tenias la sensación de que Hyris había pasado justamente por ese lugar aquella misma madrugada. La cosa pintaba fea.

Me limpio las manos en el pantalón y bebo un trago de una bebida energética que había metido en la mochila. Probablemente vaya a ser una noche larga y necesito estar despierto.

Muy bien, chaval, ¿a quien crees que estas siguiendo?

-Señores pasajeros, próxima parada Salem. -Anuncian por megafonía los empleados del tren.

Que apropiado, retomemos pues la vieja costumbre de cazar brujas.

Mi victima se acerca a lo que creo que es una trampa. Durante un segundo me planteo avisarle pero, ¿para que? Yo nunca me he metido donde no me llamaban por alguna razón, y es esta.

Me mantengo a la espera viendo lo que ocurre a continuación mientras sigo comiendo unos cacahuetes.

Desde detrás de la página web, en los códigos fuentes de todo, pasando los tres primeros corta fuegos estaba esperando, no sabias bien lo que era pero era un virus de triple matriz que se desataba demasiado rápido.

En cuanto viste lo que estaba saliendo de allí, y dado que tú estabas oculto tras el asaltante y vigilante, te diste cuenta de que si no lo paraba seguramente ese tipo iba a acabar con todo el equipo frito en cuestión de un minuto y tú también.

Resteaste, sacaste tus ojos de donde querías estar.

El pulso estuvo muy subido durante más de quince minutos. Qué demonios era aquello. En una página como aquella no debía de haber nada en absoluto que se pareciera a aquel virus. Era como el Conan de los virus entrenados en un gimnasio digitales.

Aquella mierda era gorda, pero quién demonios estaba detrás de aquello. Y dónde demonios se había metido Hyris para toparse con aquello.

Si ella había abierto las mismas puertas que el cazador cazado, seguramente se hubiera quedado sin su equipo.

No tenía sentido.

Joder, ¿que coño hago ahora?

La chica al otro lado del pasillo me miró con mala cara. Era ya tarde y la gente empezaba a dormirse en el tren.

Me conecté otra vez y busque el rastro de mi perseguido, seguí sus ultimas conexiones pero ahora no había nada.

Se me ocurrió otra idea. Me conecté remotamente a un equipo situado en un cibercafé. El dueño de ese cibercafé en concreto, dejaba por las noches los ordenadores a disposición de un grupo de hackers, entre los que me encontraba, para hacer asaltos por fuerza bruta a ciertos cortafuegos. A cambio obtenía claves para hackear todo tipo de software que instalaba en sus equipos y para entrar en cientos de páginas porno.

Me conecte al equipo nº 10 y seguí los pasos que había realizado mi anterior perseguidor. Antes de conectarme a la web de Avenida 19 tuve la precaución de desconectar el equipo de la red del cibercafe por si acaso el virus se extendía al resto de sistemas.

Cuando por fin entré en la web el desastre se desató. Inmediatamente desconecté mi equipo y me quedé a ciegas. No pude volver a conectarme al equipo 10.

Saque el móvil y le mande un mensaje al dueño del cibercafé: "¿El equipo 10 lo tienes desconectado?"

Esperé a la respuesta para comprobar los daños causados.

Esperaste unos seis minutos infernales antes de tener respuesta.

Esta K.O, FBI en la puerta. Hijo Puta!

Ese fue el mensaje por sms que te llego al teléfono. Fuera lo que fuera estabas quemando un puente importante, porque si el FBI estaba en la puerta del cibercafé no podía haber muchos motivos que no tuvieran que ver con lo que habías estado haciendo.

Es más, puede que te siguieran la pista hasta el tren. Tendrías que tener mucho cuidado.

Si alguien entraba, aunque guardaras el equipo, todos los empleados y muchos pasajeros podrían señalarte con el dedo.

Era una trampa mortal, porque aunque estabas a dos horas de Sacramento, aun tenias que pasar por San Francisco antes de seguir camino de Los Ángeles, muchas horas de viaje, para llegar justo de tiempo y encontrar el motel.

¿FBI?, mierda, mierda, mierda. Procese rápidamente todos los datos que tenia y decidí aplicar un cortafuegos salvando lo mínimo indispensable: yo.

Discretamente apague el móvil y le quite la tarjeta SIM y la batería. Probablemente localizarían la torre desde la cual me llegó pero con un poco de suerte tardarían algo y no pensaran en un tren en movimiento... a no ser que también miren desde donde le mandé el mensaje al del cibercafé; si extrapolan los dos puntos ataran cabos. Mierda, mierda, mierda.

Discretamente apago el ordenador y los guardo en el maletín. No pueden seguir el móvil hasta mí a no ser que me encuentren con el en la mano así que voy hasta los servicios y me encierro allí. Rápidamente cojo papel higiénico, lo mojo con el grifo y envuelvo el móvil, la batería y la tarjeta SIM en el. Después lo tiro a la papelera del baño.
Nadie rebuscará en papel higiénico mojado sabe dios de qué. Lo mejor habría sido tirarlo por la ventana, pero el baño del tren no tiene y desde el vagón habría sido como desactivar el antivirus y entrar en una página de porno rusa.

Regreso mi asiento y espero a la siguiente parada: Sacramento. Si todo va bien allí alquilaré un coche y seguiré de esta forma. Se acabo viajar en tren por esta vez.

Nadie vino a buscarte, al menos que supieras, aunque te esforzabas en revisar si alguien te seguía, lo cierto es que no parecía que hubiera nadie tras tu pista.

Eras bueno, al fin y al cabo, y incluso con una orden era poco probable que encontraran un rastro fiable hasta dentro de muchas horas.

El tren era lo mejor para pasar de un repetidor a otro, pero de todas formas el móvil ya no era un problema.

A base de bebidas energéticas te mantuviste al volante hasta llegar a los ángeles, en el calor de la mañana las letras de Hollywood se quedaron a tu espalda mientras pensabas en qué demonios tenía que ver aquella pagina finlandesa con tu amiga Hyris y sobre todo, que tenía que ver con tus padres.

Finalmente llegaste a la zona del motel, aparcaste el coche en un sitio con otro centenar, y te marchaste en busca del motel Russel, al que diste dos vueltas antes de decidirte a entrar.

Echaste un vistazo desde fuera, había veinte habitaciones, pero por tu bien solo una era la buena.

Ni de coña entro ahí sin comprobar antes.

Me acerqué a la recepción y a un tipo con ojos cansados le pregunte:

Disculpe, ¿donde cojo el autobús para ir a Hollywood boulevar?

En recepcionista tarda un momento en reaccionar y me contesta dándome las indicaciones necesarias. Indicaciones que yo no atiendo puesto que ya he localizado lo que me interesaba. En un papel, sobre la mesa de la recepción hay las instrucciones para utilizar los teléfonos del motel, incluyendo para llamar a otras habitaciones.

Tras ver esto, le doy las gracias al tipo, que ya ni me atiende, y me dirijo a un restaurante que se encuentra frente al motel. Desde allí, utilizo el teléfono publico y marco el número del motel y la extensión de la habitación. Espero impaciente la respuesta, no me gusta estar tan cerca del meollo sin un buen cortafuegos que me proteja.

Si no responde nadie tendré que ir personalmente y a ciegas. ¡Genial! Pienso irónicamente.

Miras por la ventana mientras el teléfono da un tono, dos, tres, parece que nadie va a contestar, sigue sonando y ves como la cortina de la habitación número once se corre unos segundos.

No estás seguro, pues está muy lejos, pero casi puedes afirmar que es Hyris. Sin embargo, todo aquello te escama, o es que simplemente eres previsor.

En cualquier caso, nadie puede relacionarte con esa mujer, se llame como se llame en la vida real, y tampoco pueden relacionarte con ningún crimen en la red. Sin embargo, seguía sin gustarte un pelo que la policía pudiera pasar y decidieran hacerte sudar en un calabozo.

Finalmente la llamada muere, y te quedas escuchando mientras nada mas pasa.

Tras unos minutos en los que estás planteándote si volver a llamar, o algo, ves como la puerta de la habitación en la que teóricamente habías quedado con Hyris se abre y sale ella con una mochila a la espalda, y con un maletín.

Parece que sale con prisa, como si alguien la hubiera asustado, quizás tu con la llamada. 

Mierda, se mueve.

Salgo rapidamente del restaurante pero sin llamar la atención con carreras innecesarias. Avanzo por la otra acera por la que se mueve Hyris y, cuando me pongo a su altura, cruzó rápidamente.

Se acabó el tiempo de ser prudente, toca mancharse las manos si quiero averiguar que está pasando.

Tengo el coche aparcado más adelante, actua con naturalidad. -Digo cuando me pongo a su lado. Quizás estoy siendo ultra paranoico con que alguien nos este viendo.

La guío hasta mi coche y una vez alli me detengo a mirarla bien. Es la primera vez que la veo en persona y, en un momento que me deja confuso hasta a mi, la abrazo.

¡Por fin te veo sin un monitor en medio!

Nos subimos en el coche y empiezo a conducir, en principio a ninguna parte. Ya se me ocurrirá algo.

Siento haberte abordado de esta manera, estoy un poco paranoico. -La miro mientras conduzco. -Aunque tu tampoco lo has echo mal. ¿Que esta ocurriendo? Cuéntamelo todo, por favor. No te dejes ni una linea de código.

Ella se sorprender al verte, y cuando la abrazas, no solo no se lo evita, sino que te abraza con fuerza, respirando hondo al hacerlo.

Sin duda estaba esperando poder verte, sus ojos parecen a punto de empezar a llorar, y no estás seguro si es de la emoción, o por el contrario es porque ha pasado algo grave.

Gira aquí, vamos hacia el canal.

No discutes y giras el vehículo por una carretera segundaria, y pronto estáis en el clásico canal vacio donde se rodaron las escenas de la carrera de coches de Grease.

Mira, estoy súper emocionada de verte, y hubiera preferido que nos hubiéramos visto en otras circunstancias.

Lo decía con pena, como si realmente sintiera algo importante por ti. Sabias como era, y no era de la clase de personas a la que le gusta estar rodeada de gente. Pero parecía del todo sincera al decir que quería conocerte.

Mira, sé que me he metido donde nadie me llamaba, pero cuando me contaste el año pasado lo de tus padres, pues no pude evitar preguntarme lo mismo que tu, y empecé a investigar. Como no había muchas salidas con tu caso, empecé a buscar casos parecidos, y he encontrado 67 casos en USA y varios en Europa.

Siguiendo el rastro, he podido deducir que las adopciones de esos casos estaban tintados por una seña común, papeleo del bueno, y eso solo pasa cuando hay gente de dentro muy bien posicionada.

En la búsqueda encontré una siglas, al parecer había un servicio secreto en este país, porque parece que ya no está en activo, el CDFC, Comité Federal de Defensa Civil. Lo sé, a mí tampoco me sonaba en absoluto. Al parecer trabajan desde Boulder Colorado, y solo respondían ante el presidente.

A partir de ahí hice un seguimiento de los casos en Europa, y sé que había unos homólogos en Rusia, Francia, Alemania, incluso en Londres. Y esos grupos tampoco los conocía, me sonaban a propaganda los nombres de Fith Floor, Bureau Mirage, JK-57, Grupo de Kisinov. No sé todo me parecía muy extraño, pero lo cierto es que lo poco que encontraba estaba oculto debajo de mucha mierda que lo hiciera pasar inadvertido.

El calor entraba por la ventana y mientras la gran ciudad de los ángeles seguía latiendo a vuestro alrededor el tiempo se había detenido en el vehículo. Ella estaba contándote algo que de momento no tenía mucho sentido, aunque si resultaba plausible que no supieras nada de tus padres por culpa de una organización secreta del gobierno.

El caso es que estas organizaciones tenían un objetivo simple, detectar y prevenir anomalías graves que pudieran perturbar la paz y la tranquilidad de la población, como si eso pudiera hacerse.

Después de tres meses sin encontrar nada útil, me vi pidiendo información a un conocido de Italia, cuando conocía a Overframe, un hacker. Si no supiera que no puede ser diría que era el mismísimo Ser Ocult. Era fino en su trabajo, y bueno, me cayó bien.

El me condujo hasta un par de servidores, y ahí fue donde conseguí esta imagen.

Saca una tablet y al tocar la pantalla con su código secreto se desbloquea mostrando una fotografía bastante vieja, en la que se veía un grupo de personas que sin duda trabajan en una empresa posando para la imagen.

En ella había bastante gente, una treintena, y se podía apreciar que algunas de las mujeres de la imagen estaban embarazadas.

Una de ellas es tu madre, lo he investigado, y no existen informes sólidos sobre esta gente, pero trabajaron en Boulder, y he podido encontrar casi a la mayoría. Esta de aquí es la madre de un caso de adopción como el tuyo justo en Carolina del Norte.

Y esta de aquí, con este, son padres de un chico que fue dado en adopción en Kansas. Sé que no es mucho. He sacado bastante trabajo adelante, y solo queda esta mujer, no se cual de los hombres es exactamente el marido, pero sin duda ella tiene que ser tu madre.

Te da la tableta para que puedas mirarlo en profundidad. Parece que finalmente puede que tengas una pista de tus padres, y aunque aun había varias preguntas que tenias en la cabeza que no tenían respuesta, estaba claro que Hyris, hubiera dado con la única manera de encontrarte con ellos.

En la imagen, se podía ver de fondo un escudo. Era un escudo redondo con un águila amarilla en medio y las siglas CDFC dispuesta en el borde.

Pudiera ser que tus padres trabajaran en la organización secreta que había operado en estados unidos durante los 80 y los 90, y que ahora estaba cerrada. Pero, como podía explicar que te hubieran dado en adopción, y al resto de los niños también. 

Claro, mirar casos similares. Nunca se me había ocurrido. Siempre pensé, ingenuo de mi, que mi caso era una excepción.

Escucho a Hyris y asiento con la cabeza mientras proceso toda la información que recibo.

No reconocí ninguna de las siglas ni nombre que mencionó pero los apunto en mi mente para investigar yo por mi cuenta.

Otra vez Ser Ocult, ¿coincidencia?. Lo dudaba mucho. Se me acumulan las preguntas pero estas se desvanecen de mi cabeza cuando me enseña la foto y me explica lo que representa. Paro el coche en un lateral para acabar de procesarlo todo sin estrellarnos.

Busco coincidencias físicas entre la mujer que señala y el recuerdo que tengo de mi cara. Incluso echo un breve vistazo a mi reflejo del retrovisor pero, por desgracia, nunca se me han dado bien estas cosas. Con mi equipo podría aplicar un software de reconocimiento facial y...

Ya sé lo que tenemos que hacer. -Mi voz denota una emoción que hacia tiempo que no sentía. -Conozco un hotel en Los Ángeles de la ultima campus party a la que vine aquí. Tiene una conexión cojonuda. -Mi mente me dice que me olvido algo pero sigo hablando. -Podemos buscar historiales de esta mujer, aplicar el reconocimiento facial para ver quien tiene mas posibilidades de ser mi padre, seguir el rastro de los otros niños adoptados. Si sumamos la potencia de tu equipo y, ademas, utilizamos algunos de los equipos del ciber...

La realidad estalla en mi cara. Primero caigo en que no creo que haya equipos en el cibercafé para utilizar y, siguiendo esta linea de razonamiento vuelven a mi mente los recuerdos de las ultimas 12 horas.

Hyris me mira espectante y parece que va a decir algo. Me adelanto yo.

¿Que ha pasado?, ¿porque no me podías contar esto por mail? -Hyris sabe que, cuando nos referimos a mail obviamente nos referimos a nuestro sistema de comunicación encriptado. -¿Tiene algo que ver con lo que me ha ocurrido esta noche?

Y procedo a explicarle mi accidentado viaje en tren.

Hyris te sonríe y se escuda en una mueca mientras escucha lo que te paso durante la noche.

Pues creo que esas defensas las han puesto por mí. Veras, me interné dentro de Avenida 19 siguiendo el rastro de esta imagen, y en cuestión de una hora apareció en mi casa un grupo de hombres bastante extraños.

Te puedo decir que no eran trajeados del gobierno con sus placas, era tipos rudos con armas asomando por la chaqueta.

Le he ido dando esquinazo desde entonces, pero parece que tienen algún tipo de rastreador, porque me han localizado tres veces en 16 horas.

No se quienes son, ni lo que buscan, pero son gente peligrosa. Y parece que tienen muchos recursos.

En ese momento hay un silencio incomodo, porque si algo no os gusta a ninguno de los dos es llamar la atención,  y si se trata de un grupo con recursos internacionales, y que además os persiguen la situación se complica.

Y si algo te molesta es estar fuera de tu zona de confort.

Estas maquinando que hacer, donde conectarte o como salir de la zona de influencia de ese grupo cuando viste un destello a lo lejos, como un espejo que reflecta la luz, y por algún motivo casi sin pensar decidiste dar marcha atrás, justo para notar un fuerte movimiento en el vehículo y luego escuchar un ruido que sin duda era de un disparo.

En el capo del vehículo había un agujero enorme que sin duda había realizado un arma de fuego, lo bueno, que ese tiro podía haber acabado contigo, lo malo, que ahora el vehículo no iba a ningún lado.

Las cosas se complicaban, y había que actuar rápido. Tenías el canal entre el francotirador y tu, y esa era una zona peligrosa, al otro lado de la calle había una valla de maderas que daba a una zona de viviendas de clase obrera.

Sea como fuere tenias que salir de allí. Y tu compañera parece decidida a hacer lo mismo, pues se tira sobre los asientos de atrás y abre la puerta de detrás del conductor para salir de allí poniendo el coche entre ella y las balas. 

Mi cara se ensombrece a medida que Hyris cuenta lo que ocurrió. Me dispongo a hacerle más preguntas cuando veo el reflejo.

30 segundos después Hyris y yo corremos dejando el coche inutilizado detrás. En mi mano llevo el maletín con el portátil pero todo lo demás me lo he dejado en el coche, la mochila con la ropa, la antena de telecomunicaciones y toda la documentación del coche.

Nos acercamos a el barrio obrero. Yo lo hago haciendo eses para evitar un posible disparo del francotirador con las manos sobre la cabeza como si eso me fuese a proteger de algo. Es el instinto pero parezco retrasado así.

Hyris por su lado se adelanta, ventajas de no ir haciendo el bobo, y yo me dejo guiar. No se si se dirige a algún sitio en concreto o solo pone espacio entre el francotirador y nosotros.

Hyris, tenemos que conseguir un coche y salir de aquí. -Definitivamente hoy parezco retrasado. "Conseguir un coche", como si esto fuese una peli y fuese tan fácil. -Quizás si pasa algún taxi...

Me intento imaginar el mapa de alrededor como si fuese Google Maps y recalcular la mejor ruta de escape pero la verdad es que no tengo ni la mas menor idea de donde estamos. Solo necesitamos escondernos.

De repente me acuerdo de lo que dijo Hyris: "Me han localizado tres veces en 16 horas". Rápidamente le quito la batería al portátil. Por suerte del móvil ya me deshice hace horas. Le digo a Hyris que haga lo mismo, aunque supongo que ella hace tiempo que se le ha ocurrido, y le pregunto a donde vamos.

Hyris no se lo piensa, y cuando ve un hueco entre la madera de las casas se mete entre ellas, ahora no solo había algo que impedía que os pudieran disparar, sino que cualquiera que os siguiera, no podría adivinar por donde ibais a salir.

Pasáis por debajo de una línea de tender la ropa, y luego por el lateral de una casa, de ahí, una verja de metal medio oxidada hasta el típico paso para vehículos de las casas de la manzana.

Hyris que no contesta no frena, y se vuelve a meter por otra casa, dejando a tu izquierda una piscina de plástico llena de latas de cervezas se apoya en la caseta de un perro y salta otro valla, y sigue moviéndose.

En cierto modo te cuesta seguirle el ritmo, nunca has sido un atleta, afortunadamente no estás obeso, sino seguramente te habrías muerto antes de avanzar tanto.

Si algo puedes tener claro es que tu amiga y compañera no tenia ningún tipo de aparato electrónico, llevaba un pequeño macuto, y cuando te dio la imagen pudiste comprobar que no había nada rastreable. Ella habría caído en hacer las mismas cosas que tu. Y sin embargo la habían localizado, o había sido a ti.

En aquel momento sacas el portátil, que casi se cae al suelo al tener que saltar por encima de un triciclo volcado en la calle entre la siguiente manzana de casas. Pero lo extraño es que en cuanto lo tocas tienes una idea clara en tu cabeza. Como si alguien te susurrara algo al oído.

Tu mente visualiza la zona de viviendas, y automáticamente se dibuja una línea azul que corresponde con tu recorrido y el de tu amiga, pero al momento sale otra, que os lleva por la derecha, de una forma errática. Esa línea os lleva hasta debajo de un puente, que parece ser un lugar bastante fácil de cubrir.

Estas convencido de que esa es la manera de evitar que vuestros perseguidores os sigan, y en el momento en que piensas en ellos se marcan varios puntos, A, B, C, D donde este ultimo está en la zona donde empezaron los disparos, y los demás se mueven por el mapa. B esta casi tomando una posición dos manzanas más adelante justo al acabarse las casas, si seguís en aquella dirección os lo topareis de frente.  

Me quedo paralizado, parece que por fin se ha cargado el mapa en mi cabeza, pero no tiene sentido, no conozco la zona. Quizás vi un mapa de este sitio en el motel, o cuando alquile el coche... tiene que ser la única opción.

¡Hyris!, ¡para! -Me levanto y visualizo la calle que deberíamos tomar. -Por allí, ¡vamos!

Espero que me siga y corro en la dirección indicada. Mientras corro le explico a Hyris la corazonada que he tenido. Como hackers muchas veces nos guiamos por estos sentimientos a la hora de tomar decisiones importantes con solo líneas de código delante.

Cuando recorremos un par de calles recuerdo que todavía tengo el portátil bajo el brazo y acabo de quitar la batería. De poco habrá servido hacer zig-zag si me siguen localizando. Tiene que ser con el portátil, no puede haber otra explicación. Mi cabeza se levanta hacia el cielo en busca de satélites. No somos tan importantes.

Me aterra la posibilidad de que haya cuatro tíos por ahí intentando cazarnos pero por otro lado sonrío al pensar en la similitud con el Pac-Man. Mi confianza se refuerza ligeramente, poca gente puede superar mi puntuación máxima al Pac-Man.

¡Por allí! -Indico a hyris.

Corréis y ella no tiene ningún motivo para decidir ir por otro lado, ella simplemente corría. Cuando le dices que tiene una corazonada aprieta el paso y se pone de nuevo a la delantera.

Mientras, con un hábil pulgar oponible, lo mejor de la evolución, sacas la batería del portátil, y en ese momento, el mapa que tenias en tu cabeza, y que en tiempo real iba mostrándote donde estaban los posibles enemigos desaparece.

Por un momento no tienes ni la más remota idea de donde estas, pero sigues corriendo. Tras unos cuantos metros llegáis a las escaleras que bajan por debajo del puente y te sientes con fuerzas de pararte a pensar.

Hyris se detiene, y su respiración no es que sea agitada es que parece estar dentro de una coctelera. Te mira, e intenta sonreír, pero lo cierto es que la falta de aire no hace que sea una sonrisa perfecta.

Sin embargo, encuentra la manera, con una voz ronca por la sequez de la boca, para decirte unas palabras.

Gracias Subpython. Sin ti no habríamos salido del coche.

Se veía en su cara que quería expresar más cosas de las que había dicho. Mas agradecimiento, o puede que algo más profundo, pero estáis ambos sin aliento, y poco a poco procuráis que las pulsaciones bajen al tiempo que seguís preocupados de por lo que pase.

Tienes la batería en la mano, y te preguntas, porque has tenido esa imagen en tu cabeza. Y caes, en que a ella la han localizado varias veces, y tu acabas de llegar. De verdad te están siguiendo la pista a ti. Como han dado contigo….

Ella cambia de actitud rápido, y echa un vistazo por los laterales. Parece que nadie os sigue. Sobre el puente, los vehículos de un montón de americanos se mueven por la ciudad sin siquiera imaginarse lo que pasa debajo.

Tenemos que dividirnos, si salimos de esta me pienso casar contigo que lo sepas.

Puso una cara, bastante graciosa la verdad, y aunque el comentario era sin duda una broma te pico un poco por dentro.

Luego ella se encamino hacia un lado y volvió a echar otro vistazo.

Bien, yo me marcho por aquí, tu vete por el otro lado, nos vemos en el estadio de los Dodgers mañana a las once, puerta sur. Es día de partido, habrá muchísima gente, y conozco un servidor desde el que trabajar.

Sin darte casi tiempo a decir nada, te tira un beso y un guiño y vuelve a salir a la carrera. No sabes si está loca, o si es una heroína, pero lo cierto es que aunque no quieres separarte de ella entiendes que si vais por separado tenéis mas oportunidades de sobrevivir.