Partida Rol por web

Nuevamente una misión acabada, y esta vez Eras Vincet Castell, un productor de música alternativa, que vivía en un apartamento en mitad de Paris.

Sin duda, una identidad que te venia al pelo, frecuentabas clubes nocturnos, conocías artistas, y aunque tenias que hacerte pasar por un tipo que no sabía nada sobre tu ex grupo, no podías dejar pasar la oportunidad para conseguir algo de material.

Eran las cinco de la tarde, y estabas en casa, tenías el material sobre la mesita baja del salón, y en la televisión había puesto un canal de música de pago. Un pequeño lujo, que te hacia la vida un poco mas cómoda.

Sin embargo, no esperabas visita, y el timbre sonó en la puerta.

Quien podía ser, algún vecino que estuviera molesto por la música. 

Había vuelto a las escenas recurrentes de mi antigua vida. Mi cuerpo espatarrado en el sofá, con los pies en la mesa y la guitarra en mi regazo. Mis manos sobre ella, sin fuerza alguna, y mi cabeza desplomada hacia atrás, con la mirada difuminada en algún punto indistinto del techo. Mi mente lejos, muy lejos, naufragando un mundo irreal que se distorsiona y renueva cada instante a raíz de nuevos estímulos.

La música procedente de la televisión inundaba mis sentidos hasta que el ruido del timbre se cuela sin invitación, buscándose un hueco, un significado. Con desgana abro los ojos a medias. Como si una mañana cualquiera comprobase que no se trata del despertador y esperase a que se agotara la molestia para continuar mi sueño, mi viaje. Y, ajeno a la verdadera procedencia de aquel sonido, vuelvo a cerrarlos para sumergirme en las sensaciones y extrañas perspectivas que la droga dibujaba para mi. 

El timbre vuelve a sonar, una segunda vez, una tercera. Y escuchas una voz femenina en la puerta.

No debe de estar en casa, a mire, ya encontré mis llaves, deme un minuto.

La puerta se abrió, alguien tenía la llave, y hizo correr la cerradura. Un hombre negro bastante musculoso aunque algo mayor se abrió paso con varias maletas en las manos, y las dejo en el salón.

Te vio dormido, y no dijo nada. Simplemente se giro, y se marcho a la puerta.

Una vez allí, alguien una voz, volvió a hablar con ese hombre.

Muchas gracias por ayudarme con el equipaje, aquí tiene un bono por las molestias. Muchas gracias.

Los pasos de lo que sin duda eran tacones planos se intentaron en la casa, y dejaron caer una maleta de campaña bastante abultada. La mujer resoplo por el esfuerzo y te pregunto.

Bueno, espero que no me digas que has tenido mala noche, porque tenemos mucho de lo que hablar.  

Cada vez que el estridente ruido se repite soy más consciente del origen. Aun así no consigue que me muestre menos reacio a abandonar mi cómoda postura para descubrir quien aguarda al otro lado de la puerta. Intento ignorar aquella molestia confiando en que pronto el causante se cansaría y se marcharía, pero para mi sorpresa escucho unas voces que dan paso al sonido de mi cerradura permitiendo el acceso a la inesperada invitada.

Me ladeo en el sofá, separando los parpados de manera imperceptible, para comprobar quien irrumpía en mi apartamento. Finjo mi sopor hasta que Lilith aparece en mi rango de visión, lo que me hace abrir los ojos por completo. Aquello si que era una sorpresa. Actuando de manera acelerada, atacado por diversos sentimientos, aparto con torpeza la guitarra, quitandomela de encima, y alzo mi torso para adoptar una postura más apropiada. En ese momento mis embotados sentidos deberían haberme recordado mis limitadas capacidades... 

- ¿Que he hecho esta vez? - pregunto con una sonrisa pícara sin apartar mi atención de aquel rostro que tanto había añorado.

Me levanto, teniendo que apoyar una mano en el sofá para ayudarme, sino socorrerme, y me acerco con pasos lentos hacia ella, dispuesto a abrazarla. Alargaba el momento para disfrutar cada instante del encuentro, para saborear cada detalle...

La chica miro con cierta desilusión los ojos del músico.

Pues para empezar la larga lista. No te has duchado, así que corre al baño y date una ducha.
Yo prepare algo de comer que vengo con hambre.

La mujer te dio la espalda y se metió en la cocina, parecía decidida a quedarse, muestra de ello eran el nutrido grupo de maletas que había el piso.

No estaba de visita eso seguro. Y lo cierto es que tu si que necesitabas una ducha. Y también una explicación.

La reacción de Lilith me hace frenar en seco, como si me hubiera abofeteado, y agría mi gesto. Me esperaba un reencuentro mucho más emotivo, más alegre, no aquel rechazo. Y soy incapaz de no exteriorizar mis sentimientos en aquel estado. 

- Muy bien...- respondo con tono seco, girando en redondo para irme al cuarto de baño.

No es hasta cruzar la puerta cuando me planteo porque le hago caso, pero tras oler mis sobacos encuentro motivos suficientes. Ademas quería contar con que mi mejora en el higiene consiguiera un mejor humor por su parte, no sabía que tipo de conversación me esperaba y si empezábamos así... ¿Acaso iba a ser mi nueva compañera? ¿iba a vivir conmigo? ¿por cuánto tiempo?...

El agua cayendo sobre mi cara empezaba a despejarme y mis ideas parecían más claras. Comienzo a conjeturar sobre las posibilidades de esta visita o de sus intenciones, pero prefería pensar en que sería de estos días junto a ella y en por cuanto tiempo la tendría. 

Me limpio a conciencia para conseguir el mejor acabado y una vez fuera de la ducha, con una gran sonrisa en la cara, me contemplo frente al espejo. Tomo diversas posturas y me imagino una noche con final feliz. Una vez satisfecho salgo enrollado por una toalla hacia la habitación donde, tras vestirme y acicalarme minimamente, pretendo liarme un porro antes de volver hacia la cocina. La ducha había conseguido serenarme más de lo deseado...

La verdad es que saliste al salón y de la cocina salía un olor muy rico. No estabas seguro de si en tu piso había algo que cocinado así oliera tan bien.

Café, pan y brioche, y unas tortitas que tenían una pinta estupenda.

Sharon se había cambiado, se había puesto algo distinto, ya no parecía la misma chica dulce e insegura, ahora parecía más mujer. Seguramente era que ahora estaba mucho más segura de sí misma.

Quizás es que ya había perdido el miedo a sus poderes, o es que ahora entendía su lugar en el mundo.
Cuando os conocisteis los dos estabais empezando en un nuevo mundo, que implicaba cosas muy distintas para los dos, pero que aun no habías podido asimilar.

En cuanto te vio, dio un silbidito de aceptación y se acerco a la mesa del salón, donde por ciento aun seguía parte de tu material, y dejo los platos en la mesa, para luego lanzarse a tu cuello y besarte con pasión.

El beso fue placentero, no te lo esperabas, pero se metió por todo tu cuerpo una sensación de placer, sexo y tranquilidad. Era ella después de todo, y ahora era la única constante dentro de tu vida.

A pesar de que habías estado charlando y mandándoos fotos ahora que la tenias allí te gustaba poder tocarla, y sentir como su piel se estremecía.

Había merecido la pena ducharse para ese segundo recibimiento.

Cuando se separo, te quedaste con muchas ganas de mas, pero el desayuno se metía en tu cerebro y ella volvió a la cocina para servirse algo de bebida. Estaba realmente buena.

Bueno, marido mío, que has hecho estas últimas semanas. Yo al final destape una trama de políticos corruptos en Florencia. No estuvo nada mal.

Ella siguió hablando, pero lo de marido mío hizo que un escalofrió se moviera desde tu culo hasta tu nuca, parando en la garganta. De que estaba hablando.

Ante el asalto por sorpresa de Lilith me olvido del porro, que cae en silencio al suelo, y disfruto del contacto, haciendo un uso casi inconsciente de mi poder en un intento por hacerla disfrutar lo máximo posible. Había esperado demasiado aquel momento como para dejar que sus expectativas pudieran dejarme en mal lugar. Conseguiría cumplirlas y superarlas, tanto por su placer como por mi propio orgullo. 

Echo una mirada satisfecha hacia ella cuando se aleja, mirándola de arriba a abajo con gran atención, antes de pasar al desayuno. Mis ojos reparan entonces en el material que aun hay sobre la mesa. Estiro ambas manos y mientras con una lo retiro, dejándolo a un lado del sofá, con la otra agarro una tortita para llevarmela a la boca. Podría acostumbrarme a aquello...

La palabra retumba en mi mente, rebotando con dureza. Me pillaba pensando en una vida a su lado, pero el matrimonio era un nivel para el que aun no estaba preparado. ¿Esa es mi nueva identidad? ¿tengo algún tipo de misión con ella? Sondeo los alrededores en busca de mi porro, sintiendo la necesidad cada instante más apremiante. Lo encuentro, me estiro hasta él, me lo llevo a la boca y lo enciendo. No es hasta dar un par de caladas intensas cuando me siento con fuerzas de abordar el tema. 

- ¿Cómo? ¿esposa? - mi cara era todo un poema. - Yo... capture a un asesino pero... creo que tu tienes mas cosas que contarme. - ¿De quién había sido la idea y con que fin? 

Si, esposa. No me dirás que ahora pretendes decirme que no te gusto como esposa, después de nuestros cuatro años de matrimonio.

Con lo bien que lo pasamos en el Cairo de luna de miel, y el año pasado en los fiordos.

Desde luego, o ella tenía una burbuja en el cerebro, o estaba hablando de algo que tu no conocías.

En cuanto vio tu cara de póker empezó a reírse de buena gana.

Bueno, tengo una misión en Francia, y convencí a Olimpo de que me dejara quedarme contigo, sería una buena tapadera.

Si esto sale bien, puede que nos deje hacerlo más veces. Eso sí, si ella te pregunta, no ha habido sexo entre nosotros. Lo cual aun es cierto.

Se acerco al sillón dejo tu bebida en la mesita, y se sentó a tu lado, subiendo sus piernas al sillón, y empezando a beber y luego te miro con alegría.

Tu ID de cobertura es que eres un productor de música alternativa, y yo en su momento, hace unos ocho años, fui una chica a la que tenias que producirle un disco. Pero la cosa acabo en boda. Lo típico.

Ahora soy tu esposa, y compagino mis clases en el conservatorio con una carrera en la radio. Hay que investigar a un par de personas en ambos puntos, así que tu cobertura me venía perfecta.

No te explico cómo sabia ella todo eso, pero parecía que tenia línea directa con Olimpo, y tu lo cierto es que siempre que la veías era para que te enchufara un marrón. Pero al menos estaba allí contigo. Y había dicho algo sobre el sexo… 

Tras pensarlo un poco no debería extrañarme que tuviera tan buen trato con Olimpo. Como había dicho Apollo, Lilith se convertiría en una de las mutantes más poderosas del mundo. Es lógico que los altos mandos quieran cuidarse de contentarla para mantenerla en su bando. Y si eso me favorece ¿por qué negarme? 

Dejo el cigarrillo de la risa sobre la mesa y me giro hacia ella, agarrándola para atraerla hacia mi.

- Entonces parece que aun tenemos algo pendiente. - remarco el aun con cierto retintín. - Te guardare el secreto. - añado con una sonrisa lasciva y un guiño. 

Cuando la tengo junto a mi la beso y me dejo caer sobre ella, arrastrándola a una posición horizontal. No veía porque aplazar el momento de disfrutar plenamente de su presencia. Ya acabaríamos de desayunar después. Ya concretaríamos nuestras coartadas en otro momento. 

Los besos son recibidos sin rechistar, y aunque el desayuno se enfría ella no parece quejarse.

Lentamente las manos de los dos empiezan a buscar el cuerpo del otro, y la ropa empieza a salir volando, pero en ese momento de éxtasis es cuando ella te separa con una sonrisa, y sale corriendo hacia el dormitorio.

No tienes claro a que venía hasta que la sigues y la ves tumbada en la cama.

Te hace un gesto con la mano señalando un hueco al lado de ella.

Ven aquí súper agente,  que hoy vamos a poner a prueba tu resistencia.

En cuanto te acercaste unas piernas largas y en forma te atacaron para que calleras en la cama, y a partir de ahí, con una amazona sobre ti, dejaste que lo que tanto tiempo habías querido sucediera.

Nunca en toda tu vida habías esperado por una chica para tener sexo, siempre había otra dispuesta si una no estaba por la labor, pero ahora, en tu nueva vida, estar con ella era no solo una verdadera satisfacción, sino que era realmente importante para ti.

Querías quedar bien, y que ella fuera feliz además de otras cosas en la cama. Así que te dejabas la piel en cada beso y cada caricia, y ella parecía interesada en devolverte el favor.

En aquel instante no existía el mundo, solo aquella cama, Lilith y yo. No sabía como había llegado a significar tanto para mi, pero lo había conseguido. Quizás mi mayor consciencia empática por la gente de mi entorno, quizás por haber sido una mujer fresca, inteligente e interesante tras tantas chicas insustanciales de una noche, quizás porque yo también había necesitado aferrarme a algo tras nuestro brusco cambio de vida... Fuera como fuera, allí estábamos los dos. Y pretendía disfrutarlo.

Me gustaba preciarme de ser buen amante y pocas habían objetado en contra, pese a que mi estado bajo el efecto de ciertas drogas me había complicado estar a la altura en varias ocasiones. Pero tampoco podía admitir todos esos criterios, pues la mayoría de ellas hubieran dicho lo que fuera con tal de seguir recibiendo mis atenciones ¿y qué mejor que alabar el buen hacer del hombre? Aun así ahora contaba con un arsenal que me hacía casi incomparable en la cama. Con mi poder mental podía averiguar el deseo inmediato, con mi velocidad sobrenatural imprimir ritmos impensables y con mi control metabólico aumentar el placer y alargar mi aguante. ¿Quién podría resistirse? 

Me giro, dejándola debajo, y me detengo un instante para mirarla a los ojos. Es preciosa. Aguardo unos largos segundos, dominando la situación en una breve pausa, antes de inclinarme y besarla con pasión para continuar con nuestra danza entre las sabanas. Esperaba que no tuviera planes para el resto del día, porque pretendía pasarlo allí entero con ella. 

Paso una buena parte de la mañana y aquella sesión de sexo maratoniano había conseguido que te olvidaras un poco de quien eras o dónde estabas. Lo cierto es que habías pensado que ella podría ser un buen polvo. Pero te habías equivocado.

Era mucho mejor, no solo tenía una resistencia y una pasión que no recordabas haber visto antes, sino que sentía cada milímetro de piel que ponía sobre ti, y aquello hacia que la experiencia fuera increíblemente más completa.

Te diste cuenta, después de reposar en silencio tras la última batalla que no podías dejar de mirarla. En cierta manera, era la persona más importante de tu vida, tal y como iba ahora. Había sido un consuelo cuando empezaste esta nueva etapa, pero ahora era una piedra fundamental.

Las largas conversaciones por teléfono, hablando de cosas que solo podían escuchar la gente como tú y como ella habían ido marcando un hilo conductor de emociones que se habían magnificado aquella mañana en tu cama.

Y mientras disfrutabas de las vistas, solo podías pensar en una cosa. Que no querías que se marchara, ya nunca más de tu vida. 

Tras un ligero y tierno descanso ella se giro para abrazarte y con los ojos bien abiertos te miro con ternura, y sin poder evitarlo una sonrisa broto en sus labios.

Hola marido mío.

Sabias que era parte de la charada que había que vivir para su nueva tapadera, pero en cierta manera, obviando las iglesias y los papeles, que te llamara así te hizo cierta ilusión.

Sabes que si todos los días van a ser así, difícilmente podre salir a hacer mi trabajo verdad.

Y tenía toda la razón, porque tú mismo no tenias ningunas ganas de levantarte de la cama, o de dejar de mirarla. Sin embargo en lo que parpadeabas ella ya no estaba allí.

Te giraste y la viste con una camiseta larga del parís saint germain que tenias en el armario, y estaba con un café en la mano.

Eh, no me mires así, tenía que tomarme algo reconstituyente.

No sabias a ciencia cierta cuanto tiempo había pasado para ella en lo que tu parpadeabas, y sin duda era más que probable que hubiera hecho eso muchas veces, ahora se la veía mucho mas cómoda usando sus poderes. Y eran impresionantes.

Aunque tú también habías mejorado mucho, y hoy le habías sacado partido de una manera distinta y muy satisfactoria.

Mirándote a los ojos y sentándose en el borde de la cama te dijo algo que no esperabas.

¿Estas bien?

Y podías adivinar que no se trataba de una pregunta sobre lo que acaba de pasar, sino sobre ti, como te sentías por dentro. Una pregunta sencilla de formular ,y quizás no tan sencilla de responder. 

Me retrepe en la cama para sentarme contra el cabecero. No podía dejar de mirarla y, como no podía ser de otra manera, mi camiseta le quedaba mejor que a mi. Después de tanto tiempo desde que la vi por primera vez, de nuestra primera misión, de tantas conversaciones... y ahora la tenía conmigo. Me costaba creerlo, más incluso después de aquella placentera mañana.

- Haces trampas. - comente a cuenta de su "teleportación" con una sonrisa que parecía haberse instalado en mi rostro para siempre. Ni siquiera tembló ante aquella pregunta que instaba a la reflexión para arrancar una respuesta profunda, una verdad demasiado enterrada como para que yo, aun bajo los vestigios de la droga y embriagado por su presencia, pudiera extraer. - Mejor que nunca. ¿No se me nota? - de un aspaviento presente mi cuerpo, a duras penas tapado por las sabanas. - ¿Cómo voy a estar con mi esposa de vuelta en casa? - Me sonó raro llamarla así pero me divirtió seguir con la broma, y era mejor hacerme a la idea antes de tener oportunidad de joder la tapadera. 

Rebusque en la mesita de noche sacando todo lo necesario para liarme un porro, pues ya no recordaba donde había quedado el anterior. En realidad mi mente empezaba a echar en falta algo más fuerte, pero no quería consumir ante Lilith y esperaba que la maría me aliviara lo suficiente. 

- ¿Y tu? Ya te veo mucho más cómoda con esta vida...- ¿Era todo apariencia o había conseguido superar sus miedos? Quizás hubiera conseguido negociar con Olimpo un estilo de vida que se amoldara más a sus necesidades. Uno que le permitiera un contacto frecuente con su familia, que no rompiera tanto con la vida normal que quería cuando la conocí... 

Ella sonrió, y contesto con naturalidad, sobre todo después de que la llamaras esposa.

Mientes fatal, y lo sabes.

Y sí, estoy mucho mas cómoda, por el momento este tipo de misiones sin excesivo riesgo me gustan más que la de…

Dejo las palabras morir, pues el recuerdo de aquella misión era bastante malo. Sobre todo porque ella se expuso a contraer muchas enfermedades excesivamente contagiosas al luchar contra aquellos tipos de RedWinter.

Además, me parece una gran idea la de hacer un equipo que trabaje en esta zona. Eso significa que con suerte no tendremos que trabajar por todo el mundo.

Odiaría estar como el equipo tanque, acaban de volver de Perú, o era Argentina, y tienen una misión en Asia, aunque de eso si que no me han dado ningún detalle.

Estaba claro que ella sabia muchas cosas, y parecía mucho mas metida en la organización de lo que lo estabas tú. No estabas seguro si era porque era una mutante muy poderosa a día de hoy, o porque a ti no te contaban nada, pero lo cierto es que pocas cosas de las que estaba diciéndote tenían sentido para ti.

Eras una célula durmiente que solo se activaba en caso de necesidad, y habías viajado bastante en los últimos tiempos. Misiones cortas y arriesgadas, y luego mucho tiempo para no hacer nada.

Eras la antítesis de Lilith, que pasaba mucho tiempo en las misiones y estaba al tanto de todo.

Ella vio en tu cara que no tenias idea de lo que estabas hablando.

Es que Olimpo no te ha puesto al día de los últimos cambios en Operaciones. Pues anda que no han pasado cosas estos meses.

¿Es que no lees los email en la PDA?

- ¿La PDA? - pregunto extrañado mientras enciendo el peta y doy la primera calada. - Yo no tengo... - callo en el instante que recuerdo una entrega, ni siquiera había llegado a abrir del todo el paquete.

Me levanto, acercándome al montón de ropa que oculta la silla cercana al escritorio y rebusco entre ella hasta sacar la caja. - ¿Es esto? - pregunto con una media sonrisa, enseñándole el envoltorio roto, la caja abierta y todo su contenido aun en su interior. - Tenía algo de prisa cuando me llegó y luego ya no me acorde más... - río antes de tirarme en la cama. Entonces saco la PDA y tiro el resto del paquete a un lado. - A ver si se como va esto...- 

Con el porro en la boca pruebo su funcionamiento, temiendo tener que borrar un montón de mensajes pendientes que ya habría tenido que leer hace tiempo. 

- Mmmmm... ¿Me haces un resumen? - pregunto, haciendo pucheros con la cara más tierna de que soy capaz y aguantando la risa. 

Durante el resto de la mañana y con cierta sorpresa la PDA, que es algo que esta a caballo entre una tableta y un movil grande, pero que tiene sin duda mejor acabado, y posiblemente fuera de mejor calidad, y  Sharon te ponen al día sobre varias cosas.

Entre tus sorpresas, estan las felicitaciones por parte de varias personas de la organizacion felicitandote por las misiones finalizadas con exito.

Tambien hay un memoradum recuerdo de Apollo. Y muchos correos sin responder a Olimpo. Es esta misma la que te inorma de tus dos ascensos, y te propone como lider de un Operativo con sede en Francia. 

Taurus. 

No es un nombre que te encante, pero al menos no es del todo horrible. 
 

Una cosa interesante es que los codigos que antes se daban por telefono ahora ya no se usan. Y se ha computerizado todo. Cierta alegria para algunos. 

Hay bastnate información, mas la que te cuenta tu compañera, asi que no es raro que puedan surgirte dudas, pero ahora, ya sabes donde mirar. 

- Espero que no contaran con que estaba al tanto de todo esto. - río mientras sigo jugueteando con la PDA. Era satisfactorio sentir el apoyo de los compañeros, aunque distaba mucho del animo de los fans y no podía aprovecharlo de la misma manera. -  Pero no voy a tener que estar conectado a esto todos los días ¿no?- imaginaba que en cuanto pasara a otros asuntos me olvidaría de ella hasta que Lilith me la volviera a recordar. 

Pues tengo la sensación de que contaban con que estarías al tanto de todo. Eres alguien relevante en Operaciones, pensé que lo sabías.

La mañana iba avanzando, y tu mirabas distraído la PDA al tiempo que fumabas, y mientras las maletas de Lilith se iban vaciando, y tu casa se llenaba de cosas de mujer.

Tampoco es que estuviera muy llena, puesto que era un piso franco, y no tenias por costumbre llenarlo de muchas cosas. Lo más importante para ti eran las guitarras.

Y por como las cogía y las miraba la que ahora era tu esposa, sabias que no corrían ningún peligro.

Tu equipo está conformado por el momento por un apoyo tecnología, alguien de mucho valor especifico y discreto.
Puede que más adelante te asignen a alguien más.

De los mutantes que te salvaron, todos pertenecen a TNK, menos Apollo que esta fallecido en acto de servicio. En ese sentido notas como había mucha gente que lo quería, y que la perdida de ese agente en concreto ha dolido a muchos, aunque nadie culpa a ningún efectivo de aquella misión por lo ocurrido. Lo que si hay es una corriente contra Red Winter bastante fuerte.

En cuanto a bases de datos, no encuentras nada especifico. Es más, parece que carecéis de ellas. O tú no eres capaz de encontrarlas. Quizás si tuvieras de verdad algún conocimiento más amplio sobre informática. Pero con tu nivel actual, no tienes huevos a encontrar nada.

Bueno, cariño, que quieres hacer mañana. Esta tarde no podemos hacer nada, porque hago una entrevista de trabajo para mi nueva misión. Estoy sobradamente preparada, pero quizás mañana tengamos un buen rato para ir a comprar cosas para la casa. Si esto es un matrimonio, será mejor que pongamos en casa algunas cosas, no crees.

Ella estaba exultante, decidida a hacer que aquella tapadera fuera lo más real posible. Estabas convencido de que cuando Olimpo lo autorizo no supuso que ella iba a volcarse de aquella manera.