Partida Rol por web

Mis músculos se relajan cuando las criaturas bajan sus filos.

Nos indican que les sigamos en silencio, así que les imitamos en su avanzar sigiloso, al menos en lo que la Armadura de la Luz me permite hasta la marisma de sangre.

Se comunican entre ellos con gestos, no sé si por mantener el sigilo o porque es su forma habitual de comunicarse. Los observo con curiosidad sin interrumpir el silencio hasta que ellos consideren conveniente.

Camináis sobre las marismas, evitando tocar la sangre acuosa. Saltando de promontorio en promontorio, cruzando improvisados puentes construidos con viejos troncos negros. A veces vuestros anfitriones se detienen y examinan el entorno, luego siguen. En silencio, con extrema cautela.

Finalmente llegáis a una grieta en un saliente. Nada indica que dentro haya nada, pero Uleq ordena a dos de los squalidos a entrar. Tras uno momentos, y un lejano silbido, os invita a seguirle. Está oscuro, y húmero. Las paredes de piedra resbaladiza están cubiertas de plantas, de musgo, enfermo. Poco a poco descendéis a una cueva, fría, dura. Pero notáis que el musgo cada vez es más verde, y descubrís una especie de flores que emiten algo de luz, aunque no suficiente como para poder ver con claridad a vuestro alrededor.

Huele mal. Huele a pescado podrido. Aquí encontráis a más squalidos, que os miran sorprendidos, que se levantan al veros llegar. Hacen ruido, y pronuncian palabras desconocidas en un idioma desconocido. En pocos segundos estáis rodeados de curiosos, todos adultos, eso pensáis. Todos guerreros, más ágiles, más fuertes, más brutales. Uleq les ordena que se vayan, y os dejan a solas con él en una cueva más pequeña a la que se accede por un estrecho túnel. Os invita a sentaros, él mismo se sienta en el húmedo suelo, cubierto de verde musgo, flores iridiscentes y pequeños charcos de agua cristalina.

- Pasad. Noes nuestro hogar. Venid. Sois amigos. Sentad. Es descanso merecido paralos viajeros deluz. Comed. Es comida deamigos. Hablad.

Os acerca una especie de gachas verdosas en un cuenco de madera del que él mismo come. No hay cuchara, ni otros cuencos. El lugar es bastante espartano y miserable. Las gachas seguramente sean simplemente musgo aderezado con algo, con una apariencia bastante poco apetecible.

Una vez frente a frente y solos con el líder en una pequeña cueva nos disponemos a hablar, mientras nos ofrece algo para comer en un lugar con un olor que casi puedo masticar.

-Agradecemos su hospitalidad Uleq, pero me temo que la situación a la que nos enfrentamos nos tiene tan en alerta que apenas podemos sentir hambre- disimuladamente lanzo una mirada cómplice a mis compañeros tratando de evitar probar algo que nos sentara mal.

-Permítame, que mientras usted recompone fuerzas, me disponga a contarle con mayor detalle el motivo que nos ha traído hasta aquí- hago una pequeña pausa por si tuviese algún inconveniente.

-Fuimos congregados en el Alcázar del Alba en Abatis, donde el Prin Lumi se activó mientras las fuerzas del Kaos estaban tratando de arrasar la ciudad. El portal que se abrió ante nosotros nos trajo a unas ruinas que estaban custodiadas por esculturas con aspecto similar al que ustedes poseen, como ya les dije, me temo que no sea casualidad que hayamos venido a parar precisamente aquí. Sospechamos que la piel de Abeloth debe indicar que esta sea su guarida o que custodie algo, tal vez las ruinas deben ser muy especiales. Les rogamos que nos ayuden a combatir la oskuridad que cada día avanza más rápido- concluyo mirando fijamente al líder

Eranor caminó en silencio, siguiendo al resto y observando a los pobladores de este mundo, tratando de no llamar demasiado su atención, ni resultar grosero. Pero sorprendido de su curioso aspecto, parecían seres acuáticos, o anfibios, que habían colonizado también el medio terrestre. En una cueva, que resulto ser su hogar, vieron a muchos más, muy diferentes entre ellos, como si se tratase de varias especies distintas, o bien de razas de una especie que se habían separado hacia mucho tiempo. Pero casi todos eran guerreros, en algún otro lugar tendrían que estar el resto. Las condiciones en las que vivían estas gentes eran muy duras, llevaban una vida miserable de pura supervivencia. Había bioluminiscencia y un musgo abundante, que al parecer era su alimento. Pobres gentes, pensó, vaya vida que les había tocado llevar. Un mundo de Oskuridad, donde tan solo escondidos y sin llamar la atención, tendrían alguna oportunidad de sobrevivir. Sintió lástima por ellos, mucha, pensando en que ese podría ser el futuro de su mundo si el Kaos triunfaba, y estaba cerca de conseguirlo.

Ante su hospitalidad y el ofrecimiento de un cuenco, con lo que parecía musgo con alguna otra cosa, o sometido a algún tipo de tratamiento, trató de ser educado y al menos probarlo.-Muchas gracias, son muy amables.- Iban a necesitar alimentarse, seguro que su tarea no sería rápida y fácil, así que mejor ir acostumbrándose a los posibles alimentos que tendrían que ingerir en este lugar. Probo un poco, espero a ver como le caía en el estómago, y comió un poco más. Luego cuando toco hablar, prefirió mantenerse callado, no quería meter la pata. Y dejó a sus compañeros la tarea de comunicarse con el que parecía ser el líder del grupo. Asintió a las palabras con las que Militsa comunicó los hechos que hasta allí les habían conducido. La voz clara y serena de Militsa, resultaba mucho menos amenazadora y mas suave y delicada, que la suya. 

Tras el tímido bocado de Eranor, el jefe de los squalidos tiende el cuenco a Lomo Plateado, que tras olerlo se da la vuelta sin probarlo. Finalmente vuestro anfitrión lo devora, de un modo extremadamente rudo y grosero, casi como lo haría un animal, lamiendo el fondo, hasta que no queda nada.

Oye vuestra historia a través de las palabras de Militsa, y parece mostrarse mejor hacia Eranor, pasada ya la primera impresión.

Algunas de las cosas que dice Militsa no parecen tener ningún efecto sobre Uleq. Otras en cambio atraen su atención, y abre aún más sus grandes ojos cuando la druida vuelve a pronunciar el nombre del Abeloth.

- Hace mucho tiempo, templo y ruinas decolina eran nuestra ciudad. Hace mucho tiempo, Gran laguna proporcionaba todo lo necesario. Hace mucho tiempo, acequias depoder nos hacían fuertes y felices. Hace mucho tiempo, Wequil, dios serpiente, ser deLuz, Guardián deFuente, nos protegía. Hace mucho tiempo, squalidos seres de paz. Hace mucho tiempo.

Hunde su mirada en el cuenco vacío, como añorando tiempos pasados, como recordando historias, como si de leyendas se tratase.

- Luego, vinieron Rostros deLuna, Rostros deOscuridad. Luego Wequil, dios serpiente, Guardián deFuente, los enfrentó. Luego, Weqil, dios serpiente, corrompido, ser deOscuridad. Luego, ciudad decolina y templo, destruidos por Wequil. Gran Laguna corrompida por Rostros deLuna. Gran Laguna mancillada con sangre de otros mundos. Luego Fuente prohibida, vetada. Nuestro pueblo débil. Nuestro pueblo devorado porSombras. Nuestro pueblo desterrado, condenado, olvidado. Mucho tiempo, squalidos hemos olvidado, hemos escondido, hemos esperado seres deLuz.

Finjo que me acomodo con el cuenco en la mano sin atreverme a probar su contenido. Espero que la conversación empiece y no atiendan a si comemos o no. 

Inteligentemente, Militsa declina diplomáticamente el ofrecimiento, en cambio Eranor parece probar suerte. A juzgar por su rostro, decido que no quiero tomar un bocado de aquello.

Por fortuna, el que parece el lider toma la palabra y aparto el cuenco a un lado.

- La Oskuridad corrompe todo aquello que toca. Sois un pueblo fuerte, habéis resistido a la Korrupción manteniéndoos fieles a la Luz. - digo a modo de halago, para ponerles aún más de nuestra parte- ¿Cómo eran esos rostros de Luna?- pregunto interesado

- La Oskuridad. El Kaos. La Korrupción. Antes creo, Rostros deLuna eran como todos. Rostros dePlata eran seres demundos. Luego creo, Rostros deLuna fueron atraídos porel Kaos, devorados porla Korrupción, transformados porla Oskuridad. Ahora Wequil les pertenece. Historias dicen su poder noes deaquí, pero aquí se harán invencibles. Desean la Fuente, corrompen las acequias, vierten sangre de sacrifios enla Gran Laguna.

La... ¿Fuente?- miro a mis compañeros.- ¿ Creéis que si recuperamos esa Fuente pueda haber esperanza? ¿ Qué tipo de poder mana de esa Fuente?

Cuando hablan de "la Fuente" no puedes evitar pensar en lo que viste hace años, cuando te adentraste en aquél portal cerca de Esiracas, donde te encontraste por vez primera con Bòlcs.

Ante las palabras de Uleq y la pregunta de Alantar no pude más que tratar de averiguar algo más -Con vuestro permiso- dirigiéndome a los presentes mientras me levanto. Camino hasta la sala contigua y elijo un charco donde poder realizar un conjuro. Me arrodillo y comienzo a recitar unas palabras mientras con un dedo toco el agua haciendo unos movimientos con los ojos cerrados.

{Madre Naturaleza, mi Diosa, quiero escuchar en estas aguas cristalinas lo que esta triqueta que dibujo tenga que mostrarme de dónde se halla la fuente para que el equilibrio no se destruya}

A continuación, me pongo en pie y rebusco a mi alrededor una planta que tenga algo de tallo y la tomo. Miro hacia donde se encuentran mis compañeros con Uleq y les digo – Ahora saldré afuera a ver qué tiene que decirme la oskuridad-

Me abro paso entre los habitantes de la cueva hasta encontrarme en las puertas de la cueva, busco a mi alrededor un charco de sangre y me encamino hacia él. Esta vez tomo la precaución de que mi cuerpo no pueda tener ningún tipo de contacto con esas aguas, por lo que tan sólo me agacho de cuclillas y utilizo el tallo como herramienta para dibujar la triqueta. Trato de recordar la gran advertencia de mis maestras, sobre que en el agua corrompida los ojos deben estar abiertos, pues para enfrentarse al kaos todos los sentidos deben estar alerta, si no, es fácil caer en él y no se podrá volver a ver el mundo con los ojos verdaderos.

{Diosa, sé que una vez viviste en estas aguas, por lo que algo de ti queda en ellas, grita para que te pueda escuchar siempre que el kaos me rodee. Tinieblas infinitas, penumbras a las que me enfrento muéstrame una debilidad de los rostros de luna, no hay oskuridad sin claridad}

Nada más acercarse el cuenco, una pequeña cantidad de su contenido a la boca, Eranor pensó que tal vez no había sido una buena idea el olor era terrible. Y el sabor, mejor pensar en otra cosa, lo tragó tan rápido como pudo y logró evitar vomitar aquella desagradable cosa que usaban estas gentes como alimento. Seguro que su rostro, a pesar de sus esfuerzos, no logró disimular del todo, lo desagradable que le había resultado aquello. El pobre Lomo Plateado, ni lo intento, como el resto de sus compañeros, tal vez no había sido una decisión muy inteligente, pero al menos había logrado el objetivo de ser mejor mirado por estas gentes, con las que con tan mal pie había comenzado. Y un rato más tarde, noto como su fatiga desaparecía, junto con una sensación de fuerza y energía renovadas. Era un alimento muy desagradable, pero que si el cuerpo lo resistía, podría tener grandes beneficios para cuerpo y mente.

A pesar de que parecía más aceptado, de momento se mantuvo en segundo plano, siguiendo la conversación. Hasta que apareció el tema de la fuente.-Hace años, pude ver desde lejos la fuente. Experiencia que casi acabo conmigo, solo gracias a Bòlcs puede salir de allí. Eche en falta el color azul, tal vez cambiando las cosas en el lugar de este mundo conectado con la fuente, podamos alterar el equilibrio, y ayudar a nuestro mundo y a este a la vez. Pero no creo que sea nada fácil, sino más bien extremadamente complejo, sacar a este mundo del Kaos y la Oskuridad que lo esta devorando. Lo que podría cambiar el equilibrio de la fuente y ayudar a nuestro mundo.-Todo era confuso e inconexo, cuando trataba de recordar aquellas extrañas formas, y la enorme tormenta de energía, que regía la magia de los distintos mundos. Mucho más en alguien que como el no entendía nada de ese asunto. 

Uleq mira fascinado el pequeño ritual de Militsa, atraído por el verdor de su aura, conmovido por la belleza de sus gestos. Cuando la druida sale de la cueva, sigue hablando con Alantar y Eranor sobre la Fuente.

Sobre las aguas se dibujan formas, formas que abstraen tu mente, que te evaden, que te llevan a otro lugar. Un lugar de recuerdos, de sensaciones, un lugar lleno de vida, un oasis lejano, uno de los últimos lugares de la diosa madre:

Estoy muy débil, hija mía.

Mis fuerzas se esfuman,

el torrente de mi poder se agota.

Alguien está estrangula los vientos de la magia,

alguien los maneja a su completa voluntad.

Alguien ha conseguido dominar al Abeloth,

torturarle y someterle, y hacerle suyo.

Alguien ha usurpado su guarida,

su eterno destino como guardián.

Alguien es ahora más poderoso que él,

y está bloqueando el equilibrio del poder.

Recupera la Fuente, expulsa a los impíos

y restablece el poder al legítimo guardián.

Pero cuídate de él hasta que esté de tu lado,

un Abeloth puede devorar toda la luz de tu alma.

Sigue los ríos, los vientos, sigue la luz.

Protégete en los colores de tu alma,

guarécete en el verde, nuestro verde.

Busca tu esencia, tu energía, tu luz.

Evita los colores del mal, de la oscuridad y el caos.

Evita las sombras y las criaturas corrompidas.

- Fuente es vida. Fuente es muerte. Fuente es fuerza. Fuente es debilidad. Fuente es todo. Ahora Fuente pertenece a Rostros deLuna. Siempre y ahora Fuente es custodiada por Wequil, dios serpiente. Ahora Wequil siervo deOscuridad. Ahora Wequil todavía más peligroso.

- Siempre Fuente fue decolores. Muchos colores porigual. Hace mucho tiempo, Fuente ya no es azul. Azul murió, acequia azul se secó. Sabiduría se olvidó. Hace mucho tiempo, Fuente ya es menos verde, acequia verde casi seca. Naturaleza casi muerta. Ahora, Fuente es muy rosa, muy negra. Caos convirulencia, Caos es abundante. Ahora Fuente es deRostros deLuna, conquistada, mancillada, controlada, sometida, contaminada, corrompida...

Sobre las aguas corruptas, infectadas con la sangre de millones de cadáveres, de millones de seres y criaturas sacrificados en otros mundos, y traída aquí mediante sortilegios y magia prohibida:

No has debido perturbar la sangre que no te pertenece.

Ahora te veo, Militsa, Sacerdotisa de Beory,

druida del Triángulo de la Vida.

Ahora puedo veros, a ti a esos que te acompañan,

a ti y a esos que un día reinaron en este mundo.

Ahora sé quién eres, y también dónde estás.

Ahora voy a por ti.

Voy a extraer tu poder, voy a derramar tu sangre.

Voy a sacrificarte para mi señor.

Igual que a todas las criaturas de los bosques,

igual que a todos los seres de tu hogar.

Igual que a tantas almas de tantos mundos.

Para que tu sangre le haga aún más fuerte.

Para que tu alma rompa su destierro y le traiga de vuelta.

Puedes sentir que la Luz se apaga, que la bondad os abandona. El ritual de Militsa está atrayendo una sombra sobre vosotros, la Oskuridad se arremolina sobre este lugar.

Una sensación de opresión, de peligro que acecha me invade cada vez más. 

Militsa... ¿ Qué estás haciendo?

-Debemos derrotar a esos Rostros de Luna y reestablecer el equilibrio de la Fuente. Que Pelor nos ampare.

Miro nervioso hacia el lugar donde Militsa se encuentra. Espero que termine pronto lo que quiera que esté haciendo, porque no me gusta nada el resultado que está dando.

Por lo poco que sabía Eranor, de los 4 colores de la magia, el azul casi había desaparecido, y el verde cada vez era más débil. Pero cambiar ese equilibrio seguro que no sería nada fácil.-El problema es que Wequil y los rostros de Luna, pueden ser muy peligrosos. Y no se si podremos acabar con ellos. Habría que saber algo mas y trazar un plan.-Le preocupaba lo que pudiera estar haciendo Militsa, no sería muy arriesgado, no se arriesgaba a llamar la atención demasiado.-Alantar, me preocupa que Militsa llame una atención sobre nosotros y estas gentes, que pueda ser muy peligrosa. A penas sabemos nada de a que nos tendremos que enfrentar, y que sepan donde estamos tan pronto. No se, creo que estamos poniendo en peligro a estas gentes y la misión.-Esperaba estar confundido, la magia era algo muy extraño para el, pero mucho se temía que su compañera estaba llamando demasiado la atención.