Partida Rol por web

NUEVA YORK, 17:00 HORAS 5 de FEBRERO, AÑO 2000

El agua repiqueteaba monotamente contra las ventanas del cerrado cuartito en el que Samael Sullivan se encorvaba sobre un viejo reloj del siglo XIX. Eran tan diferentes a las personas. Tan ... Facilmente comprensibles, sin engaños, hipocresias o mezquindades. La lluvia arreció, fuera debía hacer realmente un buen chaparrón. Pronto llamaría mamá para preguntarle si tenía paraguas en el taller y por si quería que pasara por casa con un tazón de caldo por si había tenido frío, Samael sonrió un poco. Bueno quizá si había gente ten predecible como un reloj. El trabajo estaba ya casi terminado, aquel reloj ELGIN Lepine de 1888 chapado en oro de 52mm y con 15 diminutos rubies era un claro exponente de lo mejor de la época victoriana.

Su mente empezó a divagar de la persona más predecible que conocía -mamá- a la más imprevisible y fascinante que jamás llegaría a conocer, Ashley. La nieta del Sr.Parkson tenía la habilidad de sorprenderle en todo momento y a diferencia de todos los demás le gustaba que lo hiciera, casi podía sentirla en aquel momento detrás de él, fisgoneando su trabajo por encima del hombro...

Hola...
¿En que estas trabajando hoy?

Samael levantó los ojos de su trabajo sonriendo, sabía perfectamente la hermosa cara que iba a ser tan afortunado de contemplar un día más, las cosas quedaban grabadas en su mente solo con verlas, pero Asley estaba grabada a fuego en su mente... y porque no reconocerlo en su corazón.

Cuando se fijó en ella algo no estaba bien, eran sus ojos, a pesar del maquillaje no podía ocultarlo, había estado llorando, de nuevo. Seguro que se trataba de Dany, siempre se trataba de Dany, aquel novio portorriqueño suyo. La miró fijamente y trató de encontrar las palabras adecuadas.

Mantengo mi sonrisa que siempre reservo tan sólo para ella y en ocasiones para mi madre, retirando las gafas con diferentes aumentos de mi rostro para contemplarla con mayor claridad y, para qué engañarnos, tener un aspecto algo menos ridículo dentro de mis posibilidades.
-Es un Elgin Lepine del siglo XIX, se conserva en perfecto estado, toda una maravilla... Sólo he tenido que ajustar un poco los engranajes porque estaba perdiendo un poco el ritmo temporal de los segundos pero... Sigue siendo de los mejores que se han fabricado jamás, cómo un Stradivarius en el mundo de los violines- tras cerrar la tapa con firmeza atornillando los diminutos tornillos, se lo tiendo para que le eche una ojeada, sé que querrá curiosearlo después de lo que le he dicho aunque perderá el interés enseguida.

-Sería maravilloso tener una pieza tan precisa cómo ésta, pero son artículos de coleccionista muy caros y difíciles de encontrar, me conformo con contemplar su mecanismo y repararlo- coloco las diferentes pinzas utilizadas en mi estuche metálico, perfectamente ordenadas por tamaños y relucientes, hasta que Ashley deja el reloj con todo el cuidado que puede sobre el amplio escritorio.

-Se te ve un poco... cansada- digo finalmente sin intención de hacer referencia directa a lo que sé: que ha estado llorando de nuevo. Intento ser sutil y parecer de lo más trivial o casual para que me responda lo que crea conveniente, aunque de ser necesario tendré que insistir un poco en el tema... No comprendo cómo puede salir con ése energúmeno pero todavía menos que alguien la dañe de este modo. No se lo merece, yo al cuidaría tan bien...

Ashley le miró tratando de fingir una sonrisa, de nuevo empezaban con aquel juego que sacaba a Samael de quicio, ambos sabían la respuesta y que ambos la conocían, aún así ella lo iba a negar todo, a lo sumo diría como tantas otras veces que era culpa suya por ser una tonta demasiado absorvente y que tenía suerte de que Dany no la dejara con lo pesada que era. Luego con las lagrimas asomandose por sus adorables ojos azules diría una tontería para cambiar de tema.
Aunque Samael no lo olvidaría, no podía olvidar nada, ni aunque quisiera por unos minutos olvidarse de Dany y que el mmaldito latino, el "chico malo" era el novio de Ashley, no el pazguato cuatroojos como había oido una vez que se burlaba de él, a escondidas por supuesto.

No.. nada, solo tonterías de una boba...
Ashley estaba rara, probablemente la discusión había sido peor que otras veces, se resistía a irse y dejarle trabajar.
Oye... ¿porque no vamos a tomar un helado? Estoy segura que al abuelo no le importará.-Dijo agarrandole el jersey y dando suaves pero insistentes tirones.

Si se trata de otra persona probablemente me sentiría algo enfadado por su actitud de negación, sin embargo con Ashley sólo puedo sentir frustración e impotencia, no sé qué puedo hacer. Ya he intentando advertirla varias veces y no me escucha, aunque le explicara lo maravillosa que es no me haría caso, pensaría que sólo lo digo porque somos amigos, es como hablar con una pared cuando se pone tan tozuda.

-No eres boba... Pero si lo dices quizá lo seas- le digo en tono de broma, sonriéndole mientras cubro el reloj con un pañuelo de terciopelo gris y lo coloco con cuidado dentro de una caja de madera tallada en el que nos lo entregaron. Recipiente perfecto para un mecanismo perfecto.
-Sabes que no me gusta saltarme mis responsabilidades, podemos...- iba a decir "ir luego", pero me callo y me quedo mirándola un poco aturdido ante sus insistentes tirones, que a pesar de ser suaves me recuerdan a los de una niña. Una niña adorable.

-Está bien... pero primero le preguntaremos, ¿de acuerdo?- nuevamente me veo incapaz de negarle nada, aunque si el sr.Parkson tiene inconveniente no saldré pero tratándose de su nieta lo dudo bastante.
Cojo mi desgastada chaqueta de la percha del fondo del taller y salimos hasta la tienda en sí, dónde el abuelo de Ashley se encuentra tras el mostrador.
-Sr. Parkson...- carraspeo por lo bajo algo incómodo, no se me da bien salirme de lo "correcto", supongo -Nos preguntábamos si podría darme permiso para salir un rato con Ashley...- la miro para que me apoye, seguramente una sonrisa ablandará a su abuelo, aunque no estoy segura de que pueda esbozarla en estos momentos.

Salieron por detrás del mostrador, allí como siempre estaba el señor Parson, holgazaneando, leyendo el Times y saboreando una taza de café negro como el alquitran. Sonrió al verlos a ambos, con una rapida mirada se fijó en la hora que marcaba su reloj predilecto y sonrió a su nieta.

¿Ehhh?-Miró a la tienda vacía a aquellas horas.
Por supuesto chicos. Pasadlo bien. Y a ver si animas a la niña Samael, que ultimamente llora demasiado... -Alcanzó a decir antes de enfrascarse de nuevo en el periodico y el café.

Fuera de la tienda hacía un tiempo terrible, como Samael no llevaba paraguas ambos se apretujaron debajo del paraguas de Ashley y corrieron debajo de la lluvia hasta la heladería de la esquina, a por un doble de chocolate con extra de caramelo como siempre.

Ashley se sentó frente a Samael en uno de los pequeños reservados, dejó el telefon movil encima de la mesa y emprendió vorazmente la tarea de engullir el helado.

-Me temo que no se me da demasiado bien contar chistes- replico en tono de broma al sr. Parkson, guardando mis gafas cuidadosamente en una funda que dejo en el interior del abrigo. Sólo las necesito para ver de cerca así que tiendo a quitármelas cuando voy con Ashley, supongo que peco de presumido... No me importa que los demás me consideren "cuatroojos" pero ella es diferente. En todo.

Debo admitir que sentir su pequeño cuerpo apretujado contra el mío me hace sentir dichoso y por unos pocos segundos puedo fantasear con la idea de que fuéramos algo más que amigos, pero al entrar al pequeño local vuelvo a bajar de las musarañas, no es propio de mí...
Yo me cojo una tarrina de nata con sirope de fresa y tomo asiento quitándome el abrigo, llevándome la primera cucharada a la boca mientras observo su expresión triste y desanimada. No puedo soportar verla así, sé que volverá a las evasivas pero tengo que decir algo.

-¿De verdad vamos a comer sólo helado o vas a contarme lo que ha pasado esta vez? No sé porque le aguantas, hay...tantos otros- niego ligeramente con la cabeza y muevo la cuchara distraidamente por mi helado algo desganado, mirándola sólo de reojo.

Oh! Vamos Samael! No juegues otra vez a mi angel vengador! -Le espetó Ashley con afecto y una sonrisa. Ya se que nadie a ser nunca lo suficientemente bueno para tu amiga... pero de verdad, Dany no es mal chico, solo lo ha tenido muy duro en la vida y ... yo soy demasiado celosa y obsesiva y por eso discutimos.

Ashley miró a Samael con una mirada profunda de cariño, más de una vez le había comentado ue si hubiese tenido un hermano mayor hubiese deseado que fuese como él. Siempre eso, el hermano, el amigo... nada más.

Te aseguro que me encantaría que os llevaseis bien, los dos sois muy importantes para mi. Por favor... Intentalo ¿Vale?-Los ojos de Ashley le miraron profundamente, clavandose como dos punzones de hielo azul en su corazón, Samael sintió como cada vez que ocurría que le faltaba el aliento.

-Sabes que con tus anteriores parejas no me quejé...- murmullo por lo bajo mientras mi ceño se frunce.
Quisiera poder devolverle sus gestos y sonrisas afectivas, pero lo único que hace es recordarme lo que soy, o mejor dicho lo que nunca seré. Demasiado frustante incluso para mí, empiezo a llevarme cucharadas de helado a la boca de forma casi compulsiva, como si pretendiera deshacer el nudo de mi garganta engullendo cómo un animal.

-No te puedo prometer nada, pero sí, me gustaría conocerle mejor...- obviamente no estoy pensando precisamente en "conocerle" pero Ashley confía lo suficiente en mí cómo para pecar de ingenua.
-¿Por qué no me dices dónde trabaja? Podría ir a hacerle una visita y hablar con él...- me llevo una última cucharada a la boca dejándola ahí mientras le devuelvo la mirada con una sonrisa de forma despreocupada.
Cuando me propongo algo es cuando mis dotes de manipulación alcanzan su mayor esplendor...

Los ojos de Ashley su iluminaron con gratitud. Gracias Samael, sabes que es muy importante para mi. Trabaja en el StarBucks de la 2ª avenida, solo es temporal... hasta que encuentre algo mejor.

Ashley más relajada empezó a contarle a Samael como le habían ido las clases, estaba hasta el cuello de trabajo preparando los últimos examaes del semestre, aquello no iba a ser facil y claro, ella lo pagaba con el pobre Dany. La conversación empezó a ser dolorosa para Samael, Ashley empezó a soñar despierta con el futuro que le esperaba con el joven hispano y que soñaba en ir a conocer a los abuelos de este en su país natal.

El movil empezó a emitir un zumbido molesto y a moverse por la vibración encima de la mesa. La pantalla azul mostro las letras D-A-N-Y parpadeantes. Ashley se levantó de un revuelo y con ojos emocionados agarró el telefono y se lo llevó al oído a la vez que se alejaba de la mesa para que Samael no pudiese oir la conversación.

Le sonrío ante su mirada ilusionada e iluminada, más bonita que cualquiera de las estrellas o constelaciones existentes.
Después empieza a hablar sobre un futuro con Dany que sé que no habrá jamás, puede que a ella realmente le interese, al menos por ahora, peor pocas veces he estado tan convencido cómo con este chico de que no el conviene y pronto se cansará de ella. No es de los que se "asienta" en un lugar o persona, pero cómo sé que nuevamente no me escuchará me limito a asentir de vez en cuando mientras acabo mi helado distraidamente, intentando no prestar demasiada atención a sus palabras para que no me acabe de destrozar del todo.
Debería estar acostumbrado, al fin y al cabo no es la primera vez que mantenemos una conversación por el estilo... Pero no puedo evitarlo, soy estúpido y la quiero más de lo que puedo aspirar.

Arqueo una ceja visiblemente cuando Ashley se aleja, ¿tan privado es lo que tengan que decir? Niego con la cabeza y aparto la tarrina ya vacía.
-Pronto tendremos una conversación privada... Dany- digo en un quedo murmullo para mí mismo con una sonrisa torcida que enseguida disimulo entrelazando las manos y observando a mi amiga y anhelado amor platónico para ver sus expresiones y gestos desde la lejanía.
En cuanto se encuentre mejor, lo cuál creo que ya es visible, nos separaremos e iré a hacerle una visita a ese hispano...

Ashley se acercó a Samael un poco torvada, le miró casi timidamente a lo ojos, como la niña que sabe que ha sido mala y va a recibir una reprimenda de papa o del hermano mayor.

Samael... Perdona pero... me ha llamado Dany desde la tienda del abuelo y quiere quedar ahora para arreglar lo nuestro, le he dicho donde estabamos y viene para aqui. ¿No te importa verdad? Es que no creo que nos veamos en unas semanas... ¿Y no me gusta estar peleada con el, lo entiendes no?

Ashley parecía tanto ilusionada como tristre, deseaba con todas las fuerzas ver a Dany, pero era claro que le sabía mal dejar plantado a su mejor amigo.

-Claro, tengo claras cuáles son las prioridades- mi sonrisa suaviza el cinismo de la frase, dejando en duda si me molesta de verdad o simplemente es algo que asumo, aunque obviamente me resulta decepcionante.
Creía que Ashley era algo diferente, que no actuaría cómo el resto de gente que he conocido, los cuáles empiezan a dejarte de lado a la mínima que pueden. A la mínima que encuentran... a alguien mejor.
Está bien, me ha dejado claro que esa es su concepción, por suerte Dany es tan estúpido que no me consideraré peor que él jamás, quizá si fuera otro sí... Apuetso a que le dijo que estaba conmigo y por eso ha tenido tanta prisa en venir. Más de una vez le he oído comentar entre murmullos que soy muy rarito y quizá desviado, pero estoy convencido de que es tan posesivo que los celos le corroen aunque eso fuera cierto.

-Tengo cosas que hacer, pasadlo bien, ya nos veremos otro día- me enfundo mi chaqueta, deteniéndome un momento junto a ella ya que normalmente me despido con un beso en su mejilla o su frente pero... es una de esas pocas excepciones en las que no me apetece en absoluto, salgo de la tiende poniéndome mis gafas, sintiéndome más invisible con ellas si cabe.
Cruzo la calle y espero a que el hispano haga su aparición estelar para observarles desde la lejanía. Tan sólo un rato... en realidad me interesa más saber dónde vive o lo que haga cuando se separen.

Samael salió de la heladería con sombríos pensamientos en la cabeza, lo que más odiaba de Dany, estaba obligado a reconocerlo, es que anulaba a Ashley, la convertía un una más, en otra tonta que no sabía hacer nada sin aquel pasmarote.
Sumido en sus cabalas no se fijó por donde andaba y tropezó contra alguien que estaba entrando en el establecimiento con toda la prisa que él estaba saliendo.

Ambos cuerpos chocaron y Samael casi se fue al suelo.

Eh tio! Vijila por donde Coño VAS!!-La cara de Dany era una mascara de furia, de repente sus ojos marrones reconocieron a Samael y su actitud dejó de ser amenazadora.
Ostia cuatroojos, no te había visto! Me debo estar quedando tan cegato como tu! JA, JA.
¿Como va tío?-Dijo Dany entrechocando la mano de Samael.

Choco contra el tipo que entraba hacia el recinto violentamente y el grito que profiere no me sorprende demasiado, es la típica reacción de alguien poseído por un alto nivel de violencia y egocentrismo. Y precisamente es Dany, tampoco me sorprende eso pero sí que intente chocar mi mano cómo si fuéramos colegas o algo remotamente parecido. Debe de ser porque sabe que Ashley está dentro...

Dice una de sus gracias con las cuáles no me puedo reír ni intentándolo, parece un matón de instituto, ¿crecerá mentalmente algún día? Tengo mis dudas.
-Me llamo Samael...- me limito a aclarar colocándome bien las gafas sobre el puente de la nariz -Bien, ocupado con mi trabajo cómo siempre. A ver si intentas que esta vez no acabéis peleados, para variar un poco- le contesto mordaz y fríamente antes de alejarme de él. No tengo intención alguna de interrumpir su cita ni de hablar con él, eso sólo fue una excusa... De lo que quiero hablarle realmente no puedo hacerlo delante de ella así que me alejo y sigo la "estrategia" anteriormente planeada.

Dany miró Samael como si no entendiese muy bien como asimilar lo que Samael le había espetado, como tantos bobalicones se limitó a sonreir y a palmearle la espalda como si estuviesen compartiendo una broma entre grandes colegas. Ya sabes como va esto colega, va de tenerlas al filo, así luego están más tiernas a la hora de reconciliación... tu ya sabes...-Dijo ensanchado la sonrisa y mostrando una hilera de dientes blancos y perfectos. Disculpame tío el deber me llama. Dany ya no veía a Samael solo a Ashley que estaba de pie sosteniendo aún la cuchara del helado, estaba sonrojada esperando a que Dany se dignara a hablarle de nuevo.

Algo se rompió en Samael, si hubiese podido en aquel momento habría huido bien lejos pero no podía, la furía hervía en su interior haciendole latir el pecho con toda la fuerza de su odio, iba a perder el control, y Samael nunca lo perdía era como una de esas maquinarias suizas que adoraba, era frío y preciso o al menos era lo que se repetía.