Disculpenme señores, (Jack y Facundo) esta situacion ya ha sobrepasado todo entendimiento logico, no es posible esto, gente por todos lados enloquecida, animales sueltos, nadie que de la cara, no se ustedes, pero yo ya mismo voy a ver de que se trata esto. Con su permiso...
Raudamente me dirijo hacia la recepcion, a buscar a algun responsable de esta situacion, a alguien que se presente ante todos los convocados a explicar de que se trata esto.
Salgo de escena del bar, me dirijo a la recepcion.
Miro un poco la actitud de Heráclides y de Isa; luego me dirijo a Jack Nosá vos, pero yo estoy acostumbrado a los quilombos en los que nadie quiere dar la cara...no te suena familiar? digo riendo
Había entrado en el comedor con el paso seguro y firme… erguida a todo lo que me daban mis 170 de estatura... con los tejanos azules y las vans de cuadros rosas en los pies… y con la camiseta de aquel gris marengo oscuro sobre la que sonreía una calavera algo desdentada…
El bolso, mutado entre una cartera y el petate militar, se cruzaba sobre el pecho para descansar sobre la cadera… y la mirada azul era curiosa mientras detenida en la puerta observaba el ajetreo de aquel bar… mientras inclinaba la cabeza levemente a un lado obligando al pelo rubio a replegarse sobre el hombro… mientras el gesto se me iba asombrando… un poco más.. y un poco más…
Tomé aire… casi resignada… y avancé entre la gente y su rumor, entre animalitos y sus restos para llegar a la barra… Charlas y ruidos… y gente… ecos que opacaban el mío… el leve tintineo de cascabeles a cada uno de mis pasos…
Por fin la barra… y apoyando los codos sobre ella, inclinando el cuerpo levemente para hacerme ver… levantaba la mano para llamar la atención del camarero… Sí… por favor… Bocadillos de queso tienen?... Sí? Genial… podría ponérmelo con tomate? No.. rodajas de tomate no… lo restrega usted en el pan… Sí… exacto… y una Cocacola…… no no… normal gracias… Con todo su azúcar esta bien… esa es la gracia de la Cocacola…
Giré sobre mí misma para seguir apoyada en la barra… y el azul de los ojos recorría la sala... La madre... Esto es un autentico caos…
La gente no paraba de entrar y salir del bar mientras animalillos de todo tipo correteaban de un lado a otro entorpeciendo la labor de los sufridos camareros.
Ya le había dado tres vueltas a la carta del menú y había rechazado dos veces la atención del camarero. No conseguí decidirme, principalmente, porque apenas conseguía entender que eran los platos que servían. Andaba trantado de descifrar aquellos nombre tan extraños cuando, movido por la desesperación y el hambre, hice un movimiento brusco para recostarme en la silla, logrando una amplía visión del lugar. Pero la aquella visión no fue lo que salvó en ese momento, sino una palabras que escuché no demasiado lejos a mi espalda:
Mujer:
Después la voz se perdió de nuevo entre el bullicio. Me giré y vi a una joven rubia apoyada en la barra tratando de hacerse oir por el camarero.
Dejé mi mesa y me dirigí a la barra, justo al lado del la chica a la que me pareció oir pedir el bocadillo. Justo en el momento en el que llego, la chica se gira, lo que me hace dudar por un instante pero me acerco un poco más para llamar su atención y le pregunto:
Perdona, ¿te han dicho si que ponen bocadillos?
Carla Ruiz
Cita:
No le vi acercarse… o quizá sí… sombra confundida entre el ir y venir de otra gente… y su voz y su pregunta me obligaron en un respingo a centrar el azul en él… casi dubitativa… Eh?... apenas fue un segundo… y las pupilas parecieron enfocarle y reaccionar por fin… El cuerpo se me tensó obligando a la espalda a separarse de la barra, y el leve giro le encaró mientras aún le observaba… Ah!... bocadillos… sí sí…
Aún casi de espaldas a la barra… la mirada se entornó hacia el camarero mientras el gesto del pulgar… que casi se apoyaba en mi hombro… acompañaba a los ojos para señalarle… Por lo menos eso me dijo… la sonrisa se me ampliaba en los labios mientras el azul de los ojos se enredaba en la espalda de aquel camarero un segundo para volver a la mirada de aquel chico un segundo después… Mal iríamos si se gastan ese dineral en cortinas y jarrones de flores y no tienen un poco de pan y queso… no?... Aunque supongo que tendrás que desterrarte a la barra si quieres uno... No creo que los sirvan en las mesas... Me temo que eso no quedaría muy... chic.. ajajajajaj...
Jesús Capitán
Casandra tomó asiento al lado de Roberto, y comenzó a charlar con voz suave:
- Por una amiga. Me habló de este proyecto, me pareció interesante, un poco utópico tal vez, y me apunté. - giró la copa entre sus manos, pensando en su vida, pero en seguida volvió a ponerse su cara profesional, para volver a mirar a Roberto, sonriendo:
- Yo si tengo mascota, y me la he traido. Pero es una pacífica iguana, que se ha quedado muy feliz en su habitación.
Fijó en él sus ojos azules, echándose atrás el pelo negro, apartándolo de la pechera de su blusa blanca transparente, y bebió un trago de vino, antes de preguntarle:
- ¿Y tú? ¿Tu historia, tu profesión?, sonrió detrás de su copa al hablarle.
Escucho aténtamente lo que dice la chica que también parece algo confundida.
Chica:
Conversación con Carla Ruiz.
Andrés Otón observaba con aspecto cansado todo el desbarajuste que se había producido en los últimos minutos. La comida que se había pedido estaba practicamente sin tocar, y sus ojos se dirigían al lugar en donde, hasta hacía ya algnos minutos, había estado sentada Camila.
Ya no estaba claro. Hay demasiado follón en el bar. Y no logra estar tranquilo. Ya no tiene mucho sentido seguir aquí y, a decir verdad, se le ha pasado el hambre.
Se limpia cuidadosamente los labios con la servilleta de tela, y deja en orden los cubiertos, y las copas, antes de hacer un gesto a uno de los camareros. Pide, entonces, la cuenta, y paga la misma. Y luego ya finalmente se levanta, con gesto algo ausente, y sale del bar.
Salgo del bar y voy a recepción
Despues de darle tres vueltas al bar llorando y quejandome finalmente me ubico en una esquina a lamerme mis partes nobles y bostezar del hambre, no encuentro a mi amo y estoy perdido
Sonrío algo más relajado, como si las palabras de Casandra me hicieran recordar algo. -A mí también me pareció un tanto idealista. Pero supongo que alguien tiene que hacer algo.-
Echo un rápido vistazo hacia la puerta antes de continuar: -Soy empresario, básicamente. Tengo una compañia con algunos socios en Sudamérica, de donde provengo. Imagino que Paraíso ha de tener buen financiamiento, si se puede permitir pagarle el viaje a sus socios desde tan lejos. ¿Tú a que te dedicas? ¿Eres de por aquí?-
Al ver como Camila se me escapa sin saber cual era su problema vuelvo al interior del local y veo a aquella conocida rubia de espaldas a mi, en la barra.
Camino en su dirección con paso decidido, evadiendo las mesas e intentando ignorar tantas conversaciones ajenas.
Llego hasta su espalda y a modo de susto infantil, mientras pongo mis manos en su cintura de forma rápida, le susurro al oido:
BU! ¿ Dónde estabas, pequeña ?
Carla Ruiz
Casandra eleva las cejas al oir de donde es Roberto, y compartiendo su opinión sobre las finanzas de Paraiso. Sonrie de nuevo ante su pregunta, y juega con el pelo coquetamente al contestarle:
- ¿De por aquí? Nooooooo, en absoluto. Soy Italiana. - se absorta un momento en sus pensamientos, antes de mirarle un poco de lado para ver cómo sienta su siguiente respuesta- soy psiquiatra- luego, bromeando le pregunta- ¿eres de esas personas que van a salir corriendo por saber a qué me dedico?
Bebe un sorbo de su copa y le mira divertida.
Roberto Ziracusa
Alzo una ceja por un momento al oír la respuesta de Casandra, y luego sonrío con complicidad. -Pues me parece algo bastante normal, teniendo en cuenta las cosas que he visto hoy.-
Doy un corto trago de mi vaso antes de agregar: -Pero como tenga la más mínima sospecha de que me analizas, tendré que salir corriendo.-
Me rio divertida. Después de todo lo que pasó en recepción es un placer una charla distendida con una persona atractiva. Le miro con intención:
- Nooooooo, no tienes pinta de necesitar ser psicoanalizado.- miro el jaleo que hay a mi alrededor, y vuelvo a reirme comentando- creo que analizaría de buena grado a quien haya organizado todo esto. Madre que lio hay.
Mi copa ya está vacia, y no me apetece seguir bebiendo con el estómago vacio.
-¿Tienes planes ahora mismo? Porque yo tengo hambre, y estaba pensando que podiamos comer aqui. Porque ¿no se te ocurrirá un sitio más tranquilo donde comer, verdad?- pregunto con poca esperanza. Parece que las opciones del hotel son el bar y la recepción. Quizás Roberto se le ocurra otra cosa.
Roberto Ziracusa
Lucia seguia sentada en una de las mesas del bar, sola, con la única compañía de su perro Peke que andaba olisqueando los alrededores de otras mesas, gente y respectivas mascotas.
Viendo que Casandra se ríe, me permito yo también acompañarla por un momento. -Pues la verdad, preferiría no arriesgarme a cruzar por la recepción de nuevo, por lo menos hasta que despeje.- Echo un vistazo hacia una de las mesas cercanas, donde alguien esta probando un plato muy raro y muy caro.
Sonrío a Casandra, y digo: -Además, con o sin animales, sigue siendo un hotel de primera calidad. Y ya voy por mi segundo trago con el estómago vacío, asi que tal vez esté un poco menos confiable de lo habitual.- Vuelvo a reír, mientras hago una señal al camarero más cercano para que traiga la carta.
Entro en el lugar y puedo ver a mi perro en una esquina con la cabeza gacha y la mirada triste
Mateo!!! Sonrio al verle y el se me lanza corriendo a los pies, lo levanto con cariño mientras el can intenta lamerme todo Quieto perrito bromeo mientras miro las caracteristicas de este lugar y busco donde sentarme
- Aunque sea sólo mi primer trago, tampoco me quiero aventurar más allá.- sonrio tomando la carta de manos del camarero.
Girándome al camarero, y en tono formal hago mi pedido.
- Me gustaría un carpaccio de salmón, y unos spaghetties a la boloñesa. Ah, y me trae una botella de Burdeos por favor.
Miro con una sonrisa a Roberto, comentádole:
- Al menos los platos que trae la carta son excelentes.
Roberto Ziracusa
Algo más complicado que pan con queso... había dicho... y yo entornaba la mirada azul para observarle inclinarse sobre la barra para pedir aquel bocadillo que parecía no tener fin....
Apoyada con los codos en la barra... con la cabeza inclinada y la sonrisa creciente en el los labios le escuchaba... Con el azul sorprendido... con la carcajada asomando ya en la garganta.... Y aquel chico pedía e indicaba... tomate, tortilla.. lomo... y yo parpadeaba perpleja y divertida... realmente era más complicado que pan y queso...
ajajajajja... vaya!!... Un serranito?... nunca lo había escuchado... y no... no creo que estos guiris lo conozcan... aunque.... Los guiris aquí no somos nosotros?.. la risa se vertía de los labios cristalina y franca... Y si te consuela... tampoco sabían lo que es un "pa amb tomaquet" de mi tierra... Casi tengo que hacerle un dibujo yo también al camarero... ajajajjaajaj
Cita:
Había vuelto a mirar a mi alrededor con cierto desconcierto cuando la voz de aquel chico me devolvió a su mirada... Sí... no acaba de gustarme tanto jaleo... Me cojo el bocadillo y me vuelvo a mi cuarto... Pero quería ver si averiguaba algo del programa de actividades... o algo.... me mordía el labio... pensativa... buscando con la mirada sin llegar a encontrar...
Perdona... me refiero a... ummmmmm... La sonrisa se me amplió en los labios, en el brillo azul de los ojos cuando le tendí la mano... Mejor hacemos las cosas bien.. ajajjajja... Hola... soy Carla Ruiz... la sonrisa se afianzaba en el rostro mientras me presentaba... y estoy aquí por la convención de una ONG... Paraiso... me tocó esta estancia en un concurso... Pero el caso es que no encuentro ni a nadie de la asociación, ni nada referente al plan de actividades... encogía los hombros negando con la cabeza... y la mirada volvió a buscar las evoluciones del camarero... Lo correcto habría sido dejar el programa y la información de los actos en la habitación... digo yo... pero... en fin.... de nuevo una mirada fugaz por encima del hombro al caos que imperaba en aquella sala para devolver el azul profundo a los ojos de aquel hombre... Realmente todo parece bastante descontrolado por aquí...
Cita:
Me sorprendió... y el respingo de mi cuerpo al tensarse fue evidente cuando me giré a encararle... con el azul aturdido... con la piel y el gesto espigados... con el rubio revuelto sobre los hombros y serpenteando por la espalda...
La madre Marcos... QUE SUSTO!... las pupilas se enredaron en las de aquel niño mientras el gesto se me relajaba poco a poco... jajajajaaj... vaya tela... ya te vale niño... ajajajajajaj.... Y cómo que pequeña?? si te llevo más de 10 anos... ummmmmmmm... creo que me lo tomaré como un cumplido... jajaajajajajaj....
La sonrisa y la voz eran distendidas mientras negaba con la cabeza... mientras me inclinaba un segundo levemente para observar al camarero... y volvía a aquellos dos hombres un segundo después... Acomodé a Iron Maiden en la habitación y bajé a por algo de comer... encogía los hombros... y los mechones dorados resbalaban de ellos hasta el pecho... No te creas que es fácil conseguirlo... la mirada y la sonrisa señalaron a aquel otro chico que permanecía a nuestro lado... Él también lo esta intentado...
Jesús Capitán y Marcos Saavedra
Escuchaba atentamente a aquella chica mientras esperaba a que el camarero se las arreglara con mi bocadillo. Un sonrisa aparecía en mi rostro con sus reflexiones, aunque no la miraba demasiado, me limitaba a escuchar, hasta el momento que se giró y me extendió su mano presentándose. Le estreché gustosamente la mia, pero no me dio tiempo a responder pues sus explicaciones no parecían tener fin y, cuando al fin encontré la oportunidad para presentarme, un chico apareció de ningún sitio asustándola y dejándome con la palabra en la boca y la mano colgando.
Carla:
Aproveché la escueta presentación para estrecharle amistosamente la mano al chico y completar lo que no había conseguido hacer unos segundos antes: presentarme.
Sí, pero parece que no va mal del todo. - Digo señalando de reojo el bocadillo de Carla. - Me llamo Jesús.
En ese momento el camarero llama mi atención para que recoja mi pedido. Lo tomo y abro el bocadillo repasando capa por capa que todo estuviese en su lugar. - Bien... no está mal... - digo mirando a Carla mientras me levanto del asiento que ocupaba. - Iré a disfrutarlo con el sol de medio día... según tengo entendido, no tendremos muchos dias soleados por aquí. - Comienzo a caminar y hago un saludo con la cabeza a mis dos interlocutores. - Un placer. Creo que nos veremos en un par de horas... - doy unos pasos más y me detengo de nuevo para girarme hacia ellos y dirigirme a Carla. - ¡Ah!... respecto a lo del programa... mira en el sobre del concuerso. - Dicho esto sigo caminando hacia la salida del bar mientras comenzaba a morder mi serranito.
Carla Ruiz y Marcos Saavedra.