Partida Rol por web

Entré en la que era la habitación de Rivas y no oculté una sonrisa de satisfacción al verla, era simplemente preciosa. Me encaminé hasta la cama y la acaricié, luego fui hasta la ventana y la abrí, me asomé por el balcón. Aquello era simplemente perfecto.

-Me quejaré si mi habitación no es como la tuya, doctor...-bromeé al tiempo que cerraba la ventana.

Me tiré en la cama con una sonrisa amable, lo miré a los ojos, estaba divino.

-¿Sabes? Cuando pasó aquello en casa, jamás pensé que pasaría-hice una seña para que se echara a mi lado en la cama.-Y mucho menos imaginé, que... Bueno, siempre hemos sido buenos amigos, es verdad que coqueteabamos y todo eso pero siempre pensé que era un juego. Vi desfilar a más de una novia tuya y te escuché en momentos que... Ya lo sabes, Rivas. Lo que no sé es a dónde nos llevará todo esto porque ya ninguno es un niño, sin embargo, lo que quiero ahora es a ti, después ya veremos si es que te decides a hablarlo un día...

- Bueno... en realidad... -, le digo a Erin mientras la miro con dulzura. - Siempre me has gustado, y lo sabes. Nunca he ocultado mis sentimientos hacia ti, sin embargo, últimamente esos sentimientos se fueron haciendo cada vez más fuerte. No sé que nos deparará el destino, pero lo único que quiero ahora es tenerte para mí el mayor tiempo posible. -

Salgo al balcón y me recuesto en la barandilla, mirando el interior de la habitación.

- ¿Qué haces en la cama? Ven aquí, déjame disfrutar de tu rostro bajo la luz del sol... -

Me levanto remilgosamente y camino hasta el pequeño balcón donde me refugio en los brazos de Rivas y se siente bien.

-Esto es perfecto, Rafa... Bésame.

Lo miro y sonrío, hay una seguridad en el aire que hacía mucho no sentía.

-Yo sentía todo eso pero no estaba segura, además, no quería echar a perder la única amistad sincera que tengo-bromeé.

- ¿Ah, sí? -, le digo mientras le sonrio.

Mis manos se aferran a su cintura mientras observo su hermoso rostro bañado por los rayos del sol, los cuales inciden de manera perfecta en su cara, haciendola, si se puede, más hermosa. Con un movimiento rápido, coloco su cuerpo donde se encontraba el mío, apoyado en la barandilla y mientras mis manos bajan por el costado de sus piernas para después subir lentamente por dentro de su falda hasta llegar a su trasero, el cual aferro con fuerza, comienzo a besarla apasionadamente.

Siento sus manos subir por mis piernas y se me eriza toda la piel de una sola vez, aquella sensación es indescriptible y correspondo a sus caricias con un beso largo, caliente y húmedo.

-Esas manos son de mago, no de médico, Rivas...-susurro en oído.

Arqueo mi espalda un poco hacia atrás y sujeto su cara con mis manos, sabe que lo deseo y sé que él a mí. El balcón es excitante y Rivas lo es más.

-Excelente bienvenida, cariño.

- Cuidado, preciosa. -, le digo mientras mis manos suben nuevamente a su cintura. - Esto está demasiado peligroso como para arquearse sobre la barandilla. -

Atraigo su cuerpo hacia el mío mientras continúo besándola.

- ¿Sabes una cosa? Creo que la vamos a pasar muy bien por aquí... Pero, ¿no crees que deberíamos relacionarnos más con los demás? -

Siento su beso y como me atrae de nuevo hacie él, sonrío y busco sus labios con ansiedad, sólo unos instantes hasta que dice que deberíamos relacionarnos más.

-Tienes razón...-le digo mientras quito sus manos de mis muslos y bajo mi falda.

Lo tomo de la mano y lo intento llevar a adentro, mirándolo le digo:

-¿No es que quieres relacionarte más con los demás?

Aquello es malicioso totalmente, sé que ninguno de los dos se quiere ir del balcón en ese momento.

- Mira que eres... -, le digo con una sonrisa mientras con un leve empujón la tiro sobre mi cama, en la cual cae de espaldas.

Muy lentamente, me quito la camiseta que llevaba puesta. No sé por qué, pero sólo pensar en ella hace que me entre un calor insoportable. Voy avanzando lentamente con cara de pícaro hacia donde esta ella, mientras continúo quitándome la ropa.

- Así que no compartes mi opinión, ¿no es así? Eres una niña muy pero que muy mala. -, le digo al mismo tiempo que meto mis manos debajo de su falda y le arranco ( literalmente ) su ropa interior.

Arranca mi ropa interior de un tirón y busco su boca para morderla suavemente. Lo miro a los ojos, le digo cuánto lo deseo con sólo la mirada y paso mis manos por su pecho desnudo, luego las bajo lentamente hasta llegar a su cintura y desabotonar su pantalón.

-Pareciera que vas a castigarme...

Podía sentir el deseo en mi entrepierna, podía verlo en la suya; con ambas manos bajé el pantalón y luego la ropa interior hasta dejarla a medio muslo para que él terminara con esa tarea. Lo rocé suavemente con mis manos, pero no lo toqué del todo, quería volverlo loco.

- ¿Es que pretendes volverme loco de atar? -, le digo al mismo tiempo que mis manos recorren sus piernas y al llegar a su falda, la levantan dejando al descubierto toda la humedad de su sexo. - A ver quién vuelve loco a quien... -

Lentamente, acerco mi miembro en erección a su entrepierna, pero en vez de penetrarla, ( cosa que realmente deseo con locura y que debo morderme la lengua para no caer en la tentación ) comienzo a jugar con el acariciándola lentamente en todo su sexo. Hacia arriba, hacia abajo, todo, evitando por todas las cosas la penetración.

- ¿Quién volverá loco a quién? -, digo con una sonrisa maliciosa en mi boca.

Aquello es simplemente irracional, muevo mis caderas de modo que la caricia de su sexo erecto sea más profunda. Sostengo mi cuerpo sobre mis piernas y lo disfruto mordiéndome los labios suavemente.

-Veo que eres más perverso que yo...

Mi voz se oye entre gemidos de placer y poca cordura, lo deseo enormemente y puede notarse en la humedad de mi sexo. LO sujeto con mis dos piernas, evitando que pueda moverse más, trato de controlar mi respiración, sonrío, me sostengo de sus manos y lo atraigo más a mí con ambas piernas, como siga así, no sé qué pasará.

- Que sepas que sólo hago esto por que me hace tanto mal como a ti... -, le digo mientras comienzo a penetrarla muy lentamente.

Ya no podía más, y ella tampoco. Mi cabeza iba a reventar si seguía con ese jueguito atroz. Después de unos segundos, todo mi sexo se encuentra dentro del de ella y comienzo a moverme rápidamente, para que disfrutemos otra vez de nuestros cuerpos.

Sus palabras, su cuerpo, todo pasó a otro plano cuando lo sentí penetrarme suavemente gracias a la humedad que ya había provocado en mí. Lo sentí apretado en mi cuerpo, abriéndose paso con su fuego dentro de mí.

-¡Ah! Mmmm...

Muevo mis caderas alejándome y acercándome a él, a su cuerpo, dejándolo entrar del todo y haciéndolo salir un poco; mis entrañas lo abrazan y lo abrasan literalmente. Mis labios se dedican a su hombro para ir mordiendo suavemente según la fuerza de sus embestidas.

-¡Dios, no sabes cuánto te deseo!

Murmuro roncamente mientras mis piernas se envuelven alrededor de su cintura y lo ayudo para que entre en mí con más facilidad.

- Yo te deseo mucho más, Erin... -, le digo mientras mi cintura se mueve al compás de la suya.

Nuestros cuerpos se funden en uno sólo mientras el sol entra por la ventana y nos baña con su calidez y su luz. Nuevamente, su rostro y ahora todo su cuerpo queda bañado por los rayos del astro rey y su piel, blanca como la nieve, brilla con un color especial. Mis ojos no se pueden apartar de los suyos, y mis manos no se pueden apartar de sus hermosos pechos, los cuales no dejo de acariciar mientras me muevo.

- Dime que esto no se va a acabar nunca, mi amor... -

Me pierdo en sus ojos sin más, sin poder hacer más mientras sus manos se vuelcan en mis pechos, acariciándome de tal manera que mis pezones son sólo para él. Busco su lengua y la envuelvo con la mía mientras siento su fuego penetrarme una y otra vez, muevo mi cadera circularmente, mis uñas se clavan en su espalda y entonces, en descontrol total, lo halo un poco para hacerle entender que quiero más de él.

-Nunca, amor, nunca...-jadeo roncamente.

Y mi cuerpo por sí solo empieza a buscar con más ahínco el suyo, acaricio su espalda, lo beso, lo muerdo, me gusta saberlo mío y saberme suya.

No opongo resistencia a sus manos cuando me atraen hacia ella. Tampoco opongo resistencia al placer que me recorre el cuerpo con cada movimiento de mi cuerpo. Arqueo la cabeza hacia atrás cuando el placer inunda mi cuerpo y el suyo, como una cascada. Mis manos se aferran a las sábanas de la cama mientras que mis ojos se ponen blancos en ese momento.

Mi cuerpo cae rendido sobre el suyo. Hace dos días que no paramos y creo...

¿Amor? No puedes estar enamorado Rivas... ¿o sí?

Aquel momento pasó sublime para mí sintiendo como el calor de Rivas me inundaba por completo, como se convulsionaba su miembro dentro de mí provocando mis propias convulsiones; apreté los ojos fuertemente y me dejé llevar por mi pasión, por mis jadeos y el placer que iniciaba en mi sexo y me recorría por completo.

-Rivas...-musito.

Mi respiración empieza a ser la misma, le beso la frente que descansa su cabeza sobre mis pechos y lo miro a los ojos; si nos quedamos allí, no haremos nada en la vida, volveremos a empezar. Lo empujo suavemente sobre la cama y me desnudo del todo para ir a la ducha, su ducha, le beso antes de alejarme en la boca y evito decir lo que tengo ganas de decir.

-Iré al bar, tengo hambre...

Me meto en la ducha y empiezo a ducharme rápidamente, para pensar en otras cosas.

Mientras Erin se mete a la ducha, escribo una nota rápidamente y la coloco sobre la cama junto con una rosa del centro de mesa. La nota es cortita y sencilla: "Nos vemos luego, extrañame mucho, tanto como yo a ti". Cuando dejo la nota, me escabullo fuera de la habitación, sin que ella lo note.

Espero que no se enfade...