Partida Rol por web

Paris, 1875

Escena 1: Hay un trabajo que hacer

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08/10/2016, 17:57
Elise de la Sèrre

Pocos minutos después de anochecer, recibes un mensaje de Elise de la Sérre que te convoca, pero no al Elíseo, sino a una de las habitaciones privadas de Elise dentro de la Ópera Garnier. El asunto parece grave y de urgencia. En la puerta de la Ópera, un pequeño niño sucio y harapiento te muestra el camino hacia tu cita, y con paso firme y pasillos poco transitados, consigues llegar a una habitación modesta y recóndita, desde donde una figura pequeña y encorvada te mira con pequeños ojitos brillantes. Sonríe, y te invita a sentarte.

Monsier Santiago... ¡qué gran placer! se preguntará para qué lo he llamado... - por suerte, al contrario que su predecesor, Elise no se andaba con rodeos y zarandajas innecesarias, sino que iba directa al grano - han llegado a mi poder unos documentos extraños... un joven de su clan me los ha traído hace unos días, y desde entonces he de admitir que mi descanso se ha visto bastante alterado... como comprenderá, no puedo fiarme de cualquiera, ¡podría ser una trampa! así que necesito que usted... verifique la identidad de ese joven. Obviamente, sus servicios serán recompensados, por supuesto, aunque en medida del esfuerzo que usted dedique a ellos - la sonrisa de Elise se tornó siniestra.

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08/10/2016, 19:27
Jules Girault di Perellòs

Por supuesto, estuvo allí en el momento justo y ni un minuto después. No sólo hubiera sido increíblemente descortés cualquier otra cosa, sino que no obedecer a la "amistosa invitación" de la Príncipe podría causar perfectamente su exterminio: como hombre de armas la transición de la vida a la muerte en vida había sido natural para él en ese sentido.

Dio un par de monedas al ganapán que le escoltó al lugar, una de las habitaciones dentro de la ópera.

"- Monsier Santiago... ¡qué gran placer! se preguntará para qué lo he llamado..."

-Sa Majesté me honra -dijo, respetuoso, con una inclinación, obedeciendo su invitación a sentarse.

La Príncipe no gustaba de florituras, y sabía apreciar eso, pero también que lo que estaba permitido a una Príncesa (o incluso a un miembro con representación en el Consejo) no era para la gente como él. Existía un mínimo de protocolo que cumplir; lo que se debía era lo que se debía.

"¡Hrmf!"

Encontrar a uno de los Embelecadores que no deseara ser encontrado. ¡Feo asunto! Así que esperaba que la sangre que compartían, los favores que podía hacerle por este vínculo y especialmente el infierno en que podía convertir su día a día para él y para cualquiera que tuviera la desgracia de conocer de vista siquiera a su rebaño le ayudase. Casi se lamentó por la clase de necios o arribistas con los que tenía que tratar si la promesa de una recompensa por los servicios era algo que tenía que decir abiertamente en lugar de entenderse. ¡Pobre patria mía! Es el sino de los tiempos, la imbecilidad es celebrada; cuando éramos jóvenes y llenos de vida, las cosas eran tan diferentes.

-Sin duda, mi dueña y señora -asintió. No era un perfil que respondiese bien a las amenazas, pero en este caso eran la prerrogativa de su cargo: hubiera sido casi insultante no recibir una, si lo pensaba- ¿Deseará que se traiga al zascandil a su presencia, o sólo que compruebe su identidad?

 

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09/10/2016, 11:55
Elise de la Sèrre

Elise se quedó brevemente pensando, mirando fijamente al vástago.

- Comprobad su identidad... y volved pronto, porque esa información es de vital importancia para lo que esta noche acontece... - las enigmáticas palabras de Elise quedaron en el aire. - Id ya, confío en vos para este cometido.

La príncipe se quedó mirando con sus ojillos brillantes esperando que Henri abandonase la habitación.

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09/10/2016, 12:03
Elise de la Sèrre

Elise de la Serre se encontraba en una pequeña habitación de piedra, relativamente cerca del centro de reunión del lago artificial subterráneo. Difícilmente se podía saber como podía entrar y salir sin ser vista, eso seguía siendo un misterio para los demás vástagos, aunque los más antiguos podían entrever su secreto.

Su cara, que apenas mostraba ninguna emoción, dejó escapar una sonrisa de tranquilidad al ver llegar a su chiquillo.

- Víctor... por fin tengo un rato para hablar a solas contigo. ¿Han venido todos? ¿están todos los vástagos ahí fuera? - la siempre tranquila, fría y relajada Elise estaba esta noche tensa, nerviosa e insegura, frotándose las manos y dando cortos paseos a lo largo del pequeño cubículo en el que estaba - no te he querido contar nada aún... pero llevo varios días reuniéndome con unos vástagos extranjeros, ravnos para ser más concretos. Hace un rato he mandado a monsier Santiago a comprobar la identidad de mis interlocutores, porque las noticias que me traen son demasiado... incroyable. 

Elise se quedó brevemente en silencio mirando a su vástago, esperando alguna reacción.

Por ahora sólo te lo confiaré a ti, más tarde lo sabrán los demás. 

Sus ojos brillaron unos instantes, examinando que nadie más estuviese escuchando.

- ¡El arma definitiva contra el sabbat se acerca a nosotros! es un cargamento procedente de Egipto, ¡y debemos robarlo antes de que acabe en manos del enemigo! - aquella revelación, quizás demasiado temprana, puso aún más nerviosa a Elise, que ya de por sí parecía frenética.

Necesito que llames a varios vástagos antes de que hable con el resto, no sabemos quien puede ser un espía y quien no... necesitamos personas de confianza. Lepourine siempre ha demostrado lealtad, al igual que Thenard y su chiquillo, Garand... pero Thenard está demasiado ocupado informándonos de la Sociedad Leopoldo, no quisiera distraerlo - su cabeza seguía planeando - y por otro lado está Desmouline, que nos ayudó a descubrir lo que hacía el traidor de Louis en las alcantarillas de París... ¡en nuestra propia casa!. Babounisse no debe venir, esa mujer sólo es una carga para ella misma y los demás, pero su chiquillo... ese tal Jean, quizás nos pueda servir.

Elise se dispuso a contar con los dedos.

Desmouline, Garand, Lepourine y Jean, y por supuesto, tú mismo. Llámalos, diles que vengan a mi presencia, no tenemos tiempo que perder.

Notas de juego

La escena continúa en: Elíseo de París.

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09/10/2016, 14:16
Jules Girault di Perellòs

Ninguna información sobre el joven, su apariencia o sus actitudes, así que la Princesa sospechaba que todo lo que le habían mostrado hasta ese punto era mentira.

-Se hará como decís. Con la venia de S.M.

Se inclinó cortés y procedió a salir por la puerta. Había sido desconvocado con cierto punto de rudeza y malos modos, pero... si era realmente por esta noche únicamente, era excusable por la urgencia, y convenía hacer lo que se mandaba cuanto antes. No era otra ni su voluntad ni las tajantes instrucciones de su sire, que serían aún más inapelables que su voluntad de no ser una.

 

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12/10/2016, 10:54
Calles de París

Las calles estaban tranquilas, con algún que otro transeúnte. La noche parisina aún no había arrancado, pero faltaba poco...

Notas de juego

- Puedes hacer lo que desees con la información de la que dispones, que es poca. Tienes París a tus pies.

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14/10/2016, 16:56
Jules Girault di Perellòs

Notas de juego

Hora de tratar de contactar con mi Sire, que si hay alguien que controla sobre Ravnos en esta ciudad, será él ^^

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14/10/2016, 16:57
Calles de París

Acudes al refugio de tu sire, en donde un niño pequeño y andrajoso te recibe. No te suena su cara, pero él parece reconocerte. 

- Henri... ¿Vienes de parte de esos mulos? ¿Sorprendido? El shanglo estuvo aquí hace unas dos noches... Pasa y cuentanos...

El niño sube por las escaleras sin esperar a que lo sigas, supone que tu curiosidad hará el resto.

- Tiradas (1)
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14/10/2016, 17:18
Jules Girault di Perellòs

Consultó el reloj de cadena para comprobar el momento... y se encontró un gitanillo en la puerta.

"Justo lo que necesitaba. Jerga de herejes"

-Naturalmente que lo hago -dijo, siguiéndole. Era menos su curiosidad y más la idea de que pudiera sentir miedo de un enemigo en casa de su sire lo que le impulsó a seguirle- Dadme vuestro nombre y hayamos patshivah.

Su camino podía haber sido más corto de lo que había pensado, pero dónde iba a estar alguien en esa situación si no... de hecho dudaba que lo hubiera hecho sin el permiso del Marquis. Por eso había venido aquí en primer lugar. Por eso y porque era sabio no azotar el palo contra el avispero en los tiempos que corrían.
 

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14/10/2016, 17:40
Alfonso di Rosso

Arriba, en una sala ricamente decorada, se encontraba di Rosso. En cuanto te vio, una sonrisa familiar acudió a su rostro.

- Henri, hijo mío - se acerca y te da dos besos en la mejilla - sabía que vendrías tarde o temprano... cuéntame, no hagas caso del niño... luego te lo explicaré. Te manda De la Serre, ¿verdad? quiero saberlo todo, y luego te daré las respuestas que buscas.

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14/10/2016, 17:47
Jules Girault di Perellòs

Se llevó la mano respetuosamente abierta al pecho, inclinándose.

-Mi sire y señor.

Se dejó ser besado por el hombre que le había introducido a una nueva vida primero y luego a una nueva forma de comprender el mundo y su lugar. Había tomado la decisión correcta yendo hasta allá en lugar de emprender un periplo estúpido como hubiera hecho mucho desubicado... y no consideró que le siguieran, no porque no fuera posible, sino porque el refugio primero de una persona capital como el Marquis no podía ser secreto: quien quisiera haberse informado no hubiera necesitado seguirle a él.

-Ah, un no se qué de documentos... desconozco el contenido, pero asegura que se siente turbada. Lo bastante al menos como para encargar a alguien que lo compruebe -mencionó- Según ella un joven muchacho de la sangre lo entregó. Ni siquiera quiere a quien se lo entregó delante, sólamente que compruebe quién es. Para esta misma noche, de hecho. Prisa en verdad.

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14/10/2016, 18:20
Alfonso di Rosso

Una sonrisa se dibujo en el rostro surcado por la experiencia de di Rosso.

- El chico es obra mía... Una obra maestra que no ha sabido detectar, o por lo menos eso creo. Que te haya mandado a ti me suscita serias dudas, pero cualquier sospecha seria habría desembocado en mi muerte, ya sabes como es De la Serré. - se colocó una mano en el mentón - te explicaré todo, hijo mío.

Di Rosso se sentó e invito a su chiquillo a hacer lo mismo.

- Hace muchos años que ansiamos la primogenitura... Casi la conseguimos con Villón, hasta que ese ser lascivo le dio la muerte definitiva y con ella, nuestras esperanzas murieron... Sí, hay que admitir la derrota, de la Serré jamas otorgará ese privilegio a nuestro clan - sus ojos se tornaron sombríos - por ello llevo semanas envenenando su avariciosa mente con ilusiones, aunque la información que le he dado es cierta. - colocó una pierna encima de otra, en señal de relajación - un cargamento importante de Egipto llegara a Marsella en una semana, y en él van una serie de tesoros bastante... interesantes. En concreto, un sarcófago, el cual su contenido anhela De la Serré... y yo.

Tomó aire, miró a su chiquillo a los ojos.

- Con ese sarcófago obtendremos toda la gloria que merece nuestra sangre, al final todos nuestros enemigos serán aplastados bajo nuestro puño y los demás, reconocerán nuestro lugar por fin.

Agarró la mano de su chiquillo.

- Ve y dile que sabes quien es ese joven, y que la información que le ha dado es totalmente cierta, nada que sea falso, como puedes ver, e intenta por todos los medios que te mande a ti en el grupo que vaya a por ese sarcófago... Finge lealtad hasta el ultimo momento, y el poder sera nuestro.

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14/10/2016, 19:52
Jules Girault di Perellòs

Ese... era un juego peligroso.

No era algo que pudiese censurar realmente, no al menos desde que en secreto renunció a todo lo que de moral y católico quedaba en él y abrazó los designios del Camino Eterno, en el que nada es permanente y todo y nada existen a la vez. Pero seguía siendo un juego muy, muy peligroso, se mirase desde donde se mirase. Los Príncipes eran de natural prontos a la cólera. Otra gente menor quizá hubiera desechado el plan.

Los Duiya, no. En su corazón latían los pecados de los demonios, el Orgullo voraz que pedía compensación por todas y cada una de las faltas, desdenes y favores sin pagar que los no-entendidos habían cometido con ellos una, y otra, y otra vez.

-Pensaba que reconocería nuestra calidad -sacudió la cabeza- Es una pena, realmente, que haya obligado a llegar a algo así... podría haber sido más fácil, para ella y para todos. Después de todo lo que el Clan ha hecho y podría haber seguido haciendo.

Aquella reflexión sólo mereció un fugaz fruncimiento de los labios.

-Ah. C´est la vie.

Sentado en los mullidos cojines, afinó su bigote por unos momentos. Era traición a su monarca legítimo de lo que se estaba hablando, pero no se podía negar que sería tan fácil para éste como reconocerles legítimamente y nada de esto tendría que pasar: habían reconocido a los perros de Tremere hasta cuando conspiraban abiertamente contra el reino, ¿Y NO A ELLOS?

-Naturalmente, sería conveniente que me mueva por las calles por si alguien me está siguiendo -carraspeó- Si por casualidad surgieran otros como yo interrogando a otros tantos en diferentes partes... algo que pudiera ver un observador circunstancial... os estaría muy agradecido, sire -dijo- En cualquier caso, si queremos que resulte creíble debería partir ya; la gente podría indagar, y preguntarse de otra forma.

 

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14/10/2016, 20:29
Alfonso di Rosso

Obviamente De la Serre habrá mandado a alguien que te siga... me inclinaría por Daniel Le Blanche, que estuvo aquí hace dos días bastante interesado en nuestro modo de vida y nuestros conocidos... muy conveniente, dado el tema que nos incumbe. - di Rosso puso una mano en el hombro de su chiquillo - no te preocupes, hijo mío, te crearé una coartada para que tu versión no pueda ser negada... lo que ocurra en el Elíseo ya es cosa tuya, pero confío plenamente en que lo harás bien. - Alfonso suspiró - podría haber sido más sencillo... pero la ignorancia y la injusticia lo ha hecho así. 

Finalmente, se levantó de su asiento, dándole su bendición al vástago.

Ve, Henri, trae la gloria a nuestro clan de nuevo, y enséñales a todos que nadie debe nunca despreciar a nuestra sangre.

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14/10/2016, 23:47
Jules Girault di Perellòs

Asintió. Nadie como los Embelecadores para proporcionar una coartada.

Si el resto de clanes sólo tuvieran una idea de cómo realmente funcionaba, se lamentó. Y era curioso, cuando más y más de los humanos se sentían cada vez más atraídos y fascinados por las verdades que llegaban del Oriente. Pero todo en lo que pensaban era en "glamour" o en "ilusiones", y ni siquiera sus "primos" de sangre gitanuza eran capaces de encontrar un buen nombre, aunque fatum era bastante mejor elección que el resto: enterraba un punto de verdad.

"enséñales a todos que nadie debe nunca despreciar a nuestra sangre"

Un pequeño exabrupto de rabia fue retenido por Henrio, cuyos ojos brillaron con los instintos de la asesina bestia detrás.

-Y si lo hacen, lamentarán el día -dijo, llevándose la mano inconscientemente al puño de la espada- Con vuestra venia, sire.

Dijo, antes de proceder a retirarse por las calles y pasar varias horas de "investigación", perdiéndose por los peores barrios tras cambiar varias veces de carro y lugar, para despistar a posiobles espías.
 

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15/10/2016, 09:49
Calles de París

Sales a las sombrías calles de nuevo a realizar tu cometido, todo parece tranquilo... como debe ser.

Notas de juego

Tirada oculta de Percepción +alerta, dif. 9, si activas auspex a 1, la dif. es 8.

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15/10/2016, 15:03
Jules Girault di Perellòs

Sabedor de ojos que le espiaban, pero desconocedor de aquellos que le esperaban en concreto, Henri empezó su mascarada.

Una pasada rápida por las oficinas despacharía correos urgentes (y costosos) a aquellos entre sus compañeros de sangre para una entrevista. Un par de correos a sus influencias se encargarían de que cualquier perillán con una descripción similar a la del engaño fuera retenido en los calabozos por esta noche (lo que realmente no cambiaba demasiado las cosas) y un par de carruajes alquilados le llevarían de una punta a otra sin problemas. A donde no le llevarían es a los peores tugurios de la ciudad, donde algunos de la rama herética de la famiolia gustaban de camuflarse; allí tuvo que ir él solo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Nopes, no me entero de nada ^^
 

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15/10/2016, 22:01
Director

Notas de juego

Te he dicho OCULTA xD

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15/10/2016, 23:11
Jules Girault di Perellòs
- Tiradas (1)

Notas de juego

Ops, perdón x_x

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16/10/2016, 15:18
Calles de París

Henri se esmera en fingir que acude a varios lugares de la ciudad, locales de mala muerte, callejones de dudosa reputación y otros lugares más vistosos y menos cuestionables. Una gran variedad de sitios en la búsqueda de un muchacho del cual no tiene ningún dato. Parece que nadie le sigue, por lo que una vez que está satisfecho, vuelve al Elíseo.

Notas de juego

La escena continúa en: Elíseo de París (no etiquetes a nadie en tu primera entrada).