Partida Rol por web

El corto paseo no hace más que ratificar mis sospechas, parece que Zuria se lleva bien con la capitana. Sonrió de medio lado. A pesar de que pensar en ello no me va a servir de nada el asunto regresa una y otra vez a mi cabeza ¿Es porque soy un hombre? ¿Es porque soy se “dueño”?... quizá sea porque yo conocí a su padre y ella no… o por la vida que ella llevo.

Agito la cabeza tratando de pensar en otra cosa. Por supuesto lo primero que viene a mi cabeza es Mary… Y más después de ver el estado en que se encuentra su ropa, y el lugar del que extrae la llave. Incluso cuando entra y vuelve a adoptar esa actitud desenfadad y a la vez arrogante, no puedo evitar contemplar la línea de sus piernas e imaginar la que desaparece entre la ropa. Aparto la mirada y agradezco la armadura de cuero y los pantalones holgados que me ofrecen cobertura, ante una reacción que no puedo controlar.

Me siento a un lado dejando espacio con las dos. Con Zuria porque empiezo a comprender que la niña no quiere que me acerque, y con Reed… demonios, porque me estoy incomodando yo mismo.

-Mientras llega la comida, antes comentaste acerca del ritual… Es esa marca que Zuria lleva en la muñeca ¿Verdad?- Pregunto directamente, me importa poco dar rodeos y es una información que me interesa.- ¿Sabes cómo podemos librarnos de eso? ¿Es peligrosa?

- Oye si que eres aburrido... que sepas que hago esto por Zuria y no por ti- Se quitó el chaleco de cuero que llevaba quedando aún con menos ropa, se le veía el abdomen inclusive.

Sobre la cama Yves pudo notar que había ropa desordenada, en el suelo la ropa ensangrentada que la niña usaba antes estaba hecha unos bollos.

Mary sirvió dos vasos con alcohol y tendió uno a la pequeña; la cual dio un sorbo; y otro al asechador.

- Sabes bien que soy parte del clan, no te confundas... esa es una marca de esclavitud junto a una maldición del jefe... sea lo que sea que tengas que hacer no me interesa, no voy a interferir, solo... mas vale que lo hagas, sino yo misma me encargaré de que tu muerte sea dolorosa... me cae muy bien esta niña

El marinero que despertó a Yves, trajo la comida y la dejó en la mesa. Ambas chicas empezaron a hincar el diente sin muchos modales y con las manos.

Observo la ropa, y frunzo el ceño, después paso la mirada analizando a Zuria ¿Esta herida? De pronto, los gestos de Reed con las frutas se me hacen cargados de otros significados. Zuria bebe de la copa servida, yo miro la mía con algo de escepticismo pero finalmente bebo.

Tratar de ignorar el cuerpo de Mary es algo que me cuesta más de lo que me gustaría admitir. En gran parte ayuda el hecho de que la conversación y la situación son bastante serias para mí. Pero ahora me cuesta sostenerle la mirada, y mis ojos tienden a deambular por su cuerpo si no me concentro en algo como la ropa ensangrentada del rincón o la comida en el plato.

-Si algo ocurre podrás esperarme junto a tu jefe, porque será allí donde vaya.- Mi voz suena funesta, no es una amenaza, ni una advertencia, es una declaración absoluta de que estaré allí, sea para morir o para matar.- Y ahora, me puedes decir ¿Que ha pasado para que te hagas esas heridas?- Pregunto con calma mientras tomo un trozo de carne y doy un buen bocado.

El ron era muy bueno y fuerte, la comida para ser de un barco de aquella índole, también, más aún con el hambre que Yves tenía.

Mary empezó a reír a carcajadas tras el primer comentario - ¡Claro, marinero! Apuesto mi barco y toda la tripulación a que no duras ni dos minutos contra el jefe- Agregó media atragantada por la risa y la comida.

- Vamos, que en las batallas siempre hay heridas,  pero si a estos raspones llamas heridas... que pocas has visto, igual, siempre son entretenidas las batallas entre corsarios, seguro que Cálico debe amarme - Volvió a reír,  beber de la botella y luego a servirles más en sus vasos.

-Acepto la apuesta. Puedes saquear mi cadáver y llevarte todo lo que encuentres. Pero si gano todo lo tuyo será mío.- Sonrió, por lo estúpido de la apuesta. Si gano, se recompensara con más de lo que quiero, si pierdo… bueno, que importa, ya estaré muerto. Continuo dando cuenta de la carne y del ron, aunque me concentro mas en las viandas.

-No trates de ocultarlo.- Señalo a Zuria con un hueso medio pelado.- Me refiero a ella ¿Qué ha pasado? Ya imagino que no te librarías tan fácilmente de algún rasguño. Igualmente si ambas estáis de pie y conscientes no debe ser tan grave.- Esas palabras me traen varios recuerdos de Jeger, pronunciando una frase parecida mientras yo tengo una herida profunda y sangrante en alguna cacería o trabajo.

Lamentablemente no aprendí a realizar las curas como se debía, aunque realmente no sé si el Maestro Skygge hubiese sido el mejor maestro para tal tarea, tengo cicatrices por todo el cuerpo aunque al menos ninguna es directamente desagradable, ni se me complico.

Fijo los ojos casi desafiante en Reed, y sin embargo me rio.- Te gusta jugar ¿Verdad? 

- ¿A ella? Nada, ¿Qué no ves? - Término de comer lo último que le quedaba, a esa altura la niña había terminado de beber dos vasos de ron, quedando claramente alcoholizada y somnolienta.

Sin decir nada Mary se levantó y la tomó en brazos - No te pases de la raya, comiste y bebiste no gracias a ti -Comentó sonriendo, aunque, toda aquella sensación juguetona que transmitía la capitana por un segundo se había ido, dando lugar a una tensión única en un instante, cuando sus ojos se clavaron en el asechador devolviendo la mirada. Sin decir más nada le dio la espalda y acomodó a Zuria en la cama, arrojando las ropas al suelo.

- Irá contigo cuando despierte

Resoplo ante aquel cambio de actitud ¿Qué le pasa? ¿Qué tratan de ocultarme? Me levanto y tomo una prenda de las que Zuria llevaba, ahora manchada de sangre. Me acerco a Reed mientras acomoda a la niña y cuando acaba, le acaricio el cuello desde detrás y pongo la prenda en su campo de visión.- Entonces… ¿Qué es esto?

Espero a que se dé la vuelta… o al menos, un poco antes de seguir. No alzo la voz, y hablo con calma.- ¿A qué juegas? Te gusta la niña, lo entiendo, alguna clase de conexión o algo así… no voy a meterme, la proteges y eso me basta… por ahora. Pero ¿Qué haces conmigo?- Descarto la prenda a un lado y me hago ademan de regresar a la mesa. No voy a obligarla a hablar.

Cuando Yves giró sintió el calor de Mary, su cuerpo con pocas ropas le abrazo por detrás. Una mano por el estomago fue recorriendo hasta llegar a su pecho y la otra bajo entre las piernas, en su cuello la respiración de la mujer se sentía tan cerca y cálida que casi tocaba su piel con los labios.

Aquella mano que estaba en el pecho recorrió el brazo, hasta llegar a la mano, acariciandola y entrelazando dedo con dedo - Mmm... ahh - Soltó un pequeño gemido.

De la mano entrelazada jalo con fuerza, una tan descomunal que hizo perder el control del cuerpo y como un muñeco obedecer al movimiento, yendo a parar a la mesa. Con la otra mano, Mary, giró una daga velozmente y la clavó en la mesa.

Ella aún apretaba la mano contra la madera.

La hoja se clava peligrosamente entre mis dedos. La miro con sorpresa, confusión,  rabia y... decepción, excitación… no sé. Es demasiado confuso. Tenerla tan cerca, pero esta situación… ¿Por qué? No lo entiendo. Ella está constantemente provocándome ¿Qué le he hecho? ¿Es… es esto lo que quiere? “Vamos chico, si tienes suerte esta morderá.” Joder Jeger pues no tiene ni puta gracia, está intentado apuñalarme.

Reclamo energía y de nuevo esa nausea familiar y bizarra al mismo tiempo, acentuada por el alcohol, la comida y todo este ajetreo que estamos viviendo. Salto y aparezco a la espalda de Reed, presionándola con mi peso como ella hiciese antes con el suyo.- Basta joder ¿Se puede saber qué haces? Primero me calientas, luego tratas de apuñalarme ¿Por qué?- Le pregunto con la urgencia que las circunstancias han creado.

Nada mas terminar de hablar, el codo de Mary impacto en pómulo del asechador, haciéndole retroceder unos metros, seguro que si hubiera ido a la boca le rompía algún diente.

La mujer tomó la botella y dio un bun trago, para dejarla de un golpe sobre la mesa.

- Ahora si, tienes cinco segundos para salir de aquí y no verte la cara hasta que termine el viaje, me contuve demaciado - Sus dedos sonaron cuando apretó el puño - Uno... dos..

Fruncí el ceño, y de nuevo volví a conjurar la energía. Note un vacío y como me desvanecí. Sé que este truco dura poco, y no creo que vaya a calmarse. Pelea muy bien, y yo no quiero hacerle daño. Primero porque sería muy mala idea atacar a la única persona que cuidaría de Zuria en caso de pasar algo en este barco, y segundo porque de atacar a alguien la capitana es la última persona a la que atacar… además, no… no quiero hacerlo.

-Bueno, ya tienes lo que querías, en parte.- Digo moviéndome por la habitación mientras hablo, manteniendo la distancia con ella.- Pero no voy a irme. Has sido tú la que me ha atacado, y ni siquiera me dices porque.- Me paso la mano por la cara en el lugar donde me ha golpeado.

-Realmente no tengo ganas de saber cómo eres cuando no te estas conteniendo. Pero tampoco creo que estés siendo suave conmigo. En cambio yo no te he atacado, apenas si te he tocado.- Aun mantengo la distancia, aunque he visto sus saltos y no pierdo una postura defensiva por si tengo que defenderme. Es hilarante, no puedo comprender a ninguna de estas dos mujeres y parecen odiarme por algo que ni siquiera entiendo; aunque es peor con Reed que me provoca y luego trata de apuñalarme.- Al menos me gustaría entenderlo.- Digo en voz alta pero casi más bien para mí, resignado.

- Yo hago lo que se me venga en gana, este es mi barco y tú, no estas muerto porque Zuria moriría contigo.

La situación se había ido de control, ya no era la Mary que había visto en un principio. Aún Yves estando invisible, la mujer dio un paso adelante y el asechador recibió dos golpes de puño en el rostro, que le hicieron retroceder un poco y para culminar una patada en la cabeza.

- Tres... cuatro...

De alguna forma consigue verme, y no soy lo suficientemente rápido para esquivarla. El golpe me lanza me hacia atrás un poco. Es doloroso, no tanto como otras veces pero lo bastante como decirme que quedarme es una mala idea… ¿Por qué aun así no me voy? Pierdo concentración, reaparezco de nuevo, creo que debo tener al menos un par de moratones serios, y el labio partido. Escupo un poco de sangre. Y me quedo quieto.

- Así que… ¿Qué harás? Darme una paliza. Ni siquiera entiendo porque, que quieres que comprenda ¿Qué puedes hacerlo? ¿Qué eres más fuerte que yo? ¿Más diestra que yo?- Doy un paso en su dirección.- NO me voy a ir. No la voy a dejar aquí, sola contigo. Porque quizá antes hubiese podido fiarme de ti pero ahora…- Niego con la cabeza.- Así que vamos.- Abro los brazos y levanto la cabeza.- Empieza porque tengo bastante aguante, pero… shh no queremos despertarla.- Me llevo un dedo a los labios y señalo a Zuria que aun duerme a pesar del follón que hemos montado.

Debo haber perdido el juicio ¿Habrá sido el golpe? Esto me va a doler, desde luego que me va a doler. Desearía ser más fuerte… aunque… no, eso tampoco serviría ahora… Desearía comprender que está pasando. Sí, eso, sí. Ojala pudiese entender que se le pasa a estas dos por la cabeza. Me ahorraría mucho dolor ahora mismo.

- Cinco… - Mary terminó de contar.

Su expresión cambio completamente, de estar enojada a inexpresiva. Los ojos le cambiaron de color junto a un tenue brillo azul, volvía a suceder el tiempo parecía irse muy lento pero ya no habían reflejos de la mujer, solo estaba allí parada mirandole. Las tenues luces que alumbraban la estancia poco a poco se empezaron a esfumar, incluso parecía que todo alrededor lo hacía y solo quedaba ella, allí parada. En sus labios apareció una sonrisa, intensa y escalofriante; todo se oscureció.

No había nada, todo oscuro y silencioso, sintiendo Yves sus propios latidos y su respiración agitada. Un pequeño susurro que no logro entender le hizo girar la cabeza hacia un costado. Pudo ver su perfil.

- Tranquilo… no se despertará.

Ni siquiera tuve tiempo de cerrar los ojos. El brillo de su mirada apenas se cruzó con la mía y una descarga de dolor me recorrió todo el cuerpo. No puedo compararlo con nada, no puedo decir donde comenzó o como fue, solo que como si estuviese bajo el agua, me ahoga bajo una presión inmensa e inmediata.

No se detuvo… simplemente deje de estar ahí. Me desvanecí. Fundiéndome con aquella oscuridad que me rodeaba. Lo agradecí mucho, pues no podía gritar, ni moverme, nada que me permitiese conjurar, ni suplir aquella tortura.

Pero… antes de eso había visto esos ojos azules. Y quizá fuesen inexpresivos, pero también muy hermosos…

Los recuerdos parecían tan lejanos, ocultos en el infinito. ¿Hacia cuantos años ya? Yves había pasado por tanto...

El sonido del mar, las gaviotas y la gente llegó poco a poco a los oídos del acechador, así poco a poco fue recobrando el sentido.

- Al fin despiertas -  Dijo Zuria con la cabeza entre las manos, sentada sobre una piedra mirándole.

Yves extrañamente no sentía dolor, por el contrario se sentía bien.

- Dijo que te hiciera caso, que eras un hombre de verdad.... cuando te vea te llevará a su lecho o te entregará vestida de marinera, según como se den las cosas dijo, no se bien que significa eso...- Comentó la niña frunciendo el ceño y haciendo una mueca con sus pequeños labios - ¿Ahora que? -

Mire a la niña, y tarde un momento en asimilar lo que había ocurrido. Me examine el tórax, no me dolía el lugar donde me había golpeado. Sonreí y sacudí la cabeza.- Significa que la próxima vez que la veamos tendré su cama ocupada durante bastante tiempo.- Le saco la lengua. Y me levanto.- Por ahora, necesitamos aprovisionarnos. Comprarte ropa, o ajustar esa, si aún quieres. Aun me tienes que explicar porque tu ropa estaba manchada de sangre.- Le comento mientras camino hacia la ciudad, buscando el barco con la mirada.

No olvido lo duro que fue. Pero mi camino siempre ha sido duro, y es lo que me ha convertido en lo que soy. Lo que no quiere decir que ella deba pasar por lo mismo, si puedo evitárselo lo haré, pero si ocurre estaré ahí para ayudar o para lo que pueda. Comida, ropa, un caballo y quizá un arma y puede que venenos o alguna cosa más, pienso aprovechar estas monedas hasta la última pieza de cobre.

Se rió fugazmente cuando Yves le sacó la lengua, seguramente era un gesto que la niña no esperaba - ¿Mi ropa con sangre? - Hizo una mueca y quedo pensando - Aaahhh... cuando subí a la cubierta estaban peleando, tu estabas durmiendo y un marinero iba a apuñalarte, tome una espada del suelo pero era muy pesada así que sólo pude cortarlo un poco la pierna, el se giró y cuando iba a clavarme su daga Mary lo mató y me salpicó... además estuve ayudando a los marineros heridos durante la pelea, se un poco de primeros auxilios - La niña sonrió orgullosa de si misma.

Se puso a marchar junto a Yves - Me gusta mi ropa, me la regalo Mary, incluso mira - Zuria desenvainó un estoque acorde a su estatura - Tengo un arma, Mary dijo que practique, así podría ser parte de su tripulación - Agitó el arma en el aire torpemente, incluso casi golpea a Yves.

El sol empezaba a esconderse en el horizonte.

En los primeros pasos Yves se dió cuenta de algo muy importante, no estaban en Puerto Libre. Aquella ciudad era Puerto Cálico, uno de los puntos de abastecimiento comerciales más importante del continente.

Puerto Libre era conocido por ser un lugar sin ley, dominada por los piratas o el maleante de turno, regida bajo un código extracto de honor, o voluntad, del gobernante de turno, generalmente impuesto por el clan Abisal.

En cambio, Puerto Cálico contaba con un gobierno designado por la dinastía Cary, prácticamente inamovible. Protegida por el Fuerte Atila a pocas millas en el mar hacia el oeste, era una ciudad dedicada abiertamente al comercio, prostíbulos, venta de esclavos, peleas y punto de partida hacia rutas comerciales, por mar o tierra. También contaba con un bajo mundo mucho más organizado, mercado negro, rapto de burgueses o nobles,  asesinatos y corrupción. Una ciudad comercial muy extensa e importante al fin y al cabo, aunque bastante más alejada de Ciudad Abisal...

Allí se encontraban Yves y Zuria, en el puerto. La mirada del acechador no pudo dar con el "Andy", pero mientras la niña hablaba escucho una conversación

- Jeje los del Clan Abisal seguro deben estar enojados... Comentó un marinero rubio y delgado.

- Imagina, llevábamos mercancías hacia allí, pero nos volvimos cuando nos avisaron, solo espero que no lo destruyan, hay un burdel muy bueno... la ultima vez la Zasha quedó con una pierna de menos Dijo el otro, un enano de pelo negro.

- Seee, pero con una pierna de menos la chupa muy bien igual... - Ambos se fueron alejando hacia el interior de la ciudad.