Partida Rol por web

La ráfaga de Cristina hace que uno de los Rabiosos reviente en una furiosa nube de gas amarillento que se esparce en todas direcciones. El Rabioso más cercano queda momentáneamente cegado por la pestilente emanación y ni siquiera ve pasar el coche ante sus narices (1). Por otro lado el disparo de K9 explota una enorme ampolla purulenta en el hombro de otro Globo rociándole la cara con su contenido. El Rabioso se frota la cara mientras el coche pasa junto a él.

Los demás Globos golpean el coche con las manos provocando la aparición de pequeñas nubes de gas tóxico y dejando hediondos restos orgánicos en la carrocería. Sólo un de ellos consigue agarrarse al retrovisor de la puerta del copiloto y hacer pie en el estribo, aullando como un poseso... (2)

Suelto otro golpe de katana al zombie con medio rostro, pero mi ataque no es efectivo y seguimos enfrascados en una pelea que parece que no tenga fin.

-Vamos chicos tenemos que acabar con ellos de una vez por todas.

Intentaba dar ánimos a los demás, aunque más que nada me animaba a mí mismo.

El ataque de Johan consigue que el Rabioso se olvide del recalcitrante David y se vuelva hacia él. El infectado lanza un alarido que retumba en los rincones de la catedral cuando mueve los músculos expuestos de su mandíbula para intentar morder a Johan, que consigue apartarse a tiempo de las insaciables mandíbulas.

Dentro de la jaula de alambre los prisioneros ya se están moviendo: dos mujeres mantienen abierto un agujero entre los alambres, permitiendo la salida de varios hombres que empiezan a armarse con cascotes...

David está liberado y uno de los rabiosos al que había atacado se centra en mí. Mi katana hace blanco y aunque no consigo deshacerme de eso, no molestará en un rato, dando más tiempo a que la gente atrapada pueda ir escapando.

David intenta clavar otro machetazo en al Rabioso de piel abrasada, pero su arma se queda atascada entre las costillas del engendro, que al girarse se lleva el arma del chico incrustada en su cuerpo

¡ME CAGO EN LA PUTA, JODER!...

Reaccionó rápidamente y no vaciló en asomarse desde la plataforma al retrovisor, apuntar con el arma a la mano del zombie-globo y disparar sin mucha suerte. Si le hacía reventar estando tan cerca de ellos la nube de gas les pasaría factura...  Miró impotente al rabioso y dejó espacio para que Cristina o Boris remataran el trabajo.

El Globo se desliza por el lateral del todoterreno hasta llegar a la caja trasera. Ignorando al perro ciborg lanza un rápido zarpazo contra Cristina, pero sus uñas rotas no llegan a perforar la gruesa armadura...

Empecé a disparar sin dar respiro, viendo como afortunadamente, la mayoría de mis disparos daban en el blanco. Los rabiosos reventaban y casi explotaban en un gas que procuré no aspirar, creando un ambiente de confusión que incluso a ellos les afectaba, consiguiendo atropellar a uno de ellos sin dificultad.

K9 tampoco perdía el tiempo y así, entre los dos, manteníamos a raya a la mayoría de ellos, de manera que Alex pudo manejar con relativa facilidad el vehículo. 

Cuando uno de ellos consiguió agarrarse a la puerta y empezó a escalar por la carrocería, llegando hasta donde yo estaba y lanzándome un zarpado que me empujó hacia atrás.

De no haber tenido la armadura, todo habría acabado allí mismo, pero no era una principiante y no iba a una batalla sin estar protegida. Me eché de nuevo hacia delante, cerré mis manos sobre el gatillo y miré con furia al rabioso.

-¡Trágate esto! -le dije mientras volvía a amartillar la ametralladora y disparaba contra él para quitárnoslo de encima, impactando en un par de ocasiones en aquel cuerpo deformado y putrefacto

Eliana veía que todo estaba pendiendo de un hilo, recargó  sus pistolas y apuntó al zombie de gafas y al quemado que estaban dejando a David sin aliento. 

—¡David, fuego a las tres! —avisó mientras descargaba los cargadores recién rellenados. 

Mientras conducía una de aquellas cosas consiguió agarrarse a la carrocería y antes de que pudiera maniobrar para tirarlo ya estaba encima del todoterreno. Desde el asiento del conductor poco podía hacer sin poner el peligro a mis compañeros, pero entonces lo hizo Cristina, acribillando a aquella cosa que iba a soltar toda su pestilencia sobre nosotros.

—¡Agarraos!—. Grité mientras frenaba el todoterreno e intentaba sacar del vehículo al rabioso antes de que soltase los asquerosos gases que llevaba dentro.

La ráfaga de Cristina hace explotar al Rabioso. De su cuerpo emana una hedionda nube de gas amarillo verdoso empieza a engullir el todoterreno hasta que la maniobra de Alex hace salir despedidos los restos del Rabioso.

No hay mucho tiempo que perder, pues los otros Rabiosos ya se están moviendo hacia el todoterreno. Alex vuelve a arrancar y tras una breve pero intensa carrera consigue llegar a la base de las escaleras de entrada a la catedral. El lugar está en silencio y el equipo de rescate no está ahí esperando...

Los prisioneros fugados atacan en equipo al último Rabioso, hundiéndole el cráneo con gruesos cascotes. La catedral queda sumida en un tenso silencio hasta que David tiene que reprimir las arcadas. Su armadura está cubierta de babas y otros fluidos de los infectados y en uno de sus brazos hay incrustado un trozo de diente roto.

Gracias por la ayuda - dice uno de los hombres - ¿Vienen a rescatarnos?

El resto de prisioneros siguen saliendo de la jaula de alambre. En total son cuatro hombres, tres mujeres y un niño. Todos tienen un aspecto macilento debido al miedo y la desnutrición, pero no están infectados.

La triste realidad es que a menos que tengan algo que Pasar Página considere útil para isla Renacimiento, el equipo no puede evacuarles (1)

Desde fuera llegan el ruido del motor del todoterreno seguido de un chirrido de neumáticos cuando se detiene bajo las escaleras de un frenazo...

Aquel rabioso era de los que no se daban por vencido, pero yo tampoco, así que en cuanto dispuse de un blanco, disparé a discreción, mientras Alex maniobraba para librarse de él.

Al impacto de las balas, el rabioso explotó como si fuese un globo lleno de gas, solo que en lugar de aire, lanzó una nube de gas putrefacto que empezó a envolver el vehículo como si estuviese engulliéndonos y vomitándonos a la vez.

A un grito suyo de Alex, me agarré con fuerza para soportar el frenazo que iba a dar, y que permitió que el resto de rabiosos se despegasen del vehículo. El gas estaba por todas partes, pero era soportable. Además, ahora lo prioritario era largarnos de allí y no permitir que otros rabiosos volviesen a agarrarse, así que entre toses, me dirigí a Alex.

-Cof, cof... Alex, dale... cof... ¡¡dale al máximo!!

Alex volvió a arrancar el todoterreno y logramos llegar de nuevo a la entrada de la catedral, pero esta se encontraba vacía. No disponíamos de mucho tiempo antes de que los rabiosos o nuestros nuevos "amigos", apareciesen por ahí, así que accioné la radio.

-Atención, Equipo 2. Aquí Cristina. Estamos en las escalinatas. ¿Cuál es vuestra situación? Cambio.

Con un chasquido, esperé a ver si había respuesta.

Mensaje por radio:

-Atención, Equipo 2. Aquí Cristina. Estamos en las escalinatas. ¿Cuál es vuestra situación? Cambio.

Finalmente conseguimos librarnos de la bola de gas que se había subido al todoterreno, el resto estaban lo suficientemente lejos como para que nos diera tiempo a alejarnos, y al blindado no lo habíamos vuelto a ver, era el momento de volver.

Al final la maniobra de distracción se había convertido en un jodido tour por media ciudad, pero al llegar a las escalinatas parecía haber funcionado, no había rastro de rabiosos, pero tampoco de nuestros compañeros.

Dejando el motor en marcha me bajé del vehículo mientras Cristina intentaba contactar, agarré la ametralladora por si había que actuar y me giré hacia K9.

—¿Hueles algo, chico?

Flexionó las patas dispuesto a saltar sobre el rabioso con tal de expulsarlo del vehículo, sin embargo Cristina y Boris fueron más rápidos. Ella le propinó unos cuantos tiros en la barriga hinchada y él maniobró el todoterreno para tambalearlo y que cayera al suelo, así que aprovechó que estaba agazapado para tensar las patas y mantener el equilibrio lo justo para no caerse él también.

A pesar de la rapidez con la que actuaron fue inevitable que el infectado no liberara un poco del gas que almacenaba y del cual respiró. Tosió durante varios segundos, casi como si fuera a vomitar, aunque realmente el problema estaba en que aquel gas tóxico le impedía respirar con normalidad, y por supuesto su olfato tan sensible no ayudaba. Poco después recuperó la compostura y el camino de vuelta a la catedral le sirvió para reposar, aunque por dentro el gas le había hecho mella y necesitaría tratamiento para recuperarse completamente. Echó un vistazo al interior del coche para asegurarse de que Mariluz se encontraba bien, había sido muy descuidado dejándola sola durante todo el encuentro.

Llegaron a la catedral para descubrir que sus compañeros no se encontraban ahí y en respuesta a la pregunta de Boris no tardó en ponerse a olfatear los alrededores en busca de algún rastro de sus compañeros. También echó un ojo a la catedral para confirmar si sus sensores seguían alertándole del mismo peligro de antes.

- Snifff... Snifff... - Hizo simpáticos ruidos con la nariz al olfatear...

Radio:

Aquí Johan. El interior está despejado de rabiosos. Hay gente sin infectar. Son 8 personas. Entre ellas un niño. Yo voto por evacuarlos también.

Me aparté del grupo para contestar por radio y que no me pudieran escuchar las personas que se acababan de liberar. Una vez dada la respuesta volví al grupo para saber en que situación se encontraba la gente. Yo era partidario de ayudar a todos los que se pudieran, pero sabía que la empresa tenía otra mentalidad.

-¿Cuánto tiempo llevan aquí?¿Quién les ha retenido?

Tampoco quería agobiarles con preguntas, imaginaba que lo que querían era salir de allí cuanto antes.

Eliana se acercó a los supervivientes y les hizo un chequeo visual rápido buscando arañazos, mordiscos o cualquier herida que pudiera ser hecha por algún rabioso. ¿Eran también inmunes o gente con muuuuuucha suerte? 

A todo esto, ¿donde estaba el chavalín que estaban buscando? Se giró hacia el único niño que había, ¿era él? Con tanta acción, estaba francamente desorientada. Además, saber que había gente fuera de los laboratorios G-nomer... 

—Tranquilos, soy médico. Dejad que os vea muy rápido. Os vamos a sacar de aquí, por supuesto. ¿Morderduras, arañazos? ¿Alguna herida que necesite sutura? ¿Lesiones que impidan la movilidad? —enumeró mientras aprovechaba para evaluar todo a gran velocidad. 

Radio: 

Chicos, ¿qué ha pasado con los otros? ¿Los habéis despistado? Respecto a las personas, voto por llevarnoslos. Si nos desviamos a Mallorca y decimos que os órdenes de la clienta, podemos escurrir el bulto. Ha pagado ya el pack premium, eso implica que lo que Elgin diga va a misa. Podemos aprovechar eso.