Partida Rol por web

Gavros con un certero mazazo y Garin con su hacha siguen acosando al vagabundo, que retrocede dando zarpazos hasta quedar de espaldas a la pared, emitiendo unos aullidos que podrían ser de desafío o miedo...

Montaña se hace paso a duras penas hacia el último vagabundo parpadeante, le cuesta porque no está acostumbrado a ese volumen y moverse por entre sus compañeros. Sin embargo consigue llegar a una posición de golpeo y lanza un peligroso mordisco.

El ataque de Montaña había sido desolador pero Zaev clavó nuevamente sus dagas en el cuerpo del Vagabundo. Justo al sacar las dagas del cuerpo blando, pudo ver como el Padre Gavros intentaba hacer algun tipo de gesticulación para indicarles en que momento debían de atacar.

-Con estos seres uno nunca está seguro. -afirmó.

Gavros pronto se dio cuenta de que no podría adivinar el patrón con el que parpadeaban entre planos estos vagamundos, ¡tal randomización caótica tenían!  Como para estudiarlos.  Y así lo hizo.  Luego, entrecerró los ojos y, para prácticamente asistir a Eredhir, lo ayudó gracias al paralax de la perspectiva única que le daba el ver desde ligeramente otro ángulo a su atacante. 

¡Ahí Eredhir, ahí!  ¡Tiene una placa levantada en su flanco derecho, abajo del como costillar!  ¡La veo desde acá!  ¡Por Pharasma!

La cornada de Montaña y las dagas de Zaev envían al vagabundo dimensional al infierno del que nunca debió haber salido. Los restos de la bestia caen contra la pared y resbala dejando un verde resto sanguinolento. No hay manera de saber si las instrucciones y la frenética gesticulación de Gavros ha tenido algo que ver, pero ciertamente no ha perjudicado a sus amigos.

El montón de restos esparcidos al pie del triturador son de tres skum y cuatro humanos. Uno corresponde a una mujer pálida con piel translúcida y ojos lechosos. Otro, tendido boca abajo, está vestido con un anticuado traje de levita y pantalones grises de gala. Al darle la vuelta los ojos muertos del alcalde Greedle miran sin ver hacia su cavidad craneal, serrada y vaciada con precisión quirúrgica, igual que la del resto de los cadáveres que parecen ser lugareños de Illmarsh y han sufrido un destino similar.

Al este, el pasadizo termina en una sólida pared de metal flanqueada por dos extraños armarios o confesionarios metálicos. En la parte interior cuatro depresiones con forma de cuchilla o espina de tres palmos de tamaño salpican la parte interna de cada uno de los rectángulos metálicos.

Gavros sacó la varita de curaciones y comenzó a rogar a Pharasma por sus bendiciones mientras iba de compañero en compañero, gárigolesco o no, curando heridas de piedra o hueso, hasta dejarlos en perfectas condiciones. 

Una vez que revisemos los armarios, necesitaré su ayuda para darle mayor serenidad a Garin después de lo sufrido.  Me gustaría comenzar con una bendición de guía, luego una de sabiduría* y finalmente una de curar el alma de los dolores con la serenidad de nuestra Diosa.  -explicó a todos.

Pero antes, asegurarnos que está todo seguro.   El clérigo analizó el funcionamiento de la extraña arma, sin éxito, y luego examinó los mecanismos del armario con lo que sabía de su profesión de carpintero y orfebre. 

Aún en forma de gargola, cuando la niebla empezó a disiparse, Eran se acercó a los seres para recoger sus extrañas armas, si podía usarlas sería un punto a su favor, aunque según sabía los Mi'go eran inmunes a sus propias armas.

Agradeció las curaciones del padre Gavros mientras investigaba también aquellos extraños aparatos de metal.

La transformación durará todavía un rato más, no deberiamos malgastar la duración de los conjuros.

(Conocimiento de Conjuros) Tras examinarlo detenidamente, Eran dedujo que el proyector de niebla se activaba al rotar en sentido contrario dos segmentos concretos del mismo. También dedujo que le quedaba energía para 7 disparos.

(Saber: naturaleza) Estaba claro para Eran que aquellas extrañas depresiones en el interior de los armarios metálicos correspondían a cuatro cuchillas idénticas a las que remataban las patas de los mi-go. El pequeño tamaño de los mismos hacía presuponer que las criaturas fungoides se acurrucaban en el interior e introducían sus apéndices en las aberturas para activar aquellas cabinas. Qué sucedería una vez activadas, al arcanista se le escapaba...

Gavros se había asegurado de que sus compañeros quedaran completamente curados* antes de compartirles sus pensamientos. 

Creo entonces que esas ranuras que Eran ha notado son una de dos cosas:

1) Sirven para activar algún tipo de aparato que permite comunicarse con el aciago plano de donde vienen estas criaturas, por lo que mirar a través de ello nos podría traer algo de locura, junto con la información que pudieramos conseguir.  ¿Valdrá la pena el riesgo por el beneficio a obtener para la misión?

2) Sirven para mover alguna parte de esta estación de lugar, como una especie de puente en el batiscafoaparato que nos ha sido prestado por el inventor, sólo que a una escala mucho mayor.  

Sólo era su intuición hablando. 

Antes de intentar nada, me gustaría proceder con los rezos para que Garin se recupere de la angustia existencial que carga por haber presenciado tanta maddnessia.**

- Bufff, más "paratos" extraños aún... que horror de lugar. De todos modos no está mal, a pesar de todas esas cosas les hemos dado una buena paliza ¿no Garin?

El tono de la gárgola era tan confiado que era fácil pensar que limpiar aquello sería tarea fácil y que esas cosas en realidad eran bastante débiles.

Eredhir acompañó a Gavros cuando este se acercó a Garin. Su mirada perdida confirmaba que el enano estaba enajenado - Garin, amigo, tranquilo. Déjanos ayudarte.

- Estamos siendo testigos de demasiadas cosas terribles, compañero. Tu mente está sufriendo. Demasiada locura incluso para el más aguerrido guerrero - el arquero mantenía un tono firme pero tranquilo mientras el sacerdote aplicaba su magia sanadora.

El pícaro no tenía muy claro hasta que punto podría ayudar a la vuelta a la cordura al enano cabezota pero mejor ayudar entre todos lo máximo posible. Siguiendo la vía abierta por Eredhir se decidió por usar su voz para ayudar al retorno de la mente de Garin.

-Tapón, vamos vuelve, necesito tus ataques a lado de mis dagas, sabes que sino te echaré de menos.

Montaña hizo dos chistes más para tratar de relajar a Garin, pero la verdad es que eran tan tan malos que lo único que consiguió fue que todo el grupo se le quedase mirando a él pensando que a lo mejor no era Garin el único que había enloquecido...

Eran se quedó a un lado, no quería molestar al enano, sobretodo después de la locura temporal de aquel hombre que le acusaba de ser un espía enemigo o algo así.

Esperró a que acabaran, aunque el tiempo apremiaba.

Eran, recuerdale que eres amigo, y estas ayudando a Farasma y sus equilibrios. 

Eran suspiró en forma de gargola, no sabía si iba a ayudar, pero intentó hablar a Garin para calmarlo. Tanquilo Garin, la magia es como un martillo, se puede usar para muchas cosas, defender a tu gente, matar a tus enemigos, o dar forma a la piedra. Solo intentamos ayudarte.

Sus compañeros parecen determinados a que las plegarias de Gavros restañen al menos parcialmente la quebrada psique de su amigo. Una vez finalizadas las curaciones y los conjuros, quedaría por investigar y quizás activar las misteriosas cabinas mi-go.

Usando la varita de Restauración Menor, Gavros pidió fervorosamente el favor de Farasma para que Garin recuperara la cordura y los ayudara, en sus 5 sentidos (más el sentido de profundidad de los enanos), a derrotar el mal que se cerniría sobre ellos a la brevedad.