Partida Rol por web

Garin ataca con su espada de plata al líder de los Lobos Demoníacos, haciéndole profundos cortes en el pecho y hocico con Portadora de la Llama. Sin darle tiempo para reaccionar, Alatar señala al mostruoso Lobo y pese a notar cierta resistencia a que el conjuro se manifieste, usando toda su voluntad consigue materializar uno de sus conjuros mas mortíferos...

Nadie sabe que veía en su mente el lider de los Lobos Demoníacos, pero su expresión cambió rápidamente desde la furia sedienta de sangre a la incredulidad al escrutar la nube que se formó ante el y luego al ciego pánico. Dejando caer el mandoble, se arañó la cara con las garras, formando varios surcos sanguinolentos en su rostro. A continuación, y con un grito a medio camino entre el pánico y el desafío que haría temblar a los mismos dioses, cayó muerto donde estaba...

Aún atónito por el giro de los acontecimientos, Garv toca a Eredhir, curando sus heridas y devolviendo al maltrecho inquisidor al mundo de los vivos...

Dalía se había movido mal, no podía ayudar a sus compañeros desde su actual posición atrapada entre la nube apestosa y dos enemigos, ni siquiera podía lanzar un conjuro de alinear el arma con el bien para poder empezar a golpear como era debido, tenía que intentar moverse... sin dejar que la golpeasen de nuevo y golpeando ella a su vez, al menos tneía que tener a esos dos lobos ocupados.

- Si podéis alinead las armas con el bien, son lobos demoníacos, eso superará sus defensas.

Con ningún otro lugar al que ir, Dalía se coló entre sus dos oponentes para salir de la complicada posición en que se encontraba. Aprovechó para dejarle una cariñosa "caricia" a uno de ellos con la maza, pero el hematoma que le produjo al impactar a su oponente en una única ocasión desapareció ante sus incrédulos ojos..

"¡¡Estúpidos, no sabéis lo que habéis hecho!! ¡¡Habéis acabado con el único que podría curarme!! ¡¡Lo pagaréis!!" clama Estovion mientras realiza un encantamiento. Un halo brillante sale de sus zarpas hasta impactar en Dalía y acto seguido, la sobrenatural energía que os potenciaba parece desaparecer de repente, seguida de una leve sensación de mareo de la que os reponéis rápidamente.

Al mismo tiempo, el mago levanta el vuelo hasta posarse en el derruido segundo piso de la posada y susurra algo al lobo gigante. Acto seguido, el enorme cánido de pelaje negro se dirige a vuestro flanco izquierdo, bajando de un salto del tejado. Desgraciadamente, su descenso resulta ser bastante poco grácil y aterriza accidentadamente, con un aullido lastimero...

-¡Eredhir, acaba con este maldito mago!

Tras exhortar a su compañero, Zaev se limitó a hacer lo más evidente dada su situación: apuñalar al hombre-lobo y buscar una posición que le diese ventaja, manteniéndose cerca del enorme lobo caído para ver si podía encontrarlo con la guardia baja cuando intentara levantarse.

Zaev contrataca con su daga al cambiaformas que ha saltado del tejado. El ataque está muy bien dirigido y casi secciona la yugular del licántropo. Pero casi es una palabra que vale poco en un combate a muerte....
 

Tendido en el suelo, Eredhir luchaba por recobrar el conocimiento. Los gritos de sus compañeros y el agudo entrechocar del acero resonaban en su cabeza. Vio a Garv agachado junto a él, con una mano sosteniendo el escudo en alto mientras le ofrecía la otra. Aceptó de buen grado la ayuda del clérigo, y con un gemido se incorporó lentamente. "G-gracias..." le costó articular. Aún le dolía el cuerpo, pero fue consciente que los cortes que le había propinado aquel demonio se habían cerrado. Debería darle las gracias de nuevo al clérigo. 

Oyó gritar a Zaev algo sobre un mago. Señalaba a lo alto del edificio. Otro hombre-lobo demoníaco los contemplaba desde allí, sus manos cubiertas por un fulgor verdoso. "Acaba con ese maldigo mago" entendió por fin. Necesitaba recuperar el arco.

El ver a sus líder caer no parece detener la sed de sangre de los lobos demoníacos, que se enfrentan al grupo buscando los puntos débiles de sus enemigos e intentando flanquearlos.

Uno de ellos, deseoso de vengar a su líder ataca a Garin. El enano detiene fácilmente las torpes acometidas del licántropo.

Por su parte, Zaev evita por los pelos un mordisco dirigido a su yugular...

Garv se protege exitosamente de los ataques de su enemigo mientras cura a Eredhir, que recupera su arco y se dispone a acabar con el mago enemigo de una vez por todas...

Las cosas van peor en el frente oriental ya que Dalía cae tras una combinación de golpes de falcata y mordiscos de sus oponentes...

Garvi había conseguido salvar a Eredhir del frío abrazo del Final, pero aquello no quería decir que el combate hubiera acabado. Ni mucho menos. El ruido de batalla de donde antes se encontraba la oráculo cesó abruptamente. Lo que sólo podía significar una cosa, que uno de los dos bandos había quedado incapacitado. En cualquier caso, sus habilidades serían necesitadas allí. Pero también donde se encontraba.

Tomando una decisión de compromiso, el clérigo alzó su pavés cubriéndose del feral oponente que se había acercado hasta su posición y avanzó con largas zancadas entre los escombros, rezando a Pharasma para que las garras de su enemigo no le alcanzaran en su avance. Allí, inseguro de hacia dónde moverse y sabiendo que tampoco podría alejarse mucho invocó la esencia divina de su interior para bañar con luz curativa a sus aliados, y a si mismo, cerrando parte de las heridas que habían sufrido. Aquello iba a tener que valer por el momento, hasta que se clarificara un poco todo

Gariin queda estupefacto al ver el fin del lider de los lobos demoniacos... Piensa no puede ser. Nooo!!! grita el enano al verse privado de un combate memorable del que se cobraria una dulce venganza o recibiria una honorable muerte.

Finalmente reacciona y decide hacer caso al can que lleva rato intentando jugar con él y le da un par de espadazos mientras aun sigue pensando: que desgracia la mia... que o quien le ha hecho eso.

El enano, frustado por haber perdido la oportunidad de un combate memorable, ataca y supera las defensas del lobo demoníaco, que empieza a sangrar copiosamente y parece a punto de colapsarse...

Algo asustado de sí mismo, Alatar observa atónito el cadáver del lobo. El mago no acaba de acostumbrarse al poder de ciertos conjuros, y este en concreto jamás había surtido efecto de esta forma. Sabe perfectamente las energías arcanas involucradas en el mismo, como manipularlas para obtener el efecto deseado, las palabras arcanas requeridas y la entonación correcta. Pero una cosa es conocer un conjuro y otra muy distinta es realizarlo uno mismo...

Eso le hace pensar en la desagradable nube que se había formado en el campo de batalla, y siente como la bendición de su compañera oráculo ha desaparecido.

Sin pensárselo dos veces, recita otro conjuro, y mientras se eleva varios pies por encima del suelo, aprovecha y advierte a sus compañeros:

- ¡Dalía tiene razón! Son resistentes a energía elemental de fuego y frío, ¡y a la magia!

Mientras Alatar se eleva por encima del campo de batalla, comenzáis a observar cómo los cadáveres de Adimarus como del otro hombre lobo abatido por las flechas de Eredhir comienzan a cambiar. El difunto líder de los Lobos Demoniacos se transforma en un humano de pelo largo y negro que incluso en la muerte muestra un aspecto intimidante. Su secuaz es más anodino, un quélido delgado con cicatrices en cara y torso.

Dalía siente como los sentidos le abandonan y apenas un instante después como una ola de energía restablece parte de su salud. Sin embargo, sigue atrapada y en cualquier momento la matarán. Desesperada, trata de incorporarse y salir de la trampa en la que está metida, restaurando parte de su salud perdida

Sintiéndose revitalizada, Dalía se levanta, defendiéndose como buenamente puede de la avalancha de ataques que le caen encima y consigue evitarlos por los pelos. Ella misma recurre de nuevo a su poder arcano para curarse las mas graves de las heridas que le han inflingido. Pese a todo, no puede evitar pensar que no aguantará mucho en esa situación...

Al lado de la posada, Zaev apuñala desesperadamente al lobo gigante mientras éste pugna por levantarse. El pícaro también evita agilmente la respuesta en forma de mordisco del cánido.

Volando sobre el techo de la posada, Lazarov se posa en una de las esquinas y se acerca a la zona principal del combate. Allí de cada una de sus manos sale un rayo de fuego. Uno de ellos falla por mucho a Garin, pero el otro impacta en Eredhir. Pharasma sin embargo está con él, puesto que el rayo resulta ser sorprendentemente poco potente y sólo deja una zona llamativamente chamuscada en los ropajes del inquisidor.

Evidentemente decepcionado con el resultado, Lazarov desaparece de la vista entre una explosión de humo verdoso con un sonoro "¡¡Bamf!!".