Partida Rol por web

Dalía maniobra para rodear al último enemigo que queda en pie, y el en suelo, e intenta golpearle sin bajar la guardia aunque sin demasiado éxito.

La conflagración le afectó de lleno causando que apretase los dientes intentando cubrirse tras el escudo, con poco éxito. Cuando la tormenta de fuego acabó alzó la vista, los ojos resecos, y pudo comprobar que sus compañeros habían sido igualmente heridos, pero el lanzador ni siquiera se había molestado en diferenciar aliado de enemigo. Hasta ese punto alcanzaba su perfidia...

Sin embargo el final del combate parecía acercarse, ya superaban ampliamente en número a sus enemigos e iban cerrando el cerco. Si bien sus recursos mágicos también empezaban a estar agotados. Con una plegaria más a Pharasma canalizó energía divina para cerrar las heridas del grupo y finalizar con la maldad de aquellas tierras.

Viendo que el grupo está a punto de superar a sus esbirros, Estovion dirige de nuevo la bola de fuego rodando por el suelo, esta vez hacia el Padre Aximand, que ha hecho un trabajo impecable manteniendo al grupo en condiciones de lucha durante todo el combate...

A continuación, intenta lanzar uno de sus conjuros más potentes. Sin embargo la certera puntería de Eredhir desbarata sus planes al alcanzarle con una flecha en una de las zarpas mientras realizaba los últimos pases del conjuro...

Con una mirada de furia dirigida al inquisidor, Estovion desaparece de nuevo con uno de sus característicos ¡¡Bamf!!.

Además, por primera vez durante todo el combate se contempla todo el campo de batalla al disiparse por fin la nube apestosa...
 

"¡¡¡Por Jezelda que no me cogeréis vivo!!!" grita el último lobo antes de lanzarse ignorando toda cautela sobre Garv, con tal ímpetu que el clérigo no puede evitar que los colmillos del licántropo desgarren parte del collarrete de mallas que protege su cuello. Al mismo tiempo la ágil criatura, enloquecida por el miedo y la furia ciega, blande su faltaca intentando mantener a la oráculo a distancia con más corazón que cabeza. El golpe falla...

Garv observa con preocupación el mordisco del lobo. No es mucho el daño, pero la amenaza del contagio de la licantropía le pone los pelos de punta...

Ya llego aguantad!!

"La curiosidad mató al gato..."

piensa Alatar mientras se eleva, cuidadosamente al principio, a varios pies de altura. Se posiciona a una altura que le permite vigilar la posada, con la esperanza de poder neutralizar al mago si este se materializa de nuevo, o a quien quiera Desna que salga de esa casa...

¡Hay alguien de aspecto fantasmal ahí dentro!

Dice mientras pasa cerca de sus compañeros. Cuando termina su ascenso, decide emplear los pocos segundos de tregua que le da el licántropo en preparar alguna protección para sí mismo. Una resplandor azul emana de su cuerpo cuando termina, y se apaga en un instante, indicando al ojo entrenado la conjuración de armadura de mago.

- No me molesto ni en matarte yo misma, estás muerto y lo sabes... 

Dalía dio un paso atrás, e hizo unos espectaculares movimientos con la maza, la fuerza y la facilidad con la que la movía era realmente abrumadora aunque en el último momento a punto estuvo de sacarse un ojo a sí misma.

No quería que el enano sólo encontrara un felpudo en el que limpiarse los pies después de haber cruzado el campo de batalla. Zaev desanduvo el camino pero esta vez, al llegar junto a la pared de la posada, agarró la daga entre los dientes y subió sin dificultad hasta la parte superior. ¿Por dónde aparecería Lazarov?

El clérigo aguantó con estoicismo la herida, no era la primera que sufría y sospechaba que no sería la última, aún a sabiendas de que corría riesgo de ser infectado -otra vez- de licantropía. Estaba convencido que Pharasma le protegería. Sin embargo Garv siempre había sido partidario del adagio a dios rogando y con el mazo dando para lo cual evitando las acometidas de su oponente cerró sus heridas más graves con una leve oración.

Sabía que el final del combate estaba cerca, de la misma forma que sabía que él no era un gran combatiente. Su tarea pasaba más por sus habilidades contra seres no muertos y mantener en el mejor estado posible a sus compañeros merced a los dones divinos concedidos. Pero para ello debía estar él mismo consciente.

Vislumbráis a Estovion justo antes de que de trace con un dedo una línea vertical de metro y medio de alto delante de él, que se dilata a continuación otro metro y medio en horizontal, formando una fisura en el tejido de la realidad.

"Es la segunda vez que lo arruináis todo. No habrá tercera."

Tras ello, el hombre-lobo que antes fue Estovion Lazarov salta con decisión a través del portal justo antes de que se colapse sobre si mismo, desapareciendo de la vista.

Garin consigue aproximarse por fin a su presa, quedando cerca del hombre lobo.

Zaev trepa sin dificultad hasta el techo de la posada, al mismo tiempo que Alatar se eleva para buscar un buen punto de observación.

Garv se cura a si mismo con un sencillo conjuro.

Dalía intenta automutilarse ante la mirada confundida del último de sus oponentes...

El mago se había esfumado tras su disparo, así que el elfo se movió para acabar con el licántropo que aún seguía acosando a Dalía.

La flecha de Eredhir alcanza una vez más su blanco justo antes de que el desesperado licántropo intente abatir al clérigo sin éxito...

De la parte superior de la posada surge un resplandor verdoso pero observando desde el suelo no hay más indicios de Lazarov...