Partida Rol por web

Hola. Dijo Silene con voz firme. Traemos mercancías para la gran tribu de los Kulldis. No le había gustando nada las referencias a la mercancía que hacían los Gnolls, y se arrepentía de no haber lanzado un comprender lenguajes antes de llegar, pero ya era tarde para hacerlo. Esperamos hacer negocios que os complazcan. Terminó. 

Estaba preparada para reaccionar si los Gnoll se ponían agresivos... pero si daban algún tipo de alarma dudaba que pudera hacer algo para evitarlo

Mondo vigilo al Gnoll que inspeccionaba el carromato sin mover ni un musculo, atento por si algo podia pasar mal

Los gnolls se miran el uno al otro, incrédulos ante las palabras de Silene. Uno de ellos suelta un comentario en su gutural idioma que les causa un ataque de risa, con uno de ellos cayendo al suelo en la carcajada más grotesca que hayáis podido observar.

"Si, buenos negocios con humanos sí JIJIJIJI..." — la criatura se relame los labios mientras rodea vuestro carromato, acercándose a Lybious y olfateándole siniestramente — "Buena mercancía, sí..." — se gira hacia Silene — "Jefe Kardswann decidirá si son buenos negocios, ir recto hacia mercado de batalla. No hacer nada sospechoso, si no..." — pasa su dedo alrededor de su cuello, antes de mirar a su compañero y reírse sádicamente, antes de finalmente decidir dejaros entrar a través de las puertas de Kelmarane.

El veterano paladín respiró tranquilo. Se había llevado la mano a la empuñadura de su espada en un gesto discreto pero habían conseguido pasar y no era necesario nada más, al menos eso creían. Le incomodaba no saber lo que decían los guardias en su sucia lengua por si se trataba de una trampa.

Llevad cuidado, dijo entre dientes, no me fío de esta basura.

Buen trabajo ahí delante, indicó a los que llevaban el carro.

Ya solo quedaba un camino recto hasta el siguiente control, no obstante la idea de estar cayendo en la misma boca del lobo comenzó a hacerse muy palpable en su mente.

Miró hacia los gnolls sin mucho interés hacia ellos, las criaturas eran primitivas, no tenían conexión con nada místico, le molestaba que sus almas fueran tan simples. Tras un escueto saludo que no tenía efusividad ninguna el samsaran siguió adelante junto a los demás disfrazados hasta ganar mucha distancia, no se fiaba del oído de esos seres.

- Se ve que Kardswann está con los comerciantes o que va a acudir pronto con ellos.

No había todavía un camino claro que seguir por lo que ir recto no era mala idea. 

- Veamos qué ocurre allí, ¿os parece?

Le gustaría saber más de lo que acontecía, de paso podrían medir las fuerzas de los allí congregados. Bakji aprovechó para dar un trago de agua, ahora que estaban dentro era cuando había que estar preparado para cualquier cosa.

La silenciosa caravana avanzó ascendiendo por el serpenteante camino que daba acceso a las primeras casas en ruinas que otrora formaban parte del pueblo de Kelmarane. A medida que ascendían, pudieron observar diversos gnolls enfrascados en diversas actividades: mientras unos patrullaban alrededor de los edificios, otros despellejaban cadáveres humanos y desollaban su carne, y otros simplemente dormían o comían.

Ninguno de ellos pareció prestarles mucha atención, puesto que se trataban meramente de comerciantes, otros más de los muchos que acudían al ilícito mercado de batalla de Kelmarane. En la plaza pudieron observar de nuevo al gigantesco demonio que les atacó desprevenidos la última vez que llegaron al pueblo, montando guardia ante las ruinas de la mansión.

La silueta del mercado de batalla se recortaba contra el horizonte, creciendo hasta sus monumentales proporciones a medida que se acercaban.

Un ruido de cascabeles os alerta a medida que, de la nada, aparece un goblin ataviado con un sombrero de juglar quien, agitando un cetro lleno de cascabeles, carraspea con una chillona voz:

"¡Bienvenidos, bienvenidos! JIJIJI ¡Rápido, rápido, amigos, os esperan! ¡La Voz del Rey de la Carroña pide audiencia con vosotros! JIJIJAJA ¡Por aquí, por aquí!"

El goblin se escabulle rápidamente hacia la puerta del edificio, de donde emana el bullicio del gentío que allí se reúne, girándose ocasionalmente para invitaros a seguirle.

"Ah, sí, has regresado con la llave. Bien, bien. Sólo debes traerla hasta mí y todo se arreglará. No queda mucho, sabes dónde estoy."

Bakji se sorprendió al escuchar la voz en su mente, Xulthos era muy poderoso si podía notarle sin llegar a verle.

- Xulthos todo va bien, sé dónde está la llave y la podré recuperar pronto, en cuanto tenga oportunidad.

Le explicó confiando que pudiera ver que no era tan sencillo conseguirla. No sabía que la criatura iba a saber de su vuelta, quizás se sintiera decepcionada y no quería eso, pero qué podía hacer ya.

Mondo inspiro profundo, lo de la meterse en la boca del hiena, digo del lobo iba en serio, penso mientras se palpaba disimuladamente sus pertenencias, las dagas estaban en su sitio.

- Solo nos queda avanzar, amigos susurro a sus compañeros mientras la voz no le llegaba para mucho más

- Si, y llevad cuidado. Es aquí donde la cosa se pone fea.- Soltó el seguro de su espada y hasta hizo el amago de sacar la hoja un poco pues ahora si que estaba inquieto.

- Mondo, Silene, si nos atacan colocaos detrás de mi.- Pero miró a Mondo de nuevo.- Aunque visto lo visto antes mejor haz tu "magia" si puedes escabullirte.- Había visto lo efectivo que era con los cuchillos.

- Intentemos continuar sin tener que sacar las armas.- Sacó su medallón a través del cuello de su ropa y besó el símbolo de su dios antes de volver a meterlo.- No suelo pedirte muchas cosas pero no nos dejes morir en este antro.

Conducidos por el juglar, no tardáis en llegar hasta el corazón del pueblo de Kelmarane, el mercado de batalla que se alza imponente. La única estructura que sobrevivió intacta, ahora regentada por los gnolla de la tribu Kulldis.

El interior es circular, organizado en tres pisos: la planta baja, donde se encuentran los diferentes tenderetes alrededor del perímetro del mercado, y en el centro, como es usual, una arena gladiatorial; y dos plantas superiores, cuyo centro está vacío para servir de balcón desde el que observar los combates.

Una docena de guardias gnoll montan guardia en el interior, o se encuentran pasando su tiempo libre en la taberna; mientras que una multitud de mercaderes llena el aire de gritos, anunciando sus mercancías o gritando por el combate que se está desarrollando en la arena: Una ágil mujer ataviada con un ornado velo verde, armada únicamente con una cimitarra se enfrenta a cuatro musculados orcos de las junglas de Mwangi, armados con enormes mazas que descargan en brutales golpes que dejan socavones en el suelo de la arena.

"¡Esperar aquí, sí! JIJIJI"  — exclama el misterioso goblin juglar antes al haceros entrar en la arena — "¡Hacer llamar a audiencia con gran jefe Kardswann, sí!" 

Silene, reconoces instantáneamente a la mujer que combate en la arena: Se trata de Haleen, tu madre adoptiva.

Lybious, con tu conocimiento de luchas gladiatoriales, tienes claro que alguien odia mucho a esta mujer. El combate que le ha tocado roza lo suicida, es prácticamente imposible que gane a cuatro oponentes con plenas facultades físicas.

No recibes respuesta de parte de Xulthos, quedando en el aire si tu mensaje ha llegado a la criatura o si decide no responder por voluntad propia.

Miro hacia la arena con repugnancia.

"Esto es despreciable" mascullo en orco. Si nadie del grupo lo entiende, lo murmuro en Kellish (En común) bastante bajo "¿Esta mujer? ¿Contra cuatro oponentes y en plenas condiciones? Esto no es un combate, es una ejecución. Alguien debe de odiarla tanto como para ponerla en una situación imposible"

Por dentro me planteo si hay alguna forma de ayudarla. Si podría saltar a la arena, presentandome como un gladiador voluntario.

!Haleem! Exclamó Silene a ver a su amiga en tan desigual combate mientras corría a agarrarse a la barandilla de la arena. Desesperada, miró a un lado y a otro valorando sus posibilidades de intervenir. Se giró hacia sus compañeros, con la aflicción reflejada en su rostro.

La conozco. Les dijo. Es mi amiga.... Su voz era baja, tratando de que los guardias no les oyeran, pero suficiente como para que sus compañeros si lo hicieran. Es buena con la espada, pero 4 orcos son demasiados..... Tenéis que ayudarme a liberarla. Por favor