Partida Rol por web

Un alegre repicar  de cascabeles presagia el retorno del goblin juglar, que os anuncia con su chirriante voz:

"¡Amigos, sí! ¡La Voz del Rey de la Carroña os recibirá pronto, sí! ¡Al final del siguiente combate subir al segundo piso, sí!" — os indica con la mano las escaleras — "¡Gran Jefe tener muchas preguntas para mercaderes, sí!" 

Es el momento.

Con decisión, le entrego a Mondo, nuestro mercader y señor, unos panfletos con un dibujo mio -con una musculatura muy exagerada- anunciandome como "Libyous, el feroz Libyon, reencarnado"
"Haz una buena declamación. Es la hora de que me una a esta fiesta."
"Llevo manipulando a los gladiadores y al público desde que esto empezó. Y ahora es cuando el público quiere verme sudar y sangrar junto a esta mujer"

De un salto, me lanzo desde la barandilla hacia la arena

"¿Contra el campeón? ¿Tras agotar las fuerzas?" declamo "La aspirante ha demostrado que sabe luchar contra un orco. Ahora luchará JUNTO a un orco. Pero no a un orco cualquiera"
 

Y alzando la Rudis en una mano y la lanza en la otra, aullo un nombre: Lybion.

"Pst, estoy con Selene. Le debo el alma. Cualquier amiga suya es amiga mia" le susurro "¿Andas herida? Llevo unas pociones de curar en el cinto. Dárterlas no quedaría bien. Haz como que me las arrebatas como un ladronzuelo"

Al ver esa figura dando órdenes a los gnolls notó esa sensación, de que el hombre era un aliado de Xulthos. No sabía cómo su mente dilucidó aquello pero lo hizo. Era el señor de la arena, un desalmado, que quería liberar a la poderosa criatura. Si hablaba con él lo lograrían, solo había que decirle dónde estaba la llave, que estaba en manos de la princesa. En su propia tienda, en un cajón, creyendo que la tenía a salvo cuando los gnolls la querían encontrar.

Bakji estiró el cuello hacia la derecha notándose mareado, liberar a Xulthos implicaba hablar con ese hombre, pero para ganar a los gnolls tenían que matarlo. Si le contaba lo que sucedía Halem correría peligro, Halem no iba a pactar con él de ninguna de las maneras, en ese instante, en esos segundos, tenía que decidir quién debía de morir. Incapaz de soportarlo se giró, se inclinó hacia delante y vomitó el desayuno dejando un nauseabundo olor detrás de sus compañeros.

Ella tenía razón, Xulthos no había jugado limpio, con quien jugaba era con el samsaran, y ahora Lybious saltaba a la arena para luchar contra el campeón, si no era el pedazo bestia del hacha, ¿quién era? Bakji por ahora no hizo nada pues trataba de superar la indisposición a la par que ordenaba sus pensamientos. 

La mujer había vencido sin aparentes problemas y de un modo magistral, demostraba un control absoluto de su cuerpo y una técnica sorprendente. Pero su gesto se había rasgado y eso preocupaba al paladín... aunque más aún la irrupción de Lybious en la arena.

¿Qué estaba pasando allí? Estaban comprometiendo la misión cuando todo estaba ya resuelto.

- Oye muchacho ! persiguio Mondo al corredor de las apuestas, Tengo mi ficha, dame mis monedas de oro, que tengo sed y quiero invitar a mi caravana, dijo mientras sacaba su ficha

Silene dio su ficha a mondo para que la cambiara también, no quería alejarse de Haleem, no confiaba mucho en que pudiera invertir ese dinero en recuperarla, y se encontraba con las manos atadas ahora mismo, pues no tenía conjuros suficientes para acabar con un poblado, pero sentía que si perdía de vista a su amiga y mentora, no volvería a verla

El público estalla en una estruendosa ovación al ver a la reencarnación del propio Libyon poner pie en la arena y empiezan a cantar su nombre, puesto que la leyenda del mayor gladiador de Katapesh es conocida a lo ancho de estas tierras.

Mondo se desliza rápidamente hacia la taberna sin llamar la atención. El pícaro ha aprendido a moverse sin apenas ser visto, y no tarda en reclamar su premio y el de Silene del tabernero, un gnoll tuerto que cubre su ojo izquierdo con un parche mientras sirve líquidos de dudosa calidad en jarras sucias. La criatura ríe sádicamente como todos los de su especie, pero su risa es cortada en incredulidad al observar los números escritos en las fichas y se aleja para regresar con cinco bolsas llenas a rebosar de monedas de platino que deja una detrás de otra encima de la barra mientras invita a Mondo a invertir sus ganancias en el mercado de batalla.

De mientras, los gnolls terminan de limpiar la arena, mientras que su líder Kardswann ha vuelto a examinar la arena en busca de la fuente del barullo y, al ver la presencia de Lybious y el nombre con el que le aclaman, resopla molesto pero permite la interrupción, más se queda al borde del balcón examinando con interés al recién llegado.

Unos golpes rítmicos se empiezan a oír en la arena mientras que la voz del goblin juglar llena la arena de nuevo, habiendo sido colgado de una cuerda a unos cuatro metros de altura por encima del suelo, el goblin exclama con una mezcla de excitación y pánico:

"¡Por orden del gran jefe Kardswann, la Voz del Rey de la Carroña! ¡En un lado de la arena la miserable humana y el legendario Libyon! ¡En el otro...!" — sus palabras se cortan pues el público estalla en una carcajada al ver a Haleen hacer la zancadilla a Lybious y coger al aire una de las pociones de su cinto mientras le guiña al semiorco un ojo que sólo el puede ver — ​​​​​​"¡... Nuestro glorioso campeooooón! ¡El invencible, audaz, sensual, misterioso, encantador, vigoroso, diligente, sobrecogedor, magnificente, apasionado, aterrador, hermoso, poderoso... GRAAN MACHACADOR OGRIN EL SANGUINARIO!"

La gran puerta doble de metal de la arena sale volando con un ruido sordo cuando a través de ella, aparece la gigantesca forma musculada de un humanoide de unos tres metros de altura, ataviado con un taparrabos y un ostentoso cinturón de cuero, con un emblema dorado únicamente. En su rostro, un único ojo ocupa el centro de su cara y en cuanto entra en la arena, con un salto, grita salvajemente mientras se apalea el pecho como si de un gorila se tratase:

"¡OOOOOOOGRIIIIIINNNNNN!"

Es un enemigo superior, MUY superior.

Así que la mejor manera de enfrentarse a él, es combinando nuestra habilidad conjunta. Doy un paso de 5 pies, para avanzar hacia él y marcarme como su objetivo más cercano.
Pero mientras hago un Drill, una pequeña exhibición con mi lanza, realmente estoy preparandome: Preparando la lanza para cuando cargue contra mi.

Aparte, tenso los músculos: Es la hora de poner en práctica el entrenamiento de los pugilistas.

"Noble Irori, Gran Kurgres... si estais viendome desde las alturas, disfrutad del espectáculo" rezo en una musitada plegaria "Disfrutad del sudor, la sangre y el coraje"

Silene se sentía impotente sin poder clamar al viejo Deadeye para ayudar a su amiga, así que cuando Lybious saltó a la arena para ayudarla el alivio y el agradecimiento la inundaron. Había contraído una deuda con el semiorco que sería difícil de olvidar.

Ajena a lo que pasaba en la casa de apuestas, seguía atenta a la arena, por si en algún momento tenía que comenzar a usar sus poderes curativos, solo esperaba que con las 4300 monedas que iba a ganar le diera para comprar la libertad de Haleem.

¿Era posible que él fuera el único que viese locura en todo aquello? Él, si, que admiraba cualquier osadía si demostraba valer para algo... pero espera, visto bajo otra perspectiva parece que nos está convirtiendo en el foco de atención, si estos dos vencen el combate puede que nos empiecen a ver con otros ojos, nos admirarán y temerán y se pondrán de nuestro lado. Dejaremos de ser simples comerciantes de los que aprovecharse a ser un grupo que debe ser tenido en cuenta.

O espera, si matan a SU CAMPEÓN es también muy posible que se vuelvan contra nosotros y quieran eliminar a quién les ha privado para siempre de esa diversión.

Tengo que pensar algo.

Halem dejó de prestar atención al espectáculo, miraba al caudillo y a cualquier otro elemento que pudiera suponer una amenaza. El resto estaba distraído con lo que ocurría en la arena pero no podía bajar la guardia.

- Bak, atento por si esto se complica.

Sabía que el brujo no le fallaría si la situación se tensaba y costaba salir con vida de allí.

Había que reconocer que el goblin tenía labia, podía meterse en el bolsillo a cualquiera. Bakji se cruzó de brazos, no le había dado tiempo a cambiar la ficha debido a la indisposición que arrastraba y no iba a acercarse justo ahora. Se fijaba en Ogrin, quería reconocer sus rasgos, los puntos fuertes de la especie a la que pertenecía. Una gran masa de músculos no tenía porqué ser invencible, deseó que sus dos contendientes encontraran un resquicio en su defensa.

"Si en algún compás del combate cayera al suelo podría intentar dormirlo".

Sería un buen plan si esa mole fuese a caer, algo que no veía del todo viable dada su corpulencia. Quizás si se diera un golpe en la cabeza... suspiró, tenía que concentrarse por si encontraba una oportunidad, una situación plausible.

- ¡Lybious, demuestra que ninguna situación te viene grande!

Trató de apoyar al semiorco, no quería que la desgracia le alcanzara.

Mondo salio con la bolsa de monedas una vez que habia acabado de contarlas, ese gnoll nos ha escamoteado en las ganancias, pero hemos sacado 3000 piezas de oro limpias de polvo y paja que no es mal botin.

Viendo a Lybious en la arena no pudo mas que taparse el rostro con la mano* y veniamos aqui de incognito, nos va a reconocer hasta el esclavo que limpia el establo.

No pudo mas que tragar mucho aire y echarlo poco a poco mientras veia como iba a desarollarse el combate