Partida Rol por web

-Toda la vida -dijo el troll cortando a Cesi, que había abierto la boca para decir algo-. ¿Por qué?

El yo interno del niño Sluagh miro avieso a Cortapanes. Había interrumpido a Cesi, cosa bastante rara, al fin y al cabo la pooka podría decir cualquier cosa con sentido o sin él. ¿Tendrían sus "padres" algún secreto que quisieran cubrir?

- Porque todos sois muy mayores, y apenas hay otros Infantiles. Quiero que me contéis historias de antes de que naciera.-bostezó de nuevo, mientras el peso sobre sus ojos hizo que los entrecerrara y enterrase la cabeza entre los brazos apoyados en la barra.- Seguro que habéis vivido Búsquedas, y derrotado a Quimeras fantásticas. De mayor quiero ser un gran hechicero para ayudar a mis amigos y poder hacer cosas guays.

Aunque quería saber más sobre la condesa que había sido, se dió cuenta de que apenas sabía nada del resto de las faes.

-En realidad no hemos tenido muchas aventuras. Siempre hemos estado aquí -explicó Cortapanes-. Antes de casarnos también. Este bar era de mi tía, pero el feudo era del papá de Tristán. Cuando él se... fue, nos quedamos Cesi, la mamá de Tristán y yo, con Lord Tristán.

Segismundo no solía oír mencionar a los padres de Tristán. Lo poco que sabía de ella es que había sido una sátiro y que era amiga de la infancia de Cesi y de Cortapanes. Se había marchado hacía unos diez años para rehacer su vida tras un larguísimo luto por su marido Deshecho, el anterior barón del Orujo, y había dejado a Tristán para que le criaran Cesi y Cortapanes.

-Luego nos quedamos solos los tres -interrumpió Cesi cuando Cortapanes bajó la mirada entristecido-. Y este idiota me engañó para casarnos.

-Jo, que pena ¿No?.- El niño Sluagh realmente estaba triste, esperaba que sus mayores hubieran tenido vidas fascinantes. ¿Acaso las faes no estaban enredadas en el Dan?.- Lo digo por lo de no ir nunca de aventuras. Parece que en este Ducado solo pasan cosas tristes y la gente se muere, como la condesa trol. Pero, a la vez, todos tenéis alguien que os ha hecho feliz, como ella. Así que, tan mal no está.

Cuando mencionó su vida anterior Cesi y Cortapanes intercambiaron una mirada preocupada y Cesi se estiró por encima de la barra para rascarle la cabeza y peinarle con los dedos.

-¿Qué sabes de Lady Felisa, cariño? ¿Alguien te ha contado algo?

-Pueees...- empezó a hablar cuando fue interrumpido por un bostezo.-... he descubierto cosas. Porque no hay más secretos a los que pueda acercarme. ¿Sabíais que fue asesinada, como mi papá? La tiraron de la torre. Aunque aún no sé qué o quién fue. Si pudiera hablar con la persona a la que quería, tal vez pudiera descubrir algo más.

Cesi y Cortapanes intercambiaron otra mirada, y el troll le puso la mano en el hombro. Empezó a hablar con voz suave, como hacían los adultos siempre que le daban malas noticias.

-Cielo, Lady Felisa estaba... enferma. Como tu madre. Tenía muchos problemas en... su vida.

-No, no. Mamá estaba un poco más en un reino de la pesadilla que aquí. Pero a lady Felisa, la empujó una cosa con cuernos en la cabeza. Sabía que la iban a matar, o al menos sabía qué era, porque antes de morir tenía mucho miedo. Yo no sé a que le puede tener miedo un Troll, sois fuertes y grandes.

Cesi esbozó una sonrisa triste, pero entró en el bar una mujer y la pooka tuvo que marcharse a atenderla. Mientras tanto Cortapanes se estaba inclinando tanto para escucharle con atención que su espalda parecía una colina. Al pasar de camino a la mesa le dio un beso rápido y un poco hierático a Segismundo.

-Felisa era muy buena chica, pero las cosas de las que tenía miedo no existían. Sólo eran de verdad en su cabeza -dijo el troll con gesto grave-. ¿Quién te ha contado estas cosas?

Mirando a Cesi fugaz, sabía que a veces la pooka, desconfiaba de él.

- No me lo han contado. Lo he recordado. Yo...yo, era ella, Cortapanes. Murió cuando yo nací. Mi alma faérica, fué la suya, lo recuerda casi todo.

Cortapanes miró a Cesi, que estaba ocupada tomándole nota a la cliente, y después se inclinó aún más hacia el sluagh. Estaba tan torcido que estaba a punto de caerse del taburete, ya de por sí endeble bajo su peso.

-¿Lo dices en serio? Segismundo, una vida pasada no es una cosa para hacer bromas. ¿Estás del todo seguro?

Segismundo no tenía más prueba de lo que decía que su memoria, que esos impulsos que latían cuando trataba de desentrañar los misterios de su anterior vida, que como una obsesión morbosa le impulsaban a investigar. Sin embargo, esas impresiones actuaban a placer, si tan solo pudiera recordar algo de Cortapanes.

Concentrándose, Segismundo logró acceder a algunos de los recuerdos e impresiones de Lady Felisa. Recordaba a Cortapanes, más joven, acompañado de Cesi y de una sátiro con ojeras. Recordaba haber estado en el bar, que en otro tiempo fue parte de sus dominios, pero el troll no desperataba ni siquiera sentimientos de familiaridad.

-Estoy muy seguro. Creo que Lady Felisa y tu no os llevabais muy bien, eráis conocidos, no amigos, y salíais de fiesta con ella, Cesi y tú, y un sátiro, pero no le conozco. Tal vez ibáis juntos porque ella iba con él. ¿quién es el sátiro? Porque ella tenía un amante sátiro. Lo recordé al entrar en su antiguo dormitorio.

Cortapanes hizo una mueca cuando Segismundo empezó a hablar de ir con sátiros y de dormitorios.

-La única sátiro con la que íbamos era la madre de Tristán. No conocía apenas a Lady Felisa. Era nuestra señora, y Rosario... Lady Rosario era su vasalla. Lady Rosario es la sátiro -aclaró-. Cuando su marido se... Rosario se hizo Baronesa cuando el papá de Tristán se murió.  No conocíamos casi a Lady Felisa, pero todo el mundo sabía que estabas... Que estaba enferma.

-¿Cuál era la enfermedad? ¿La tenía cuando salíais de jóvenes juntos? Apenas se nada de Lady Felisa, pero no creo que se cayera de su torre. En tu cumple oí que ha muerto un troll en otro feudo, y si es por la misma causa, tengo que encontrarlo y evitar que vuelva a venir aquí.- La conversación estaba despertando al chaval, que no tenía consciencia de estar agotado como antes.- ¿Lady Rosario tenia algún diario?

-Rosario no se ha muerto ni nada -respondió Cortapanes. Segismundo percibió cierta tirantez en su respuesta, una advertencia. Hubo un momento de tensión que el troll disipó con un suspiro-. Se marchó hace mucho tiempo. También estaba enferma, enferma de tristeza por su marido. La Condesa... tú estabas... Su enfermedad no era física. Era igual que tu madre. Estaba... ¿cómo has dicho? En un reino de pesadilla. Eso es todo lo que sé.

-Aaaaaaaaaagh.¿Porqué descubrir el pasado es taaaaaaaaaan difícil?.- Se quejo lacónico y con un gesto enfurruñado.- Gracias, Cortapanes. Preferiría que no le dijeras nada de esto a nadie. Ya es complicado. 

Al menos el troll creía que la anterior vida de Segismundo estaba loca, pero eso no significaba que se hubiera suicidado por su locura. Había sido asesinada, por algo con cuernos en su cabeza, la opción más clara era un sátiro, pero eso no significaba que fuera la única opción posible. Los pensamientos sobre lo complicadas que eran las relaciones entre adultos navegaban por su mente, mientras entre sus brazos pesaba el sueño sobre sus párpados. 

-Venga, chaval. Te llevo a casa -se ofreció Cortapanes. Bajó a Segismundo del taburete y le dio una palmada en la espalda para impulsarle hacia la puerta-. Tengo el coche aquí al lado.