Partida Rol por web

Me dispongo a continuar a través del túnel cuando una ligera brisa llega a mi cara ¡La salida al fin! exclamo para mis adentros antes de notar un fuerte viento que me hace dar una vuelta sobre mí mismo. La sensación que me provoca es que daba igual lo que hiciera ese viento es suficientemente para moverme.

Cuando me estabilizo después de dar la vuelta, veo como el viento ha hecho de las suyas con las faldas de la mujer, y ha elevado en el aire al párroco. Una risa burlona resuena en la caverna. En medio de la caverna se crea una masa como solida de aire en la que se pueden ver un par de ojos.

- ¡Cagonros! - exclamo.

Me acerco al párroco para ayudarle a levantarse y le ofrezco mi gran mano a la mujer para llevármelos hacia el túnel.

Cuando la corriente de aire me eleva por los aires, mis ojos se abren como platos, pensando en un primer momento que estaba ascendiendo a los cielos, por una mano divina que me transportaba.

Sin embargo, la mirada de confusión cuando caiga al suelo espatarrado en el lodo y barro se convierte en una de alarma ante la visión que estaba frente a nosotros.

¿Qué nueva forma toma ahora el diablo para enfrentarse a nosotros? digo levantándome del suelo y recogiendo el crucifijo. Mientras tanto, miro las opciones para salir de alli, si bien, algo en mi interior me decía que esa cosa era parte del mal que había asolado el lugar

De nada servirá huir, pues no sabemos ni a donde vamos, y solo quedaremos a su merced si le damos la espalda. Mientras hablo, elevo el crucifijo preparando una oración a nuestro señor todo poderoso para que nos ayude en la lucha contra el enemigo

-El diablo viene a castigar nuestros pecados, pero somos siervos de Cristo. ¡Sacerdote, si hay algo que pueda hacer! ¡No temo a la muerte! 

   Goyo se planta dudativo arma en mano, el sacerdote levanta su cruz y empieza a exhortar a los santos y en nombre de dios grita a la masa de aire, Teodoro hace señas para ir al tunel opuesto al que habéis entrado y que rezáis os lleve a una salida, Brais, Aritz y Gaizka entran en el tunel seguidos del caballero que se para en la entrada para esperar a los demás.

   Mientras la figura de aire gira y os observa con lo que parece una mueca burlona.

Al ver que el santurrón y su retahila de oraciones no parecía funcionar, Lady Jimena siguió a los que marchaban por el túnel con gran terror.

Cuando la mujer corre a refugiarse en el túnel, voy tras de ella para ponerme al lado del caballero. Levanto el hacha de trabajo, de haber estado solo, hubiera corrido tanto como hubiera pedido, si no hubiera esa masa de nube mirándonos, hubiera corrido tanto como hubiera podido. Ninguna de las condiciones se cumple, lo mejor es no separarnos y más importante de todo, si lo que nos ha "atacado" no es lo único que hay en los túneles, lo mejor será que permanezca con los visitantes.

   La masa de aire se mueve directamente hacia Goyo y Beltrán, Goyo se adelanta y le da un par de hachazos que si limitan a cruzar el aire, pues aire es que se mueve. Beltrán sigue hablando en voz alta haciendo gestos y agarrando la cruz, mientras que Xuan Calleja y Lady Jimena les falta tiempo para atravesar lo que queda de caverna y reunirse con el resto que observan desde la seguridad del túnel la escena.

   La figura empieza a girar alrededor de Goyo y Beltrán, el aire levanta guijarros, piedras y escoria de la fragua, junto con algún carbón semiencendido que voltea y les golpea (Goyo y Beltrán, perdéis 1 punto de vida)

   Mientras observas la escena, reconoces la mancha del maligno, pues te parece entender de tus conocimentos teológicos que no estás sino ante un demonio elemental, de los que se conoce como silfos, al servicio del Demonio de la envidia, Guland.

Llevándome una mano a la cara para protegerme del viento, Rena y guijarros que traía consigo, mantengo la Cruz en alto, frente a la masa de aire, no haciendo caso al hilillo de sangre que  han dicho formado donde ha impactado la piedra.

Maldito ser traído de la oscuridad y creado por el diablo para atacar a los creyentes y buenos cristianos. No te acerques, por Dios nuestro señor, yo te lo ordeno por la rancia de en nuestro señor.

No sabía si mi fe lograria abatir a esta aberración, pero si no lo lograba rápido podría elevarme por los aires y dejarme caer, rompiéndome todos los los huesos.

  Mientras te enfrentas a tu oponente, reconoces en el la zarpa del enemigo, pues te dictan tus conocimentos teológicos que no estás sino ante un silfo, demonios que sirven a Guland, demonio de la envidia.

-Padre, los tié cuadraos-le dije al chepudo cuando se había quedado ahí mientras los demás corrieron....el primero el caballero para dar ejemplo. Si es que.....La señora a salvo de momento. De modo que me dispuse a ganar tiempo pal padre y que fuese lo que Dios quisiera.

Me dirigí nuevamente a la criatura esperando respuesta mientras el padre hacía lo que quisiese que estaba intentando-He pregunta que quién eres y lo que quieres.- escupí un sonoro gargajo y rsperé respuesta.

-

   ¡Quinto asalto, Confrontación!

   El Silfo ignora a Goyo y a todos os parece ver unos ojos en la masa de aire, el padré Beltrán termina de rezar y clamar, durante un segundo el elemental y el sacerdote se miran uno a otro... una peste tremenda llena la caverna... jurarías que huele a azufre...

   Luego una carcajada burlona resuena en la caverna, cuyo origen parece ser la masa de aire. Un tremendo viento se levanta y el crucifijo de Beltrán es arrancado de su mano y arrojado con violencia al túnel, donde cae a los pies de Don Teodoro... luego un gruñido gutural resuena y de repente la fragua estalla en llamas avivada por un viento infernal, una lluvia incandescente de brasas que arden a una temperatura antinatural se elevan en el aire, donde se mantienen un segundo quietas girando... para salir luego disparadas hacia el párroco, Goyo y quien se pusiera en medio si hubiera alguien más.

   Ante el diluvio de fuego que os viene encima Goyo y Beltrán examinan con desperación la caverna buscando refugio, entre las rocas, hay un par de carretillas que pueden servir de parapeto y ahí brincáis.

   Pese a su cojera, el padré Beltrán pega un brinco digno de hacer que un conejo se muera de envidia y a punto está de cubrirse por completo, pero aunque casí, no consigue resguardar su pierna coja que es golpeada por unas brasas encendidas. El salto de Goyo se queda más alejado, pero se lanza a la cobertura y aunque no evita que los carbones encendidos le golpeen, si evita parte de la lluvia de fuego. Sin duda más daño hubiera recibido al descubierto.

   Apenas cesa la lluvia de brasas ardientes, un tremendo vendaval sopla desde el silfo y lanza rodando a Beltrán y a Goyo hacia el túnel, donde caéis amontonados y doloridos ante la mirada de los demás.

   El fuego de la forja se atenúa y el aire parece perder fuerza... ahora parece estar en calma, salvo por un fuerte olor a madera podrida y un leve rastro de azufre.

¡Cago en Dios, Cristo bendito, el Diablo y to lo que se menea!¿Qué carajo era eso?-digo a mis compañeros una vez me resguardo en la zona ¿segura?

No parece que nos siga, quizás la criatura sólo quería echarse unas risas a nuestra costa. Sea lo que sea me incorporo haca y escudo en mano y me dispongo a explorar el nuevo camino....sabe Dios lo que nos aguarda.