Partida Rol por web

   Tras una breve pausa, discutís que camino tomar y no termináis de poneros de acuerdo, así que en primer lugar os introducís por el tunel que prosigue recto sin ascender ni descender por si hubiera alguna salida.

   No tenéis que avanzar mucho, unos tres o cuatro minutos. Claramente es una galería excavada para extraer mineral, no un conducto de salida. Esto queda bien claro cuando el tunel termina abruptamente en una pared irregular. Esparcidos por el suelo al fondo, hay los cadáveres de unos tres o cuatro mineros. Difícil es saberlo pues alguien, o algo se ha entretenido despedazándolos y sólo hay un par de cuerpos sin demembrar, una nube de moscardones zumban entre los restos. El espectáculo no es agradable y olor os revuelve el estómago.

   ¡De pronto, uno de los mineros muertos se alza! Gruñendo se dirige hacia vosotros de forma errática arrastrando los pies y arrastrando también un pico manchado de sangre. Fuerte impresión se lleva el bueno de Calleja, más el resto aguanta el tipo, más no por inesperado se quedan más tranquilos. Goyo y Teodoro dan un paso al frente, las armas prestas...

   ... sólo para ver como tras andar vacilante unos pocos pasos, se derrumba a sus pies sin que le hayan rebanado ni un mísero pelo. Con gran asombro os aseguráis que esta bien muerto, sobre todo tras separar su cabeza del cuerpo Goyo por seguridad.

   Más aquí no hay nada, salvo cadáveres de mineros y media docena de picos. Os volveís por donde habéis venido y tomáis el tunel descendente.

 

   Una media hora después, os encontráis en la misma situación. Por la izquierda de frente, el tunel desciende. A la derecha se abre otra galería, más estrecha y con pinta de ser más reciente.

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Teodoro se quedó afectado por las palabras del párroco, aunque no le respondió en el momento sino que se encerró en su mutismo hasta que un buen rato y unos engendros no-muertos más tarde replicó: -No soy experto en minas, así que no tengo la certeza absoluta, aunque de lo que conozco las minas tienen una entrada et salida, que está bloqueada. Todas las galerías van contrayuso* así que queramos o no vamos a encontrarnos con el origen del mal. Eso sí, si estamos perdidos al menos que el cielo nos deba un favor por todos los engendros del mal que matemos antes de caer.

- ¿Quies dicir que vamos tener que enfrentanos queramos o no a lo que sea que haya atacado a los mios compañeros? - pregunto con voz temblorosa - ¿Cómo mi manto destruisteis les escaleres? - pregunto, al ser el único punto de entrada y salida que conozco.

Después de ver lo que acabo de ver, como un cadáver se alzaba para luego caer muerto y ver como el tal Goyo le rebanaba el pescuezo, trago saliva imaginando quien o qué ha debido provocar todo esto dentro de la mina atacando a pobres mineros con familia e hijos.

Cada vez más ansioso por llegar a donde sea que fuéramos a llegar, vuelvo a acercarme a la intersección

Si queréis, podemos hacer como antes, aunque mucho me temo que las ramificaciones laterales son más túneles que excavaron en busca de mineral. Aunque, sea o no la salida, creo que deberíamos de investigarlos para no dejar nada peligroso a nuestras espaldas la visión de esos nuevos muertos ya ni siquiera llegó a perturbar mi mente, cosa que me preocuparía en otra ocasión, pero ahora, mi destino estaba ligado a lo que hubiera acá abajo, y mi único fin era descubrirlo e intentar acabar con él. Mientras, toda criatura cuya alma pudiéramos salvar sería una pequeña recompensa.

-¿Qué clase de rituales satánicos se han llevado a cabo en este lugar, maese Calleja? ¿Sabe usted algo? -la dama estaba visiblemente afectada por el espantoso ser que se había levantado delante suyo.

Otro pasillo que no llevaba a ninguna parte, más muertos que se levantan y poco más. Suspiro cabreado, escupo al suelo y sigo caminando para abajo, al final haremos caso al cura y nos adentraremos en el corazón del mal. Niego con la cabeza, escupo al suelo y aprieto la mano del hacha enfadado por la situación-Respondo al minero-Matarlos a todos, cortarles la cabeza y esperar que no vuelvan a levantarse- sonrío de medio lado, parezco un demente cubierto de sangre como estoy de mineros muertos y el hacha ensangrentada,si algo aparte del mal que hay aquí da miedo soy yo.

.-Como queráis padre-respondo al párroco, no veo muchas alternativas.Escu`po al suelo y me encojo de hombros.

Escucho a la doña y al caballero, niego con la cabeza y escupo al suelo.-Por desbaratar ritos satánicos en cuevas malditas cobro el doble-hago el esbozo de una sonrisa, es un chiste privado pero cierto. Si salgo con vida de esta quiero una buena paga.

- De haber sabido qu'equí realizabanse rituales satánicos, pue creeme señora que nun me encontraran equí trabayando - contesto -. Yo nunca llevaba más d'un día trabayando equí, ¿cuantes veces voy tener que repetilo? - prosigo algo cansado ya de repetir siempre lo mismo.

Jimena sacó la daga enjoyada.

-Estoy presta a luchar si hace falta, maese Xuan. Soy tan enemiga de los adoradores del demonio como vos.

   No hay mucha duda del camino a seguir, bien es, que antes de continuar se examina el tunel que a un lado sale, pues a ninguno del grupo le place pasar por alto una salida.

   Esta galería lateral, se ve nueva, a decir de Calleja, que bien se le ve entendido, al menos de túneles y minas. Un olor desagradable, mezcla de vómito y podredumbre os acompaña en la exploración, más nada hay, a lo pocos minutos gira a la izquierda y se estrecha, en fila de a uno seguís hasta que el que va primero dice que nada hay. Que muro sólido irregular se ha topado y salvo un par de picos y trozos sueltos de roca, aquí se acaba la galería. Os giráis, el último pasa a ser el primero y el que fue primero ahora último de la fila va. Y de vuelta a la galería que desciende que parece ser principal.

   Una hora larga lleváis, Aritz avanza despacio, a pesar del apaño se le nota pérdida de sangre. Gaizka va sudoroso, apenas habla y os parece que tuviera fiebre, el párroco tampoco va muy allá, cojea, tiene moratones y magulladuras y le duele cada paso que da.

   El tunel baja, baja, baja y luego empieza a girar a la izquierda sobre si mismo haciendo una U y sigue bajando, más ya al cabo de unos pocos minutos deja de ser descendente y os dice Calleja que ahora va horizontal. Sigue recto hacia las profundidades de la montaña, iluminado a intervalos regulares por los candiles mineros. Las traviesas crujen cuando pasáis por debajo, pero nada pasa.

   Y llegáis al abismo.

   O al menos, a un abismo, aunque sea pequeño. Una grieta natural cruza el tunel que seguís, sois incapaces de vislumbrar el fondo. La grieta cruza de forma transversal el tunel, y para cruzarla han colocado unos estrechos tablones de madera, de aspecto basto. Cuatro o cinco varas más allá, el túnel sigue tras este improvisado puente.

Cuando vi el agujero me lo pensé dos veces. Pero no habá otra salida posible. De modo que eché el escudo a la espalda, el hacha al cinto, escupitajo al suelo e intenté pasar.-No mires abajo, no mires abajo-

Mientras intentaba pasar mi vida pasó por delante de mis ojos. No había sido lo que se dice un buen cristiano, me hice la promesa de cambiar si salía de esta. No solo del abismo, si no de la mina en general.

Después de un rato largo paseando por túneles y galerías llegamos al punto de un túnel que aparece dividido por una grieta que habría que pasar para poder continuar. Para hacerlo hay un tablón que hace las veces de puente.

El que llaman Goyo, guarda su arma y lleva su escudo a la espalda y se dispone a pasar. Me preparo para ser el siguiente una vez Goyo haya pasado.

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   Con paso firme y decidido, Goyo apoya los pies en el puente formado por dos o tres tablones que cruzan la sima, hay un silencio sepulcral, el propio aire parece pesado, quieto, como estancado. Empieza a cruzar.

   Los tablones crujen, pero apenas se comban, aguantando bien el peso de Goyo, cargado como está con su equipo y armas embutidas en su cinto, escudo a la espalda que cruza con las manos libres, aunque este puente formado por tablones no tiene barandilla ni nada similar. A su espalda, Xuan Calleja se prepara para cruzar en segundo lugar.

   ¡Más de repente, cuando ya está algo más de la mitad del puente un tremendo vendaval huracanado se forma de la nada y golpea con fuerza a Goyo!

    A pesar de ser evidente la tremenda fuerza del viento, parece desvanecerse cuando deja el abismo, pues a los que estáis en el túnel, apenas os llega una leve brisa.

   Durante un segundo se ve como sus músculos se tensan y se fuerza a avanzar paso a paso contra la fuerza del viento, pero al levantar un pie para dar el siguiente paso, el viento arrecia su fuerza y Goyo sale despedido hacia atrás, a medias volando a medias rodando.

   Bueno, hacia atrás exactamente no.

   Exactamente sale lanzado hacia uno de lo lados, hacia el abismo, veis con horror como rueda por los estrechos tablones hacia la negrura sin fondo...

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AHHHHHhhhhhhhhhhhh.

PLOC, - ay - , ¡PLANK! Ñiiiiiiccc. - ay, ay, ay ,_{ay, ayay, ay} ... -

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   Goyo intenta agarrarse al borde del tablón, pero falla y lanzando un alarido cae por la sima... unos dos o tres segundos más tarde ois un ruido como algo metálico golpeando contra piedra, y una especie de chirrido metálico y otro golpe más fuerte aún.

   Y os parece oir una voz quejándose en las profundidades...

   Por cierto, el viento de repente desaparece.

   La sima, por fortuna o por desgracia es en forma de cuña y cada vez se estrecha más y más y ... llega un momento en que las paredes se estrechan y se aproximan tanto que ya no tienes espacio para seguir bajando y quedas atascado en las profundidades, por fortuna, no has caído tanto pero te has dado un tremendo morrazo, y tienes el pecho totalmente desgarrado y aplastado por la armadura.

   Y estás empotrado como un corcho en botella de sidra en la sima.

Trago saliva al oír la caída de Goyo, miro de nuevo al otro lado del abismo y me retracto sobre pasar.

- ¿Alguien tien cuerda pa baxar por el? - pregunto al resto.

Ni tan siquiera se me había ocurrido antes, pero una cuerda podrá dar una segunda oportunidad al pobre Goyo, en el caso que haya sobrevivido, la mina es muy traicionera, pero nunca podría imaginar de que manera lo es hoy.