Partida Rol por web

Whalen espera a que todos estén juntos para hablar.Está pensando como articular las palabras, indeciso ante la perspectiva de ser el centro de atención, pero al proponer su madrastra dar un paseo con su padre se decide a hablar. Eleva una mano pidiendo atención, hace un gesto a Galdrín para que se acerque más a ellos. Tras eso mira a su alrededor para asegurarse que no hay orejas ajenas a los Crogall demasiado cerca.

Yo... Disculpad, pero he descubierto algo que creo que es importante.

Empieza mientras mira a todos. Quisiera mirarlos a los ojos pero la vergüenza hace que no pueda subir más allá de sus bocas.

Mira más allá de ellos... recuerda de las lecciones de oratoria del maestre.

He... He hablado con el mozo de cuadras. Al parecer los rumores sobre los sanguinarios Crogall que arrasan aldeas los esparce el grupo de un caballero. Hace unos días atendió a un grupo de mercenarios, liderado por un hombre de armas con un zorro en su blasón. El número coincide con el de los muertos... Si le restamos dos. Uno por el del blasón del zorro y otro... Esta mañana uno de sus hombres ha venido pidiendo un caballo y luego ha seguido su camino al sur al no haber ninguno disponible aquí.

Creo que sería importante darle caza para saber más. Va a pie pero no sabemos por cuanto tiempo.

Termina por relatar el heredero. Se mezcla en su voz la congoja por hablar ante el silencio de todos, junto a la emoción de saber algo que quizás ayude a resolver lo que pasa con ellos.

Ser Roshar cenó sobre la barra, manteniendo la distancia con el resto de la familia. Aunque no fue ajeno a las palabras que se intercambiaban en la mesa. No mostró preocupación cuando Lady Varya invitó a Lord Crogall a dar un paseo. Giró solo un instante, cruzando la mirada con Galdrín. Aquel momento no era apropiado para que el caballero se ausentara, dejaría que él se encargara de la seguridad de Evan. 

Se inclinó un poco hacia atrás para escuchar mejor las palabras de Whalen y la información se contrastó en su cabeza. Él aun no podía acercarse a informar lo que había descubierto. 

El sonido de los parroquianos allí presentes pareció disiparse durante un breve e indeterminado lapso de tiempo, o eso le pareció a él. Lady Varya bajaba las escaleras tras su baño. En un día normal no le habría dado mucha importancia pero ese no era un día normal, una sensación que empezó extraña anidó en su mente al encontrar aquellos cuerpos en el claro.

Respondió a la llegada de la señora de la casa Crogall asintiendo con la cabeza. Dudó un instante antes de decir algo:

- Estáis especialmente hermosa esta noche mi señora. Será un placer dar un paseo nocturno.

Se dispuso a levantarse cuando llegó a su heredero. Al ver su llegada poco disimulada llegada se intensificó su malestar. Se forzó a ser paciente, puesto que allí era señor fuera de sus tierras. Escuchó con atención las palabras. A medida que se formaban las palabras entrecortadas cogió la copa de la mesa con disimuló y se la llevó a los labios. No tenía ni pizca de sed pero con eso pretendía disimular su estado actual.  Intentó reajustar sus ideas tras el cansancio acumulado durante el día. ¿A quién servia ese caballero? ¿Los rastreros  Danet? y ¿Quién acabó con ellos? Esperemos que esto no nos meta en más líos de los necesarios aquí no contamos con la fuerza necesaria. Miró a Whalen con seriedad.

- Ve con Galdrim y los mapas para estudiar las posibilidades. - Giró la cabeza entorno a los comensales allí presentes. Se levantó con la elegancia propia de un señor. - Si me disculpan tengo una petición que atender.

Tendió la mano a Lady Varya para salir.

Una ligera sonrisa adornó el rostro de la dama ante el cumplido del lord y, cuando éste accedió al paseo, asintió casi imperceptiblemente.

Dió un sorbo de la copa recién llenada y estaba a punto de levantarse cuando las palabras del heredero sorprendieron a Varya, no por la información que había obtenido si no por las partes que no se correspondían con lo que ella misma había averiguado. Al menos la mención de ese hombre a pie la tanquilizó, era el que faltaba en sus cálculos y por fin sabía qué había sido de él; mantuvo su expresión neutra y su mirada pendiente del semblante de su esposo, esperaba la respuesta de Evan a las palabras de su hijo para poder salir fuera de oídos indiscretos y ponerlo al tanto de otra versión de lo sucedido.

Cuando Whalen acabó su explicación, lord Evan lo mandó junto al maestro de armas para estudiar la acción a seguir, bien así ser Roshar deberá acompañarnos y podremos contrastar toda la información obtenida, pensó la señora de la casa pero no tuvo tiempo de más, Evan se levantó inmediatamente, como si su pierna no lo estuviera mantando de cansancio, y recordó a todos que tenía una tarea pendiente. Lady Varya alargó el brazo para posar la mano en la que su señor le ofrecía y se levantó con gracia calculada, acorde con los movimientos de su marido.

La mandíbula de Galdrín había llegado a tensarse tanto durante la narración de su …

Maldita sea, mas problemas.

Aun no entendía algunas partes de lo comentado, pero parecía que alguien había matado a aquel grupo de hombres que los lobos pretendían devorar, y que las culpas recaían sobre los Crogall.

No le gustaba una pizca, porque estando en un lugar donde no podían saber quién era amigo o enemigo, no podían permitirse el lujo de descansar. Y pretendía vivir tranquilo hasta Desembarco, pues allí, en aquella ciudad llena de dinero y depravación si esperaba maniobras como aquella, pero no allí en mitad de la nada.

Cuando escucho las palabras de su señor asintió, pero se le torció la cabeza y el gesto al darse cuenta de que este iba salir a pasear.

Las fosas de la nariz se le llenaron al tiempo que su mente buscaba una manera de poner escolta a aquel paseo. Pero vio el rostro del señor, y supo, que él estaría preparado para cualquier eventualidad.

Y aun estando fuera de casa, a nadie se le ocurriría atacar a Lord Evan Crogall a pecho descubierto, porque sin duda, sería su muerte lo que estaría buscando.

Asintió de mala gana, y devolvió sus ojos a la mesa de madera alumbrada por las velas, para luego mirar fijamente a Whalen.

Si no tenéis inconveniente mi señor, me gustaría revisar vuestras averiguaciones en las caballerizas, pero antes he de organizar a los hombres.

Espero un gesto de asentimiento, para ordenar a los hombres que por turnos fueran guardando las habitaciones de la familia, y las caballerizas.

No cruzo ni vista ni palabras con Ser Roshar, porque rara vez necesitaban coordinarse, sabia de sobra que este estaría ocupándose en aquel momento de las cosas que él no pudiera cubrir con hombres o metal.

Volvió junto a su joven señor, y se puso a su disposición.

Mientras el sudor se acumulaba en su frente, pues estaba haciendo un esfuerzo por no dejar vencer un grito en su garganta enrabietada, espero a que Whalen abriera la marcha. Las caballerizas eran más fáciles de cubrir, y de un conflicto estaban más alejadas de las habitaciones donde descansaban los demás.

Si había un peligro armado con dagas en la oscuridad, tendrían que dividirse, y estaba seguro de que el presentaba un blanco mas atrayente.  

Ser Adrik había permanecido tranquilo desde que las cosas se calmaran en la posada y el Lord pusiera algo de calma contando viejas historias y batallas del pasado. Pero aquellas nuevas que traía Whalen habían vuelto a traer la incertidumbre y la preocupación a la mente del caballero.

Ante la inquietud del momento, y con los peligros que acechaban el nombre de su familia, no le parecía buena idea que su Lord y la esposa de éste salieran a pasear por la noche alrededor de una posada hostil en la que el nombre de los Crogall había sido recibido con total aprensión.

Por tanto el caballero se levantó para seguir a su tío y Lady Varya hacía el exterior y vigilarlos desde una distancia prudencial que mantuviera la intimidad de su conversación. Todavía quedaban muchas dudas que resolver sobre las noticias que Whalen había aportado pero la seguridad del Lord primaba por encima de todo. Y conociendo a su tío, supuso que no despachaba el asunto tan a la ligera para dar un paseo romántico a la luz de la luna, sino que querría comentar algo importante con su esposa.

Se quedó de piedra cuando su padre, a pesar de lo dicho, decidió salir a dar un paseo con su esposa.

Mi padre no era tan despreocupado... ¿Será cosa de la edad o de Varya?

Aún y así se lo tomó por la otra vertiente, en positivo.

Se hace mayor... Y empieza a dejar en mis manos cosas de responsabilidad... Como esto...

Asintió a las indicaciones de su padre con los labios fruncidos.

Cuando Galdrín solicitó el permiso del heredero, este le dio el consentimiento con un ademán descuidado. Lo escucha dando órdenes a sus hombres

Esos hombres no son de Tormenta... Son de mi padre... Y serán mios... He de aprender a tratarlos como hace Galdrín. Lo adoran.

Al volver lo retiene un momento, por el brazo.

Galdrín... El mozo de cuadras se cree que soy un caballero. Tiene en gran estima a la orden y mientras lo siga creyendo se mostrará abierto... hagamos lo posible para que lo siga creyendo... Aunque ¿Qué es lo que no os queda claro? Quizás se me ha pasado por alto pero ya lo sé...

Le pregunta antes de salir. No le gusta mucho la idea de volver a incordiar al muchacho. Teme que se cierre en banda al darse cuenta que ha dicho más de la cuenta.

Yo creía que íbamos a salir tras el rastro de ese mercenario que va a pie. Es de noche, sí, pero cada hora que dejamos pasar cuando tenemos monturas y él no, es una hora que perdemos... O eso creo, Galdrín... Tú eres el experto, no quería ofenderte. Lo siento.

Musita, balbuceante. Se ha dado cuenta del embrollo en el que se iba metiendo a medida que habla y acaba hecho la picha un lío.

El maestro atiende a las palabras del joven señor y asiente.

Luego parece meditar un poco lo que le están comentando, y lo mira para atestiguar.

Mi señor, si tenéis el rumbo de esa persona, está claro que deberemos salir en su búsqueda. Los hombres se mantendrán en alerta aquí, pero no podemos salir todos detrás de un hombre que aun a pie nos saca ventaja, y puede que conocimiento del camino.

No termina de entender que es lo que está pasando, algo se le escapa, pero si Whalen cree que es necesario ir a por un hombre solo en mitad de la noche, no iba a discutírselo.

Vayamos a las cuadras, y recojamos las monturas, y de paso, si no tenemos una descripción física, debemos de obtenerla, porque un hombre puede pasar desapercibido tan solo cambiando las vestiduras.

Acompaño ese último comentario señalando las ropas de ambos, porque si bien las del maestro de armas no eran precisamente vestimentas de pobres, se notaba con claridad ante el ojo entrenado que no tenían el gusto y el color de las del joven señor.

Luego se perdió en la noche con su señor en busca de los caballos para cazar al asesino.

Lady Varya enlazó el brazo con el del lord y salió junto a su esposo a la noche estrellada. Fuera hacía fresco, algo que se agradecía después de la humedad pegajosa de los pantanos; en cuanto estuvieron lejos de posibles oídos y miradas indiscretas Varya recostó la cabeza en el hombro de Evan y le relató lo que sabía a media voz.

- Yo tengo otra versión de lo ocurrido facilitada por Giana, la muchacha que nos ha servido, muy agradable por cierto, al menos una vez traspasadas las reticencias iniciales. - dijo haciendo una clara alusión a que se había ganado la confianza de la joven - Hay dos hechos diferentes, por un lado los muertos en el camino y por otro los rumores sobre nosotros. Sobre el primero me ha contado que hace unos días un anciano caballero llamado ser Arys Espadafiel, o algo así, cuyo blasón era un zorro gris sobre fondo negro, contrató en la taberna a un grupo de seis mercenarios. Uno de ellos llamado Terrence alardeaba de haber participado en la Rebelión de Robert y llevaba una espada con empuñadura en forma de venado; -  la espada la habían encontrado, lo que no sabía la dama era si Terrence era uno de los muertos, por eso le dió al lord la descripción que le había dicho la chica  - según me ha contado él era muy alto, de espaldas anchas, con nariz grande, ojos grises, pelo y barba rubios, de treinta y pocos, y posiblemente de Rocadragón. ¡Ah! y un lunar bajo el ojo izquierdo. El tal Terrence decía que la espada se la había regalado Stannis Baratheon y también añadió que habían coronado al hermano equivocado... - calló un momento para que la idea calara, no hacía falta añadir nada más para saber que el hombre era un alborotador y un bocazas - El caballero del zorro no se tomó a bien la actitud del mercenario y, según Giana, le echó una mirada asesina que a ella le dió mucho miedo. No sabe para qué el caballero contrató a los mercenarios, lo único que sabe es que viajaban hacia el norte.

La dama dejó un momento de silencio para que su señor encajase bien todas las piezas de esa primera revelación, y después añadió la segunda explicación.

- Respecto a la actitud de todos hacia nosotros, hay que agradecérselo a Adham Dannett; según me ha dicho han parado este mediodía a comer y han contado que nuestra casa masacró a un grupo de campesinos y granjeros de sus tierras, que tuvieran cuidado si aparecíamos. Lo grave es que llevan un escudo con nuestro blasón manchado de sangre para apoyar sus palabras y que van por delante nuestro, no sé si en Desembarco seguirá contando esa mentira pero si es así puede ser muy perjudicial para nuestra casa; sólo el séquito cercano ya son quince, pero llevan a mucha mas gente, y lord Dannett no viaja con ellos, supongo que para no mancharse con las mentiras cuando se descubra la falsedad de las palabras de su hijo. No sé cuál puede ser su ritmo pero si no han alcanzado ya al mercenario que iba a pie buscando un caballo, pronto lo harán.

Varya calló por fin, ya le había dicho todo lo que sabía y su mano acariciaba, sin darse cuenta, el brazo sobre el que se apoyaba mientras esperaba de la reacción de Evan.

Scarlett sonrió a Varya cuando la vió bajar. Asintió ante las palabra de Lord Evan y enarcó una ceja ante la revelación de su marido. En parte por la sorpresa y en parte por lo confuso de los aconteciemientos. Así que aquello era lo que pasaba...Bueno, en realidad no tenía importancia. Eran solo chismes de plebeyos, ¿Qué les importaba a ellos?

Por eso, cuando Whalen y Galdrin empezaron a discutir sobre salir a perseguir a aquel individuo una mueca de contrariedad y aburrimiento se formó en el rostro de la mujer.

-¿Vais a salir ahora a buscarlo? Whalen, querido, ¿Es que no se va a acabar nunca este día interminable? Sólo quiero darme un baño y retirarme a descansar.

Ser Roshar permaneció junto a la barra, satisfecho de que Ser Adrik saliera junto al Lord y su señora para velar por su seguridad y de que Galdrin y Whalen estudiaran la posibilidad de capturar a aquel misterioso caballero. Era consciente de las versiones contradictorias existentes en aquella posada, pero no conocer su parte no les supondría ningún peligro y pensó que les evitaría dudas. Dudas que podrían resolverse de dar con aquel hombre que porta un zorro. 

Se giró de nuevo esperando ser atendido y pidió dos vasos de vino. Había seguido los movimientos de la familia mientras conversaba con la posadera y aun había un sujeto que llamaba su atención al que nadie se había acercado. Una vez tuvo las dos copas en su poder se levantó para acercarse al hombre del parche, que era quien se había mostrado menos hostil y el único que agradeció el buen gesto del heredero Crogall. Ser Roshar quería comprobar si era una actitud sincera, pues sus experiencias le empujaban a sospechar de quien mejor cara muestra. También aprovecharía la conversación para intentar contrastar la información que ya había obtenido. 

- Buenas. - calló hasta que el hombre se volvió hacia él.- ¿Otra copa a su cuenta? - señaló a los Crogall con los ojos y esperó que le ofrecieran asiento. 

Escucha las primeras palabras de Galdrín sobre salir tras el rastro del hombre de armas.

Traga saliva ante la perspectiva de salir tras un mercenario asesino. Le emociona y le acojona a partes iguales. Está cansado, agotado y se muere por irse a dormir pero tanta emoción le da energía que creía no tener.

Luego añade lo ir a la scuadras y conseguir una descripción de ese tal Stan... O Dan, a lo que asiente.

Claro, claro. Vayamos a las cuadras... De paso podremos conseguir esa descripción del hombre que buscamos. Colin estará encantado de ayudarnos.

Señala las ropas de Whalen y aunque le escuecen los hombros y la cadera por el roce de la coraza durante todo el día se muere de ganas de ir con Galdrín.

habla su esposa y su resolución flaquea, dividido entre ir en pos de Galdrín o bien satisfacer a su esposa. Galdrín ya ha salido y ha de tomar una decisión rápida.

Mi señora... El honor de los Crogall está en juego. Volveremos pronto con ese desgraciado que ha paseado por el barro nuestro nombre.

Tras lo cual le dedica una cortés reverencia.

Tomaos ese baño y para cuando hayáis acabado espero poder presentaros a ese desgraciado para que sea blanco de vuestro desprecio.

Añade mientras le toma la mano con delicadeza y se la besa para, acto seguido, salir, apresurado, para atrapar a a Galdrín antes de que llegue a los establos.

Eran muchas las noticias, rumores y conjeturas que el grupo tenía ahora entre manos y tenían que despachar aquellos asuntos entre ellos rápidamente. Varya, con mucha sutiliza, decidió excusarse para salir a pasear con su marido y de paso informarle de sus hallazgos. Ser Adrik, salió tras ellos para vigilar sus espaldas y protegerles en caso de que algo ocurriera.

Mientras tanto, Whalen y Galdrin superaban el cansancio de la larga jornada de viaje con los ánimos de encontrar al sospechoso del que el heredero de los Crogall había tenido noticias. Salieron de la posada y se dirigieron a los establos. Antes de ello, Whalen se disculpó ante su esposa que no consideraba que fuera nada práctico salir corriendo detrás de un fugitivo a aquellas horas de la noche y comenzaba a impacientarse.

A su lado el maestre cerraba los ojos ante la copa de vino que tenía delante. El anciano estaba cansado y ya había dado varias cabezadas durante la cena, lo que le había tenido bastante callado durante todo el rato. Una última cabezada lo despertó y le convenció de que ya era hora de ir a dormir, así que despidiéndose y deseando buenas noches a todos se dirigió hacía las escaleras para ir a su habitación.

Por último, Ser Roshar se dirigió acompañado de un par de copas de vino a hablar con el hombre del parche en el ojo, ese que al recibir la invitación anterior de Whalen había sido el único que se había girado con la copa para brindar por su generosidad.

-Verá, noble caballero, tengo por costumbre no rechazar ninguna copa a la que me invitan, y menos si se trata del infame vino de Dag Moleskin. -El hombre soltó una profunda carcajada al terminar sus palabras y tomó la copa que Ser Roshar le ofrecía para brindar con él. -Salud.

-Mi nombre es Garth, aunque por aquí todos me conocen como "El Barril". - Y no era para menos, se trataba de un hombre de baja estatura, achaparrado, pero de constitución fuerte, gordo y ancho de espaldas. Llevaba un parche en un ojo y tenía la cara enrojecida por el efecto del alcohol y las risotadas que había echado. Su pelo era negro como el carbón y tenía una espesa y salvaje barba que le cubría la cara.

Al salir caminado lentamente de la posada notó el contraste del cálido cuerpo de su mujer junto al suyo. Una sensación de cierta paz le empezó a invadir y dejó que le envolviera. No dijo nada, se conocían lo suficiente como para saber que aquello no era un paseo nocturno arbitrario  y era lo suficientemente viejo como para saber que no correrían grave peligro con el resto de la familia revoloteando por allí. Se relajó y se sintió aliviado al dejar de nuevo de aparentar que tenía más energía de las que en realidad poseía, un paseo era el ritmo justo para que su pierna no se resintiera más de lo que ya estaba.

Mientras se alejaban del tumulto de la posada intentó recordar las vagas averiguaciones que Whalen le había relatado. Había demasiadas lagunas como para emprender una persecución en medio de la noche sin saber que se podían encontrar.  Suspiró levemente, aquello no era, ni mucho menos, el viaje que había pensado para unir lazos con el resto de la familia. No entendía los designios de los dioses, pero como siempre ocurría con los siete al final todo se revelaba en su justo tiempo, o eso le habían inculcado. 

Escuchó con atención las palabras de Lady Varya. Si el resto de señores supieran lo valiosa que es me la arrebatarían sin dudarlo un instante. Cómo esperaba, las piezas que le mostró encajaban con mucha más naturalidad que las primeras informaciones recibidas. A media que las palabras brotaban de su boca las escenas de la absoluta destrucción de la casa Dannett se sucedían con más violencia en su mente.  Pero el cansancio acumulado estaba fuertemente arraigado a esas horas. Meditó durante unos instantes y recordó unas palabras de su difunta madre: "He repasado la historia de los Crogall y he visto que siempre hereda en más corto". Tardó una semana antes de volverle a dirigir la palabra pero a medida que pasaba el tiempo se fue dando cuenta de la profunda verdad que había en ellas. Pero eso nunca le preocupó en exceso, había conocido a señores muchos más recurso que los Crogall y carentes de cualidades, no así sus más allegados.

Acarició con ternura a su amada y le dio las gracias en un leve susurro. Con tono seguro y en voz baja empezó a hablar:

- Seguro que te has encargado de agradecer a esa joven los servicios prestados. Ya sabemos quienes eran los muertos que encontramos en el claro.  En cuanto a lo segundo... no esperaba menos de nuestros amigos los Dannett, pero tenia la esperanza que de no empezaran con su ponzoña tan rápido. Ha empezado la partida y debemos ganarla. Necesitamos descanso y creo que nos llevan la suficiente ventaja como para no poder alcanzar a ese pobre infeliz. Me preocupa más como será el camino a partir de ahora. - Y si pillará a un solo Dannett ahora le iba a dar razones para temernos. - Con lo que sabemos hasta ahora creo que lo mejor será proseguir con el viaje y estar atentos al siguiente percance. Volvamos, debemos descansar. Yo llegaré algo más tarde. 

Con la misma tranquilidad que les había llevado hasta allí, y disfrutando de aquel pequeño instante, dirigió sus pasos de vuelta a la posada.

Whalen y Galdrín fueron al edificio contiguo al de la posada, dicho edificio hacía la función de establo y estaba totalmente acondicionado para tal fin. Unas grandes puertas de madera en uno de los laterales permitía la entrada, y una vez dentro el espacio estaba repartido en pequeños habitáculos suficientes para dar cabida a unos cuantos caballos.

Allí encontraron a un muchacho pelirrojo de cara redondeada con el que previamente había hablado Whalen, se trataba del nieto de los dueños de la posada y respondía al nombre de Colin.. Lo encontraron trabajando, dando de comer a los caballos de la comitiva que se movían con tranquilidad adaptándose al lugar donde pasarían aquella noche.

Cuando Varya acabó de hablar Evan le devolvió la caricia, la expresión en la cara del lord le dijo a ella lo cansado que estaba, pero siguieron con el paseo y compartió a media voz parte de sus pensamientos con ella.

- Sí, nos hemos hecho... confidentes, y estoy esperando el momento propicio para el colofón final. - respondió a la primera frase sobre Giana - Yo creo que lo mas seguro sea que al pobre infeliz se lo haya encontrado Adham Dannett y su comitiva, a estas horas ya lo habrán convencido de decir que hemos sido nosotros quienes hemos matado a sus compañeros.

No lo pudo evitar, el ácido comentario le salió desde lo más hondo de su ser acompañado de un bufido de desprecio nada disimulado. En raras ocasiones se dejaba llevar por las emociones en esas cuestiones, pero en la soledad de la noche con su esposo como única compañía, dió rienda suelta a su rechazo hacia la casa que siempre intentaba hacerles la vida imposible, bastante era batallar con el pantano para tener que hacerlo también con los Dannett. Después de desquitarse soltó una leve risa, para burlarse de sus propias palabras, y se cogió más fuerte del recio brazo de su marido.

- Tienes razón, lo mejor es no hacer ningún movimiento que les haga saber que sabemos que hacen lo que hacen, - después del trabalenguas la dama se acercó a la mejilla de su señor y le dió un suave beso - te estaré esperando para darte un masaje. - susurró aún más bajo en su oído, antes de apartarse de nuevo y adoptar la postura inicial - ¡Ah! Te acuerdas de si el tal Terrence pudiera ser uno de los muertos, me gustaría poder asegurarme de que es así. - un destello iluminó sus ojos por un momento - Y quisiera saber más sobre el caballero del zorro, no me agrada la idea de tener a alguien contratando mercenarios para no sabemos qué, tan cerca de nuestras tierras y luego matándolos, si te parece mañana le preguntaré al maestre si conoce su blasón o su nombre.

Al entrar Whalen miró al muchacho con simpatía.

Hola otra vez, Colin. Te presento a Galdrín, maestro de armas de los Crogall. No hay hombre más gentil ni honorable en los Siete Reinos.

Explica, haciendo de esta manera las presentaciones y dándole pie a Gladrín para preguntarle lo que crea oportuno, como esa descripción que necesitamos.

Mientras lo hace, busca con la mirada a su escudero, que tiene la virtud de estar siempre en los lugares más inesperados y en las situaciones más extrañas.

Durante un momento quedó absorto sobre la idea del el "colofón final" para la tal Giana. Dejó a Lord Evan algo intrigado, una simple curiosidad personal. Escuchó el susurro de la suave voz de su amada, algo que le encantaba. Esbozo una leve y tímida sonrisa que apenas se dejaba ver tras la cuidada barba. Al escuchar sus palabras no pudo más que alzar la vista antes de lanzar una mirada de complicidad a Lady Varya. Con la misma tranquilidad contestó.

- Cierto, se me pasó comentarlo, el tal caballero Terrence es uno de los cuerpos que nos encontramos en el claro de bosque, o lo que quedaba de el. - Dudó durante un instante - ¿Crees que Whalen habrá aprendido a ser más calmado con el tema de la persecución? - Enarcó una ceja. Espero que con un mapa en la mano haya llegado a la conclusión de que es demasiada ventaja. Movió rápidamente la cabeza de un lado a otro un par de veces como espantando ideas que revolearan en su mente - Perdón, no quiero aburrirte con eso. - Se acercó a ella y le devolvió el susurro de unos instantes antes - No concibo lugar mejor que a solas contigo.

Lord Evan y Lady Varya regresaron a la posada seguidos por Ser Adrik un par de pasos detrás. La cosa había cambiado ligeramente desde su marcha: Whalen y Galdrin no estaban presentes en la habitación. Tampoco el maestre, que había terminado perdiendo la batalla que duramente libraba contra el sueño.

Lady Scarlet se encontraba un poco abandonada en un solitaria mesa con cara de aburrida. Aunque en realidad no estaba perdiendo detalle de lo que se comentaba cerca de ella, en otra mesa, donde estaba Ser Roshar hablando con un hombre gordo y de baja estatura con una barba que crecía salvaje y un parche en el ojo.