Partida Rol por web

Los kobolds sin el urd que los comandaba no fueron más una amenaza para el grupo aventurero que sale victorioso de los túneles. Salen por la zona de los nidos aprovechando la entrada lateral descubierta tras el combate y evitan así a los buitres por si las dudas que parecen no haberse percatado de lo sucedido dentro.

Descienden sin problemas por el camino y van en búsqueda de los caballos que siguen en el mismo lugar donde los dejaron sin verlos preocupados. La espera fuer realmente poca dado que toda la incursión sólo les tomó un par de horas, tras montar todos enfilan hacia Ambleer Manor en búsqueda de su recompensa que esperan con más ansias algunos que otros.

La vuelta se hizo agradable tras los logros obtenidos y el haberse salvado de la muerte en algunos casos, llegan a la estancia de Randamis donde divisan a unos guardias que vigilan la entrada. Estos al verlos se dividen, uno franquea al paso al grupo y el otro va directo dentro de la casa para dar aviso.

El guardia que les guía en la marcha notan que va algo lento, quizás para dar tiempo al resto de la servidumbre a alistarse para el regreso del grupo. No terminan de llegar a los escalone que ven a una estilizada figura en la puerta. Es Randamis que sale a recibirlos con una gran carga de sentimiento en forma de una sonrisa de felicidad y algo de ansiedad mezcladas.

Viendo que ninguno de sus compañeros tomaba la palabra tuvo que ser Ivan, el mas joven del grupo, quien empezara a hablar. Buenas noches mi señor Randamis. Saludo con toda la cortesía y boato que conocía el pequeño pícaro.  Venimos a pernoctar en el castillo y recuperar fuerzas. Durante nuestras pesquisas en busca de información solo hemos tenido enfrentamientos con orcos y su primos más pequeños, los kobold. Hasta ahora no hemos encontrado rastro de la caravana, salvo pequeños restos arrastrados por los buitres. Mañana por la mañana iniciaremos de nuevo la búsqueda. 

-El joven miente.-dice Kan intentando asustar a Ivan.-Bueno, no miente, lo que dice es cierto, pero exagera en la tranquilidad de sus palabras, estuvimos a punto de morir innumerable cantidad de veces, y hasta nuestros hombres mas fuertes quedaron fuera de combate mas de una ocasion.-

Luego de intentar asustar a Ivan, intenta reforzar su mentira ante Randamis. Esto les podia costar la vida, pero mas curiosidad que miedo, le daba averiguar que se traia entre manos el joven humano. Los humanos siempre le sorprendian con sus locuras creativas e ingeniosas.

-Pero el resto es cien porciento cierto Señor Randamis. Necesitamos mas tiempo.-afirmo seguro, seguro de que si los descubrian robandole les cortarian la cabeza. Se rio internamente.

El anfitrión y dueño del lugar los recibe con un caluroso saludo y les invita a pasar mientras escuchaba los detalles de lo que le estaban relatando. Su rostro se tornó lleno de preocupación al saber que no habían podido dar con la medicina y peor aun, con la certeza de que le pasó a el grupo que las traía. - Bueno, siendo así no veo problema en que vuelvan a partir. Por favor no se demoren más de lo necesario. - El grupo nota que todo el tiempo que vieron a Randamis, éste no podía dejar de apretarse el estómago y que el color de piel estaba muy pálido.

Una vez fuera de la sala, Ivan comento al resto de sus compañeros. Descansemos lo justo y necesario, y partamos cuanto antes. Creo que la medicinas tienen que estar en la cueva, no hemos mirado bien. 

Siento una gran curiosidad por saber por que ivan, no le ha dado los saquitos que ponían "para radamantis", pero espero a estar fuera para preguntarle y, si acaso, echarle un vistazo al contenido

Al ver que Sateu le miraba tan detenidamente, Ivan se inquieto. ¿Qué pasara? ¿Qué querrá? Entonces se percato de las bolsas que llevaba colgando. Rápidamente se giro y hablo a Randamis. Puede que sean estas bolsas su medicina.  

Ah, parece que no se acordaba de los saquitos! qué mal pensado soy! - piensa el mago mientras ve como el joven le ofrece las bolsas que llevaban su nombre -

El elfo mira al joven y piensa... "... Humanos..."... Siempre le sorprenden con sus ideas geniales o con sus pavadas descomunales... "... Humanos..."...

El semielfo casi salta en su lugar para abrazar a Iván al ver las bolsas, pero entre intentar guardar la compostura y además el terrible dolor que le aqueja. - Volvamos a sentarnos entonces. - Dice sonriente y uno de los criados sale raudo para luego volver en pocos segundos que ni tiempo a sentarse al grupo le dio. Sirve unas copas con buen vino y les ayuda al resto a que se puedan sentar cómodamente.

- Señores, que buena fortuna el que hayan podido traer lo pedido y una más grande todavía que nadie haya sobrevivido al parecer. - Un ligero gesto de tristeza surca el rostro de Randamis y hace señas a un guardia, le dice unas palabras por lo bajo a lo que el guardia responde saliendo raudo de la habitación.

- Ahora vendrá un poco de comida y obviamente la recompensa por haber cumplido. - Dice en tono formal. - Y ahora, díganme como fue la misión. - Dice en un tono muy ansioso, quizás añorando esos años donde el era también un aventurero lanzado al camino.

El elfo observo callado el entusiasmo del semielfo. Parecia un niño. Y a él no le interesaba sentarse a contar historias. Pero como minimo podia ofrecer cortesia a su empleador. Se sento relajado, se puso comodo acomodando sus cosas mientras los demás hacian lo propio. Antes tomo una copa de vino por respeto de la cual apenas probó, no le llegaba a los talones al vino élfico, casi no tomó, pero bebió un buen trago como si estuviera tomando agua sucia, sin que se note en su rostro.
Callado quedó, observando, parecia buena gente el tal Randamis despues de todo, estaba pronto a ofrecerle las comodidades de las que disponia. Bueno, era medio elfo, por supuesto que tenia que ser medio bueno. Despues de todo, corria sangre elfica por sus venas.

Ivan relato el encuentro con los orcos famélicos y las posterior expedición a las cuevas donde encontraron los nidos de buitres. También hablo de los túneles y como se habían enfrentado con Dorug que parecía controlar a los kobold. Se explayo en su relato y trato de hacerlo lo más épico posible,  como si fuera un bardo quien lo narrara, ya que antes el elfo se había molestado por su modestia a la hora de relatar la aventura.

Finalmente decidió contar que se habían encontrado con las familias de kobold y que por benevolencia las había dejado con vida.

Y esta es toda nuestra aventura, a no ser que alguno de mis compañeros quiera aportar algo más.

La religión me ha enseñado a ver la parte buena de las personas, pero mi naturaleza humana me lleva a ser desconfiado, y hay algo en esta situación que no me termina de gustar.

Desde nuestra llegada todo ha sido normal pero con pequeños detalles que no terminan de encajar. De alguna manera, creo que mis compañeros también lo han notado, pues no se comportan igual que lo venían haciendo antes de nuestro retorno a Ambleer manor.

Mientras nos encontramos sentados escuchando la narración de Iván, trato de permanecer atento por si capto algo anómalo. Asiento y sonrío de vez en cuando como si estuviese participando de la historia pero sigo buscando aquello que me intranquiliza.

Por las dudas, evito tomar comida o bebida alguna aunque aparento hacerlo.

Estoy un tanto sorprendido al ver la capacidad narrativa de iván, parece que sabe adornar cosas normales para que parezcan mejores de lo que son, también observo la extraña actitud de ghius y, aunque no se porque pueda hacerlo, decido seguir su ejemplo y no tomar nada, o soy tonto o puede ser que aquí pase algo que no puede ser fácilmente visto, así que desde este momento, permanezco en estado de alerta teniendo mi hechizo preparado para lanzarlo y con la mano cerca de mi cuchillo, también permanezco atento por si pudiera detectar alguna substacia extraña en el aire, como algún tipo de polvos para dormir o venenoso. Nunca está de más ser precavido, eso conduce a una vida más larga.

Mientras Iván iba contando la historia de nuestra pequeña aventura, iba representado las hazañas de manera exagerada, acompañada de sonidos que se me escapaban cuando lanzaba alguna estocada al aire.

Me divertí mientras Ivan describía la historia y disfrutaba dándole imagen a aquello.

Exhausto tras mi representación, me coloco al lado de Ivan poyando mi mano sobre su hombre, mientras retomo la respiración, y me seco el sudor con la otra mano de mi frente.

Y con la respiración aun rápida, y el carrazón acelerado añado.

Así fue, sí señor, claro que si, ¿verdad padre?.
A sido toda una hazaña de la que casi alguno no salimos con vida, pero parece que el destino estaba de nuestro favor, y como ves, todo ha salido a pedir de boca.

Y mientras me estiro la espalda, ya recuperado un poco de mi  teatral representación,, me fijo en las caras del paladín y del hechicero.

A que vienen esas caras largas compañeros, hay que celebrarlo, un día mas, hemos salido con vida. Y acercándome al paladín le doy una palmada en el hombro mientras rio.

Con una sonrisa de lado a lado escuchó atento el relato de Iván, sus años de experiencia le decían que estaban engrandeciendo el relato pero no le importó, sería algo fuera de lo común que no lo hiciera el relator. Las risas se propagan de diferente manera entre los agasajados y el anfitrión, unas demasiado abundantes y en otros casos escasas.

Uno incluso ni sonreía porque comía como si no hubiera mañana al mismo tiempo que bajaba con bebida todo lo que engullía. El norteño no se hizo esperar y sus modales dictan que sería una falta de respeto comer una pequeña porción. Cuando se hizo un leve silencio, Randamis aprovechó para hacerle señas a uno de sus sirvientes que se acercó presuroso con un cofre. - Bueno, les agradezco por todo el esfuerzo y por ello les dejo la recompensa. - Abre el cofre y aparecen delante de sus ojos unas cientos de piezas de oro relucientes. - Aquí se encuentras 600 monedas de oro. - Más de uno jamás vio una cantidad tan grande de dinero y el que la vio, no era su dinero. - Ahora con respecto a los kobolds, tengo que informar de esto al capitán de la guardia para que decida que hacer con ellos. También de los orcos, es algo raro y más teniendo en cuenta que portaban un símbolo. Después les pediré que lo detallen para brindar toda la información posible. - Dice con una ligera sombra pero que se esfuma rápidamente.

El agasajo sigue su curso hasta que todos los que quieren comer, beber o ambos calman esas ansias y les termina invitando a hospedarse en la posada del enano a su cargo o bien en sus propias habitaciones para los invitados.