Partida Rol por web

Quedaste arriba, solitario, pensativo... las decenas de velas hacía pequeñas formas con las sombras al colarse entre los huecos de la piedra, sobre las paredes de la cueva. El espectáculo no era del todo horrible, sino más bien bello, aunque era una preciosidad terrorífica, al menos para tí. Quedaste pensando en qué diantres habría allí abajo...
 

Descendísteis uno y luego otro. Cuidado tuvísteis con la cabeza, pues tras pisar tierras un par de varas hacia abajo cruzásteis un túnel excavado toscamente, en el que tuvísteis que avanzar algo agachados. A cada paso que dábais en casi perpetua oscuridad, notábais más y más humedad, y a la vez, más calor. Al salir del túnel por otra entrada excavada, vísteis una sala grande y ovalada, llena de velas. Debíais estar en el interior de la montaña que se veía desde fuera. Allí había calaveras y huesos desperdigados en los laterales... Podría decirse que era como una especie de fosa... Al final de la misma había otra sala, separada de donde estábais por una entrada y una rasgada cortinilla...

Avanzo con cuidado hasta que llego a la otra sala. Mientras camino me voy preguntando sobre la Serrana y cómo ha logrado esta coleccion de craneos y huesos. La primera vez que oí de ella me reí, pero ahora un escalofrio recorria mi espalda y hacía que como a los gatos se me erizasen los pelos. Agradecí en la oscuridad haber activado los ojos de lobo, me estaban siendo muy útiles en esta cueva, y quien sabe , quizás me diesen unos segundos de ventaja frente a la Serrana si nos encontrábamos.

Traspaso la entrada a la otra sala hacha en mano y listo para lo que tenga que acontecer.

Alvar comienza a inquietarse cuando la presencia (aunque hasta ese momento no se ha dado cuenta) tranquilizadora de sus dos compañeros se desvanece en la oscuridad como si fueran tragados por una bestia y él queda sólo en la oscura gruta maloliente. La ominosa presencia de la penumbra que lo envuelve y lo devora como si fuera un ente vivo comienza a ser casi opresiva, y Álvar se sorprende respirando agitadamente.

Intenta aguzar el oído para percibir cualquier sonido que le indique lo que está sucediendo allí abajo. Sin embargo, al no percibir nada, la ansiedad de la incertidumbre comienza a crecer en su pecho y el sudor frío vuelve a brotar en su frente.

Sólo una mirada...

Se acerca a una de las velas, aquella que encuentra menos consumida, y la coge con las manos temblorosas, dispuesto a adentrarse en la oscuridad lo suficiente sólo para saber qué está ocurriendo abajo... Y luego volver a subir.

Apartásteis la cortina, y el espectáculo que vísteis allí era absolutamente terrible y dantesco: una mujer muy fea de ropas oscuras, pelo negro y enredado y uñas largas, parecía retener a un hombre ensangrentado y encadenado a la pared con grilletes. Había también en un lateral un pequeño altar de roca natural y una joven tumbada, como inconsciente, sobre él. Pero eso no era todo: junto al altar había una especie de pequeña jaula, semi-tapada con una manta y no pudiendo distinguir muy bien su interior. Lo más horrible era que dicha mujer está hablando a un ser tremendamente aberrante: una amalgama de carne con siete cabezas, todas ellas con macabros rostros, y poseían varios brazos y piernas retorcidas sobre sí, moviéndose y apretándose cual bola de extremidades. Todo ello flotaba en el aire...*

¡AGALIAREPTH! ¡MI SEÑOR! -la terrible mujer-, tres centenares de hombres han sucumbido en esta cueva. ¡Dame ya la belleza de esta joven hija mía! -señalando a la que está tumbada-, ¡te lo suplico!

AÚN NO... ¡¡JA JA JA!!, ACABA PRIMERO... ¡CON ELLOS! -uno de los brazos señalandoos-. La mujer, entonces, abrió la jaula y de su interior salió corriendo una especie de lobo o de perro, cuyos ojos estaban enrojecidos...

Cogiste una de las velitas. Tuviste cuidado de no pisar demasiado los huesos: aquello te provocaba pavor y asco al mismo tiempo. Tras obtener una, regresase al hueco por el que habían descendido tus compañeros y entonces te asomaste: ellos ya no estaban allí. Bajaste la escalera, peldaño a peldaño y casi temblando de miedo, propio de tí. Viste que se trataba de un alargado túnel, aunque con esa pequeña vela no lograbas descifrar el final. El tunel era bajito y estrecho... Y algo comenzaste a oir, como voces, tal vez aullidos... no estabas seguro.

¡Aiba la ostia!- digo sorprendido cuando veo el espectáculo y al demonio hablando con ¿la Serrana?. Hay que joderse.Me preparo para luchar mientras trago saliva. Intento golpear al lobo-perro y me intento defender de un posible ataque.

Lo de esta mujer no era normal, y aún así nos habíamos metido en la boca del lobo para librar al mundo de una bruja sin saberlo, esperaba una lamia o algo así, pero esto era demasiado. Una cosa era lo que mi madre y yo hacíamos, que era magia blanca y tratar con Mari, y otra muy distinta tratar con demonios.Sea como fuere nos habíamos cruzado en su camino y teníamos que detenerla.

¡Lo tuyo no tiene arreglo, perra del demonio!-digo haciendo referencia a lo que le ha pedido la bruja al ente. Y clavándole los ojos de lobo.-¡¡¡¡aUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!- aullo imitando al lobo.

Tragando saliva, Alvar no tiene ni idea de por qué ha bajado, ni siquiera por qué sigue dando paso tras paso, pero intenta hacer el menor ruido posible, pues espera que nadie de los que estén abajo le oigan, a fin de poder observar la situación antes de actuar. No obstante, sus destrozados nervios le traicionan, y el temblor de su cuerpo le hace apresurarse un par de veces, de tal forma que no le es posible avanzar de la forma que él quisiese...

PNJOTIZADO (para darle un empujón al tema).

Increíbles historias te llegaron a contar alguna vez; muchas de ellas dignas de ser un cuento absolutamente para niños, y, por tanto harto increíbles... Pero ese nombre no lo habías escuchado por primera vez: "Agaliarepth". Aquella masa uniforme de cabezas, brazos y cuerpos era terrorífica y se hacía llamar así (según la llamó aquella terrible mujer). Por lo que te había contado, aquel nombre evocaba a un demonio, un terrible demonio a veces confundido con Lucifer...

El lobo corre hacia Míkel e intenta morderle.

Aquella criatura se lanzó contra Míkel. Su ansia por morderle parecía irrefrenable, y cuando estuvo a su altura dió un brinco e intentó morderle. No obstante, el bandido interpuso su hacha entre las fauces y su cuerpo, logrando la detención del can. Acto seguido, el propio Míkel cargó contra la criatura, desembarazando su hacha contra la criatura:

Daño: 16 (sin protección) (/2 por pata): 8 puntos de daño.

Acto segudo Pelayo hizo lo mismo, y entonces le golpeo también con su hacha en los cuartos traseros. El animal apenas se dió cuenta:

Daño: 9 (sin protección): 9 puntos de daño.

Aquel lobo quedó abierto de parte a parte, en su estómago, y con la pierna rebanada previamente... El animal cayó al suelo desangrado, y en cuestión de segundos pereció.

Fue entonces que saliste del túnel y llegaste a otra salita. Al salir del túnel vístes una sala grande y ovalada, llena de velas. Debíais estar en el interior de la montaña que se veía desde fuera. Allí había calaveras y huesos desperdigados en los laterales... Podría decirse que era como una especie de fosa... Al final de la misma había otra sala, separada de donde estábais por una entrada y una rasgada cortinilla... Delante de la cortinilla hallábanse Pelayo y Míkel, ambos con las hachas en su mano, y justo a sus pies una especie de lobo más grande de lo normal, yaciendo inerte en el suelo... Fue entonces cuando, haciendo de tripas corazón, se acercó por detrás a sus compañeros, empujó la cortinilla y... ¡vio aquello!*

NO HAS CUMPLIDO, ¡BRUJA! -dijo el terrible ente flotante- PODRÁS EMBAUCAR A DECENAS DE HOMBRES, PERO NO A MI, JA JA JA. ¡AHORA MUERE!

Una de las manos se alargó exageradamente del cuerpo, agarrando a la mujer y se la llevó a la boca de una de las cabezas, la cual, asquerosamente, comenzó a devorarla... Tras hacerla desparecer, y en cuestión de segundos se formó una intensa llamarada que absorbió la amalgama de brazos y piernas en una bocanada de fuego azulado hasta consumirla y hacerla desaparecer. Os quedásteis como petrificados del terror.

Tras ver el espectáculo me asusto bastante, que diablos( nunca mejor dicho) , me acojono de mala manera.-Bueno, señor...Agaliarepth. Veo que está ocupado, nos ya nos íbamos-digo mientras voy reculando hacia la salida sin perder de vista al demonio y agachando la cabeza como en señal de disculpa.