Partida Rol por web

El guardia volvió y te dio un pequeño cuchillo. - Es lo único que quedaba en reserva chaval, puedes quedártelo. - las tripas del hombre que te acababa de "entrenar" rugieron bastante fuerte. - Ugh, que hambre más grande, vamos al comedor, a ver si las sirvientes ya han terminado. - con eso dicho abrió una de las puertas y te llevó a lo que parecía un comedor (6).

El "Roomba" aspiraba, Ryo intentaba convencer a las sirvientas de abrir el baúl y los demás cocinaban alegremente, hasta que una campana sonó. - Venga mis amore', e' hora de serví' la comía'. - y con eso dicho, desbloqueó la puerta que parecía llevar al gran comedor (6). Con las manos cargadas de platos, salisteis a servir las mesas.

Al llegar al gran comedor (6), veis que Saito ya está sentado y listo para comer, aunque parece tener los pelos algo de punto además de andar algo tembloroso. Como sea todos los que hacen de sirvienta, junto con el pequeño Roomba, empiezan a hacer los servicios que se esperan de ellos, mientras Saito se recupera comiendo un poco de los calambrazos que ha recibido.

Todo parecía ir bien, hasta que al poco de empezar a comer uno de los guardias pegó un grito. - ¿Y EL VINO? ¡AQUÍ NO SE PUEDE COMER SIN VINO! - señaló al chamuscado Saito. - Tu, novato, coge un par de doncellas y coged el vino del almacén. - con eso dicho señaló la puerta que llevaba a dicho destino (1).

Decidís ir todos juntos al almacén y buscar el vino, donde parece haber una guardia muy grande junto con un par de lacayos, la cual parece no haberse dado cuenta de vuestra presencia.

Sentía como cada fibra de mi cuerpo se estremecía de dolor, esta vez si grite, apreté los dientes tanto que por un momento llegué a pensar que me los iba a romper hasta que la electricidad se detuvo. Fueron varios los segundos hasta que levante la cabeza aún jadeando.

- Como si fuera tan fácil matarme -esta vez no hubo risa, me levante y me masajee las muñecas por la zona de los grilletes, levante la mirada hacía el guardia que estaba de espaldas a mi, durante un breve lapso de tiempo sentí las ganas de atacarle pero me lo pensé mejor y no lo hice ya que eso sería problemático en muchos sentidos, en su lugar me limite a esperar hasta que el guardia volvió con el arma que me prometió... mas o menos- Con esto me bastará

Y con la daga en mano me dispuse a seguirle hasta el comedor dispuesto a seguir con la farsa lo justo para hincharme a comer un poco.

Llegué al comedor justo detrás del guardia con el que momentos antes me había ido aunque algo mas chamuscado y con movimientos erráticos e involuntarios. Por alguna razón empecé a devorar la comida que me ponían por delante debía recuperar fuerzas ya que a pesar de los calambrazos estaba seguro de que iba a tener que pelear y bastante para poder seguir avanzando por el castillo. El hecho de que me mandaran a por vino fue la excusa perfecta para que me levantara de la mesa llamara a mis compañeros y me los llevara de allí.

En el almacén nos encontramos con una señorita guardia bastante... "intimidante" mientras nos acercábamos mire el resto del almacén y le susurré al resto.

- Tal vez podríamos encontrar algo útil aquí ¿que tal si peleamos? -entonces levante la voz para llamar la atención de la guardia- De guardia en el almacén ¿eh? Bueno, yo vengo a por algo de vino para acompañar a la comida, ya sabes no se puede llamar comida si no hay algo de alcohol para bajarla.

Tras terminar de cocinar, Tetsuya se tomó la libertad de guardarse algunos de sus pastelitos en una caja, quería dárselos a alguien en concreto. Una vez fuera se alegró de ver nuevamente a Saito, el cual parecía que había pasado por algunos sinsudores, pero su musculoso e inverosímil cuerpo seguramente lo habría aguantado sin demasiadas dificultades.

No había pasado mucho desde que terminaron de servir las mesas, entonces uno de los guardias los mandó al almacén, a todos juntos, por increíble que pareciera. Había una guardia que imponía bastante, Saito no se lo pensó demasiado, pero quería lanzarse al ataque.

¿De verdad estás bien? Parece que tu parte ha sido dura...

Preguntó Tetsuya preocupado, los demás estaban perfectamente y estaban listos para luchar, pero a lo mejor su compañero andaba algo herido.

La guardia imponente con sus dos lacayos se quedó mirándoos con asombro. - Pero... ¿Esto es en serio? Se ve perfectamente que lleváis unos chabacanos disfraces, de hecho hasta uno de vosotros ni si quiera va disfrazado. - señaló concretamente a Saito. - Quizá hayáis engañados a esos palurdos pobretones que Eldwin contrata solo por demostrar hasta donde llega su influencia, pero yo soy una de las guardias reales y no os va a resultar tan sencillo.

Suspiró con bastante pesadez. - Y yo que había venido solo a revisar la despensa por orden directa... Supongo que tendré que informar al amo Eldwin de que he tenido que deshacerme de unas pequeñas... Ratas. - alzó su espada y os apuntó con ella, mientras sus dos escoltas también se avalanzaron a por vosotros. - ¡En garde!

Lamentablemente los disfraces ya no iban a servir... Iba a ser difícil, sus niveles eran bastante altos en mi opinión, pero no iba a permitir que fueran sin navegación en sí. - ¡Inicia el GM, Hoennir, Pixie! - Dije, pasando a invocar a Hoennir, que pasó a ponerme la corona y pronto surgieron las pantallas, permitiendo tanto monitorear a mi equipo como a los enemigos, la pantalla de enemigos pasó a ser gestionada por Pixie, para poder llegar a establecer el ajuste adecuado a las pantallas.

- Veamos que ocultáis... - Dije, centrándome en una de las esbirros del que parecía ser un boss, o quizás mini-boss, no podía calibrarlo por el momento. Esperaba obtener todos los datos que pudiera, pero quizás fuera a tardar un poco... Entonces Hoennir pasó a indicar la debilidad del esbirro... - ¡Los que tengan fuego, a discreción contra los esbirros! El resto que haga lo que pueda, pero id con cuidado. Sus niveles de poder son altos. - Continué, esperando transmitir la gravedad de la situación.

La Rumba continuó su viaje por las salas hasta finalmente encontrarse sin más restos de chocolate, esta situación desesperada y en cierta medida triste, hizo que Lilie decidiera desistir, pero aún no era el momento de ello, aún quedaba la esperanza que tras aquella puerta sí hubiera algo de papeo, o quizás un tenedor más puntiagudo.

Por desgracia para ella, alguien se había inmiscuido en su viaje en busca de provisiones alimenticias o armamentísticas, por lo que no tuvo otro remedio que hacer que se apartara, la opción de meramente rodearlo no era viable, pues Lilie era así y punto, no va a justificar esa acción y ya. Si tienes algo que decir al respecto, quizás termines con un tenedor en la rodilla.

Evil Touch

Una nuve en forma de calavera macabra golpea de lleno a Gnaral, pero como a la gran mayoría de los minobosses, este estado alterado no le afecta.

La treta termina de forma abrupta con la llegada de la miembro de seguridad, que por obvias razones, los pocos convincentes disfraces no resultan contra ella, lógico. Ese nuevo cambio en nuestra situación nos deja con pocas o nulas opciones a nuestro alcance, siendo la batalla prácticamente la única a primera vista, aunque imagino que contra ella la diplomacia sería inútil.

Supongo que no nos queda otra que hacerlo. – Musito mientras ajusto mis lentes, observando a nuestra enemiga principal con excesivo recelo. Las palabras de Ryo-san confirman mis sospechas, no sería un rival sencillo de derrotar. El ataque de Lilie prácticamente no sirve contra ella.

Vamos pues. – Añado con mayor seguridad en mi voz. Estaba dispuesta a luchar, y no pensaba guardarme nada. Un enemigo así, hay que darlo todo. Toco mi pecho con una firme delicadeza para llamar así mi compañera de batallas, Syrene, que no tarda en escuchar mi reclamo, mostrándose.

Uno de sus dedos azulados apunta en dirección a uno de los objetivos menores con la clara intención de librarnos con los soldados que apoyan al principal. Y gracias a la  ayuda de Pyro Jack, mi fiel amiga no es únicamente capaz de descender la temperatura, si no hacer lo opuesto.

Un chasquido de dedos y, el soldado de la izquierda, recibe un impacto llameante, de un rojo vivo, y excesivamente caluroso.

El bolazo de fuego hace caer a la pobre insecta, la cual queda indefensa en el suelo.

Tal como comentó Ryo-san, el cálido elemento surte gran efecto sobre las soldados menores, lo que me da la posibilidad de entablar conversación con la criatura, y quizás así mis palabras sean capaces de hacerle cambiar de bando, que abandone las órdenes de la guardia del castillo, y se alíe con nosotros.

¿Estás segura de que quieres estar en ese bando? - Es mi primera pregunta, dando a entender que estaba dispuesta a aprovechar la oportunidad que surge. Aunque claro, me gustaría que fuese sentada en una mesa con té y pastas, pero no siempre es posible.

La pequeña bichita se levanta a duras penas y escucha lo que Umi tiene que decirle.

¿Qué si me gusta este bando? ¡Bueno al menos en este bando no me lanzan bolas de fuego ni me tiran al suelo! ¿No crees que me debes unas disculpas?

Además... En este bando me dan mogollón de comida ¿qué me daréis si me uno a vosotros?

Por último es bien sabido que no comparto mucho las motivaciones del amo Eldwin... ¿cuál es vuestra filosofía?

Al parecer esta mujer era mas inteligente que el resto de guardias y además tenía un aire que me recordaba al ninja de la última vez y eso me daba mala espina así que en cuanto Hayashi menciono la debilidad al fuego de los pequeños no dude ni un instante en cual sería mi siguiente acción. El ataque de Lillie dio la impresión de que fue totalmente inútil y es que era normal un miniboss o boss normalmente era inmune a una gran cantidad de estados alterados era un clásico de los videojuegos pero por otro lado Ryuzaki tumbo a uno de los insectos que la acompañaban con su propia habilidad de fuego por lo que yo me dispuse a hacer lo mismo pero con la otra.

El bolazo de fuego, esta vez por parte de Saito, hace caer a la pobre insecta, la cual queda indefensa en el suelo. También se puede apreciar que su vida ronda un poco menos de la mitad de sus PV.

Para cuando la sombra se medio recupero del ataque yo ya estaba enfrente suya agachado con una expresión clásica en mi de felicidad.

- Ey, ¿estás bien? Perdona pero era la única manera de que me escucharas -dije agachando la cabeza en señal de disculpa- Quería preguntarte ¿que te parecería venirte con nosotros? Seguro que te lo pasas genial.

La Lirva se levantó, a pesar de que parecía haber recibido más daño que la otra, parecía menos enfadada.

Vaya, vaya, vaya. No me importaría recibir otro ataque así de un chico tan ardiente como tú. - dijo guiñando un ojo. - ¿Qué haremos para pasarlo bien?

Además de músculos también valoro otras cosas ¿qué es lo que más valoras del mundo? Es decir, no de algo que te guste hacer, si no algo físico, como un coche, un árbol, el mar...

Mi aspecto intimida a mucha gente ¿te resulto intimidante?

¡Ugh! ¡Nos descubrieron! Pues que remedio... ¡Vamos allá Sigmar! - invocando la luz de su pecho, apareció el espectro que le acompañaba, arrasando de un lanzazo, como de costumbre.